Julio López
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Sexagésimo aniversario de la OTAN
Por reenvío rebelión.org - Monday, Apr. 06, 2009 at 8:57 AM

Chems Eddine Chitour Oulala.net Traducido para Rebelión por Caty R.


¿Otra guerra fría contra los condenados de la tierra?







«La Europa supranacional es la Europa bajo el mando de Estados Unidos. Alemania, Italia, Bélgica, los Países Bajos, están dominados por los estadounidenses. Los ingleses también, aunque de otra forma. Entonces, sólo queda Francia sin dominar. Para someterla también, se empeñan en introducirla en un artefacto supranacional a las órdenes de Washington. Entonces se enojan, lo manifiestan a todas horas y ponen a Francia en cuarentena (…)» (General de Gaulle).

10 de marzo de 1966: Francia se retira de la OTAN. A de Gaulle no le «invitaron» a Yalta para el «reparto del mundo» entre Estados Unidos, la Unión Soviética e Inglaterra. En 1966 se trataba de preservar la autonomía de un programa nuclear naciente, al que por entonces Estos Unidos criticaba y se oponía. El 17 de marzo de 2009, En la Asamblea Nacional francesa, el Primer Ministro François Fillon declaró:
«La OTAN era un símbolo ideológico y militar de la guerra fría, actualmente no es más que una estructura entre otras. Nuestro regreso en 2009 es un ajuste que no suscita ningún entusiasmo en el concierto de las naciones. Podemos continuar siendo amigos de los estadounidenses sin subordinarnos a ellos, nuestra nación no recibe órdenes de nadie (…)».
Según el diputado Laurent Fabius:
«El general de Gaulle se opuso a la bipolaridad mundial y reclamaba un mundo multipolar. Ahora que ese mundo multipolar está a la vista, usted se engancha a la lógica de los bloques».
Hubert Védrine añadía:
«De Gaulle tomó esa decisión después de ocho años de demandas infructuosas a los estadounidenses para que se escuchase a los aliados europeos en la Alianza y para no avalar la nueva y peligrosa estrategia nuclear de la “respuesta gradual”. Después todos sus sucesores, tanto de derecha como de izquierda, han respetado esa decisión estratégica convertida en la piedra de toque de la política extranjera y de la defensa de Francia. Entonces ¿Por qué esta ruptura? (…) Los inconvenientes políticos son obvios: enviar al mundo una señal de realineación de Francia, que se interpretará políticamente así, con el desprestigio y los riesgos que conlleva» (1)
Breve repaso de la historia de la Organización, punta de lanza del imperialismo estadounidense en el continente europeo: El 4 de abril de 1949, EEUU, Canadá y otros 10 Estados de Europa occidental firmaron el Tratado de Washington para crear la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El artículo 5 del Tratado estipula que «Las partes están de acuerdo en que un ataque armado contra uno o varios de ellos, en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque contra todos». 19 de noviembre de 1990: fin de la guerra fría; la OTAN y el Pacto de Varsovia hacen una declaración pública conjunta de no agresión. 8 meses después, la Organización del Tratado de Varsovia se disuelve oficialmente; el 24 de marzo de 1999, la OTAN lanza su mayor ataque militar en apoyo del acuerdo de paz de Bosnia (2). Se podía pensar que con el fin de la guerra fría habría un desmantelamiento de la OTAN como el del Pacto de Varsovia. Nada de eso. Como dijo el primer secretario general de la organización transatlántica, Lord Ismay, la OTAN es «Estadounidenses dentro, soviéticos fuera y alemanes debajo» Pero aunque los soviéticos están «fuera» desde 1989 y ya no hay razón para mantener a Alemania «debajo», los estadounidenses están siempre, sin lugar a dudas, «dentro». En realidad, después del fin de la guerra fría, la OTAN se tambaleaba, su futuro y su estrategia eran inciertos ya que la OTAN había cambiado de naturaleza e incluso de de enemigo, que ya no es Rusia, sino el «eje del mal» representado principalmente por las naciones musulmanas (Iraq, Irán, Libia). Ron Paul, candidato a la investidura presidencial de 2008 explicaba:
«La OTAN es una organización cuyo objetivo acabó con la disolución del Pacto de Varsovia, su adversario. Cuando la OTAN se estaba activando para redefinir su futuro tras la guerra fría, terminó atacando a un Estado soberano, Yugoslavia, que no había invadido ni amenazado a ningún Estado de la Alianza. La expansión de la OTAN únicamente beneficia al complejo industrial militar de EEUU, que se va a aprovechar del incremento de las ventas de armas a los nuevos miembros de la OTAN (…) La OTAN debería desmantelarse, no ampliarse» (3).
Se trata, concretamente, de la expedición punitiva de la OTAN en Yugoslavia, para el Primer Ministro serbio Mirko Cvetkovic «Los bombardeos de la OTAN, lanzados hace diez años son contrarios al derecho internacional y se perpetraron sin una decisión de la ONU». En definitiva, nos quedamos como estábamos. En un artículo al respecto en Le Monde diplomatique, Serge Halimi se pregunta: «A quoi sert l’OTAN?» (¿A quién sirve la OTAN?), y explica:
«Nicolas Sarkozy quiere que su presidencia marque la ruptura con un “modelo social francés” ¿Habrá resuelto terminar con alguna otra tradición francesa, como la de la independencia nacional? (…) ¿Se trata de cumplir con los industriales del armamento, amigos de Sarkozy, que cuentan con que la vuelta de Francia al redil les permitirá vender más equipamiento militar? Es más probable que el Elíseo espere sacar partido de la simpatía que inspira el nuevo presidente de Estados Unidos para librarse de una imperdonable excepción francesa. La misma que, durante la guerra de Iraq, vio a París enfrentarse contra todos los “Doctores Strangelove” del “choque de civilizaciones”, para gran disgusto de muchos de los partidarios actuales de Sarkozy –entre ellos Bernard Kouchner, su ministro de Asuntos Exteriores-. Invocando la transformación del planeta tierra en un “mundo sin fronteras”, una pequeña mayoría de los diputados europeos (293 votos contra 283) acaban de reclamar, el 19 de febrero, que en “los ámbitos como el terrorismo internacional (…), el crimen organizado, las «ciberamenazas», la degradación del medio ambiente, las catástrofes naturales y otros”, se establece una “asociación todavía más estrecha entre la Unión Europea y la OTAN”. Por medio de una elegante metáfora, la exposición de los motivos precisa que “sin dimensión militar, la Unión sólo es un perro que ladra pero no muerde”. Decididos a no escatimar ninguna triquiñuela, los diputados atlantistas apoyan su propósito apelando al recuerdo de las “horas sombrías de nuestra historia”, de Hitler, de Munich, sin olvidarse de citar a “Elie Wiesel, superviviente del Holocausto”: ¿No querríamos que alguien viniera en nuestro auxilio cuando lloramos?, claman. Sin embargo, enjugar las lágrimas de los civiles nunca ha sido la especialidad de los oficiales estadounidenses. Ni durante la guerra de Kosovo ni en la de Iraq, lanzadas en violación de la Carta de las Naciones Unidas (…)» (4).
El economista Jean Mardouk se plantea la misma cuestión y explica la posición de Rusia en el conflicto de Georgia:
«¿A quién sirve la OTAN? La organización tenía como objetivo unir a los países capitalistas de Europa occidental y Estados Unidos para defenderse contra un hipotético ataque soviético. ¿A quién sirve desde el momento en que la URSS desapareció y Rusia se quedó muy débil y no constituía ninguna amenaza para nadie? ¡Para nadie! (…) ¿Cómo quieren que perciba Putin la precipitación de los nuevos miembros de la Unión para adherirse a la OTAN? (…) ¿Y cómo podría aceptar ver a su Rusia escarnecida por las peticiones de adhesión a la OTAN de ex miembros de la Unión Soviética como Georgia, precisamente, y Ucrania? Los grandes dirigentes habrían llevado al mismo tiempo una política pro europea y una política muy prudente frente a un gran vecino que lanza señales inequívocas de que volverá a ser poderoso, pero no por ello agresivo. ¡Salvo que le provoquen! Imaginemos cómo sería la situación si en la actualidad Georgia fuese un miembro de la OTAN, que tiene el objetivo de garantizar la “seguridad” de sus miembros» (5).
El conflicto entre Rusia y la Alianza Atlántica está actualmente en el centro de las tensiones mundiales. La tendencia rusa a impedir la expansión de Occidente en el este de Europa ha originado una evidente contraofensiva del ejército ruso en Georgia, donde todavía no se han medido todas las consecuencias. Además de Rusia y la OTAN, la tercera pieza del caleidoscopio internacional actual es el fundamentalismo islámico, que se expresa bien por medio de redes terroristas o bien a través de estructuras estatales. De la evolución de las relaciones entre estos tres protagonistas de la dinámica internacional –la OTAN en la vanguardia de la globalización democrática- depende la estructuración del poder a escala mundial en los próximos años (6) Mejor todavía, siete países de la ex URSS (Armenia, Bielorrusia, Kazakstan, Kirghizistan, Rusia, Radjikistan y Ouzbekistan) agrupados en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) han decidido «reforzar su componente militar» a raíz de una cumbre en Moscú el 5 de septiembre. La OTSC dispone de una fuerza de reacción rápida de 4.000 personas repartidas en 10 batallones y de una base aérea en Kant, Kirghizistan. Desde ahora, la OTSC tendrá su cuartel general en Moscú, pero «con un estatuto extraterritorial a la manera del cuartel general de la OTAN en Bruselas». En la declaración, los miembros de la OTSC «conminan a los países de la OTAN a medir todas las consecuencias de la ampliación de la Alianza Atlántica hacia el este y del despliegue de su escudo antimisiles en las fronteras de los Estados miembros». Moscú se prepara para transformar la OTSC en un bloque militar a semejanza del Pacto de Varsovia de la época de la guerra fría (7). En realidad, después del fin de la guerra fría, la antigua OTAN se pondría al servicio de una nueva ideología para gobernar el mundo. El «Proyecto para un nuevo siglo estadounidense (PNAC), que forma parte de un proyecto más amplio denominado «New Citizenship Project» (Proyecto para una nueva ciudadanía), cuyos planes son los siguientes: la dominación del mundo por Estados Unidos, que beneficiaría al mismo tiempo a EEUU y al resto del mundo. Esta dominación requiere la utilización de la fuerza militar, un sistema de influencia diplomática y un compromiso con los principios morales. Corresponde a los dirigentes de Estados Unidos, desde el punto de vista de la legitimidad y la responsabilidad, la dirección de dicha dominación global. Estados Unidos debe utilizar su superioridad con el fin de obtener una autoridad absoluta por cualquier medio que sea necesario. Entre las propuestas, podemos citar el abandono de las negociaciones sobre limitación de armamento estratégico; el uso de la fuerza militar, si fracasase la diplomacia, contra cualquier país que se oponga a los intereses y/o los objetivos de Estados Unidos; y la instalación de bases militares estadounidenses por todo el planeta para crear una «Global Constabulary» (policía mundial) que imponga la voluntad de Estados Unidos (8). Nada indica que la administración Obama haya abandonado el PNAC. Sin embargo, según el diplomático de Singapur Kishore Mahbubani, pequeños acontecimientos anuncian un gran cambio. El fiasco de Georgia bien podría ser uno de ellos.
«(…) Este asunto señala un giro mucho más importante: el de la Historia (…) La era post guerra fría empezó sobre una base de triunfalismo occidental simbolizado por el libro de Francis Fukuyama El fin de la Historia y el último hombre. El audaz título refleja el espíritu de la época en Occidente. La Historia ha terminado con el triunfo de la civilización occidental: el resto del mundo no tiene otra elección que capitular ante su avance. En Georgia, Rusia ha proclamado alto y claro que no capitulará frente a Occidente. Tras veinte años de humillación, los rusos han decidido enseñar los dientes. Y pronto otros harán lo mismo. Gracias a su potencia aplastante, Occidente se ha entrometido en el espacio geopolítico de países adormecidos que actualmente están emergiendo, especialmente asiáticos (…) De la misma forma, todos los comentaristas musulmanes también señalan que Estados Unido ha invadido ilegalmente Iraq (…) Ni China ni la India están dispuestas a protestar contra Rusia (…)
«En realidad, la mayoría de los países apoya a Rusia contra el acoso de Occidente: el abismo entre la posición occidental y la del resto del mundo no puede ser más profundo (…) Por lo tanto, es crucial que los occidentales saquen buenas enseñanzas de Georgia. Tras el hundimiento de la URSS, los pensadores occidentales suponían que Occidente nunca tendría que hacer concesiones políticas, que podría imponer sus condiciones. (…) En la actualidad, Occidente debe rendirse a la evidencia: la población total de Estados Unidos, la Unión Europea y “Australasia” (Australia y Nueva Zelanda) es de 700 millones de personas, es decir, alrededor del 10% de la población mundial. El 90% restante está pasando del estatuto de objeto al de sujeto de la historia mundial. (…) La auténtica cuestión estratégica es dilucidar si el reto principal proviene del mundo musulmán o de China. Desde el 11 de septiembre de 2001, Occidente ha actuado como si fuera el mundo musulmán. Pero en vez de diseñar una estrategia a largo plazo para ganar la confianza de 1.200 millones de musulmanes, Occidente, sin reflexionar, ha arremetido contra el mundo musulmán. De ahí los fracasos anunciados en Afganistán e Iraq y la creciente hostilidad del mundo musulmán. (…)» (9).
Mahbuani concluye:


«Los pensadores occidentales deben decidir cuál es el verdadero problema a largo plazo. Si es el mundo musulmán, Estados Unidos debe dejar de inmiscuirse en la esfera geopolítica rusa y establecer un diálogo permanente con China. Si es China, EEUU debe adherir a su causa a Rusia y al mundo musulmán y resolver la cuestión palestina-israelí, lo que permitirá a los gobiernos de los países musulmanes colaborar más estrechamente con los occidentales en la lucha contra Al Qaeda. (…) Pero la ausencia de una estrategia mundial coherente a largo plazo y la incapacidad de asumir los compromisos geopolíticos son los principales obstáculos para llegar a un orden mundial estable» (9).


Llega a la conclusión, en definitiva, de que la existencia de la OTAN, en muchos aspectos, constituye un peligro para la paz mundial si su permanencia tiene el objetivo de proseguir su «misión» en nombre del mundo libre. Entonces, la OTAN seguirá «normalizando» a los recalcitrantes en beneficio del Tío Sam «Bussines as usual» (los negocios de costumbre). Así va el mundo; Estados Unidos se ocupa de cocinar y Europa está ahí para hacer la limpieza y el servicio de intendencia. Así, se entiende la reacción de Rusia, a quien se enterró demasiado deprisa, y que con el «episodio-prueba de Georgia» ha demostrado a Europa que su potencial permanece intacto. Después quedan los condenados de la tierra a quienes sus pasados coloniales dejaron exhaustos y no consiguen salir del atolladero ya que son los guardianes, para su desgracia, de codiciados recursos mineros y petroleros. Las diversas misiones instaladas allí tienen el papel de reprimir los movimientos y mantener sometidos a los pueblos revoltosos.


Notas:


(1) Hubert Védrine, «Pourquoi il faut s’opposer à une France atlantiste?» Le Monde, 5 de marzo de 2009.


(2) C. E. Chitour, «L’empire américain se met en place», L’Expresion, 10 de abril de 2008.


(3) Ron Paul, Intervención en el Congreso. Antiwar.com, 1 de abril de 2008.


(4) Serge Halimi «A quoi sert l’OTAN?», Le Monde diplomatique, Marzo de 2009.


(5) Rue89


(6) Serban Papacostea, «Quand l’OTAN supplante l’ONU», Courrier International, 4 de septiembre de 2008.


(7) «Moscou devient le QG d’un bloc militaire anti-OTAN», Komersant, 8 de septiembre de 2008.


(8) Reopen911


(9) Kishore Mahbubani, «Pour l’Occident la Géorgie est une leçcon», Courrier International, 28 de agosto de 2008.


Chems Eddine Chitour es profesor de la Escuela Politécnica Superior de Argel.


Texto original en francés: http://www.oulala.net/Portail/spip.php?article3998


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Nada es lo que parece en la política exterior de Obama
Por reenvío rebelión.org - Monday, Apr. 06, 2009 at 9:18 AM




Pepe Escobar
Asia Times Online


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




La gente de Estrasburgo votó este sábado desde los balcones de sus apartamentos por la coproducción franco-alemana del 60 cumpleaños de la OTAN. Miles de pancartas “No a la OTAN”, junto con letreros “¡Paz!, aparecieron por toda la ciudad hasta que fueron eliminados por la fuerza por la policía francesa.

Tácticas de presión de primera de la “democracia liberal” fueron inevitablemente exhibidas – igual que en el tan exagerado “nos quedaban 275 minutos para salvar al mundo y todo lo que se nos ocurrió fue medio billón de dólares para el Fondo Monetario Internacional” de la cumbre del G20 en Londres. Los manifestantes fueron combatidos con gases lacrimógenos como si fueran terroristas. El centro fue acordonado. Los residentes tuvieron que colocarse tarjetas de identificación. Las manifestaciones fueron relegadas a los suburbios.

Además existe una metáfora musical. Cuando la OTAN fue creada en Washington el 4 de abril de 1949, la banda sonora fue “It Ain't Necessarily So” de Gershwin. Cuando siete países del ex Pacto de Varsovia fueron admitidos en 2004, la banda sonora provino del horrible éxito “Titanic”. Para la fiesta del 60 aniversario en Baden-Baden – con la participación del trío Barack Obama, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel – fue “Carmen” de Georges Bizet.

Tal como Carmen es una gitana que cree a una pitonisa y termina muerta, la OTAN es un viajante global que podría terminar muerto por creer en un cartomántico: Washington.

Sultanes del swing

La OTAN ciertamente tiene mucho que celebrar. Francia, bajo el adicto a la adrenalina Sarkozy – conocido en OTANlandia como “Sultán de Bruni”, como referencia a su impresionante esposa Carla – ha vuelto a la OTAN. Obama presenta su nueva estrategia global para Afganistán y Pakistán a la OTAN. La OTAN “asegura la paz” en un Kosovo acosado por la magia (una entidad que ni siquiera es reconocida por miembros de la OTAN como España y Grecia). La OTAN, en un estilo totalmente adecuado a la “guerra contra el terror” actúa como súper-poli en el Mediterráneo. La OTAN patrulla el Cuerno de África buscando piratas. La OTAN entrena a las fuerzas de seguridad de Iraq. Para sus 60 años, la OTAN está muy en forma.

Físicamente, la OTAN es una pesadilla burocrática que ocupa un enorme edificio horrible en Blvd Leopold III en Mons, en las afueras de Bruselas, emplea a 5.200 civiles divididos en 320 comités que comparten un presupuesto anual de 2.700 millones de dólares. Esos comités dirigen a 60.000 tropas de combate esparcidas por todo el mundo.

La OTAN debería haber muerto de inmediato después de la caída del enemigo contra el cual fue creada – la Unión Soviética. En su lugar, la OTAN lo pasó bien durante los años noventa, cuando Rusia había caído y el presidente ruso Boris Yeltsin pasaba más tiempo llenando su vaso de vodka que pensando en geopolítica.

En 1999 – para gran deleite de los fabricantes de armas en el complejo industrial-militar de EE.UU. – la OTAN se expandió hacia los Balcanes con su devastadora guerra aérea contra Serbia, aliada de Rusia, por lo que fue vendido a la opinión pública mundial por el presidente de EE.UU. de entonces, Bill Clinton, como motivos humanitarios, cuando en realidad se trataba, de hecho, de imperialismo humanitario.

Decir que la OTAN – un organismo del Norte del Atlántico – está sobre-extendida es un eufemismo. Sus miembros Rumania y Bulgaria distan mucho del Océano Atlántico. Hungría, la República Checa y Eslovaquia no tienen salida al mar. En Asia Central, Afganistán (o por lo menos las partes no controladas por los talibanes) está ocupada de facto por la OTAN. Megabases como Ramstein (Alemana), Aviano (Italia) e Incirlik (Turquía) tienen ahora una contraparte a mitad de camino al otro lado del mundo en Bagram (Afganistán).

Décadas después del Imperio Británico, “Europa” trata de (re)ocupar el Hindu Kush. Afganistán es la primera guerra de la OTAN fuera de Europa y su primera guerra en tierra. Involucra a todos los 26 miembros (ahora 28; Albania y Croacia terminaron por ser admitidas), más 12 “socios”, incluyendo a cinco naciones europeas que solían ser neutrales; Austria, Finlandia, Irlanda, Suecia y Suiza. Todas están comprometidas por la primera invocación en la historia por la OTAN del Artículo 5 de su carta, que determina la ayuda militar mutua.

En una mezcla de ver lo que se viene (y es una guerra en la que no se puede vencer) y de apaciguamiento de la furia de sus opiniones públicas pacifistas, la mayoría de los gobiernos europeos nunca cederán al llamado de Obama – por cargada de encanto que sea su ofensiva – de enviar más soldados a Afganistán. La oposición a la guerra afgana en Alemania, por ejemplo, es de cerca de un 70% (la ayuda humanitaria es otra cosa).

Muchos países, incluidos los más poderosos, eludirán las demandas de Obama basadas en “condiciones nacionales” secretas. Como los abogados en Berlín dijeron a la OTAN, por ejemplo, está prohibido que soldados alemanes lancen un ataque preventivo, en tierra, contra los talibanes.

El totalmente engañoso acrónimo, ISAF (siglas en inglés para Fuerza Internacional de Ayuda a la Seguridad) solía estar a cargo de la ocupación occidental de Afganistán desde diciembre de 2001 – hasta que, al estilo de los juguetes Transformer, se convirtió en una inmensa acción de contrainsurgencia (COIN) que se expandió por todo el país hasta Pakistán occidental. La dirección de esta COIN es obviamente estadounidense – ante todo porque soslaya totalmente los complejísimos mecanismos de votación de la OTAN.

No hay nada “internacional” en la ISAF. La ISAF es la OTAN. Y con una multitud de soldados en combate y de ataques aéreos, tampoco tiene nada de “ayuda.”

La ISAF/OTAN está ubicada en Kabul, en un antiguo club de equitación en la rebautizada Great Masoud Road que fue reconstruido como una verdadera fortaleza. La responsabilidad es de – no tiene nada de nuevo – ni un solo europeo, sino de un estadounidense, el general de cuatro estrellas David McKiernan. Aunque su misión personal en los años setenta fue impedir que el Pacto de Varsovia infiltrara Alemania Occidental, su misión actual es impedir que al-Qaeda, en sus palabras, “infiltre Europa o EE.UU.”

A propósito, por si alguien tuviera alguna duda, todo el asunto sigue cayendo bajo la continua “Operación Libertad Duradera,” según el Pentágono. Esa libertad verdaderamente “duradera” se aplica nada menos que a Afganistán, Pakistán, Cuba (debido a Guantánamo), Djibouti, Eritrea, Etiopía, Jordania, Kenia, Kirguistán, las Filipinas, las Seychelles, Sudán, Tayikistán, Turquía, Uzbekistán y Yemen.

El gran éxito de McKiernan debía ser la próxima ‘oleada’ afgana de Obama – que será ejecutada por soldados de EE.UU., no de la OTAN. Después de todo el combate duro no tiene nada que ver con el mandato original de la ISAF. Pero el problema está en la niebla de la guerra e ISAF/OTAN ha terminado por ser una TerminOTAN – atrapada junto con los estadounidenses en una lógica de paz mediante los Predator. Llamadla la coalición de los reacios. No sorprende que la opinión pública europea esté horrorizada.

Y esto lleva al fracaso del sermón de Obama a la OTAN sobre su guerra “Afpak”, que necesitaba, a su juicio, una “estrategia más global, más concentrada, más disciplinada.” Al final, Obama se ve limitado a pedir más dinero a los europeos.

El comandante de la ISAF/NATO para todo el sur de Afganistán, el general holandés Mart de Kruif, cree que la ‘oleada’ es el paso correcto - - ya que los soldados de EE.UU. irán “donde son más necesarios: a las provincias Kandahar y Helmand,” donde los comandantes talibanes “son capaces de lanzar operaciones importantes.” Como declarara al periódico holandés NRC Handelsblad, “necesitamos más botas en el terreno” y “también podremos transportar más hombres y material mediante transporte aéreo.”

Pero cuando De Kruig habló de la reedición del plan de Petraeus de armar a milicias locales, por lo menos hizo saber lo difícil que será. “Si vais a armar milicias locales tendréis que asegurar que reflejen la estructura del poder local,” dijo. “También, la policía local tiene que ser suficientemente efectiva para guiar y controlar a la milicia. No os conviene tener a algún comandante vago dirigiendo la milicia. Tenéis que ofrecer a los miembros de la milicia la perspectiva de un empleo en la fuerza policial. Y tenéis que tener una estrategia de salida, una manera de desbandar a la milicia sin que todas esas armas desaparezcan.”

Otro holandés, la “mascota” pro-Iraq de Bush, Jaap de Hoop Scheffer, ha sido secretario general de la OTAN desde enero de 2004 (se va en julio de este año). Por lo menos admite ahora – al semanario alemán Der Spiegel – que la guerra afgana “no puede ser ganada con medios militares.” En su lugar, cree que el éxito depende de la captura de los “corazones y mentes de la gente.” Ciertamente no a través de la acumulación de “daños colaterales” bombardeando matrimonios. (“Tenemos que tener cuidado de evitar víctimas civiles al combatir a los insurgentes,” dice.) Scheffer también se ve obligado a admitir que la “cooperación con Irán” en Afganistán es esencial.

¿Es la hora de la OTPAN?

Francia y Alemania, potencias cruciales de la OTAN, simplemente no pueden permitir que se antagonice a Rusia. Rusia es un virtual rehén energético de Gazprom. A diferencia de europeos orientales irresponsables, ningún gobierno francés o alemán consideraría siquiera la posibilidad de ser un rehén de una Nueva Guerra Fría entre Rusia y EE.UU. (uno de los motivos básicos por el cual la participación de Georgia y Ucrania es ahora virtualmente una causada perdida). París y Berlín saben que Moscú podría fácilmente estacionar misiles apuntados en su dirección en Kaliningrado, en Belarús amiga de Rusia.

El pintoresco embajador ruso ante la OTAN, Dmitry Rogozin, tiene la visión definitiva sobre la obsesión al estilo de espía contra espía de la OTAN de cercar a Rusia. Como dijo a Der Spiegel, “Mientras más acercan sus bases a nosotros, más fácil nos es atacarlas. En el pasado habríamos necesitado misiles. Ahora basta con ametralladoras.” En cuanto a Georgia y Ucrania como miembros de la OTAN, Rogozin agrega: ¿Por qué no invitan a “Hitler, Sadam Husein y [al presidente georgiano Mikhail] Saakashvili?”

Rusia, dijo Rogozin al diario francés Le Monde, espera que la OTAN se convierta en “una alianza política y militar moderna,” no en un “globopoli” (como lo llama Der Spiegel). Rusia espera cooperación – no un cerco. Rogozin no podría ser más explícito sobre la posición rusa respecto a Afganistán: “Queremos impedir que el virus del extremismo cruce las fronteras de Afganistán y se apodere de otros Estados en la región como ser Pakistán. Si la OTAN fracasara, Rusia y sus socios tendrían que ser los que combatan a los extremistas en Afganistán.”

El Consejo OTAN-Rusia debe reunirse de nuevo. El punto de vista oficial de Moscú es un orden de seguridad que se extienda “de Vancouver a Vladivostok". Algo que es aún más ambicioso que la OTAN: “Tal vez la OTAN debiera convertirse en OTPAN, una alianza Pacífico-Atlántico. Simplemente no podemos permitir que los buscapleitos nos disuadan.”

Meterse en líos con Rusia, en todo caso, nunca fue una buena idea – excepto para neoconservadores desprovistos de historia y geografía. Sólo en 2008, no menos de 120.000 soldados de EE.UU. y la OTAN transitaron por la base Manas en Kirguistán (la base será cerrada este año). Esto, junto al atentado neotalibán de las rutas de la OTAN en el Paso del Khyber, ha obligado a Petraeus a volverse hacia el Cáucaso (Georgia y Azerbaiyán) como rutas alternativas de tránsito militar, y a rogar a Kazajstán y Tayikistán en Asia Central que le ayuden; lo que sólo se materializará si Rusia lo aprueba. Magnánimamente, mientras tanto, Rusia ha abierto su territorio para convoyes de abastecimiento de la OTAN.

¿Para qué sirve la OTAN?

Tal como Palestina es un valioso laboratorio de ensayo para el ejército israelí, Afganistán, y ahora AfPak son un laboratorio tanto para EE.UU. como para la OTAN para realizar pruebas de conducción de sistemas de armas y variaciones de la COIN de Petraeus.

Por otra parte, la incompetencia de la OTAN ha sido más que evidente en el frente de la droga. Afganistán bajo la ocupación de la OTAN volvió a ser el productor y exportador mundial número uno de opio. Y eso, por su parte, condujo a la actual guerra de la droga de EE.UU. y la OTAN.

De modo que Afpak ha sido una verdadera guerra Transformer – de la caza de Osama bin Laden a la guerra contra esa palabra mixta “los talibanes” y a una guerra de la droga del tipo Colombia-con-esteroides. Y todo esto deja de lado el punto de vista eternamente invisible del Oleoductistán – centrado en el oleoducto de 7.600 millones de dólares Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India que el gobierno de Bill Clinton quería comenzar a través de un trato (abortado) con… los talibanes, que estuvieron en el poder en la segunda mitad de los años noventa.

Al observar las acciones emprendidas hasta ahora por Obama, y al considerar el modo de pensar del Pentágono, no hay evidencia que apoye la posibilidad de que Washington y la OTAN vayan a abandonar un Afganistán crucialmente estratégico, que por casualidad se encuentra cerca del corazón de Eurasia.

Basta con preguntar a China, Rusia y a Irán, miembro observador de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO). La SCO fue fundada en junio de 2001, primero para combatir el contrabando transnacional de droga y a los fundamentalistas islámicos y luego comenzó a promover todo tipo de cooperación en la energía, el transporte, el comercio y la infraestructura.

EE.UU. y la OTAN han ignorado totalmente uno de los objetivos de la SCO: encontrar una solución regional, no armada, para la continua tragedia afgana. La intransigencia de EE.UU. y de la OTAN durante la era de Bush tiene gran parte de la culpa por el proceso que convirtió a la SCO en la OTAN de Asia. Desde el punto de vista asiático y ruso, la OTAN no tiene nada que ver con la “edificación de naciones,” el mantenimiento de la paz o la “ayuda humanitaria.” Y Afganistán lo demuestra. Los asiáticos no necesitan un globopoli – mucho menos una TermiOTAN.

Obama, McKiernan, Scheffer, ninguno de ellos lo admitirá – pero hay muchos en Washington y Bruselas que en realidad quisieran que la OTAN fuera realmente una TermiOTAN sin fronteras, soslayando a la ONU para realizar imperialismo humanitario en todo el globo, eliminando por doquier a “al-Qaeda” y a “terroristas”, protegiendo a Oleoductistán y a tierras para ductos para los intereses occidentales en todas direcciones.

EE.UU., apoyado por la OTAN, fue la comadrona para una nueva encarnación de “fundamentalismo islámico” que debía, como lo hizo, librarse de los soviéticos en Afganistán y en las antiguas repúblicas soviéticas ricas en recursos energéticos. El que, millones de muertos y millones de desplazados más tarde, la OTAN ahora pida ayuda a los rusos para no quedarse encallada en Afganistán es otra amarga ironía de la historia de AfPak, y ciertamente no la última.

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Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y de “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge.” Su nuevo libro, que acaba de aparecer es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009).

Para contactos: pepeasia@yahoo.com.

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http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/KD04Df01.html



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