"En
el habla de la gente del Norte se encuentra la huella de la lengua
quichua"
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SUMAR.
Lelia Albarracín reconoció el aporte que hicieron
estudiosos
del quichua como Domingo Bravo. LA GACETA/ARCHIVO
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Lelia
Inés Albarracín se especializó en francés, pero después se dedicó
a estudiar la lengua indígena, por una cuestión de "militancia lingüística".
El legado oculto para el norte.
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Para graficar cómo se discrimina
a los quichuahablantes, Lelia Albarracín suele contar esta anécdota:
"en un hospital de Tucumán vive una mujer que se llama Argentina y
a la que le habían diagnosticado un retraso mental, porque no se podían
comunicar con ella. Tardaron un tiempo en darse cuenta de que ella
no tiene ningún retraso mental; que lo que le pasa es que no entiende
cuando le hablan, porque sólo habla quichua".
Lelia Inés Albarracín de Alderetes es profesora de Francés, pero se
dedicó al estudio del quichua como una "militancia por los derechos
lingüísticos", como ella misma define. En ese contexto es que ha editado
"La quichua", un libro de gramática y diccionario del idioma que hablaron
las comunidades originarias de esta parte del continente y que han
dejado su sello en el habla de los norteños.
- ¿Cuál es el "mapa" de la lengua quichua?
- Es la familia lingüística que comprende a todas las variedades que
se hablan desde Colombia hasta el norte de Argentina. Son comunidades
del período incaico, es la época en la que ha tenido mayor difusión
la lengua, y esa expansión indica que entre esas comunidades hubo
un intenso intercambio, en todos los ámbitos.
-¿Cómo una profesora de Francés llega a interesarse por el quichua?
- Porque me gustan las lenguas y porque mis ancestros provienen de
Santiago del Estero. Con el correr del tiempo, más allá de los aspectos
lingüísticos, comencé a interesarme en la problemática social asociada
a los hablantes de las lenguas minorizadas. Mi militancia por los
derechos lingüísticos entendidos como un aspecto de los derechos humanos,
marcó definitivamente el rumbo de mis investigaciones. El quechua
es una lengua que no tiene el prestigio de otras lenguas, como otras
lenguas originarias de América que han ido cediendo territorio en
aras del inglés, del francés y del portugués. A veces se olvida que
la lengua es también un instrumento de poder. No todos tenemos el
privilegio de ser alfabetizados en nuestra lengua materna.
-¿Por qué quedó el quichua enraizado en Santiago del Estero y no en
otras provincias del NOA?
- La cuestión de por qué quedó enraizado el quichua en Santiago del
Estero y no en todo el Noroeste, donde fue hablado hasta fines del
siglo XIX y quizás hasta principios del XX, no es una cuestión muy
sencilla de analizar. Por empezar, aún está sin resolución el origen
mismo del quichua santiagueño, una lengua que probablemente fue la
fusión de dos variedades quechuas de diferente origen. Es muy probable
que en Santiago haya habido colonias de origen ecuatoriano traídas
por los incas. Durante el período colonial, el quichua llegó a desplazar
al español, al punto tal que fue necesaria la intervención del Rey
de España prohibiendo su uso. En el período republicano, los caudillos
regionales pertenecientes a las clases altas, usaban el quichua para
comunicarse con sus empleados y sus tropas. Por último, el hecho de
que el quichua fuera considerado por la cultura hegemónica como una
lengua mestiza y no una lengua indígena, evitó su persecución como
sí ocurrió con las otras lenguas indígenas. Este último aspecto, que
entre los siglos XIX y XX protegió al quichua, paradójicamente hoy
se vuelve en contra de la lengua, ya que los organismos oficiales
no la reconocen como lengua indígena y por lo tanto la marginan de
los planes sociales y educativos destinados a los pueblos originarios.
- ¿Cómo se ha insertado el tema en el plano educativo?
- Precisamente, en el plano educativo, los programas oficiales de
educación intercultural bilingüe están concebidos únicamente para
los espacios indígenas. A nuestros funcionarios les resulta imposible
comprender que la educación intercultural debe ser una educación para
todos y no para una reserva indígena. Sería auspicioso que las lenguas
indígenas sean enseñadas a todos, dominados y dominantes. Que nuestros
niños y jóvenes tengan la oportunidad de acceder en el aula, tanto
a una lengua extranjera como a una lengua originaria de América. Más
aún, en la formación de los docentes para que puedan entender que
la forma de hablar tan particular de nuestra población, diferente
al español estándar que ofrecen los libros, tiene su explicación en
la secular convivencia del quichua con el español, con múltiples procesos
de transferencia lingüística que no han sido convenientemente estudiados
en nuestras universidades.
- ¿En qué difiere su abordaje del que encaró, por ejemplo, Domingo
Bravo en sus estudios sobre la lengua quichua?
- Los estudios sobre esta lengua han recibido, a lo largo de 50 años,
el aporte de varios investigadores, entre ellos Domingo Bravo, cuya
contribución fue muy valiosa en la etapa precientífica de la lengua,
entre 1953 y 1964 aproximadamente. A partir de la década del 80 los
aportes provienen fundamentalmente de investigadores extranjeros,
todos ellos muy prestigiosos, como Rodolfo Cerrón-Palomino, Willem
Adelaar, Germán de Granda, Wilem de Reuse, Eric Courthes, Gerardo
Lorenzino, Pablo Kirtchuk, entre otros, y en el plano nacional Ricardo
Nardi, Jorge Alderetes y Mario Tebes. Las investigaciones correspondientes
a la etapa científica de los estudios del quichua dejan de lado la
visión hispanocéntrica y europeizante de la lengua, es decir, los
modelos de análisis grecolatinos, para privilegiar una visión desde
la propia lengua, desde sus propios mecanismos internos. Por ello,
las antiguas gramáticas quichuas que usan, por ejemplo, los casos
de declinación del latín o reglas ortográficas hispánicas, han sido
dejadas de lado y sólo son utilizadas por los investigadores que se
interesan en la lingüística histórica.
- ¿Por qué puede interesarle estudiar quichua a un estudioso europeo?
- Hay una corriente que trabaja a favor de las lenguas que están en
peligro de extinción. Así como nos planteamos que así como se defienden
especies animales o vegetales, ¿por qué no trabajar en la defensa
de las lenguas, que son patrimonio de toda la humanidad?
- ¿Cuáles son los términos que nos han dejado como legado?
Aquellas palabras que tienen que ver con las partes más íntimas del
cuerpo y que usamos cotidianamente vienen del quichua, lo que habla
del arraigo que ha tenido la lengua en nuestra comunidad. Por otra
parte, un catalán, Joaquín Tusón, nos señala que los españoles, la
lengua dominante, han tomado de nosotros palabras que tienen que ver
con nuestra producción, con el trabajo del hombre, con la explotación:
papa, choclo. En cambio, nos han traído la palabra "pecado", la palabra
"infierno". En el quichua no existe el verbo "tener", porque no estaba
presente la propiedad privada. Es muy común que usemos en el norte
la expresión ¿qué no? Es la traducción directa de una expresión quichua
que se escribe "manachu". Sin embargo, es muy frecuente que un docente
corrija a un alumno cuando usa esa expresión. Y lo hace porque desconoce
su origen. No tiene en cuenta que esa expresión forma parte de una
lengua que está luchando por sobrevivir. Entonces, al corregir, el
docente destruye un código subyacente.
-Lo que tendría que hacer es decirle: "esto no va en el habla coloquial
española, pero lo que vos hacés es reproducir formas del quichua"...
- Exacto, y no lo hace porque no lo sabe.
-Se sabe cuántos términos heredados del quichua están en nuestro hablar
cotidiano?
- En el español cotidiano usamos cerca de 200 palabras que provienen
del quichua. Y no sólo se trata de palabras sueltas, sino de estructuras,
como, por ejemplo: cómo has amanecido. Creo que eso es una muestra
de la importancia que ha tenido la lengua hasta fines del siglo XIX,
principios del XX. Y después, lo que hemos hecho ha sido reconstruir
el español sobre la base del quichua. De ahí viene esa forma tan particular
de hablar que tenemos en el norte argentino. Es una reconstrucción
del español sobre la base de las estructuras del quichua. Por ejemplo,
el uso de los tiempos compuestos es una constante. Un concepto muy
rico en el quichua es la palabra "pacha", que condensa en su significado
dos conceptos: tiempo y espacio. Algo que la cultura occidental lo
trabaja a partir del siglo XX, con Einstein, estaba ya en la lengua
quichua.
Perfil
Tiene 46 años, es profesora de Francés (UNT), enseña Linguística Quichua
en el Departamento de Lenguas Extranjeras e Indígenas( Facultad de
Filosofia y Letras) y Lengua Quichua I, II y III en la Diplomatura
en Lengua Quichua de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales
y de la Salud de la UNSE. Preside la Asociación de Investigadores
en lengua Quichua. |
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