Julio López
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La Plena Mancomunión
Por Altermedia Paraguay - Sunday, Oct. 25, 2009 at 4:43 PM

Retornar para ir hacia delante, hacia la armonía naturaleza-humanidad-civilización.

¿Dónde está la plena felicidad?¿Dónde está ese estado permanente de satisfacción, seguridad y paz dichosa y siempre alegre para el día al día? Se han hecho muchos estudios, los mismos nos indican que la plena felicidad está dentro de nosotros mismos y luego en nuestras amistades comunitarias[i]. La felicidad y la infelicidad conviven dentro nuestro, inseparables y distingibles. ¿Condenados a la eterna contradicción de no tener una felicidad permanente? No, no hay condenas.

 

Antes de que nos alzáramos con el egoísmo ilimitado e iniciáramos el camino de la competencia creciente de inventarnos mundos que nos dieran más y más placeres físicos y pasajeros, vivíamos en equilibrio con el medio ambiente y con nosotros mismos[ii].

 

Eran los tiempos de las primeras sociedades, de cuando el dios o los dioses estaban en los animales y las plantas. Entonces todo era sagrado y nosotros éramos parte de ese mundo sagrado, inalterable, inmodificable. Éramos chiquitos y dósiles ante la gran naturaleza. Nuestros dioses incluían diosas, la mayoría eran diosas, así era entre nuestros abuelos en lo que hoy llaman Sudamérica, Abya Yala, Ñandereta Guazu (ñanderetá guazú). 

 

Ñande ypy kue (ipú cué), los tupí-guaraníes para una gran parte de Sudamérica, debían vivir en perfecta mancomunión con la sagrada naturaleza, respetarla y estar siempre en armonía con ella. Era la Cosmovisión Mancomunadora. De entre esas fuerzas naturales, la sexual era la más respetada[iii]. Así, cuando el niño ya estaba con la suficiente fuerza y el deseo sexual ya desarrollado, se volvía un hombre, se emparejaba con una muchacha y vivían su unión sexual lo más naturalmente. No pasaban de los 15 a 16 años de edad para que la pareja ya estuviese definitivamente conformada.

 

Vivían el sexo natural y libremente. El sexo más libre que cultura humana alguna conocía (de hecho en las sociedades paleolíticas y del primer neolítico la sexualidad era realmente libre) Las bellas guaraníes disfrutaban gratamente esa unión, al igual que los muchachos guaraníes, que ya debían ser buenos cazadores y valerosos defensores de la tribu. Pocas veces se debía defender efectivamente a la tribu, las guerras eran algo raro luego del asentamiento definitivo del pueblo guaraní[iv]. Obviamente, como todo era muy natural, de las uniones sexuales nacían niños. La familia no era una construcción cultural, partida de un consenso, era y es algo natural, propio de la biología humana.

 

La biología humana, la base de nuestra cultura ancestral y armoniosa. Esta era la mancomunión antigua. No de la actual, que privilegia el egoísmo como libertad individual incluso contra la propia biología y anatomía humana[v].

 

La contracara de dicha mancomunión es que las enfermedades y los animales salvajes diezmaban a los guaraníes. Del total de niños nacidos, más de la mitad moría antes de los 5 años. Así de cada 6 nacimientos, 3 a 4 eran los que morían aproximadamente[vi]. Además, como todo era sagrado, el Mundo de Siempre era y es inmodificable. Nada hay que tratar de conocer mejor, porque ya todo está dicho. La espiritualidad dogmática en el animismo natural era la dictadura sobre la conciencia. Aún está vigente esta espiritualidad y racionalidad dogmática en la conciencia de la humanidad, lo cual nos da los frutos amargos de la actual civilización.

 

El entorno geográfico-climático del mediterráneo hizo que la historia fuera distinta allí. Con gran número de poblaciones y culturas, el intercambio cultural y étnico era la norma, luego se disparó la competencia, el ego y las guerras por los recursos comunes[vii]. El intercambio cultural marítimo y terrestre con Asia hizo que los procesos sean similares en el oriente, de allí que el imperio Chino y Romano se consolidaran casi al mismo tiempo. Pero en Europa la presión demográfica-cultural fue creciendo más y más, hasta que cayó Roma. El cristianismo, el budismo y el Islam pusieron algún freno a la competencia ilimitada y genocida por los recursos comunes; además de permitir la preservación de la memoria histórica, por primera vez la vida ya no era un ciclo eternamente repetitivo, sino una línea ascendente hacia un estado de mayor perfección, perdida cuando el egoísmo se disparó.

 

Así se inicio la búsqueda de la felicidad en una utopía futura, un cielo, un paraíso, de la que la Tierra era solo un reflejo[viii].

 

El egoísmo ilimitado volvió a los bienes comunes en bienes de unos pocos y miseria de muchos, es decir, nació la propiedad privada y la esclavitud. Primero fue bien del Imperio y los nobles, luego propiedad de los señores feudales, para convertirse definitivamente en la actual propiedad privada, que junto al libre mercado y la industrialización financiera capitalista destruyeron definitivamente la cosmovisión comunitaria.

 

Se borró la mancomunión primigenia, quedando solo la guerra permanente en la civilización y cosmovisión del egoísmo.

 

La Tierra dejó de ser definitivamente el paraíso para convertirse en el infierno.

 

Gracias a la grave crisis ecosistémica, al agotamiento de los recursos naturales por hiperconsumismo egocentrista y a las ciencias ecológicas, es que de nuevo dan importancia a la mancomunidad de los bienes comunes[ix], de nuevo se revalora la primordial cosmovisión armónica de la felicidad, por sobre la individualista del consumismo capitalista.

 

Los pueblos originarios y los movimientos sociopolíticos del ecosocialismo radical acordaron públicamente retomar la mancomunidad en una reciente declaración conjunta[x].

 

Pero lo que no se trató fue el tema de la Nueva Cosmovisión Mancomunadora. Como expresáramos antes, no basta solo con volver a dar relevancia a la cosmovisión mancomunadora primigenia. Es cierto que se necesita reconstruir la mancomunión primigenia, pero no ya con el estatismo de cambios cíclicos invariables que le caracterizaba.

 

Como ya dijimos, la base es el “Buen Vivir” (Tekoporâ o tekoporá, Suma kawsay o Suma Kamaña) pero no es suficiente, se necesita del “Buen Vivir Creador” o “Buen Vivir Ecoprogresista”[xi] Sería más como el Aguje (aguyé) guaraní, similar al estado de gracia judeocristiano, que se corresponde al Nirvana budista o Zen en su mixtura con el taoísmo, parecido al sufismo islámico o como el estado de plenitud y lucidez extasiante que trata de comprender mejor la psicología para poder volverla metódica y enseñarla científicamente[xii]. Hasta ahora el gran logro obtenido es haber comprobado los enormes beneficios que determinados tipos de meditación generan en el cerebro humano.

 

Se ha comprobado que algunos tipos de meditación facilitan la comunicación y el entendimiento entre seres humanos, disminuyendo el egoísmo y permitiendo reingresar en la Mancomunidad Armoniosa[xiii]

 

De hecho se quiere aplicar estas técnicas meditativas en la educación y pedagogía para lograr una nueva conciencia humana. Pero de muy poco servirán sin la necesaria nueva cosmovisión mancomunadora.

 

Esa nueva cosmovisión es la de Mancomunión Armoniosa Creadora, parte de la Cosmovisión Holística Emergente. Ya no se trata de alimentar un ego sin medida alguna por acumulación de bienes materiales y poder, para terminar en la autodestrucción[xiv], sino de buscar el equilibrio dinámico diario  y vivencial para lograr la felicidad y así ir creando y embelleciendo la naturaleza y la humanidad sin destruirlas.

 

Como le dijera a un amigo Se trata de ser felices más con la armonía que con el éxito y la victoria.

 

Ser felices creando belleza en comunidad y solidaridad antes que en riquezas y soledad.

 

 

Alejandro Sánchez

Pacifista y Ecologista Revolucionario



[ii] Ver el artículo anterior de esta serie “La Civilización del Egoísmo” en http://altermediaparaguay.blogia.com/2009/090102-la-civilizacion-del-egoismo.php y en http://www.webislam.com/?idt=13789

[iii] Un Génesis guaraní mestizo se puede leer en  http://www.redparaguaya.com/Libros/Montesino/MitologiaMontesino/genesis.asp  . Hay que recordar que el génesis primigenio guaraní casi está perdido, debido a la alta mescolanza que sufrió la cultura guaraní con la de los colonizadores europeos, sobre todo con el periodo de las reducciones jesuíticas en el Paraguay colonial, en el que se formó una verdadera civilización mestiza cristiana guaraní de dónde proviene el génesis guaraní mestizo ya mencionado. Algo del génesis original, casi perdido, se puede leer en http://www.dbp.org.ar/servicios/formacion/vida_religiosa/Si%20me%20dejaran%20hablar.doc o http://74.125.113.132/search?q=cache:b5sLv1ohW70J:www.dbp.org.ar/servicios/formacion/vida_religiosa/Si%2520me%2520dejaran%2520hablar.doc+teolog%C3%ADa+guaran%C3%AD&cd=11&hl=es&ct=clnk&gl=py&client=firefox-a  y un poco más en http://www.educar.org/Kunumi/guaranies.asp

[iv] Guaraní significa guerreros. El guarán  o guar (¿palabra onomatopéyica del grito de guerra?) era el título habilitante del adulto guaraní, lo que es ser hoy ciudadano, más en http://altermediaparaguay.blogia.com/temas/vivencias-desde-la-periferia.php  Nótese cómo el pueblo guaraní daba importancia a los dioses masculinos en relación a la guerra y a las diosas en relación a la paz y sus frutos.

[v] La anatomía humana es determinante: Solo existen dos sexos. A partir de allí solo es posible generar una unívoca concepción cultural del sexo, es decir, del género. El origen de esta palabra es científico y su uso está claramente determinado por la biología, más en http://aegerita.iespana.es/hongos/home/etimologia.htm  Por tanto género y sexo son denotativamente sinónimos y en la especie humana solo hay dos géneros: El masculino-macho y femenino-hembra. Fuera de esta concepción se rompe la armonía naturaleza-cultura y se entra en el campo de los desequilibrios que dominan hoy a la actual civilización egoísta y ecogenocida por suicidio o eutanasia.

[viii] En el pueblo tupí-guaraní existía esta conciencia de un estado de bienestar previo a la caída ególatra…y la esperanza de encontrar de nuevo el yvymarane’ÿ o La Tierra Sin Mal, que volverá a retornar según ellos y todos nosotros.

[ix] Ver más en http://altermediambiente.blogia.com/2009/101801-premio-nobel-de-economia-2009-gran-triunfo-de-la-economia-ecologica-y-el-ecosoci.php Con el trabajo de Elinor Ostrom vuelven los bienes comunes y la mancomunidad como elemento cultural relevante.

[xi] Sería la unión del Principio de Armonía y el Principio de Ecoprogresión Social ya definido en http://altermediaparaguay.blogia.com/2009/101102-pequenas-revoluciones-grandes-revoluciones.php

 

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