Julio López
está desaparecido
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Mercancías humanas
Por Fernanda Gil Lozano - Friday, Jun. 13, 2008 at 10:18 PM

En estos días una noticia cruel volvió a poner en escena el problema de Argentina con la trata de personas. La joven Vanesa Martínez, desaparecida hacía casi un año, fue encontrada en una morgue mexicana, donde su cuerpo fue utilizado como material de estudios por estudiantes de medicina de ese país.

Este anuncio trajo consigo una de las tantas historias de familias argentinas que están buscando a sus hijas. Familias de mayores o menores recursos, de diferentes lugares, distintos abogados, sin embargo, unidas ante la misma dolorosa experiencia: un familiar desaparecido y un sistema que todavía no puede responder con la celeridad e idoneidad pertinentes para atrapar, encarcelar y juzgar a los delincuentes responsables. Debemos recordar que el número aproximado de víctimas argentinas es más de 500 mujeres, niñ@s y adolescentes que sabemos se encuentran muchas dentro del país y algunas en el extranjero, como el caso de Vanesa Martínez.

En este ocasión, nos encontramos con una víctima mayor de 18 años que consintió en ir a bailar a lugares nocturnos mexicanos y cuyo objetivo era ser estrella de películas pornográficas en ese país. Había hecho ya una vez esta experiencia. Volvió a nuestro país y, luego tentada por unos “amigos”, volvió a irse. Las promesas de grandes sumas de dinero son las que terminan convenciendo a jovencitas que con mucha ingenuidad consienten en este tipo de acuerdos. Esta vez su familia notó por sus mensajes de correo electrónico que ella no estaba bien y que tenía dificultades para volver, en muchos de sus mensajes ella dice: “Tengo que pagar multas para poder irme”. Este mecanismo es el manejo regular con que las redes de trata someten y controlan a sus víctimas.

Para nuestra ley de trata sancionada recientemente estaríamos en un caso de “consentimiento”, es decir respondería a la primera definición de trata que, precisamente a través de esta figura y la edad de la víctima, se le aplicarían al delincuente tres años (pena excarcelable), salvo que alguien declarare abuso, engaño, secuestro, etc., y todo esto con el delincuente suelto. Es de público conocimiento la oposición que hice a esta ley y mi posición al respecto; la trata es un delito sin importar la edad de las víctimas. En el caso de que se encontrara al responsable del viaje de Vanesa Martínez, y de los otros que en México la acogieron y engañaron, sería muy difícil comprobar su responsabilidad, dado que las únicas personas que pueden denunciar los otros delitos que nos exige nuestra ley son también víctimas, también están amenazadas y con el abusador suelto que las amenaza a ellas o a las familias nunca van a denunciar nada.

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justicia?
Por gorvachot - Saturday, Jun. 14, 2008 at 1:44 AM

"un sistema que todavía no puede responder con la celeridad e idoneidad pertinentes para atrapar, encarcelar y juzgar a los delincuentes responsables"

Entonces, pregunto yo, hay que encarcelar a toda la población masculina cómplice (por omisión, ignorancia, ocultamiento, secuestro, machismo, estupidez, uso y abuso directo de la 'mercancía' humana) de la prostitución, a los jueces que miran para otro lado, a los policías- sobre todo a los 'altos', los empresarios que también consumen prostitución. Y las mujeres (no las prostitutas) que también son cómplices en algún grado metidas en estos embrollos qué, o son todos hombres los malos de la película?

Qué carajo es la justicia? A quién le estamos hablando?
¿Es una persona, un ente abstracto, una idea absurda, una empresa tal vez, o un conjunto complejo de instituciones (personas y grupo) que funciona para el carajo?

El sistema somos tod@s, nos guste o no.
Justicia es que metan 45, 53 o 64 años preso al autor material de tal o cual crimen o tratar de minimizar o eliminar las causas que llevaron a toda la nefasta rueda de una trama social destruída casi por completo?

Por qué no se atacan las causas globales en vez de salir a pedir cabezas por doquier?
Por qué no nos miramos de una vez por toda para adentro y vemos lo que somos y lo aceptamos o rechazamos, pero al menos mirar para adentro alguna vez.

O acaso pensamos que los padres y madres que tienen hij@s abusad@s en la escuela, la iglesia, en la casa del tío, no saben lo que les pasa a sus hij@s?
¿Somos tan bolud@s para creer que existen los demonios y los santos aún en pleno siglo XXI?

Estoy más de acuerdo con 'la gran Wilckens' que con el lagrimeo eterno de un pedido absurso de justicia! Aunque tampoco soluciona el 'problemita' de fondo, claro está.

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