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"La Tierra tiene fiebre"
Por Alejandra Martins / BBC Mundo - Saturday, May. 30, 2009 at 7:04 PM

"La vulnerabilidad de los pueblos indígenas al cambio climático no es un tema que haya sido bien comprendido desde el inicio y no había sido tenido debidamente en cuenta en informes".

Gonzalo Oviedo es consejero sobre políticas sociales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN por sus siglas en inglés, y coautor de un informe de la organización sobre el impacto del cambio climático en los pueblos indígenas.

De acuerdo con el experto, algunas de las áreas que más riesgo corren con el calentamiento global en América Latina son al mismo tiempo áreas de gran vulnerabilidad humana, porque en ellas habitan comunidades indígenas muchas veces empujadas a zonas marginales en condiciones de pobreza, con muy poca atención del sector público.

Estas comunidades no sólo son víctimas del cambio climático, también exigen un mayor protagonismo a la hora de diseñar estrategias de adaptación. El 80% de los bosques del mundo están en zonas habitadas por pueblos indígenas, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y cualquier mecanismo de respuesta al cambio climático va a afectarlos directamente.

De los Andes a Centroamérica

En el caso de Sudamérica, "se ha comprobado que las montañas son muy sensibles a los cambios climáticos. La disminución de las lluvias conduce a una disminución de los glaciares y, por ejemplo, en Perú, en las montañas altas se ha evidenciado una disminución significativa de la cantidad de hielo que se derrite convirtiéndose en agua y dando origen a los ríos", señala Oviedo.

Lo mismo, según el autor del informe de la IUCN, se ha visto en "el caso de Bolivia en la zona del altiplano donde está el río Lauca, lo que está produciendo una situación de sequía en áreas donde viven pueblos indígenas".

Se observa algo similar en Ecuador, donde la nieve del volcán Cotopaxi alimenta al derretirse las fuentes de agua que salen a los valles, dando origen a ríos con caudales que ahora son "cada vez menores".

En la zona seca del sur de los Andes (Bolivia, Perú y norte de Chile) "hay comunidades que están sufriendo seriamente por la sequía, como los Urus, donde hasta hoy no se ha hecho nada", señala Oviedo.

En Centroamérica, el problema es otro: la exposición a fenómenos climáticos extremos, como huracanes, que se originan en el Caribe.

"Particularmente es la costa atlántica de Centroamérica la que está afectada, y ahí es donde vive, por ejemplo, el pueblo misquito. Y en la zona montañosa muy afectada por estos eventos climáticos también viven pueblos indígenas, que en muchos casos trabajan tierras ecológicamente frágiles, en parcelas pequeñas, de escasa fertilidad".

Cambios dramáticos

Los pueblos indígenas han utilizado tradicionalmente métodos de adaptación a variaciones climáticas.

En América Latina se han investigado muy poco las respuestas tradicionales de adaptación a la variabilidad climática, de acuerdo con Oviedo.

"Las comunidades indígenas de los Andes han practicado por siglos un sistema de utilización selectiva de pisos ecológicos, moviéndose hacia arriba o abajo en la montaña, cultivando por ejemplo, variedades de papa más resistente al clima seco y frío en la parte más alta y usando otros cultivos en las partes bajas".

De acuerdo con Oviedo se trata de una excelente adaptación a la variabilidad climática, pero no sería suficiente si toda la montaña se ve afectada por una reducción severa en la cantidad de agua. En muchos casos, además, las comunidades han perdido los derechos de acceso a tierras en todo ese rango.

También se han construido tradicionalmente pequeñas represas para cosecha de agua, pero los mecanismos locales no serían suficientes para enfrentar los cambios de gran magnitud que se predicen con el calentamiento global.

"El problema ahora es que con el cambio climático los cambios a nivel de la disponibilidad de agua son tan dramáticos que ya esos sistemas por sí solos no funcionan".

Tradiciones y técnicas modernas

La respuesta puede estar en combinar las prácticas tradicionales con otras técnicas de eficacia probada, y un ejemplo de que esto es posible es el llamado quesungual, un método de agroforestación desarrollado en Honduras.

El sistema incorpora prácticas tradicionales de las comunidades indígenas lencas, como el cultivo entre árboles que sujetan la tierra, evitando deslizamientos, y elementos más modernos desarrollados en conjunto con técnicos de la FAO, como la no quema de vegetación y la diversificación de cultivos.

Podrían también adaptarse a América Latina técnicas sofisticadas de cosecha de agua, como la llamada "aflaj", utilizada en tierras áridas del Medio Oriente, por ejemplo . Los sistemas altamente desarrollados de colecta de agua en tiempos incásicos se han perdido, señala Oviedo, y el sistema actual de usar represas de pared de tierra a cielo abierto es doblemente problemático: se pierde agua por filtración y por evaporación.

En la técnica "aflaj", que significa compartir, el agua que cae en la cima de las montañas corre a través de túneles de roca y se almacena en reservorios subterráneos, de donde se comparte de acuerdo a reglas estrictas, explica Oviedo.

"Maíz homogeneizado"

¿Qué mensaje desean llevar los pueblos indígenas a la conferencia sobre cambio climático que tendrá lugar en diciembre en Copenhague?

El impacto del calentamiento global en los pueblos indígenas fue el tema central de una cumbre este año en Alaska, a la que asistieron representantes latinoamericanos.

"Los pueblos indígenas no fuimos a Alaska a culpar a nadie, sino para curar la Tierra. Ella tiene fiebre porque le hemos saqueado su sangre, el petróleo, y la hemos puesto en el aire como gases de efecto invernadero. Pero esta fiebre la podemos curar", asegura Felipe Íñigez, coordinador del Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe, MAELA.

Íñigez, de la comunidad wirrárika (huichol) o "caminante" del estado de Jalisco en México, señala que los pueblos indígenas en su país están sufriendo especialmente con los cultivos transgénicos y la renta de tierras a grandes empresas para monocultivos de agricultura química, como los biocombustibles.

"Tenemos una gran pérdida de biodiversidad, más de la mitad de las importaciones de alimentos vienen de EE.UU. Nuestro pueblo durante miles de años ha vivido de la milpa, una asociación de cultivos con al menos cinco diferentes colores de maíz que representan los puntos de la Tierra, el alimento que Dios nos ha dado".

La dependencia de un maíz homogeneizado, en lugar de semillas seleccionadas por los propios agricultores, hace a los agricultores más vulnerables, y es por ello que el tema debe ser planteado en foros internacionales, señala Iñigez. "Los pueblos originales no somos un problema, somos gran parte del camino que ha solucionado problemas durante miles de años con gran acopio de sabiduría".

"Árbol sagrado"

Un tema que los pueblos indígenas deben llevar a foros internacionales es el riesgo de los megaproyectos de desarrollo e integración regional, advirtió a BBC Mundo Egberto Tabo, representante de la COICA, Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, con sede en Ecuador.

La cuenca amazónica, donde viven más de 400 pueblos con diferentes costumbres y conocimientos, está amenazada, según Tabo, por proyectos como la carretera Manta Manaos, una vía carretera que, asegura, ha causado deforestación en la Amazonía.

Los pueblos amazónicos también pueden aportar su espiritualidad y a través de ella una forma más profunda de sentir y reaccionar ante lo que está sucediendo en la Naturaleza.

"Cada ser viviente representa algo para nosotros, tiene algo que contribuir. Un árbol es un ser que nos guía, un ser muy sagrado, así como para la gente blanca la Iglesia es un lugar sagrado".

"Obligación moral"

Los países "deben recolectar información sobre formas de adaptación tradicionales que podrían usarse con el apoyo de nuevas técnicas", dijo a BBC Mundo Gonzalo Oviedo.

"En nuestros países donde sabemos que hay comunidades vulnerables, indígenas o no, se debe hacer un análisis de la vulnerabilidad de estas comunidades, que viven en condiciones de pobreza también en términos de la salud. Y la gente desnutrida no está en buenas condiciones para afrontar una situación de desastre".

Para el experto es esencial trabajar con las comunidades para reducir su vulnerabilidad, ya que los impactos del cambio climático "van a ser crecientes y lo peor está por venir, hay que prepararse".

De acuerdo con Oviedo, "todos los países tienen la obligación moral de desarrollar planes nacionales de adaptación al cambio climático y es urgente que todos lo hagan".

Y en el diseño de esos planes o acuerdos internacionales sobre cambio climático, todo indica que los pueblos indígenas, como víctimas o aportadores de soluciones, no deben ser ignorados.

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