Julio López
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Matrimonios y algo más
Por Carlos Dellepiane - Wednesday, Nov. 11, 2009 at 9:55 AM
tukudellepiane@hotmail.com (Casilla de correo válida)

El acceso igualitario al matrimonio y a la familia igualdad hace a la dignidad humana de todxs lxs argentinxs, no se trata de la problemática de un sector en particular ni debe subordinarse a intereses comerciales. Aportes a la construcción de una alternativa diversa desde el campo popular.

“Ni el más rebelde puede vivir totalmente por fuera de las instituciones”, decía hace un rato el compañero.

El origen del término “matrimonio” dejémoslo a lxs filólogxs, y el de las formas en que se encarnó esa institución a lo largo de los siglos, a lxs historiadorxs. Acá lo que está en juego es la posibilidad de garantizar los mismos derechos para todxs, más allá de los nombres que se quieran adoptar para designar tales derechos o de las formas históricas de acceso a los mismos. Las personas tenemos no sólo el derecho sino la necesidad humana de establecer vínculos sólidos y duraderos con otras personas con quienes compartir la vida. Por eso es urgente impulsar una reforma radical en la legislación vigente sobre matrimonio y familia, para que estas dos formas de establecer esos vínculos vitales dejen de estar restringidas, de un modo discriminatorio, a las uniones entre varones y mujeres. Nacidxs, por supuesto, en cuerpos con pene y testículos los primeros, y en cuerpos con ovarios y vagina las segundas.

La legislación actual no reconoce y discrimina las uniones entre varones, entre mujeres y entre personas que no encajan en el binomio varón/mujer. Las uniones y las familias que a pesar de la legislación se forman espontáneamente, carecen de todxs los beneficios con que cuentan las uniones y familias basadas en la norma heterosexual. Esto atenta contra la calidad de vida de las personas y contra la dignidad humana y debe ser abolido. Esto impone al conjunto de la sociedad una forma única de pareja y de familia que todxs estamos obligadxs a asumir como propia si queremos formar una familia, como si esa forma fuera la única correcta y aún posible.
La urgencia de la cuestión, a pesar de tanta invisibilidad que estamos sacudiendo, no es menor que la de otras relacionadas al género y la sexualidad, como por ejemplo la del aborto clandestino y sus trágicas secuelas sobre incontables vidas. No es menor, a pesar del ninguneo y la descalificación “chistosa” a la que se nos habitúa desde niñxs, porque la desigualdad ultrajante que esta ley supone e imparte, se cobra todo el tiempo, también, incontables vidas. Vidas cercenadas, castradas, esterilizadas en cuanto a la necesidad humana de unión íntima y de familia.
El padre divorciado que al hacer pública su orientación bisexual se ve ante la perspectiva de perder el contacto con sus hijxs. La madre soltera a quien se le hace añicos el sueño de reconstruir su vida junto a su pareja lesbiana.
Situaciones como ésta hay por miles, y abolir el requisito de “varón y mujer” a nivel jurídico sería una bofetada en la cara de las fuerzas patriarcales y heteronormativas que destruyen esas vidas.

Porque, ojo, no basta con la ley, es necesario encarar un cambio social radical que implica una lucha sin cuartel contra esas fuerzas. Hace falta trabajar en las familias y en las escuelas existentes para desnaturalizar, desjerarquizar y desnormativizar las relaciones entre hombres y mujeres.
La heterosexualidad no es natural sino que es una construcción sociocultural. Ninguno de los sexos es superior al otro ni posee características que no puedan ser compartidas en forma horizontal con el otro sexo, y por lo tanto varones y mujeres tenemos que construir junto a quienes no son varones ni mujeres la equidad entre las personas sin distinción de sexo ni de género.

La heterosexualidad no es más ni menos normal que la homo, o la bisexualidad, por lo tanto no puede pretender ser la norma general del comportamiento sexual.

Lxs niñxs tienen el derecho humano a que_ desde que nacen y en forma progresiva_ se les transmita que todxs lxs humanxs somos iguales más allá del sexo y del género, que podemos sentir atracción, ternura, afecto, deseo y amor por otros seres humanos de uno u otro sexo y género, y que hay muchas formas posibles y reales de familias, entre ellas la de la familia en la que a cada niñx le toca crecer.

Esto requiere de una acción política que tienda tanto a presionar a los estados nacional, provinciales, municipales para que ejerzan su servicio a favor de todo el pueblo y no sólo de lxs heterosexuales, como a incidir de manera transformadora en la cultura y en la vida cotidiana.

¿Cómo y con qué mediaciones queremos ejercer esta acción política?
No me dirijo al “colectivo LGBT”, ni a las “minorías sexuales”, ni_ reduccionismo androcéntrico como pocos_ a “los gays y los que quieren el matrimonio gay”. Creo que tenemos que dirigirnos a la diversidad en toda su amplitud, es decir a todas y a todos, a todas las personas porque no es un problema de las “minorías sexuales”, sino de dignidad humana.

Escribo desde una ciudad donde la visibilidad diversa se reduce a un circuito no muy nutrido de boliches, a selectos círculos intelectuales y a sórdidos sitios de levante. El solo intento de legislar la unión civil provocó un eficaz cajoneo monseñores mediante hace poco más de un año. Jamás se hizo, que yo sepa, acá una marcha del orgullo. Pero el mes pasado en el contexto de un evento masivo como el Encuentro de Mujeres, tuve la suerte de cortar por varios minutos una avenida_ estaba ahí de colado, como prensa_ en lo que fue el plato fuerte del momento de visibilidad diversa más nutrido en la historia tucumana: la fiesta de las lesbianas que habían venido al Encuentro y que de esta manera fueron recibidas por las compañeras lesbianas de acá, que se están visibilizando y organizando en uno de los grupetes de gente diversa que vamos surgiendo, desde abajo y desde adentro, que intentamos cultivar la horizontalidad y no somos orgánicos a las estructuras de las grandes orgas GLBT ni a las de los partidos políticos, aunque algunxs en forma personal podamos militar en unas o en otros. Tampoco aceptamos bajadas de líneas e impulsamos el debate de ideas y de acciones, donde por ejemplo cada cual es libre de adherir al pensamiento queer, a tal o cual variante de feminismo, o a una visión del género y de la sexualidad y de la diversidad desde nuestra propia historia, desde acá desde nuestra cultura y no simplemente importando modelos culturales y mitologías políticas como las que subyacen a la parafernalia y a la simbología del movimiento gay y su marcha del orgullo. Con esto no quiero disminuir la importancia de la gran convocatoria que esta marcha en su última edición tuvo en Buenos Aires, menos aún por el hecho de que se está reclamando por una igualdad de todxs ante la ley.

Es destacable también que cada año se vayan sumando más ciudades argentinas a la realización de esta marcha y de otras que con diversos nombres van haciendo crecer un movimiento social cada vez más visible.
El tema es qué orientación política queremos para el movimiento de la diversidad, cómo lo queremos, porque las marchas multitudinarias no bastan para articular una acción política coherente. Menos aún cuando mucho de lo multitudinario de las marchas se debe a motivos ajenos al compromiso político con la equidad de género y la diversidad en la igualdad, y muy cercanos a la curiosidad por la “gente rara”, a lo glamoroso de la Buenos Aires “gay-friendly” y sus imitaciones provincianas _es decir a la oferta de sexo pago por parte de travestis prostituidas y taxi boys_ a las exhibiciones gratuitas de morbo y de sexualidades bizarras (no hablo de desnudos dignos, sino de apelación a lo porno) o al intento de parecer progre porque se tiene “un amigo puto” y se lo acompaña ese día que haga catarsis en la plaza, pobre. La Marcha es algo muy ambiguo: por un lado es una oportunidad de visibilizar y de poner en el tapete la versión que las orgas GLTB tienen de la problemática de la diversidad; por el otro representa todo lo que muchxs no queremos ser ni queremos que se identifique con nosotrxs: glamorosidad, nube de pedos, estereotipos a rolete, que vivimos para la joda, que cualquier cosa sexualmente está bien (presencia de sadomasoquistas promoviendo sus prácticas, por ejemplo) que somos de clase media alta y vivimos para el pelito y el gym y el spa, todo lo cual vende y mucho, al mismo tiempo que difunde disvalores individualistas asociados a las personas no heterosexuales.

Como decía el otro día otro compa: “Esa no es ché, eso no es visibilidad”
La Marcha del Orgullo es una celebración propia de un movimiento sociocultural y político que está cada vez más asimilado y es cada vez más funcional al sistema heteropatriarcal y capitalista: el movimiento gay, nacido en una cultura muy diferente a la cultura latinoamericana, en un tiempo en que las luchas de homosexuales y lesbianas se articulaban estrechamente con el feminismo y con los movimientos sociales radicales y revolucionarios.
Luego el movimiento gay se fue apartando progresivamente tanto del feminismo como de los demás movimientos radicales, y a medida que se fue domesticando se fue importando y globalizando, en una versión cuyo potencial político se limita a pedir un lugarcito para las “minorías sexuales” y no a socavar y derribar el orden patriarcal y capitalista, y el gran motivo de la expansión de la cultura gay no es su pretendida universalidad sino su gran rentabilidad económica ya que va de la mano del consumismo a mansalva y se ha creado una cultura gay muy divertida, muy festiva y sumamente indiferente y reacia a la lucha política y cultural contra el sistema.

La expansión del mercado rosa es la expansión del turismo sexual y de las mafias de la industria porno-prostituyente: basta dar un vistazo a los medios masivos producidos por y destinados a la comunidad GLTB en el país y de qué manera reproducen una lógica pornográfica de mercantilización de los cuerpos y de desdibujamiento de toda actitud ética y crítica hacia las prácticas sexuales.

Las personas tenemos que tomar conciencia y empezar a participar en los debates en torno a género y diversidad sexual, porque de lo contrario unxs pocxs iluminadxs o unxs vivxs comerciantes terminan decidiendo sobre lo que nos atañe a todxs. Necesitamos una educación en la equidad de género y en el respeto a la diversidad pero si son los mismos que escriben bizarras concepciones de la sexualidad infantil en suplementos progres quienes van a poner los contenidos, la verdad que no se sabe qué es peor, si no tener educación sexual o tenerla dada por gente que es tan “amplia”…

Más allá de manifestaciones que, no obstante su gran valor, son lamentablemente fogoneadas por oscuros intereses, lxs militantes populares debemos tomarnos en serio el tema del género y la diversidad, como algo que nos atañe a todas y a todos, y no solo es cosa de mujeres o de “gays”. Hay que meterse en los partidos, en las escuelas, en la cultura, en la facultad, en los clubes de barrio, promover debates, dar charlas, poner en práctica la educación popular, producir comunicación alternativa e independiente, escrachar, exigir al estado.

Hay demasiado por hacer y lo tenemos que hacer no mirando a San Francisco y a Holanda sino a nuestro pueblo diverso, no homenajeando a un Stonewall que nos ignoró sino a lxs 400 compañerxs diversxs que fueron desaparecidxs por su orientación sexual o identidad de género, y también en definitiva por no querer ser forrxs de los yanquis, mucho antes de que el monosílabo yanqui se impusiera en todo el mundo como sinónimo único de homosexualidad.

Libres o muertxs, jamás esclavxs!

Libres también de las jaulas de hierro que impone la heteronorma patriarcal.

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POR UNA DIVERSIDAD NACIONAL Y POPULAR
Por Carlos Dellepiane - Thursday, Nov. 19, 2009 at 6:13 PM
tukudellepiane@hotmail.com

¿Quienes eran lxs que decían que ya no hay imperialismo cultural? ¿No eran lxs mismxs que decretaban el fin de la historia y la imposibilidad de la revolución? Compañerxs ojo al piojo, que todo tiene que ver con todo en esta vida. El movimiento gay y ahora el queer desembarcaron en nuestras lejanas costas sureñas de la mano de la globalización neoliberal y llevan su impronta.
Cientos de miles de argentinxs marcharon en la semana del Orgullo y/o de la Diversidad, que desbordó más que nunca la General Paz y se reprodujo con pequeñas variantes en ya bastantes ciudades del “interior”: La Plata, Córdoba, Salta, Santiago y unas cuantas más. La lucha de años de las orgas, de los colectivos más chicos y sobre todo del pueblo diverso, está dando sus frutos. Hoy por hoy, el aglutinante político de estas movidas está dado por exigir al estado los mismos derechos con los mismos nombres, y en primera plana se destaca el derecho a la identidad y a la familia, ligados estrechamente. Ahora bien esta lucha no admite un solo enfoque ni una sola estrategia: la planteada por las grandes orgas GLTB tiende al asimilacionismo y a la neutralidad frente a la problemática política y social en su conjunto.
Ven al estado burgués, patriarcal y heteronormativo como una instancia que legitime las “minorías sexuales” dentro del orden imperante. Desde el queer en sus diversas variantes no se formulan políticas de conjunto coherentes.
Por ende las movidas de la diversidad resultan ser por un lado reclamos sectoriales desconectados de las luchas populares, y por otro espectáculos mediáticos para el turismo gay-friendly.
Hay que levantar una nueva alternativa diversa más y más incluyente, construída desde nuestra propia realidad latinoamericana y trabajadora, desde adentro y desde abajo, hay que arrancarle al estado y a los discursos hegemónicos lo que nos pertenece. Hay que resistir la colonización que los movimientos importados ligados al Mercado Rosa ejercen sobre nuestra diversidad para despolitizarla y hacerla funcional a sus intereses.
Ya no callejerizar el show business glamoroso del gaycismo farandulero sino sumar las luchas de la diversidad a los feminismos populares y a todos los movimientos de liberación de lxs oprimidxs.
Quiero aprovechar este espacio para llamar al debate a todas y a todos lxs que quieran participar de esta construcción y en especial también a dos espacios promisorios en este sentido: _Lxs compañerxs de Córdoba Diversa, espacio plural que al menos en forma parcial está llevando adelante la movilización diversa junto al pueblo trabajador _Lxs compañeros del Frente Nacional y Popular por la Diversidad, con quienes a pesar de grandes diferencias que intuyo, creo que puede haber un dialogo fecundo.
400 compañerxs desaparecidos por su identidad de género u orientación sexual. PRESENTES!!!

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