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Retrospectiva de Jorge Sanjinés en Festival de Mar del Plata
Por María Zacco / Ansa.it - Monday, Nov. 10, 2008 at 11:55 AM

BUENOS AIRES, 9 (ANSA) - Jorge Sanjinés, uno de los indiscutidos representantes del "cine de liberación" latinoamericano, cuyas obras se exhiben en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se mostró feliz por "el proceso de cambio prodigioso" que vive su país a partir de la llegada al gobierno de Evo Morales.

"En una entrevista que me hizo la televisión alemana en 1970 dije que dentro de veinte años Bolivia iba a tener un presidente indígena y pensaron que estaba loco: hoy asistimos a un proceso de cambio prodigioso que transformará profundamente y para siempre a la sociedad boliviana", dijo Sanjinés en entrevista con ANSA.
El realizador, quien trabajó toda su vida registrando imágenes sobre la situación de los indígenas e interiorizándose sobre sus peripecias y necesidades libertarias, entendió muy pronto que su aporte era trabajar en el fortalecimiento de la identidad cultural de estas personas, pues allí radicaba "su mejor instrumento de lucha".
Su filmografía se considera fundamental en la construcción de la memoria visual de las clases populares. En sus películas, mineros, indígenas y campesinos alzaron sus voces por primera vez en la historia de Bolivia para denunciar las injusticias a las que eran sometidos.
Una retrospectiva de sus filmes se exhibe en el marco del festival que se desarrolla en la ciudad balnearia argentina.
Quizá sea la única oportunidad para acercarse a la obra de Sanjinés, cuyas películas se exhibían en los años setenta en Argentina de modo clandestino.
El primer largometraje exhibido en Buenos Aires fue "Ukamau" (Así es!, en aymara) en el cineclub Núcleo, una agrupación que desde 1952 se encargó de difundir en el país ese cine fundamental, que no tenía espacio en las grandes salas.
Aquel filme, rodado en 1965, le dio nombre al grupo colectivo de cineastas creado por Sanjinés en los años más turbulentos de Bolivia, sometida a la dictadura de René Barrientos.
La historia reivindica el poder y la soberanía indígenas, encarnados en un hombre que hace justicia por mano propia para vengar la violación y muerte de su esposa, cometidas por un mulato.
Integrado por realizadores, actores y músicos, Ukamau encaró sus proyectos enmarcados en una estrategia política orientada a participar en el proceso de liberación del pueblo boliviano.
El trabajo de Sanjinés se emparenta con el cine político del argentino Fernando Pino Solanas y con el cinema novo del brasileño Glauber Rocha, con quienes ha coincidido en muchas charlas sobre la necesidad de "luchar por una identidad cultural".
"Siempre he trabajado en la búsqueda de una narrativa coherente con el pueblo para el que están dirigidas mis películas. Por eso me enoja cuando me preguntan por qué hago películas sobre indios. Yo hago películas sobre bolivianos y más del sesenta por ciento de ellos son indígenas!", afirmó el veterano realizador.
Para Sanjinés, en la negación de esa realidad radica el motivo por el que Bolivia es "una nación inacabada".
Sus principios éticos son visibles no sólo en las historias que relata sino en sus decisiones estéticas, como la de haber abandonado, a partir de "Sangre de cóndor" (1969) los planos individuales a favor de las tomas colectivas.
El filme, que desató un escándalo político, denunciaba la política racista de médicos estadounidenses que esterilizaban a mujeres campesinas bolivianas, sin su consentimiento.
"Entonces fue cuando decidimos con el grupo Ukamau descartar de nuestros filmes al protagonista individual y centrarnos en el colectivo y reemplazar el plano cerrado por el abierto, que expresa, además, la concepción circular del tiempo, fundamental en la cosmovisión indígena", explicó Sanjinés.
"La película fue muy importante para denunciar la injerencia de Estados Unidos en Bolivia, algo que no se ha cansado de hacer, como lo demuestra el surgimiento de las intenciones separatistas de varios estados bolivianos", agregó.
Ni siquiera los años de exilio que pasó en Ecuador durante los setenta amedrentaron a este prolífico director que siguió filmando. Por eso, si bien el cine no hace la revolución puede decirse que contribuye: esa es la sensación al ver estas películas, rodadas en blanco y negro, que sin duda aportaron un granito de arena a la actual transformación política y cultural que atraviesa Bolivia.
Actualmente Sanjinés trabaja en un filme sobre los sucesos de octubre de 2003, que derivaron en la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Losada y propiciaron la llegada al gobierno de Evo Morales.
"Sigo dando pelea con mi cámara", desliza sonriente. Al verlo, es inevitable evocar al protagonista de "La nación clandestina" (1989) -filmada a su regreso al país a partir del advenimiento democrático-, un indio aymara que vuelve a su pueblo tras una larga ausencia con el único objetivo de danzar hasta morir.

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