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Paraguay: Desarrollo de Locos en Ñeembucú
Por Altermedia Paraguay - Friday, Sep. 04, 2009 at 9:03 PM

El capitalismo muestra sus garras en la sociedad y ecología del suroeste de Paraguay

 

No solo estamos en una civilización de suicidas, sino que estamos en la civilización de los miserables. Nuestro único modelo de desarrollo económico es el de la acumulación de riquezas por la destrucción masiva de los recursos naturales y la generación masiva de pobreza, de más y más pobreza cada vez.


Como mencionó Frei Betto, la destrucción ambiental genera injusticia social y la injusticia social genera más destrucción ambiental.


Fíjémosnos en el caso concreto del vértice suroeste de Paraguay, el departamento de Ñeembucú.


El departamento de Ñeembucú, según datos del Censo de 2002, tenía una población de 76.738 habitantes[i], 39.238 en zonas urbanas y 37.500 en zonas rurales; es decir, apenas el 51% de la población de Ñeembucú en esos tiempos era urbana. Según el citado censo el departamento tenía una densidad poblacional promedio de 6,3 seres humanos por Km2, una de las más bajas del país (solo le supera en baja densidad  los departamentos del Chaco paraguayo)[ii] El sociólogo Ramón Fogel en el 1992 expuso la cifra de 67.589 usando como fuente al informe de la DGEEC de ese año[iii].


El tema del crecimiento poblacional de Ñeembucú es clave para este artículo. Entre el año 1992 y 2.002 la población creció con 9.149 nuevos habitantes, lo cual significa 915 nuevos habitantes por año. Ello significa un crecimiento del 1,2% anual en relación a la población del censo del año 2002. Proyectando ese porcentaje teóricamente en el año 2009 ya habrían 83.149 habitantes en Ñeembucú.  Obviamente este estimativo poblacional es muy relativo, pudieron darse condiciones socioeconómicas y ambientales adversas que provoquen la caída de la población en Ñeembucú.


En Ñeembucú hay una ligera mayoría de varones sobre mujeres. Los primeros son 38.825 (51% del total poblacional) y 37.523 mujeres (49% del total poblacional)


La composición por edad de la población de Ñeembucú, según el censo de 2002 es de:


1-Menores de 15 años: 24.107 (31% del total de la población)

2-De 15 a 29 años: 19.471 (25% del total de la población)

3-De 30 a 50 años: 24.231 (31% del total de la población)[iv]


La caída generacional entre niños y jóvenes es debido a la migración. Ñeembucú es zona fronteriza con Argentina y muchos de sus jóvenes se ven tentados a migrar hacia dicho país por los altos ingresos que tienen los oficios de nivel académico medio de dicha nación (además de los altos servicios sociales y el avanzado ambiente democrático que ofrece el citado país) Para el año 2002 se observa que en promedio 2 de cada 10 jóvenes deciden migrar de Ñeembucú, muy probablemente hacia la Argentina y en algunos casos hacia España (hasta antes de la crisis financiera mundial de finales de 2008) Ello denota la crisis laboral que sufre Ñeembucú.



Ese tema se pasa a analizar.


Empleo en Ñeembucú

 

Según los datos del censo del año 2002 la Población Económicamente Activa en Ñeembucú abarca a 31.312, el 41% del total de la población. Que se subdivide en:


1-Sector Primario (agrícola-agropecuario): 12.347 (17% del total poblacional)

2-Sector Secundario (industrial):                    5.427(8% del total poblacional)

3-Sector Terciario (comercio-servicios):      13.117(18% del total poblacional)


Estos datos reflejan lo que se podría llamar “ocultamiento estadístico económico” en cuanto al sector terciario, ya que ¿cómo se explica que en un departamento tan pobre, con el 70% de las tierras siendo humedales[v] pueda existir un alto sector terciario?


El tema es explicable solo si se considera que Ñeembucú es una ruta preferida para el contrabando y el narcotráfico[vi] Fogel ha tratado de estudiar este fenómeno socioeconómico, pero ha recibido advertencias sobre lo peligroso de ello. De todas maneras, lo cierto es que de los 30.891 habitantes económicamente activos de Ñeembucú, quizás la mitad o más de ese 42% del sector terciario esté dentro de la economía informal. Esto tiene poderosas consecuencias en la cultura y modo de vida de los ñeembuqueños.


Pero en este artículo lo importante es el sector primario y su relación con el medio ambiente de Ñeembucú, con sus humedales.


La actividad agrícola y agropecuaria junto a los Humedales

 

Ñeembucú tiene 12.147 km2, lo que equivalen a 1.214.700 hectáreas[vii]. El 70% de su territorio corresponden a humedales históricos (Contreras, 2000[viii]) es decir, naturalmente son terrenos inundados o inundables cíclicamente[ix], por tanto no son aptos para mucha de las actividades primarias. Esto nos deja solamente 364.410 hectáreas empleables permanentemente para la actividad primaria. Esta área ha sido brutalmente extendida en un porcentaje relevante por unas canalizaciones que no tuvieron en cuenta el complejo de la red de humedales, nutrientes y ecosistemas del Ñeembucú.


El censo agropecuario de 1991, expuesto por Fogel en su obra citada[x], expone un área empleada de 726.583 hectáreas en uso[xi], el 60% del departamento, exactamente toda la superficie correspondiente a los humedales!!! Al menos así era en los datos de 1991[xii].


Lo cierto y lo claro es que en Ñeembucú se han presentado situaciones de superposición de títulos, por tanto los datos aportados por el censo agropecuario de 1991 no son fiables.


Ante esta obscuridad, nos guiaremos por el promedio de densidad poblacional y su relación con la PEA del sector primario. Teniendo una densidad promedio de 6.3 habitantes por km2, o sea, 630 hectáreas por habitante, hipotética e inexactamente la PEA primaria en promedio solamente ocuparía un total de 19 hectáreas por productor (es lógico que la PEA del sector primario viva en zonas rurales en su casi totalidad) lo cual nos da 234.593 hectáreas que se estarían utilizando para la actividad económica primaria. Se aclara que esta última cifra es una construcción estadística inexacta, al solo efecto de tener un perfil genérico del uso de la tierra en Ñeembucú. De todas formas 234.593 hectáreas son mucho más razonables que las 726.583 hectáreas del censo rural. Esto supuestamente dejarían 129.817 hectáreas sin emplear.


La realidad del desorganizado desarrollo económico ñeembuqueño sugeriría que se estarían usando más que las 234.593 hectáreas de terrenos no anegadizos por inundaciones.


A su vez las actividades primarias, por volumen de producción, se centran en los siguientes rubros:


(en toneladas)


1-Maíz:                   8.585

2-Caña de Azúcar:  6.411

3-Algodón:              1.765


Ganados:


(en miles de cabezas)


1-Vacuno:                398,8  

2-Porcinos:                24,9  

3-Ovinos:                   42,1

4-Equinos:                  33,1

5-Caprinos:                  8,1 


Como se ve, el maíz es el principal cultivo del departamento, generalmente es para autoconsumo, ya que el maíz es una parte integral de la dieta paraguaya, heredada de la alimentación guaraní. En cuanto al ganado, no es ningún secreto que Ñeembucú es un departamento ganadero. Pero los datos indican claramente que es un departamento de autoconsumo maizero, es uno de los últimos departamentos del Paraguay que aún conserva la agricultura tradicional de autoconsumo con componentes principalmente ecológicos. La frontera de agricultura mecanizada y agroexportadora no ha llegado plenamente en Ñeembucú. Por  tanto la cultura campesina original sigue estando relativamente intacta en dicha zona. Este dato es de importancia a la hora de considerar la relación cultura-medio ambiente en el departamento.  A la cultura campesina tradicional, se le entrecruza la cultura gaucha, más relacionada con la ganadería, con fuerte influencia del nordeste argentino[xiii].

 


La Primera Fase de la Locura: Las Canalizaciones

 

A mediado de los 1990’s se realizan trabajos de canalizaciones que serían fatales para el microclima húmedo de Ñeembucú, exponiendo al departamento a sufrir con mayor intensidad las sequías[xiv]. De hecho la reciente sequía que azotó al hemisferio y en especial al Gran Chaco Americano, permitió notar el grave error que se cometió con las citadas canalizaciones.


De todas maneras, con dichas obras se extendió de forma considerable la frontera ganadera, ganándose nuevas áreas de pastoreo. El uso de la tierra para ganadería ha ido creando una paulatina pero constante deforestación en la región, como claramente lo exponen los investigadores de la UNP al respecto[xv], que expresan:

 

 

 

“3-Generación de un espacio perimetral sometido a intensa acción extractiva, que en el inicio fue de productos agropecuarios y que tiende cada vez más a ser de tipo “minero23. La actividad extractiva es, además, de tipo agropecuario y maderero24. La producción agropecuaria actualmente se destina en forma mayoritaria al consumo local, pero hasta mediados del siglo XX hubo un nivel significativo de exportación por vía fluvial de productos de la tierra, en especial la naranja.[xvi]

                               

“6.- Antropización progresiva del paisaje y del medio natural por creciente invasión y perturbación de todos los ecosistemas regionales. La intensidad de esta acción se concentra alrededor de las poblaciones (dando lugar a urbanización, suburbanización y ruralización28), y es proporcional a la densidad demográfica humana de las mismas y a su desarrollo social participativo y globalizado. Las condiciones del sistema vial potencian la intervención, en especial la caza y la extracción de productos de flora y fauna, en la medida en que los vehículos circulan con mayor facilidad. Este proceso se incrementa notablemente en los años de sequía, con fuerte estiaje de los cursos de agua y con desecación temporaria de muchos sistemas.”

 

Cabe recordar que antes Pilar y Ñeembucú eran muy conocidos por las naranjas que exportaban, hoy solo quedan unos pocos naranjos en la ciudad como recuerdo de aquélla producción, que fue reemplazada por el algodón por sus conveniencias económicas al instalarse la fábrica textil Manofactura Pilar S.A.


Está claro que el mayor impacto ambiental y social en Ñeembucú se dio a partir de la inauguración del asfaltado de la ruta IV. Lamentablemente ni antes ni después de dicha construcción se dio un estudio de impacto ambiental serio sobre dicha obra.


A la par que se construía la ruta asfaltada, avanzaban las obras de construcción de canales en las vías naturales de interconexión entre humedales, acelerándose la circulación y escurrimiento de las aguas hacia el río Paraguay, hasta el colapso de algunos arroyos y esteros, como es el caso del arroyo Montuoso, hoy totalmente desecado.


Por los pocos datos con que se cuentan sobre el impacto de las canalizaciones de los humedales de Ñeembucú, se puede deducir que los resultados de las mismas fue inversamente proporcional a lo esperado: La producción ganadera y agrícola cayó hasta más de un 50% en algunos casos.


La Segunda Fase: La producción olera descontrolada

 

La olería es la actividad más reciente en Ñeembucú. Generada a partir de construcciones edilicias de instituciones públicas en la ciudad de Pilar, la misma se ha convertido en una fuente de trabajo importante en el citado distrito, sobre todo en la compañía  de Valle Apu’a. La misma responde a la instalación olera del testaferro de un reconocido ex diputado colorado que tiene fuerte influencia en el gobierno departamental.


Como es obvio, esta actividad productiva requiere de mucha biomasa forestal para que pueda funcionar. Al ser muy reciente, el impacto aún no es preponderante, sin embargo se tienen referentes históricos sobre uso de biomasa forestal como fuente de energía. Así lo fue la planta generadora de energía eléctrica de  Manofactura Pilar S.A., que durante la primera mitad del siglo XX tuvo un enorme consumo forestal, como lo refieren Contreras-Delpino en la referencia 22 del artículo ya referido, a decir:

 

A partir de 1930 una industria local inició la demanda de leña para sus hornos, con un volumen de consumo que actualmente alcanza las 30.000 a 35.000 toneladas métricas por año, lo que equivale al consumo de 300 a 350 hectáreas de monte por año. Debe destacarse que desde 1950 hasta 1985 el consumo superó las 66.000 toneladas métricas anuales, es decir, se deforestaron para lograr ese combustible cerca de 600 hectáreas por año, pues hasta 1985 la fábrica proveyó de energía eléctrica a la ciudad de Pilar mediante una usina térmica a leña. Si bien en el último lustro se comenzó a quemar producción propia con forestaciones de eucaliptus, el volumen de leña extraída del bosque autóctono continúa y es todavía considerable. En siete décadas ha dejado una huella marcada en todo el departamento, en el que se extrajo leña con la única limitación de la accesibilidad y la distancia.

 

Según el censo agropecuario de 1991, en aquél año existían 60.000 hectáreas de islotes mal conocidos como boscosos (el término más preciso sería el de islotes selváticos[xvii]) Si esa cantidad de masa forestal quedó intacta hasta el presente y si la actividad olera llega a consumir tanto como lo hizo Manofactura Pilar, tal rubro industrial tendría una efímera vida de 10 años.


Pero esto no sucedería, ya que actualmente, el Ing. Jorge Ocampo, profesor del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de Pilar ha iniciado un proyecto de reforestación con eucaliptos, lo cual haría “sustentable” a la actividad olera.


Aparentemente el proyecto de Ocampo solucionaría y permitiría un desarrollo agroforestal e industrial del departamento, con el avance del modelo de olería ecológica con cultivos de eucaliptos. Pero tal idea es una trampa, ya que según estudios 100 hectáreas de cultivo de eucaliptos solo genera y permite trabajo para una persona, a diferencia de la ecoagricultura de autoabastecimiento, que genera hasta 35 puestos de trabajo por 100 hectáreas en Uruguay, con un clima no tan distinto del nuestro (sin tener en cuenta que eso también significa sustento alimenticio para las familias de los campesinos ecológicos)[xviii]


Volviendo al censo agropecuario de 1991, en aquélla fecha la actividad netamente agrícola ocupaba en total 24.553 hectáreas[xix],  si los 12.347  trabajadores del sector primario se dedican casi totalmente a la actividad agrícola, se podría suponer que Ñeembucú genera un puesto de trabajo cada 19 hectáreas. Si extraemos el rubro de “pastos implantados” se generarían un puesto de trabajo cada 1,7 hectáreas, el mínimo de bioespacio para un ser humano[xx].


La olería es una actividad relativamente más rentable que la agricultura familiar a corto plazo y a primera vista asegura ganancias más estables, por ello no sería raro que si se promueve la olería con los cultivos de eucaliptos en el distrito de Pilar, rápidamente se generaría un fenómeno social de imitación[xxi] hacia los demás distrito de Ñeembucú. Además la olería es una actividad económica de capital intensivo, por tanto concentra más los recursos sistémicos socioambientales, lo cual aumenta la entropía social, con las consecuencias más que conocidas de más dependencia económica, pobreza y degradación ambiental.


De hecho el modelo de cultivo de eucaliptos, necesario para volver sostenible a la industria olera, en Ñeembucú apenas dejaría bioespacio para 245 habitantes.


Es decir, con el proyecto olerías-eucaliptales en pocos años serían expulsados de Ñeembucú 12.000 seres humanos. Ello a su vez generaría una reacción en cadena que mataría a muchos comercios y servicios urbanos que suministran mercaderías y beneficios a dichos trabajadores agrícolas. Por ello es casi seguro que el sector terciario sea proporcionalmente directo al sector primario, por tanto el citado proyecto de desarrollo podría potencialmente exiliar a casi 24 mil habitantes de Ñeembucú.

 

Es este grave riesgo de degradación social y desintegración poblacional el que ha motivado este artículo, que si bien no es preciso en cuanto a datos y cálculos, sí permite perfilar probabilísticamente las consecuencias socioambientales de un modelo de desarrollo alocado en el departamento de Ñeembucú.

 

Alejandro Sánchez

Ecologista y Pacifista



[iii] Ver su obra “La Ecorregión de Ñeembucú” Edición CERI-UNP página 96.

[viii] Ver la referencia 7

[ix] Los ciclos que nos interesan son aquéllos que se presentan más de una vez en una vida promedio humana del siglo XXI, es decir, de 70 a 120 años.

[x] Ver más en la página 106 del opus citado.

[xi] Están agregados 63.641 hectáreas de monte, pero no aparece ninguna hectárea de humedales.

[xii] No se han hallado datos totales disponibles en Internet.

[xiii] No es raro que en Ñeembucú a más de la polka, se escuche el conocido chamamé argentino, de hecho existe una mayor influencia del chamamé que de los ritmos paraguayos originales, por la fuerte promoción cultural que hacen los medios radiales argentinos de los ritmos litoraleños, algo que no se observa en cuanto a los ritmos paraguayos. La aculturación es bidireccional, ya que en el nordeste argentino la influencia de la cultura paraguaya es muy preponderante, al punto que el bilingüismo castellano-guaraní está presente en esta zona de la Argentina, aunque el apoyo estatal a la cultura del nordeste argentino hace que la influencia sea mayor en un sentido.

[xv] Ver más en el inciso 5.

[xvi] Ver más en el inciso 5.

[xix] Ver referencia 10, se suman los cultivos permanentes, con los de corto plazo y el pasto implantado, que requiere un trabajo agrícola.

[xx] Serge Latouche, profesor universitario de economía, promueve el decrecimiento sostenible, para el es necesario volver a un consumo de recursos por hectárea (bioespacio) igual a 1,8 hectáreas, que sería el mínimo sostenible para un ser humano, más en http://www.euroresidentes.com/Blogs/lola/2007/10/serge-latouche-defensor-del.html . Por otro lado, el minifundio o de agricultura familiar es más productivo que los latifundios de monocultivo, ver más en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69388

[xxi] El fenómeno de imitación fue estudiado por primera vez por Durkheim para el caso de los suicidios sucesivos en una sociedad, más en http://www.herreros.com.ar/melanco/aldanondo.htm , recientes estudios indican la importancia social de la imitación, más en http://fundacionintegrar.blogspot.com/2009/08/imitar-la-conducta-podria-ayudar-forjar.html

 

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