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"El llamado 'choque entre civilizaciones' continúa con el proyecto colonial"
Por Clarin.com - Thursday, Jul. 17, 2008 at 1:41 PM

MIGUEL MELLINO, ANTROPÓLOGO

El maltrato generalizado que reciben los migrantes hunde sus raíces en el colonialismo. Aun así, la cultura de los países centrales no escapa a la influencia de las prácticas de los grupos relegados.

Claudio Martyniuk.
cmartyniuk@clarin.com

El colonialismo ha retrocedidodo pero no ha muerto, y su crítica fue ocupando un lugar prominente en los estudios culturales.

Estos se orientan a desmontar presupuestos y mitologías eurocéntricas y de mostrar cómo la dicotomía colonizador/ colonizado se interiorizó en las sociedades descolonizadas. Y también se repite en el interior de los propios países colonizadores.

Daniel Mellino, reporteado en exclusivo por Clarín, recuerda en su libro La crítica poscolonial (Paidós, 2008) que se mantiene una alegoría maniquea que considera a buena parte de la humanidad como subalterna y aún como bárbara, salvaje y primitiva.

-¿Qué rasgos presenta el poscolonialismo?

El colonialismo es constitutivo de la modernidad, ya que la modernidad se fue definiendo a través del colonialismo. Por los efectos de la experiencia colonial en la cultura moderna occidental, y también en la no occidental, se puede afirmar que, de diferente manera, todos somos hijos del colonialismo. Muchas de las categorías a través de las que todavía pensamos la realidad se forjaron durante la época colonial, y buena parte de las identidades, sean europeas o no, son producto del colonialismo.

- ¿Qué relación hay entre neocolonialismo e imperialismo?

La condición social contemporánea puede caracterizarse como poscolonial. Uno de los autores que más ha influido es Frantz Fanon , el autor de Los Condenados de la Tierra, publicado póstumamente en 1961. Fanon decía que el espacio colonial era un espacio muy diferente al espacio político, social y cultural de los países europeos. El espacio de los países coloniales lo presenta como multiforme, caracterizado por la convivencia al interior de diferentes modos de producción, tiempos históricos y jerarquías de ciudadanía. Entonces, uno de los modos de definir la condición colonial contemporánea es a través de la irrupción de este espacio heterogéneo al interior de los llamados países centrales. El neocolonialismo está relacionado con el imperialismo. El espacio poscolonial es una condición caracterizada por la transición, por una realidad que tarda en ser superada. Lo que permite llamar como neocolonial o poscolonial a esta condición de subalternidad es justamente la posibilidad de que se presenten diferentes status de ciudadanía, o diversos status de humanidad. Por eso sostengo que el trato que se da hoy a los migrantes es propio del poscolonialismo.

- ¿Sigue siendo relevante la distinción entre civilización y barbarie?

La distinción sigue teniendo una importancia fundamental en los estudios poscoloniales, ya que lo que se llama civilización es un producto ideológico de Occidente. Occidente pudo definirse solamente a través del dominio sobre el otro no occidental. Sobre esta base, no podemos pensar la idea de una misión civilizadora sin pensar en el modo en el que Occidente concibió al otro: necesitó dominarlo para poder autorrepresentarse y concebirse como agente universal de la historia. Porque también la idea de "Historia" -con mayúscula- unificadora, está ligada al concepto de civilización y sirvió como instrumento de dominación de los pueblos no europeos. Así que civilización y barbarie son dos conceptos inescindibles; no podemos pensar la civilización sin la barbarie, y la barbarie sin la civilización. El proyecto civilizador dependió de un cierto modo de caracterizar los modos de vida o las realidades de otros pueblos a través de la noción de barbarie. Naturalmente, como se concebía la misión civilizadora en los siglos XVIII o XIX no es como se la concibe hoy, más allá de que entre ese pasado y la actualidad hay profundas continuidades. Por ejemplo, la guerra global permanente que desde hace algunos años lanzó Estados Unidos prosigue en algunos modos la misión civilizadora del pasado.

- Edward Said expresa que Oriente es una institución de la ideología occidental, ligada a la construcción cultural de lo exótico.

Lo importante de lo que dice Said es que también Occidente es una entidad imaginaria; es algo que no tiene un referente real objetivo; es algo que existe sólo a través de las representaciones. Y cuando hablamos de representaciones, hablamos siempre de relaciones de poder. Porque, ¿quién es el que tiene poder de narrar la historia y representar al otro? Es a partir de este punto de vista que se concibe como inseparable a la relación entre modernidad y colonialismo. La experiencia colonial, entendida como un juego de relaciones de fuerza, permitió en gran medida definir la modernidad.

- ¿No se tiende a esencializar al otro colonizado?

Hay un peligro, que advirtió Fanon, de mistificación y esencialización. Cuando Sartre ve en la negritud de Fanon un paso necesario al despliegue de un logos universal, Fanon lo critica diciendo: "Yo no llevo los ideales de ninguno. En la negritud, yo me veo solamente a mí mismo. No soy el mensaje universal de nadie". Así se nos abre las puertas para pensar al sujeto y la crítica a la modernidad desde un punto de vista pluralizador y antiesencialista.

- ¿Qué relación hay entre posmodernidad y poscolonialismo?

Mientras el colonialismo conceptualiza un comportamiento pasivo del sujeto colonizado, presentando un relato desde la historia de los vencedores, el poscolonialismo nos está diciendo que no podemos más considerar al otro como un sujeto pasivo. Si la posmodernidad señala la crisis de todas las narraciones, el poscolonialismo ve la crisis de esas narraciones provocadas por la irrupción del otro, por las luchas anticoloniales. Son las luchas anticoloniales las que, como portavoces de la subjetividad del otro, pusieron en discusión las narraciones eurocéntricas. La subjetividad del otro es la del otro no occidental, y esto nos permite hablar de pos y no solamente de neocolonialismo. La condición poscolonial es un espacio de lucha de quienes se oponen a relegar a una condición de subalternidad colonial a una vasta parte de la humanidad.

- ¿Qué significa conceptualizar la cultura como en viaje?

No podemos considerar a la cultura como un fenómeno objetivo, circunscrito y cerrado, más allá de la historia. Las culturas están siempre en viaje porque están siempre en contacto con la diversidad, son el producto de la fusión, son heterogéneas en sí mismas. La cultura occidental también es una cultura en viaje, y así la cultura europea deja de ser la personificación de un agente trascendental de la historia, ya que fue el producto de un encuentro entre culturas.

- ¿El choque de civilizaciones es una estrategia neocolonial?

Absolutamente sí. Una de las lógicas del dominio colonial es la producción de confines. La ciudad colonial es una ciudad compartimentalizada, con espacios donde todos los sujetos no podían circular libremente. La misión civilizadora propuesta por Samuel Huntington es similar: propone trazar un límite objetivo a fenómenos que no pueden ser delimitados objetivamente, porque la realidad enseña que no existen culturas perfectamente delimitadas. En cada cultura, como en cada sujeto, está presente el otro. En cambio, el llamado 'choque de civilizaciones' continúa el proyecto colonial. Es el querer encerrar en jaulas las diferencias, para después incluirlas de un modo jerárquico.

- ¿Es posible "desglobalizar"?

Sí. Desglobalizar es una noción a partir de la cual se puede trabajar. La desglobalización no tiene que significar un cierre al mundo. Debe ser un estiramiento de la ciudadanía. Los procesos de inclusión dependen siempre de las luchas de los que están afuera de la ciudadanía, porque el discurso moderno occidental tiene un racismo constitutivo que no permite que la modernidad se despliegue en toda su potencialidad.

- ¿Qué forma de cosmopolitismo sería compatible con esta perspectiva poscolonial?

La noción de cosmopolitismo es importante, pero tiene que ser repensada, porque no se puede hablar de cosmopolitismo como se hablaba en el siglo XIX o en el XVIII. A mí me parece hoy que el cosmopolitismo tiene que ser como un proceso siempre abierto, y la comunicación entre las luchas locales es la que podrá determinar una nueva forma de universalismo, de cosmopolitismo. Tiene que ser un universalismo que se piense desde abajo, siempre en proceso, sin lugar de llegada.

- ¿Qué lugar ocupa el feminismo en la critica poscolonial?

Una de las raíces fundamentales de la crítica poscolonial es justamente el feminismo, pero no tanto el feminismo que podemos definir como blanco y europeo, sino la crítica del feminismo negro y no occidental al feminismo blanco. La crítica de las feministas negras, asiáticas y chicanas al feminismo blanco es una de las raíces de la crítica poscolonial.

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