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Instan a proteger huellas prehistóricas en el sur de la provincia de Buenos Aires
Por La Nación - Friday, Jul. 31, 2009 at 6:40 PM

Paleontología / En la Reserva Natural Pehuen Co-Monte Hermoso

Son de los grandes animales que habitaron la zona hace 12.000 años; la erosión marina y el tránsito vehicular las ponen en peligro

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Miércoles 29 de julio de 2009 | Publicado en edición impresa

Instan a proteger huellas prehistóricasEn la playa, huellas de perezosos y aves de 12.000 años de antigüedad Foto: Gentileza Museo Nacional Carlos Darwin

Fabiola Czubaj
LA NACION

Un pequeño grupo de paleontólogos, antropólogos y geólogos realiza desde hace 23 años un esfuerzo contra reloj para proteger una colección única de huellas prehistóricas a poco más de 600 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires.

Diseminadas en las capas arcillosas que forman el suelo de 3 kilómetros de costa bonaerense, esas huellas animales de 120 siglos de antigüedad resisten expuestas a la erosión marina y la despreocupación de los visitantes de la Reserva Natural Provincial Pehuén Co-Monte Hermoso.

"Esa arcilla en la playa se formó hace miles de años en un sitio bajo, donde se juntaban agua y barro. El clima árido y frío lo secaba enseguida y otra tormenta tapaba la capa anterior hasta formar como un milhojas. Ahora, con el ascenso del nivel del mar, la erosión se intensifica muchísimo y se combina con el paso de vehículos por el lugar, que hace que las huellas se quiebren y podamos perderlas", explicó la geóloga y paleontóloga Teresa Manera, directora ad honórem del Museo Municipal Carlos Darwin, en Coronel Rosales, y docente de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

Según estudios geológicos realizados por el equipo de especialistas del museo, de la UNS y de la Universidad Nacional de La Plata, esos cinco kilómetros de capas de arcilla semiconsolidada, que están cubiertas por la arena de la playa, siguen por debajo de los médanos hacia el interior del continente. "Por eso son tan delicadas su protección y su conservación: siempre se pueden encontrar huellas y restos fósiles nuevos, cuando el mar los descubre. Ya identificamos 22 especies distintas entre mamíferos y aves que convivieron hace miles de años en ese ambiente de laguna", señaló Manera.

Según informó el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible bonaerense (OPDS), ya se reforzó la cartelería del lugar para prohibir el paso con vehículos -el lugar se debe recorrer a pie- y se está alambrando la zona de la reserva.
En el museo

Gran parte de la información recolectada desde 1986, cuando el esposo de Manera, el doctor Roque Bianco, descubrió las primeras huellas de grandes mamíferos que una marejada dejó a simple vista, se puede apreciar en el museo de Coronel Rosales ( http://www.muncrosales.gov.ar/museo.asp ).

Allí se pueden ver una réplica de tamaño real de un oso perezoso terrestre y moldes de huellas de otros habitantes de ese yacimiento único en el mundo, en el que convivieron megaterios, mastodontes, macrauquenias (herbívoros parecidos a camellos sin joroba y con tres dedos) y gliptodontes (parientes lejanos de los armadillos), además de animales actuales, como los flamencos y otras aves, pumas, ciervos y guanacos.

Pero esas huellas del Pleistoceno tardío, cuando se extinguieron los grandes mamíferos, no son lo único que quedó en las tres áreas en los cinco kilómetros de costa que cubre la reserva, entre los balnearios de Monte Hermoso y Bahía Blanca (ver mapa). "El sector más vulnerable es el de las huellas de animales, que incluyen algunas huellas humanas -precisó Manera-. Pero cerca de los balnearios de Monte Hermoso hay 0,5 kilómetros con gran cantidad de huellas humanas de hace 7000 años y que no están asociadas con los megamamíferos extinguidos, sino con fauna más parecida a la actual."

Tanto las pisadas humanas como las marcas de pelo de megaterios en las huellas de esos gigantes despiertan gran interés científico internacional. "Sería un excelente recurso de turismo ecológico cultural no masivo, pero con protección previa; también están los médanos con flora y fauna autóctonas del pastizal pampeano, que prácticamente está extinguido", propuso Manera.

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