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Indígenas quieren preservar los sitios sagrados del Delta bonaerense
Por Pablo Badano / Indymedia ((i)) - Monday, Jan. 19, 2009 at 10:46 AM
pabloindio@gmail.com; originarios-arg@indymedia.org

A comienzos de enero se realizó una ceremonia indígena en el yacimiento arqueológico de Punta Canal, en los alrededores del Canal Villanueva, partido de Tigre. La actividad fue llevada a cabo por miembros de pueblos originarios asentados en distintas localidades del área metropolitana, quienes reivindicaron el lugar como "sagrado" y pidieron la preservación no sólo de ese sitio sino de miles de hectáreas de humedales del Delta que están siendo urbanizadas. La construcción de barrios privados náuticos destruye a su paso, además del patrimonio natural, los cementerios indígenas de mil años de antigüedad que allí se encuentran.

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COMPROMISO. En resguardo de la memoria de los pueblos indígenas del Delta. (Nicolás Solo / Indymedia)

En diciembre EIDICO respondió a las denuncias periodísticas financiando una campaña de rescate arqueológico en el sitio de Punta Canal, en acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Según los especialistas del organismo, quienes coordinaron los trabajos, el 70% del yacimiento ya estaba destruído por obras previas del Estado y de la empresa, incluyendo el sector de inhumaciones. Aún así, la campaña dejó un saldo de más de 10 mil piezas rescatadas que hoy se encuentran en las instalaciones del INAPL. En el mejor de los casos, si los funcionarios municipales cumplen sus promesas, la colección será expuesta en algún museo del partido de Tigre dentro de un año o más, lejos del contexto donde fue encontrado.

La experiencia fortaleció y legitimó a quienes venían alertando públicamente sobre la destrucción de cementerios indígenas para construir barrios privados, como la vecina de Ingeniero Maschwitz, Graciela Satalic. El pequeño logro -ser escuchados y poner en evidencia con elementos materiales concretos una ínfima parte del patrimonio amenazado-, dio más impulso a la lucha por preservar los lugares. Se tomó noción de las herramientas legales que se tiene a disposición. Y se aceleró la difusión de la temática hacia dentro de las organizaciones y comunidades indígenas asentadas en el área metropolitana bonaerense.

El domingo 4 de enero por la tarde, unas 20 personas en su mayoría de los pueblos kolla, aymara, toba y guaraní hicieron una corpachada -ofrenda de agradecimiento a la Pachamama- y dejaron asentada una apacheta, un montículo de piedras que indica que el lugar es sagrado para los pueblos originarios. "Es una forma de empezar a marcar el territorio donde descansan nuestros hermanos, porque prácticamente pasa desapercibido, es desconocido", explicó a Indymedia el kolla Pedro Moreira, originario de La Quiaca y residente en la localidad de San Miguel hace varias décadas. "Todo el que venga puede traer una piedrita y sumarlo, es un lugar importante a partir de ahora", invitó. A la convocatoria fueron vecinos indígenas y no indígenas de San Fernando, Hurlingham, San Miguel, Pilar, Bella Vista, Grand Bourg y Capital Federal, quienes asumieron el compromiso de dar a conocer la situación en sus lugares de origen y residencia. También a volver al territorio de los cementerios para hacer más actividades que los reivindiquen como un patrimonio natural, cultural y sagrado que se debe respetar.

"Somos humildes, pero eso no quiere decir que la humildad es sumisa. Con quienes son violentos con nosotros no tenemos que ser humildes, ahí tenemos que recuperar nuestra dignidad como personas", alertó Moreira, quien en su casa levantó la Biblioteca Popular y Museo Indoamericano Inti Huasi, desde donde se promocionan los valores y realidades de las culturas indígenas. El referente apuntó que gracias a la lucha de los pueblos originarios algunas injusticias se revirtieron y se han conquistado derechos, pero "las leyes nunca se respetan, depende de nosotros qué hacemos para que las respeten"; y propuso "preservar como patrimonio todos los lugares sagrados donde están nuestros abuelos descansando para que no sean violentados".

Huellas del pasado

VILLANUEVA. Acceso al río Luján. (Nicolás Solo / Indymedia)

Los alrededores del Canal Villanueva y otros cursos de agua de los humedales del Delta son ricos en yacimientos arqueológicos que guardan la memoria de los pueblos que habitaron la región, como los chaná, guaraní y querandí, aunque las denominaciones se prestan a confusiones porque en muchos casos no corresponden a los nombres dados por los propios pueblos. Lo cierto es que historiadores y arqueólogos estiman en varias decenas de miles las personas que a la llegada de los primeros europeos habitaban los actuales partidos bonaerenses ribereños (Zárate, Campana, Escobar, Tigre y San Fernando). ¿Qué pasó después? Es tema de controversia. El arqueólogo Daniel Loponte, del INAPL, explicó a Indymedia que en el siglo XVI la Corona Española hizo un eje de colonización entre Buenos Aires, Santa Fe y Asunción. Era una zona muy transitada, donde empezaron a instalarse las estancias. Y lo que hicieron los colonos fue empujar a los grupos aborígenes para el interior de la región pampeana. "Por eso tuvieron que importar negros. Los gobernadores de Buenos Aires pedían brazos para trabajar porque no había indios", afirmó.

Los cambios y las migraciones impuestas generaron lo que se conoce como proceso de etnogénesis: la aparición de nuevos grupos étnicos. En el caso del pueblo Querandí -que estaría vinculado a los cementerios indígenas-, en el siglo XVII desaparece de los documentos históricos con tal denominación . "Lo más probable es que los Querandíes hayan pasado a formar parte de los grupos que en el siglo XVIII se llamaron Pampas o Serranos y que ya en el siglo XIX empiezan a denominarse, sobre todo el norte de la región Pampeana, como Ranqueles", explicó Loponte. Otra denominación que aparece en la época es la de Tehuelches: "Hay hipótesis linguísticas de que estában emparentados con los Querandíes", agregó.

Para el especialista lo más probable es que queden "gotas de sangre de los Querandíes en los grupos de la Pampa y del sur de la provincia de Buenos Aires". A diferencia de los Ranqueles y Tehuelches, no existen comunidades contemporáneas que se reivindiquen parte del pueblo Querandí. Por su parte, la Constitución Provincial reivindica la existencia indígena contemporánea, pero no reconoce la preexistencia étnica al Estado tal como sí lo hace la Constitución Nacional y otras cargas magnas provinciales.

Negocios del presente

AGUAS PRIVADAS. El ingreso al barrio Santa Catalina. (Nicolás Solo / Indymedia)

Es incalculable el patrimonio arqueológico ya destruído por la construcción de barrios náuticos -que tomó impulso hace una década-, porque no se hicieron los estudios de impacto que reclaman los especialistas. A pocos metros de Punta Canal estaba identificado el sitio Garín 1, pero hace 10 años lo destruyó la construción del barrio Santa Catalina, el primer lanzamiento del complejo Villa Nueva. En diciembre pasado otro sitio -"Rancho Largo"- fue descubierto a medio kilómetro, en tierras donde EIDICO edificará el barrio San Rafael. Y existen otros yacimientos registrados en el INAPL, como por ejemplo La Bellaca 1, 2 y 3, en Tigre, y Anahí y Vizcacheras, en Escobar. Pero son muchísimos más los sitios que ya fueron o pueden ser destruídos sin que se conozca su existencia.

En 2003, se aprobó la ley nacional 25.743 que otorga al Estado nacional el resguardo del patrimonio arqueológico y paleontológico. Sin embargo, los mega emprendimientos siguen realizándose sobre un territorio rico en yacimientos sin que se tomen medidas para evitarlo o resguardar parte del patrimonio. Villa Nueva, de EIDICO, planifica por ahora la urbanización de 850 has, pero la empresa de Jorge O'Reilly, asesor del Gobierno Nacional, aclara que continuará ampliándose. Nordelta, del empresario Constantini, edificó en Tigre su ciudad pueblo sobre 1400 has y ahora está por hacer otro mega de las mismas dimensiones en Escobar. En ese partido, adonde se mudó el boom, EIDICO también desarrolla Haras Santa María (360 has) y San Sebastián (1100 has); JP Urruti hace lo suyo con El Cantón (500 has), y EIR S.A. levanta El Nuevo Cazador (400 has).

Los arqueológos del INAPL reclaman a las empresas que financien estudios de impacto arqueológico para poder evaluar los daños y rescatar la mayor cantidad de piezas. Algunos vecinos de la zona y referentes indígenas quieren, además, preservar los espacios. Y agregan planteos ambientalistas: destacan que los humedales son los reservorios más grandes de flora y fauna autóctona, y que cumplen funciones ecológicas como la absorción y drenaje de las aguas. En su ausencia, provocarán mayores inundaciones en los barrios y poblados periféricos que estén por debajo de los terrenos levantados de los countries.

¿Cuánto dinero hay un juego? La web de EIDICO tiene declaradas construcciones por un valor de 250 millones de dólares en la zona de Tigre y Escobar. Solamente San Benito, el barrio en homenaje al Papa Benedicto XVI, a pocos metros del sitio arqueológico de Punta Canal, tiene un valor de 11.2 millones de dólares. Debido a la filiación católica de la desarrolladora, todas las urbanizaciones reciben nombres de Santos. Otras desarrolladoras son más laicas, pero todas ellas emprendieron la Colonización de los humedales.

Se estima que la mayor población indígena del país se concentra en el área metropolitana de Buenos Aires. Una gran parte de ellos o sus familias migraron hace décadas por motivos económicos desde distintas regiones. Aparte de luchar por mejores condiciones de vida en la gran urbe, hay quienes realizan acciones en pos de visibilizar los atropellos que se viven en las comunidades de rincones alejados de la Capital Federal. Las denuncias por desmontes en Chaco y Salta son una constante. Ellos son el núcleo de quienes se están comprometiendo con defender los cementerios del Delta bonaerense. En sus narices, miles de has están siendo arrasadas, tierras que guardan la memoria de un pasado que aún no se pudo borrar.

APACHETA. Cada quien está invitado a sumar una piedra al montículo. (Cecilia Anton / PFC)

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