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Eugenio Zaffaroni: “El derecho es algo que se va obteniendo a través de la lucha”
Por Hernán Scandizzo ((i)) - Wednesday, Jan. 07, 2009 at 4:29 PM
herscan@yahoo.com.ar

El ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni fue el invitado central en la apertura del Encuentro Nacional de Abogados de los Derechos Indígenas. En su intervención, que se prolongó por más de una hora, se refirió a la construcción permanente del derecho, las raíces de la desconfianza de los pueblos originarios en las instituciones, también a la justicia comunitaria y no ahorro tiempo para deslizar un mea culpa. A continuación reproducimos algunos pasajes de su disertación.

Eugenio Zaffaroni: “...
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El derecho no es un conjunto de normas, simplemente esas plasman algunos derechos. El derecho no es una graciosa concesión de ningún soberano, el derecho es algo que se va haciendo, que se va obteniendo a través de la lucha, que tiene distintos niveles, distintas prácticas, conforme sean los frentes que se van abriendo para ir ampliando el ámbito de la ciudadanía. Estoy hablando de ciudadanía real, estoy hablando de una participación en condiciones de persona, es decir, en condiciones de dignidad; de otra forma eso no es ciudadanía, es una mera ciudadanía formal. La ciudadanía formal puede ser uno de los elementos de la ciudadanía real pero ni mucho menos la agota.

(…) Cuando hablamos de Pueblos Originarios en nuestro país, la peor discriminación que se sufre es la discriminación de la invisibilidad o invisibilización, se los niega. "Somos un país que no tiene indios, somos un país de blancos, somos un país que proviene de la inmigración, somos un país de cultura europea." No hay peor discriminación que directamente negar la existencia del otro. No es que se le desconoce la condición de persona, de dignidad, simplemente no existe, y si lo tengo adelante parece que es un error, no existe. Lo niego directamente. No lo veo.

(…) No nos olvidemos que uno de nuestros próceres dijo que nosotros no éramos un pueblo adaptado a la democracia, porque proveníamos de una cruza de una raza que no había superado la Edad Media, con otra que no había superado el Paleolítico. Y bueno, según eso, ni se ahorró sangre de gaucho y mucho menos sangre de indio. Nos quedamos con una Constitución [de 1853] que declaraba todos los derechos pero no se respetaba ninguno.

(…) Nuestros pueblos tienen una ambivalencia respecto del derecho, por un lado reclaman derechos, pero por otro lado confían muy poco en esas instituciones. Y esa desconfianza es producto de una experiencia, no es gratuita. Las instituciones liberales, democráticas, etc., en América Latina, no fueron resultado de una lucha que las fue consiguiendo, que las fue consagrando. Es un discurso que consagraron minorías feudales, repúblicas oligárquicas, para disfrazarse de repúblicas, y es, hasta cierto punto, bastante comprensible que nuestras poblaciones entiendan que esas eran herramientas encadenantes, y de ahí esta desconfianza, la ambivalencia frente a las cuestiones institucionales y jurídicas. Es una ambivalencia que procede de la vivencia.

Tenemos que tener esto en cuenta cada vez que hablamos de derecho. También tenemos que cargar los juristas con la parte de responsabilidad que nos corresponde en la racionalización de esa burla que significaba consagrar constituciones liberales y democráticas, y al mismo tiempo practicar terribles genocidios.

(…) El Fuero Juzgo o Liber Iudiciorum era el código de los visigodos, que regía el derecho para los visigodos, mientras los romanos, que vivían sobre el mismo territorio, se regían por el derecho romano. Esto duró unos cuantos siglos, de modo que no es un invento que pueden haber dos derechos funcionando conjuntamente en un mismo territorio y que haya personas que se rijan por un derecho y personas que se rijan por otro. De hecho creo que la situaciones límite, las dificultades que puede haber, son situaciones extremas y excepcionales. Lo que sí, en cuanto a los derechos humanos, tampoco creo que la cosa se plantee en términos tan antagónicos.

Hay una cuestión que dicen: "Bueno, no se puede aceptar en el derecho positivo el derecho tradicional en la medida en que viole derechos humanos", un momento, a ver quién viola más derechos humanos en todo caso. Es cierto, en principio, se violan derechos humanos fundamentales torturando, haciendo pedazos a un hombre, pero eso no pasa en ningún lado. Sí hay sanciones de tipo físicas, sí hay unos cuantos latigazos. Bien, qué hacemos nosotros en el sistema penal, o qué prefiere alguno de nosotros, tres latigazos o tres años en la cárcel de Devoto. A ver quién viola más los derechos humanos.

Obviamente sí puede haber una situación extrema, pero que antropológicamente no aparece a nivel general, y las que aparecen son un poco dudosas. Por otra parte hay que tener mucho cuidado, y esto está pasando, fundamentalmente en Bolivia, por ejemplo, la publicidad que hacen: "Sí, la justicia comunitaria es esto”, y muestran a un sujeto linchado. ¡Cuidado que los linchamientos no son indígenas! Los linchamientos los inventamos nosotros, los linchamientos los trae el Klu Kux Klan. Puede que los indígenas linchen a alguien, bueno, sí, está bien, también nosotros podemos linchar a alguien; pero eso no es justicia comunitaria, es un hecho desgraciado que puede pasar en un ámbito protagonizado por personas de una cultura o de otra cultura. Pero sí hay una propaganda constante diciendo que la justicia comunitaria es esto, mostrar a un sujeto linchado.

No es tan cierto que los derechos humanos sean totalmente individuales y los derechos de las culturas originarias no lo sean. Los derechos de culturas originarias, como toda cultura originaria, son comunitarios; es decir, predominan relaciones horizontales de simpatía y no relaciones verticales de autoridades. Por su propia estructura una organización comunitaria es una organización con predominio de relaciones horizontales, es una estructura que está destinada a violar menos derechos humanos que los que puede violar una estructura de carácter vertical. En consecuencia no es que choquen o que sean refractarias a los derechos humanos sino que tienen muchos menos riesgos de violación de derechos humanos en esa estructura que los que tenemos nosotros con una estructura social corporativa. Esa es la cuestión, pero no hay una contradicción básica.

Insisto, no hay violaciones a los derechos humanos, por lo menos no en la medida ni en la gravedad que la protagonizamos nosotros. Las violaciones a los derechos humanos son las que han hecho nuestras estructuras amparadas en nuestro derecho positivo respecto de ellos. De lo que son sus relaciones comunitarias no encuentro graves violaciones de derechos humanos.

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