Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Entrevista a Mariano Dubín: "Desde mi poesía discuto el mundo"
Por Federico Sager ((i)) La Plata - Wednesday, Sep. 23, 2009 at 6:29 PM
cmilaplata@gmail.com

Tiene 26 años, enseña lengua y literatura en colegios secundarios y está presentando su segundo libro de poesía, La Razón de mi Lima (el primero fue La Mala Vida), donde arremete con munición gruesa contra los chetos y narra historias de negros, migrantes, indios y villeros. Historias de esas que se viven a diario en los barrios del gran La Plata, en cualquier esquina, en la puerta de un boliche de cumbia o algún bar de mala muerte. Palabras crudas, negadas por las academias y ninguneadas por esos "poetas" que dicen sin decir nada.

Este jueves 24 de septiembre, Mariano Dubín presenta su libro a las 20:40 hs en el Centro de Cultura y Comunicación (42 entre 6 y 7), junto con amigos candomberos, guitarreros, poetas, dibujantes "y otros vagos malentretenidos", como proclama el volante de convocatoria. Se pide puntualidad porque a las 21:10 se cerrarán las puertas del lugar.

Con motivo de la presentación o, mejor dicho, utilizándola de excusa, Indymedia La Plata dialogó con el autor sobre su reciente publicación, su posición dentro del campo literario y sus definiciones respecto a la cultura popular.

Entrevista a Mariano...
marianoportada.jpg, image/jpeg, 470x608

- ¿Cómo surgió el libro?

- Me parece que el libro da cuenta de años de calle, de vagancia, de amigos, de una sistematicidad de la vivencia popular. Yo durante años fui un flaneur de la cultura popular y me parece que este libro tiene eso, tiene el ritmo... Es más, me doy cuenta de cómo escribo en tanto qué tipo de vida llevo. Hace un año que me metí mucho en la universidad y demás giladas académicas y me noto mucho más aburrido. Lo que me gusta de este libro es que están todos los barrios por los que yo caminé, están palabras que yo escuché, historias. Gran parte de las historias son historias de gente que conocí, el Pelapapas, que no lo conocí personalmente pero allá en Berisso es un tipo que... Espero que no lea esta nota y venga a mi casa de Berisso a reclamarme su...

- El Sietesacos...

- El Sietesacos está siempre por mi... Yo vivo cerca de la Plaza Almafuerte y él siempre anda por ahí... Además viene siempre vadeando, hay un río que es el aire cuando camina que es increíble. Y después, obviamente, mi primer barrio que es Tolosa, yo nací como dice el tango en un barrio de tres esquinas, nací ahí entre Barrio Norte, Hipódromo y Tolosa y para mí Hipódromo y Tolosa crean una cosmovisión muy al estilo realismo mágico. Yo venía de vivir en un edificio en el centro, en 44, y de pibe ver la gente en los studs, ver la gente del hipódromo, andar por ahí con Santi que es un amigo de toda mi infancia, que es mi compadre, andábamos por los trenes... Y después de más grande el Churrasco, las vías del tren, la favela y todos los barrios de Tolosa donde conocí gente que realmente me enseñó mucho, sin nunca perder mi consistencia de artista burgués. Lo que te permite la poesía es explorar esos espacios, sin nunca convertirme en... O sea, soy un pibe de barrio, pero un pibe burgués de barrio. No quiero inventar ninguna impostura, porque esto se logra laburando. Hay grandes imágenes de los artistas argentinos que logran eso. Atahualpa, que laburó, recorrió el país...

- Iba a preguntarte si te sentís parte de alguna genealogía intelectual, literaria...

- Sí, del escritor que escribe con una buena oreja, sin perder nunca lo que significa ser escritor, lo que significa escribir, siempre pensando en mejorar su estética, pero con mucha oreja en el barrio, en la montaña, en la selva... Recupero una frase de Ricardo Rojas que me gusta mucho que son los tres misterios, que son la sierra, la selva y la pampa. Y Atahualpa decía, un escritor tiene que recorrer esos tres misterios. Y yo lo intenté, recorrí los tres misterios y dos veces seguidas me perdí en el monte, una vez en Tucumán y otra en Cuzco, entonces dije: me quedo en el barrio que es lo mío. Ahí no me voy a perder que las calles son todas cuadriculadas.
Pero el tema tiene que ver con un poeta que tiene buena oreja. A mí me gustan los grandes poetas españoles, Machado, García Lorca, son grandes escritores de vanguardia que piensan en estéticas muy complejas pero que tienen ese sabor de la palabra dicha, de su tierra... También hay mucha mierda, mucha gente que a través de este tipo de estética produce mierda, pintores costumbristas que no dicen nada... Me parece que un poeta te deja ver un espacio nuevamente, desde ese lugar, desde esa palabra carreteada por la vida, que aparece en Berisso, en Ensenada, en Ringuelet, en Tolosa, en todos los barrios de las ciudades que... Me parece que recorriendo Latinoamérica, la cultura popular, la cultura de nuestro pueblo, la unidad mínima es el barrio, ahí está. Me parece que ese pensamiento territorial es lo que aparece en mi poesía. Y desde ahí discutir el estilo Manifiesto Antropófago, yo creo que desde mi poesía discuto el mundo, no es una poesía que se está mirando el ombligo. Estamos para discutir el mundo desde lo que somos nosotros.
Uno está escribiendo siempre en contra de alguien, y yo escribo en contra de la vulgaridad académica, del "pechofriismo" que hay en la clase media argentina. Profundamente en contra de eso escribo. Prefiero que la pasión te reviente y no un pecho frío. Yo en la introducción del libro hablo de eunucos, de gente que llora su pene castrado, a mí me gusta la poesía de Arlt, el cross a la mandíbula, el tango que quiere decir algo, a mí me gusta la gente que quiere decir algo, si no queres decir nada... Esos terciopelos acaramelados que escriben algunos a mí no me... Seguramente si vos vivís en un edificio, con un puff y te tirás, con música lánguida, bueno, tal vez esa poesía te gusta... A mí me gusta la poesía y la escritura que esté curtida, que tenga algo de sudestada, de resaca. La resaca es cuando hay sudestada, y baja, deja todos los troncos, todas las cosas. Me gusta la poesía que deja justamente esa la resaca, después de la sudestada. Como decía Atahualpa en Los ejes de mi carreta: "si a mi me gusta que suenen...", esa poesía que sea difícil, no en el sentido de la lectura, que de cuenta de algo que esté inscripto en el cuerpo, esa idea de que la literatura esté unida al cuerpo, a la experiencia.
Hay una frase que tiene que ver con el enciclopedismo que siempre critico... Un escritor ruso se le acerca a Gorki y le trae un manuscrito. Un escritor que puede ser un gran escritor soviético, y Gorki lo lee y eran buenos manuscritos, pero Gorki le contesta: "¿sabés lo que te pasa? Te falta vivir. Yo te tomaría cinco años, recorré Rusia y después volvé a escribir". Y el tipo hizo eso. Yo no lo he leído pero me quedo con esa idea: para escribir tenés que decir algo. Querer cantar las cuarenta... Yo creo que ahí está la cosa. Poder escribir como un transhumante de nuestra cultura. Y decir cosas que molestan.
Yo cuando canto "basta de negros"... Yo me crié en una cultura donde ser negro era/es una cosa exótica, desaparecida... Lo cual no significa que no haya tenido un recorrido desde chico desde lo popular, yo iba mucho a Punta Alta, al campo, donde había comunidad mapuche, muchos criollos... Pero me queda... No se, la educación es como anteojeras. Vos ves el país que te enseñaron. Y acá hay un mito, que es el mito de la inmigración europea, que es el mito que te enseñan en la universidad, en la escuela, y hay otra historia que también incluye a la migración europea que es la de las clases populares, que es la de la migración interna, la de los gauchos, la gente de la villa. Y yo siempre, por un motivo u otro, siempre anduve por ahí, y creo que mi literatura tiene ese ritmo, esa música y ese odio y ese rencor, esas ganas de pegar un cross a la mandíbula, a esa cultura pechofrío, cheta, que no quiere decir nada porque no tiene nada para decir, la gente que tiene cosas no va a querer decir nada porque está cómoda, vos para decir algo te tiene que faltar algo, tenés que querer obtener algo, y lo que yo quiero obtener a través de la poesía es ese poder discreto de, por lo menos, poder ganar en las letras, ya que si no se puede hacer otro 17 de octubre, por lo menos en un lindo poema le podamos reventar la cara a los que siguen hablando de aluvión zoológico.

- ¿Cómo se está moviendo el libro? ¿Ya recibiste críticas, apreciaciones del libro?

- En general hubo de todo. Es cierto que la poesía no es el género que prime más. Entonces lo que uno tiene que lograr con la poesía es recitarlo, leerlo. Los chicos de la Editorial Pixel se que lo han vendido. Después, hace poco, salió una nota en la revista Tinta Roja que me gustó mucho. Esto depende más que nada de mí y para todo productor, todo artista, tiene que insistir, salir, salir... Como los pibitos que tienen una banda de rock y van a tocar a todos lados. Hay una cosa del poeta que se junta con los amigos a masturbarse con sus veleidades, lo cual no está mal. Yo valoro las ganas de querer decir algo, como voy a recitar ahora para la presentación de mi libro y el año pasado recité en varios lugares creo que esa es la idea, ir a decir algo. De última que te digan "mirá, dijiste una pelotudez", pero prefiero que digan eso, que digo una pelotudez a que no digo nada.

- ¿Cómo fue tu participación en el espacio de la FLIA?

- Yo fui a la FLIA porque los chicos de Pixel me invitaron, ellos están en la organización. Yo no había ido nunca a la FLIA en Capital, la verdad que fue un espacio más que interesante y yo lo que valoro de la FLIA y de toda la gente que está ahí es estar a contracorriente y con ganas de seguir produciendo. Las grandes imprentas y editoriales argentinas están en la producción de mierda masiva, y yo no diría que la producción de mierda son solamente los best sellers, me parece que esta idea de la literatura académica, sin nombrar para no crear ningún resquemor, también son esas veleidades, esas literaturas soporíferas. Me parece que lo bueno de la FLIA es poner en cuestión problemas que hay en la cultura argentina. Está la editorial de Cucurto que da espacio a una nueva forma de pensar, que muestra el problema del trabajo. Pero bueno, sintetizando, es que la FLIA es más que interesante, pero tiene su límite. Mientras que no haya una política estatal, de producción literaria y las editoriales grandes sean todas europeas y dependan de un mercado, de los gustos siempre veloces de la clase media... Lo de la FLIA es muy interesante, contrahegemónico, pero también tiene que haber un espacio donde esta discusión sea una discusión de Estado, de qué tipo de Estado queremos.

- ¿Y ahora estás metido en algún proyecto nuevo, estás pensando un próximo libro o dedicado a full a la difusión de éste?

- Sí, estoy... Sigo escribiendo, obviamente... La escritura es un cable a tierra todo el tiempo, en el sentido de que uno puede reflexionar, socavar cuestiones personales. Es una cuestión chamánica la poesía -me metí en la parte inmaterial de la poesía- y también lo reivindico. A través de la poesía, la palabra poética puede sacar tanto cosas de la cultura como de uno que están soterradas en distintas capas de olvido, de represiones y demás. Pero mi idea, volviendo a tu pregunta, es intentar mover este libro. Mandarlo a distintas revistas, ir a presentarlo a Capital, como ahora en el Centro de Cultura y Comunicación. Me parece que si uno escribe algo tiene que decirlo y eso es lo que quiero hacer.

- ¿En qué otros proyectos andás involucrado?

- Mi trabajo, que es un trabajo académico, teórico en general es investigar y desarrollar distintos problemas de la cultura popular. Yo hace años que hago talleres literarios en distintos barrios de La Plata. En el que trabajé más años es en uno por Arroyo El Gato, de Ringuelet, con chicos de 5 o 6 años a 13 años, que para mí sigue siendo una experiencia sustancial, fundacional, en mi forma de pensar el mundo, porque más allá de que siempre tuve, por distintos motivos, relación con un barrio -vivo en Berisso, es más- fue un trabajo sistemático en un comedor municipal, con la escritura de los chicos, que me permitió ver las resistencias que hay, la cosmovisión que hay en la cultura popular, que pide cancha. Me parece que faltan partidos políticos que tengan los huevos que tiene el pueblo, para lograr el poder. Hay una izquierda acá, muy universitaria, muy cómoda en los libros que repiten siempre lo mismo, y no explorar ese mundo popular, con sus complejidades y sus contradicciones que bocetan un tipo de país. Y yo como escritor estoy tratando de encarar eso. Bueno, hay una gran tradición de escritores, Manuel Castilla, Atahualpa Yupanqui, los escritores del tango y tantos otros que me olvido que indagan esa complejidad de nuestro pueblo.

- Y estás dando clases, también.

- Soy profesor de ESB y Polimodal en escuelas públicas. Más allá que es cansador, disfruto mucho porque es un contacto cotidiano con los pibes, con la cultura de la juventud, a mí me encanta, siempre aprendo nuevas canciones de cumbia, de rock...

- ¿En tus clases trabajas sobre esas cosas?

- Sí, totalmente. Yo, por ejemplo, puedo trabajar Quevedo o Meta Guacha. Hay letras de Meta Guacha, una canción que me encanta, "Plata no hay", que suelo trabajar. Suelo trabajar mucho con la cultura migrante. Gran parte de las clases populares argentinas pero específicamente rioplatenses, están constituidas a través de las migraciones internas. Eso pasa de los '30 a los '40, la construcción de las grandes villas miserias, es muy interesante cómo esa cultura migrante sigue siendo resignificada. Se trabaja mucho de la narración oral, mucho sobre seres sobrenaturales, los chicos cuando escriben fantástico suelen saltar historias del lobizón, del bomberito.
Hay muchos chicos que hablan guaraní en una escuela pública, esa es otra discusión que hay que dar. En la facultad de letras se estudia griego y latín. Tremenda pelotudez seguir dando griego y latín dos mil años después. El problema puntual en Argentina es cómo se puede estudiar y se puede enseñar el guaraní, lengua viva que habla parte importante de nuestra población. El campo correntino habla guaraní mayoritariamente.

- O quechua.

- O quechua en Santiago del Estero. Y cómo uno pasa por una obra en construcción y los obreros están hablando una lengua originaria. En el micro, yo me tomaba el Oeste a barrio San Carlos y me sorprendía que, a veces, en viajes completos, nadie hablaba castellano. Entonces qué discusiones hay sobre el tablero, si seguimos en la universidad estudiando latín y no estudiamos guaraní, quechua, toba, con todos los tobas que hay acá. Saliendo de arquetipos boludos también sobre lo que es ser indio, ser criollo, ser inmigrante, pero abordando esos problemas.
Hay mucha gente acá, como dice José Hernández, que es como el tero, echa el grito por un lado y pone los huevos en otro. Hay mucho intelectual que declama una universidad del pueblo, una cultura popular, pero cuando tiene que estudiar, cuando tiene que producir, termina estudiando el romanticismo alemán, a Heinrich Heine. Está todo muy bien para ir a una peña y reivindicar la whipala. Pablo Lezcano dice algo parecido, dice que los chetos escuchan cumbia para joder, para divertirse. Y hay muchas cosas del intelectual progre que usa la cultura popular para divertirse. Está piola tocar una chacarera.

- O para levantarse minas, como dice Dolina.

- ¡Para levantarse minas! ¡Claro! En una peña van todos a levantarse minas con culo parado. Pero andá a una peña en serio, a peñas que hay en Los Hornos. No, a esas peñas de chamamé, del Gauchito Gil, no, porque van todas morochas sin dientes y no les vayas a dar un beso que te contagiás lepra... Yo una vez me contagié sarna, lo reivindico. Reivindico mi historicidad corporal a través de la sarna. Yo creo que un tipo se tiene que contagiar esas cosas, le pasó a Atahualpa, te tenes que empolvar, tenes que chivar un poco. Esa cosa de la cultura popular para el congresito... Los poetas se tienen que empolvar... Pero me molesta mucho este doble juego constante. Ahora está de moda, ese indigenismo, ese africanismo cheto...

- ¡Muy new age!

- Ese africanismo cheto... Porque hay mucho descendiente de africano en argentina. Es más, en mi barrio hay caboverdeanos. Pero ese africanismo cheto no interpela a ningún sujeto concreto, ese es el problema. Ese indigenismo posmo, ese africanismo new age no habla de nadie concreto, habla de cuestiones super abstractas que son tan abstractas como el romanticismo alemán, por eso digo que es como el tero.

Más información sobre el libro en:
www.larazondemilima.blogspot.com

agrega un comentario