Julio López
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Colombia: descontento indígena y represión
Por La Jornada / México - Sunday, Oct. 19, 2008 at 1:03 AM

Editorial

En días recientes, Colombia ha asistido a la proliferación de manifestaciones de descontento por parte de pueblos indígenas, en un clima de creciente tensión e insatisfacción que se extiende por todo el territorio nacional. Los enfrentamientos suscitados entre los inconformes y las fuerzas públicas han dejado como resultado un civil muerto y un centenar de heridos. Los dirigentes de estas movilizaciones, articuladas en torno a la Minga Nacional Indígena de Resistencia, sostienen que el gobierno que encabeza Álvaro Uribe Vélez les ha “declarado la guerra”.

La inconformidad de los grupos autóctonos de la nación andina tiene origen en la desatención gubernamental a demandas relacionadas con la posesión de las tierras, el “respeto a los resguardos históricos”, el acceso a servicios de educación y salud dignos, y el “cese de la violencia contra las comunidades y sus líderes” que ha cobrado la vida, a decir de los consejos regionales, de 15 indígenas entre septiembre y octubre. A pesar de que esos grupos han solicitado diálogo al gobierno colombiano, éste se ha empeñado en descalificarlos: el miércoles, Uribe dijo que las manifestaciones de descontento son “manipuladas por personas que buscan sabotear el tratado de libre comercio con Estados Unidos”, e incluso ha afirmado tener pruebas de que en las protestas hay “infiltración terrorista de las FARC”.

Ciertamente, no resulta extraño que esta ofensiva contra los grupos autóctonos de Colombia provenga de un gobierno como el uribista, caracterizado por aplicar desde hace años una política de corte militar, por ser un violador sistemático de los derechos humanos –según organismos internacionales–, y por negarse de manera sistemática a negociar con los opositores.

Por desgracia, los actos represivos como el que se comenta forman parte de una inveterada y vergonzosa tradición de vejaciones y atropellos contra los pueblos indígenas, que se expande por todo el continente como parte de las inercias nefastas heredadas de la Conquista y la época colonial.

En años recientes, por añadidura, los pueblos originarios de América han sido víctimas de una embestida adicional: el designio de imponer en la región un modelo económico inhumano, excluyente, depredador y generador de profundas desigualdades sociales, que demanda, además, la supresión de las diversidades cultural y étnica propias de las naciones latinoamericanas. Al respecto, es pertinente hacer referencia a las declaraciones realizadas a este diario por el presidente boliviano Evo Morales, quien afirmó, en relación con la conjura oligárquica que enfrenta su gobierno, que la oposición de ese país quiere “regresar a la Colonia”, en el terreno político, y retornar al neoliberalismo en lo económico.

Lo que ocurre hoy en Colombia da cuenta del hartazgo de las poblaciones indígenas ante la embestida neoliberal en esa nación –cuyo gobierno es, cabe recordar, el principal aliado regional de Washington– y remite, de manera inevitable, a lo acontecido recientemente en Perú, donde varias protestas en la Amazona –tomas de estaciones petroleras y centrales hidroeléctricas; retención de policías y de embarcaciones de la empresa petrolera argentina Pluspetrol– derivaron en la derogación de dos decretos que promovían la inversión privada en territorios indígenas.

En el momento presente, cuando el libertinaje de mercado experimenta una debacle a causa de su propia voracidad, sería por lo menos una necedad del gobierno colombiano empecinarse en la aplicación de directrices económicas que no sólo han fallado en su pretendida función de generar riqueza para distribuirla en todos los estratos sociales, sino que constituyen, al día de hoy, un factor de descontento social. Álvaro Uribe debe entender que el empleo de la represión en el conflicto que se vive en Colombia podría traer consecuencias trágicas para la gobernabilidad en ese país.

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Continúa movimiento de protesta de indígenas colombianos
Por Prensa Latina / Cuba - Sunday, Oct. 19, 2008 at 1:04 AM

Bogotá, 17 oct (PL) Miles de indígenas colombianos cumplen hoy siete días de protestas en numerosos departamentos del país para reclamar el respeto a sus derechos ancestrales y el cese de las persecuciones contra los pueblos autóctonos.

Los indígenas se han movilizado para reclamar los derechos sobre los territorios originarios, y por una salida negociada y digna al conflicto armado que vive el país.

Asimismo denuncian la sistemática violación de los derechos humanos y lo que califican como criminalización de la protesta social por el derecho a la autonomía y la justicia.

Para este viernes la Organización Nacional Indígena (ONIC) convocó a un gran plantón de solidaridad con los pueblos originarios, extensivo a los más de 15 mil cortadores de caña de Valle del Cauca, en huelga desde hace 20 días por mejoras salariales y en sus condiciones de trabajo.

Está previsto un acto político frente al emblemático Museo del Oro, de esta capital, y una marcha hacia la Plaza de Bolívar.

Según la ONIC, 400 mil miembros de los pueblos originarios han sido despojados de sus tierras y 18 de esas comunidades corren peligro de extinción, lo que constituye un genocidio.

En los últimos seis años 52 mil indígenas han sido desplazados por el conflicto armado, lo que resulta una cifra enorme teniendo en cuenta que ellos sólo representan poco más del dos por ciento de la población colombiana.

Tras los violentos incidentes de días anteriores que dejaron por lo menos tres muertos y más de medio centenar de heridos, la víspera prevaleció una tensa calma, sobre todo en el departamento de Valle del Cauca.

Allí las fuerzas policiales mantuvieron un estricto control de la vía Panamericana entre las ciudades de Cali y Popayán, donde ocurrieron fuertes enfrentamientos entre indígenas y fuerzas antimotines.

Los líderes de los aborígenes han insistido en una reunión con el presidente Alvaro Uribe como requisito para detener sus protestas, para presentarle un pliego de demandas y que el gobierno asuma promesas incumplidas durante años.

Sin embargo, durante un acto en la Universidad de Cali, el mandatario dijo rechazar cualquier diálogo condicionado por la fuerza y llamó a los indígenas a pedir perdón a la fuerza pública, pues en los enfrentamientos fueron heridos 15 policías.

Tal petición fue rechazada de inmediato por líderes indígenas, quienes consideraron que corresponde al gobierno pedir perdón por los desmanes de que han sido víctimas los pueblos originarios.

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Presidente Álvaro Uribe les dice a los indígenas que deben pedir perdón a policías y solda
Por El Tiempo / Colombia - Sunday, Oct. 19, 2008 at 1:05 AM

Presidente Álvaro Uribe les dice a los indígenas que deben pedir perdón a policías y soldados

Ministros de Agricultura y de Interior, llegarán este fin de semana al Cauca para buscar un acercamiento con los nativos.

Al tiempo que el presidente Álvaro Uribe Vélez les enviaba a los indígenas del Cauca un mensaje en el que les decía que deben pedirle perdón a los policías y soldados heridos en las refriegas por el bloqueo de vías en Cauca y Valle, las autoridades indígenas entregaron a una comisión de derechos humanos un soldado que, según ellos, se hacía pasar como nativo.

Ese acto, según el Consejo Regional Indígena del Cauca, es una prueba de que el Ejército 'infiltró' su minga de resistencia y restitución de tierras, pues busca desdibujar su manifestación que era pacífica y hacerlos pasar como violentos con el uso de explosivos.

El presidente Uribe, quien participó en la celebración de 50 años de fundación de la Universidad Santiago de Cali, recordó al auditorio el drama que vive en una clínica de Cali el intendente Aldiber Giraldo Galeano, de 39 años, a quien un artefacto le amputo sus manos y permanece en delicado estado de salud.

Esta mañana el Gobernador (Juan Carlos Abadía) me decía que habló con ellos (indígenas) y piden que les mande una comisión a dialogar. Yo estoy listo, pero me queda una preocupación ética: ¿Entonces vamos a correr a dialogar como reacción a la violencia?', dijo el mandatario.

Y tras escuchar un reporte que habla de 70 uniformados lesionados, 34 de ellos en clínicas, agregó que "No creo que el diálogo sea para premiar la violencia o es que la salud y la integridad de los soldados y policías no vale. Tenemos que hacer respetar a nuestros soldados y policías".

Por esa razón le pidió al gobernador Abadía que les transmitiera un mensaje: Que piensen en su imaginación cómo le van a pedir perdón a la Policía.

Ritual de armonización para soldado

Mientras tanto, en el Territorio de Convivencia, Diálogo y Negociación de La María, en Piendamó., tras haber soportado nueve 'juetazos' y vivir un ritual de armonización fue entregado a la Personería de ese municipio el soldado profesional Jairo Danilo Chaparral Santiago, quien según la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acín) había sido enviado por el Ejército a 'sembrar' material de intendencia y guerra en ese lugar para luego dar un 'falso positivo'.

Según la Acín, Chaparral fue seleccionado de un batallón de contraguerrillas por poseer el fenotipo indígena, pero que gracias a la labor de la Guardia Indígena fue descubierto. Esa misión la tendría otro soldado infiltrado dentro del Gran Minga.

Germán Valencia, coordinador de Derechos Humanos de Acín, dijo que antes de pedir perdón los indígenas tienen que recordarle al Presidente que es en su gobierno cuando más violaciones de derechos humanos se han cometido.

"Hemos soportado muertes selectivas, masacres propiciadas por los paramilitares y el incumplimiento con los acuerdos de restitución de tierras como compensación a esos crímenes. Nosotros no actuamos con resentimiento ni violencia, estamos abiertos al diálogo aunque lamentablemente tengamos que acudir a estos medios".

Recordó también que la violencia que llegó con la arremetida del Ejército y la Policía al territorio de La María y la vía Panamericana deja un saldo de 84 nativos heridos y un muerto.

Ayer, los indígenas esperaban la entrega del cuerpo de Taurino Ramos Taquinas, el indígena de 27 años, que murió luego de recibir un impacto de bala en la cabeza el pasado miércoles.

Se trata de un labriego que recientemente había llegado de realizar algunos jornales en el sector del Naya para reunirse en la vereda Belén de Toribío con su compañera y su hijo de año y medio.

Al final de la jornada el tránsito de vehículos por la Panamericana se dio sin traumatismos, aunque a lado y lado de la vía permanecen algunos indígenas y Policías.

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