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Ecuador: Indígenas amazónicos decididos a recuperar sus derechos
Por Noticias Aliadas - Saturday, Jul. 25, 2009 at 5:04 PM

Luis Ángel Saavedra desde Quito

Tras un largo periodo de fragmentación, la Confederación de las Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE) decidió unificarse en mayo y revitalizar la lucha por la defensa de sus derechos, en especial por el territorio y los recursos naturales, confrontando así la política extractiva del presidente Rafael Correa.

La CONFENIAE, adscrita a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), y que agrupa a las 10 nacionalidades que habitan la Amazonia ecuatoriana, ha sido la organización indígena más golpeada por los avatares políticos que ha vivido el Ecuador en los últimos 10 años.

Estas nacionalidades habitan en territorios estratégicos que proveen la mayor parte de recursos al Estado, y por esta razón los diversos gobiernos han buscado fragmentar su organización para minimizar la resistencia a las políticas extractivas.

El mayor golpe a esta organización lo propició el gobierno del ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005), pues él logró la adhesión a su proyecto político de líderes con gran influencia en las comunidades indígenas, como Antonio Vargas, quien fue ministro de Bienestar Social, y Héctor Villamil, que actuó como diputado en el Congreso Nacional. Estos dos líderes de la nacionalidad kichwa oriental, junto al líder cofán José Quenamá, mantuvieron organizaciones paralelas a la CONFENIAE, impidiendo su consolidación y el diseño de un plan de acción que promoviera los derechos de los pueblos indígenas amazónicos.

Esta tendencia al parecer fue superada en el último Congreso Ordinario del Parlamento de las Nacionalidades de la Amazonia Ecuatoriana, realizado en la ciudad amazónica del Puyo, el 29 y 30 de mayo pasado, con la presencia de más de 400 delegados de estas nacionalidades. Este congreso pudo realizarse luego de dos años de intensas negociaciones con las organizaciones de base, pues era muy difícil romper con los hábitos clientelares que habían desarrollado los tres líderes, ahora cuestionados, en alianza con los gobiernos de turno y representantes de las empresas petroleras.

"Aparentemente ya no tienen poder porque la gente se ha dado cuenta del engaño y de lo poco que duran las ofertas de las empresas", dice Paco Chuji, presidente de la Federación de Organizaciones de la Nacionalidad Kichwa de Sucumbíos, Ecuador (FONAKISE).

En defensa del territorio
Tras una década de división, la CONFENIAE ha podido estructurar un mandato de consenso para sus actividades, cuyo punto central es la protección del territorio y la recuperación de los territorios que las comunidades indígenas cedieron a las compañías petroleras o a otros colonos, pues la CONFENIAE considera que fueron entregados con base en acuerdos engañosos u otras negociaciones cuyos compromisos nunca cumplieron las empresas.

En este mismo sentido, su nuevo mandato establece procesos de resistencia a la ampliación de la frontera de explotación petrolera con la adjudicación por parte del gobierno de nuevos bloques de prospección y exploración, ya que consideran que estas actividades serán nocivas para sus territorios.

Las concesiones petroleras más cuestionadas están en territorios protegidos de las provincias de Napo, Orellana y Sucumbíos, como la reserva natural Yasuní, la más grande del país, en las que se intensifican las operaciones de prospección, pese a que estos territorios pertenecen a pueblos indígenas y a la existencia de expresas disposiciones legales que limitan estas actividades en áreas declaradas como reservas naturales.

"Ya hemos visto la contaminación en los pueblos de [la provincia de] Orellana, y también en nuestros propios pueblos. Eso no queremos para el resto de nuestro territorio", dice Jorge Calapucha, presidente de la Organización de los Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP).

Para sustentar esta decisión frente a las posibles reacciones del gobierno para imponer proyectos de extracción de recursos, el mandato de los pueblos amazónicos afirma: "Nos declaramos en desobediencia civil con las futuras declaratorias del Estado de Excepción por parte del gobierno nacional por intereses conexos a la explotación petrolera, minera, hídrica o forestal dentro de nuestros territorios ancestrales". Los estados de excepción ha sido un elemento recurrente de los diversos gobiernos para limitar los derechos de las personas, como la libre organización y el libre tránsito, y así poder controlar la protesta social.

No a nuevas regiones
En otro aspecto, la CONFENIAE también mira con recelo el proyecto presidencial de reformar la división territorial con la creación de nuevas regiones, pues esto constituye un riesgo para la unidad de la organización indígena amazónica.

En efecto, el proceso de reordenamiento territorial del Ecuador prevé la creación de al menos siete regiones en lugar de las cuatro existentes al momento (Costa, Sierra, Oriente y Galápagos), creadas en función de la geografía nacional y que se extienden de norte a sur. Las nuevas regiones fragmentarían el territorio amazónico, pues unifican territorios de la sierra y Amazonia de forma horizontal, lo que, según los líderes indígenas, fragmentaría también la organización indígena creada en función del ordenamiento territorial actual.

"Hemos pasado muchos años intentando que la CONFENIAE vuelva a ser lo que fue en los 90, cuando fue el primer levantamiento, y cuando parece que nos unimos de nuevo, otra vez las decisiones del gobierno tienden a fragmentarnos", dice Chuji, refiriéndose al primer levantamiento indígena de 1990, con el cual el movimiento indígena entró en el escenario político nacional.

El plan de reordenamiento territorial lo está llevando a cabo la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) y no cuenta con un equipo indígena que piense en el desarrollo de estos pueblos. Sin embargo, la SENPLADES anunció la posibilidad de crear circunscripciones territoriales indígenas, pero no ha establecido el carácter de estas circunscripciones, ni sus funciones dentro de la administración del Estado.

Asimismo, el gobierno de Correa, en su afán de centralizar la planificación del desarrollo y la implementación de los programas gubernamentales, ha iniciado un proceso de eliminación de las instituciones que planificaban y ejecutaban programas específicos para los grupos sociales vulnerables, como los pueblos indígenas, las mujeres, la niñez y adolescencia, entre otros, repartiendo las actividades de estas instituciones en diversos ministerios. Fue así como, por ejemplo, la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (DINEIB) fue absorbida por el Ministerio de Educación, mediante el Decreto 1585, del 15 febrero del 2009.

LA CONFENIAE también exige a Correa que derogue los demás decretos con los que se eliminaron el Consejo de Desarrollo de los Pueblos y Nacionalidades del Ecuador, la Dirección Nacional de Salud Intercultural y el Fondo de Desarrollo de los Pueblos Indígenas, ya que contradicen la Ley 150, dictada en 1992, que establece el derecho de las nacionalidades y pueblos del Ecuador para designar sus propias autoridades y directivos de las instituciones relacionadas con el desarrollo indígena.

Tito Puenchir, nuevo presidente de la CONFENIAE, alerta también sobre el posible desmantelamiento del Instituto para el Ecodesarrollo Regional Amazónico (ECORAE), encargado de financiar proyectos productivos o culturales propuestos por las nacionalidades indígenas amazónicas.

"Eliminar el ECORAE será ponernos en manos de la voluntad de las petroleras para sobrevivir", dice Puenchir.

Todos los puntos debatidos en el Congreso de la CONFENIAE les llevaron a tomar la decisión de oponerse al gobierno de Correa, como lo establece el mandato: "declaramos al régimen de Rafael Correa, Gobierno de Represión Ciudadana, por reprimir y expresar el inicio de genocidio e invasión a nuestros territorios de nacionalidades ancestrales".

La decisión de Correa de fortalecer la política extractivista lo está llevando a confrontarse con los pueblos indígenas, en especial los amazónicos. Correa apunta a la actual debilidad de las organizaciones indígenas; sin embargo, el Congreso de la CONFENIAE demostró que están en un franco proceso de recuperación. —Noticias Aliadas.

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