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UNA HORA LATINOAMERICANA
Por Hugo Presman - Wednesday, Sep. 17, 2008 at 9:25 PM

Ahí están. Son los que fueron expropiados de su futuro antes de haber nacido. Ahí están. Tomando el porvenir en sus manos con la conducción de Evo Morales. Ahí están. Son los descendientes remotos de los sobrevivientes de la conquista española. De la tarea evangelizadora de la Iglesia que según un olvidado verso de Pablo Neruda se caracterizó porque: Enarbolando a Cristo con su cruz, los garrotazos fueron argumentos/ tan poderosos que los indios vivos/ se convirtieron en cristianos muertos.”

Ahí están. Son los herederos de los muertos en los socavones de la mina de plata de Potosí. Que entonces tenía según el censo de 1573, 120.000 habitantes, más que Sevilla, Madrid, Roma o París. La misma población que Londres. El escritor uruguayo Eduardo Galeano lo describe así: “Allá en la época colonial, la plata de Potosí fue, durante más de dos siglos el principal alimento del desarrollo capitalista de Europa. "Vale un Potosí”, se decía, para elogiar lo que no tenía precio.

A mediados del siglo dieciséis, la ciudad más poblada, más cara y más derrochona del mundo brotó y creció al pie de la montaña que manaba plata. Esa montaña, el llamado Cerro Rico, tragaba indios. Era diez veces más habitada que Boston hacia 1650, en tiempos que Nueva York ni siquiera había empezado a llamarse así.

"Estaban los caminos cubiertos, que parecía que se mudaba el reino", escribió un rico minero de Potosí: las comunidades se vaciaban de hombres, que de todas partes marchaban, prisioneros, rumbo a la boca que conducía a los socavones. Afuera, temperaturas de hielo. Adentro, el infierno. De cada diez que entraban, sólo tres salían vivos.

Pero los condenados a la mina, que poco duraban, generaban la fortuna de los banqueros flamencos, genoveses y alemanes, acreedores de la corona española, y eran esos indios quienes hacían posible la acumulación de capitales que convirtió a Europa en lo que Europa es.

¿Qué quedó en Bolivia, de todo eso?

Una montaña hueca, una incontable cantidad de indios asesinados por extenuación y unos cuantos palacios habitados por fantasmas”

Ahí están. Apoyando a Evo Morales en la recuperación de los recursos nacionales.

Ahí están. Luchando para que esta vez no termine en fracaso las expectativas y reformas que realizo un movimiento profundamente transformador como fue el Movimiento Nacionalista Revolucionario( MNR) que en la década del cincuenta nacionalizó las minas de estaño, creo un nuevo ejército popular, realizó un reforma agraria y estableció el sufragio universal. Luego fue vaciado y cooptado algunos de sus principales dirigentes por el establishment.

Ahí están. Rodeando a Evo para que no se repita la trágica historia del general Gualberto Villarroel, que se opuso a la rosca del estaño de Hoschild, Patiño y Aramayo, y fue ahorcado en un farol de la Plaza Murillo.

Ahí están. Con la convicción que como toda lucha no tiene garantía de victoria pero que la peor derrota es no librar la batalla por esa independencia vulnerada desde su proclamación en 1825.

Ahí están. Para que esta historia no concluya como cuando el poder derrocó al general Juan José Torres, luego asesinado en Buenos Aires en el marco del Plan Cóndor, y su principal ideólogo Quiroga Santa Cruz, acribillado en Bolivia.

Ahí están. Con la experiencia de las históricas luchas librados por el gas y el agua contra Gonzalo Sánchez de Lozada, un presidente que hablaba el castellano con acento gringo.

Ahí van. Con el orgullo de su dignidad. Haciendo camino, llevando a la práctica aquella frase de José de San Martín: “ Seamos libres y lo demás no importa nada”

Ahí están. Recordando para no volver a vivir la pesadilla de la explotación y las amputaciones territoriales. El salitre y la pérdida de la salida al Pacífico.

En la prosa de Eduardo Galeano: “En el siglo diecinueve, cuando Bolivia fue derrotada en la llamada Guerra del Pacífico, no sólo perdió su salida al mar y quedó acorralada en el corazón de América del Sur. También perdió su salitre.

La historia oficial, que es historia militar, cuenta que Chile ganó esa guerra; pero la historia real comprueba que el vencedor fue el empresario británico John Thomas North. Sin disparar un tiro ni gastar un penique, North conquistó territorios que habían sido de Bolivia y de Perú y se convirtió en el rey del salitre, que era por entonces el fertilizante imprescindible para alimentar las cansadas tierras de Europa. En el siglo veinte, Bolivia fue el principal abastecedor de estaño en el mercado internacional. Los envases de hojalata, que dieron fama a Andy Warlhol, provenían de las minas que producían estaño y vidas.

En la profundidad de los socavones, el implacable polvo de sílice mataba por asfixia. Los obreros pudrían sus pulmones para que el mundo pudiera consumir estaño barato.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Bolivia contribuyó a la causa aliada vendiendo su mineral a un precio diez veces más bajo que el bajo precio de siempre. Los salarios obreros se redujeron a la nada, hubo huelga, las ametralladoras escupieron fuego.
Simón Patiño, dueño del negocio y amo del país, no tuvo que pagar indemnizaciones, porque la matanza por metralla no es accidente de trabajo.

Por entonces, don Simón pagaba cincuenta dólares anuales de impuesto a la renta, pero pagaba mucho más al presidente de la nación y a todo su gabinete.“

Luego, el caucho que despertó las ambiciones territoriales de sectores de la burguesía brasileña. Justamente el estado de Pando lleva el nombre del presidente militar José Manuel Pando (1899-1904) que lideró el conflicto de Acre con Brasil. El mismo le significó a Bolivia la pérdida de 190.000 kilómetros cuadrados.

Más tarde, el petróleo y la carnicería de la guerra con el Paraguay en la década del treinta.

Ahí van. Los que hasta hace unos años tenían prohibido pisar la Plaza Murillo. Ahí van. Después de respaldar con el 67% de los votos los dos primeros años de gobierno de Evo en un referéndum revocatorio con pocos antecedentes mundiales.

No es de extrañar entonces que sea veraz la anécdota que contó el diplomático español Agustín de Foxá que una vez le preguntó a un indio boliviano ¿ Que haces? Y le contestó: “ Por aquí, tristeando” La realidad le llevaba a convertir un adjetivo en verbo.

Ahí están. Soportando con estoicismo, con su paciencia varias veces centenaria, la cacería de la oligarquía de la media luna boliviana. La de los estados autonómicos, paso previo a la secesión, de Santa Cruz de la Sierra, Beni, Pando, Tarija y sumando a este medio campo que concentra la riqueza del gas y el petróleo, el estado volante de Chuquisaca.

Ahí van. Ahí están. Esta vez sueñan con una historia diferente.

ANÉCDOTAS RISUEÑAS DE UNA HISTORIA DRAMÁTICA

En Bolivia Invertebrada se cuenta “Bolivia tuvo en su primer siglo de vida 40 presidentes, seis de ellos asesinados en su mandato, y vivió 187 sublevaciones armadas. Desde el balcón del palacio de gobierno, el Quemado, el presidente Belzú lanzó una proclama anterior a Marx: "¡Abajo la propiedad privada!". El presidente Melgarejo subió al embajador de la Gran Bretaña a lomos de un borrico y de un palmetazo lo envió a dar tres vueltas a la plaza Murillo. Como represalia, la emperatriz Victoria ordenó el inmediato bombardeo de La Paz por la flota británica. Los edecanes tuvieron que explicar a la emperatriz que La Paz no estaba a tiro. "Bolivia no existe", exclamó entonces la reina Victoria, y suprimió el país de un plumazo sobre el mapa. Sin salida al mar Bolivia mantiene una flota y un ministerio de Marina. El presidente Belzú hubo de hacer frente a cuarenta sublevaciones, levantamientos sociales y militares en sus siete años de mandato. "Bolivia es ingobernable", sentenció mientras tomaba el camino del exilio europeo. Era uno de los "caudillos bárbaros" como Melgarejo, al que Napoleón le parecía mejor general que Bonaparte. El golpe de 1940 llevó al palacio Quemado al presidente Enrique Peñaranda. Su madre, al conocer la noticia, pronunció esta frase para la historia: "Si llego a saber que mi hijo Enrique sería un día presidente, lo habría enviado a la escuela”

EL FUNESTO AXIOMA CIVILIZACIÓN O BARBARIE

El falso y devastador axioma lo popularizó Sarmiento en nuestro país, pero recorre la historia de la humanidad. Todo lo popular es bárbaro. Todo lo que se genera en los sectores dominantes o en la metrópoli es civilizado. En la guerra civil que vivió nuestro país en el siglo XIX, a lo largo de seis décadas, la culta Buenos Aires debía civilizar al interior bárbaro. Los caudillos provinciales como Vicente Ángel Peñaloza, Felipe Varela, José Gervasio Artigas, Facundo Quiroga, Francisco Ramírez, Estanislao López, entre otros, fueron la exteriorización de la barbarie en la historia mitrista.

Arturo Jauretche desenmascara la falacia de Civilización o Barbarie en su Manual de Zonceras Criollas: “ La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quién abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América transplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América. La incomprensión de lo nuestro preexistente como hecho cultural o mejor dicho, al entenderlo como hecho anticultural, llevó al inevitable dilema: Todo hecho propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo era civilizado. Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar- si Nación y realidad son inseparables………..Que la oligarquía haya creído un éxito definitivo de la zoncera Civilización y Barbarie, lo que llamó “el progreso” de la última mitad del siglo XIX y los años iniciales del presente, ha sido congruente con sus intereses económicos. Alienada al desarrollo dependiente del país, su prosperidad momentánea lo hizo confundir su propia prosperidad con el destino nacional”

……¿Por qué la parte de “la intelligentzia”, democrática o marxista, no pudo entender un hecho tan evidente (irigoyenismo, peronismo) en ninguna de las dos oportunidades?

La oligarquía trató de invalidarlo porque sus intereses concretos coincidían con los criterios de civilización y barbarie, pero en el otro caso la explicación solo es posible a puro vigor de la zoncera: incapaz de salir del esquema y partiendo del mismo supuesto histórico de que las masas en el pasado habían expresado sólo la barbarie frente a la civilización, vio en su nueva presencia una simple recidiva. De ahí lo de “aluvión zoológico” y “ libros y alpargatas”, que son zonceritas biznietas de “civilización y barbarie” y cuyo sentido permanente supera la insignificancia de que las enunciaron, pues revelan el modo de sentir de “la intellitgencia” in totum, incapaz de pensar fuera de la ideología, es decir de lo conceptual ajeno y opuesto a los hechos propios”

CIVILIZACIÓN O BARBARIE EN BOLIVIA

La juventud cruceña, blanca y rica, que recorre la ciudad con las cuatro por cuatro con la cruz gamada, es la civilización. Los indígenas, campesinos, mineros, peones, es decir los pobres, que son a la mayoría de la población, expresan a la barbarie.

La prensa del establishment latinoamericano que se alinea con EE.UU, omite generalmente las fotografías bochornosas de una derecha impresentable y suscriben su relato implícitamente y a veces descaradamente desde su perspectiva racista. Hace más de cien años, el historiador Gabriel René Moreno descubrió que el pueblo boliviano era "celularmente incapaz". Sin tantos pergaminos académicos, en la Argentina, el racista periodista Oscar González Oro se preguntaba si un indio podía ser presidente. Eso le parecía antinatural, como perfectamente razonable que un presidente blanco hablara castellano con acento gringo.

Los ricos blancos de la media luna boliviana, son un equivalente de los que practicaban el aparheid en Sudáfrica y los métodos son similares. Evo, como Mandela, hace enormes esfuerzos y despliega una paciencia y amplitud admirable. Pero detrás del racismo, hay una lucha de clases. Los actuales disturbios y asesinatos esconden que se quiere sabotear el referéndum próximo que pone en juego la extensión de la propiedad agraria en Bolivia. Ese es el meollo del conflicto actual.

Una gota decisiva que desborda el vaso de las reformas estructurales.

Evo con Chávez constituyen el eje del mal. Si Evo triunfa le pasará lo mismo que a Mandela que después de su larga lucha que incluyó 27 años preso, este año es sacado junto a su partido, el Congreso Nacional Africano, de la lista negra de la Casa Blanca por una ley del Congreso.

EVO MORALES

No le contaron lo que es la pobreza. Quedó marcada en su piel. Y no se olvidó de ello cuando llegó al gobierno. Martín Sivak en su libro Jefazo escribe: “ Como todos los changos de su cantón, Evo se convirtió en peón rural el día que comenzó a caminar. A los cinco años ya tenía status de pastor de llamas.” Cuatro de sus siete hermanos murieron. Tres por causas evitables y uno al nacer. Fue panadero, ladrillero, vendedor ambulante de helados. Llegó hasta el tercer año del secundario por la necesidad de trabajar. Volvamos a Martín Sivak: “ Durante días y días caminaba de Oruro a Cochabamba con su rebaño y junto a su padre. Solo los buses de las empresas Danubio y Nobleza interrumpían el silencio de los caminos pocos transitados. Desde las ventanas los pasajeros tiraban cáscaras de naranjas que agarraba y mascaba. Anhelaba, alguna vez, subirse a una de esas flotas y contemplar el paisaje en movimiento rápido”

Después de una larga historia de luchas llegó a la presidencia de Bolivia. Dedica 20 horas diarias de trabajo con un ascetismo poco frecuente. En la intensidad de su accionar, parece la versión masculina de Eva Perón. “La burocracia: vivo preso de la burocracia. Lo que más me preocupa es perder el contacto con la gente, especialmente en La Paz ya que en el interior, por los actos y concentraciones, es más fácil” Ante el horror de los sectores más concentrados, designó Ministra de Justicia en una primera etapa a Casimira Rodríguez Romero, empleada del hogar, porque domésticos sostiene, son los animales.

Evo Morales. La versión masculina de Eva Perón en Bolivia, aunque mucho menos temperamental. Pero parecido en su ahínco y comprensión de la pobreza Está librando en su territorio una lucha en la que se juega buena parte de esta hora latinoamericana.

UN CLIMA LATINOAMERICANO

El presidente venezolano, como es habitual, se puso a la cabeza de la solidaridad latinoamericana expulsando como Evo Morales al embajador norteamericano. Algunas veces su exhuberancia discursiva, superado ciertos límites, actúa contra los objetivos propuestos como la promesa de su intervención militar a Bolivia si Morales es derrocado o asesinado. Alguna sobreactuación le llevo oportunamente a acotar las posibilidades de su candidato en Perú Ollanta Humala.

En el apoyo se suman activamente Argentina, Brasil, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Paraguay.. Con menos énfasis Uruguay y Chile. Bolivia no está sola. Están los presidentes de los países mencionados recogiendo las banderas de los libertadores del siglo XIX y los que bregaron por la unidad en el siglo XX, entre otros, como Manuel Ugarte, León Trotsky, Juan Domingo Perón, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Eneas Spilimbergo, Augusto Cesar Sandino.

Mención aparte merecen los representantes más notorios de la oposición en la Argentina, alguno de los cuales hacen gárgaras de republicanismo y democracia pero se quedan mudos, reticentes ante los intentos de derrocamiento de un gobierno ampliamente mayoritario, popular y democrático como el de Evo Morales. Poderosos intentos desestabilizadores por sectores tan retrógrados que usan la cruz gamada. Que intentan llevar claramente a Bolivia a una guerra civil, con aliento de EE.UU. Y apuestan a que en algún momento se fracturen las fuerzas armadas.

Notable la cobertura de apoyo de los presidentes latinoamericanos, al margen de la OEA, reducto norteamericano. Se ha comprendido, con sangre y dolores inenarrables, aquella frase de Benjamín Franklin: “ O caminamos juntos o nos ahorcarán por separado”

AHÍ ESTÁN

Ahí están. Emergen de la historia y de las derrotas. Ahí van. Moviendo los pies sobre las rutas y las calles. Ahí están. Han decidido hacerse cargo de su futuro. Bolívar, San Martín y Artigas alientan desde la eternidad. Ahí van. Recogiendo, a treinta y cinco años de su muerte, el legado de Salvador Allende: “Mucho más temprano que tarde se abrirán las amplias alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Ahí van. Buscan esas alamedas. Hay obstrucciones de los poderosos. Cifras provisorias de los últimos asesinatos hablan de 70 muertos y más de 100 desaparecidos. Asesinados por el delito de ser collas y campesinos. En un poblado irónicamente llamado El Porvenir. Pero ahí están. Luchando.

Las utopías de las amplias alamedas se perciben en el horizonte.



15-09-2008

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