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Contra la OTAN y la guerra: construyendo alternativas en Estrasburgo
Por reenvío enlucha.org - Friday, Apr. 10, 2009 at 7:17 PM

Por Isaac Salinas, Jueves, 9 de Abril de 2009





Crónica. Ni gases lacrimógenos, ni bombas de humo, ni porras, ni balas de goma y ni tan sólo granadas de electrochoque. Nada pudo detener a los miles de activistas que nos dimos cita en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania) con tal de hacer sentir nuestra voz contra la OTAN y la política de guerra imperialista que lleva a cabo la Alianza. Los 20.000 policías alemanes y los 8.000 franceses mobilizados para la cumbre —junto a los servicios secretos y el Ejército— pretendían mantener las calles de Estrasburgo y Kehl libres de manifestantes.

Para ello se sirvieron de diferentes estrategias de represión, desde un férreo control fronterizo —a unos 10.000 activistas alemanes se les impidió cruzar la frontera— hasta la restricción del derecho ciudadano de manifestación y otras libertades.

Las 30.000 personas que, a pesar del bloqueo policial, logramos acceder a las manifestaciones convocadas el sábado 4 de abril a ambas orillas del Rhin, pronto descubrimos que no nos iban a dejar protestar pacíficamente. Fue el lanzamiento de gases lacrimógenos en la concentración previa a la manifestación en Estrasburgo lo que provocó una escalada de las protestas, que se saldaron con numerosos destrozos materiales, decenas de heridos y masivas detenciones. Protagonistas de estos altercados fueron miembros del llamado “bloque negro”, formado por autónomos. Ya el jueves 2 de abril convocaron éstos una manifestación espontánea que, tras duros enfrentamientos con la policía, acabó con 300 personas en comisaría. La manifestación del sábado, por su parte, se saldó con unas 450 detenciones. Muchas de estas personas seguían detenidas aún el domingo, impidiéndoles regresar con sus compañeros a su lugar de origen.

Pero, más allá de la represión policial, conviene destacar otros aspectos de lo acontecido durante la cumbre de la OTAN. Por ejemplo, la contracumbre, celebrada los días 3 y 5 en Estrasburgo, en la que se puso especial énfasis en la necesidad de conectar a nivel internacional la lucha contra la política de la OTAN. Entre plenarios y talleres, las discusiones abarcaron desde la ocupación de Afganistán —con la participación de Malalai Joya— hasta la relación entre ecologismo e imperialismo. La nota negativa de la contracumbre fue la distancia —no sólo física— entre sus asistentes y los activistas alojados en el campamento de Estrasburgo, que sin duda fueron los principales impulsores de las protestas vividas en las calles durante esos días. Esto llevó a que no pocos participantes de la contracumbre entraran a criminalizar las acciones del bloque negro durante las manifestaciones.

En referencia a la cumbre en sí —y como es habitual en estos casos— parece que los debates que tuvieron los representantes de los países miembros de la OTAN no arrojan a la luz nada nuevo. La “nueva estrategia” de Obama para Afganistán y Pakistán fue recibida por los demás socios de la Alianza con los brazos abiertos. Que se sepa, ni siquiera se discutió sobre la escalada militar en Afganistán que esta estrategia supone ni sobre los efectos de una posible expansión de esta guerra a Pakistán. Aunque sí es cierto que muchos socios europeos de la Alianza se mostraron reacios a enviar más soldados a Afganistán, en un momento en el que la OTAN está sufriendo serios problemas en ese país. No así el gobierno español que, tras los titubeos en la pasada cumbre de la OTAN en Bucarest el año pasado, ha afirmado que aumentará su contribución a las tropas de la OTAN en Afganistán en 600 soldados, que se sumarán a los 780 presentes en el país. Algo tendrá que ver en este cambio el hecho de que entonces fue Bush quien buscaba un mayor apoyo de sus socios de la Alianza para la ocupación de Afganistán y que ahora es Obama quien hace ese papel. Pero la maquinaria de guerra no entiende de talante ni de color, así que Obama se verá absorbido por ésta —y, con él, Zapatero— mientras nosotros no le pongamos freno.

Isaac Salinas es militante de En lluita

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