EL
HISTORIADOR RAMON MINIERI Y UN DESAFIO HACIA EL BICENTENARIO
Restitución
territorial,
¿la auténtica repatriación?
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Sebastián
Hacher / Subcoop
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El
autor de una profunda investigación sobre la Compañía de Tierras
del Sud Argentino, propiedad de la corporación Benetton, declaró
en noviembre en el juicio que lleva la multinacional italiana contra
la comunidad mapuche Santa Rosa Leleque. En diálogo con La Flecha
(Radio Estación Sur, La Plata), Minieri planteó que la restitución
territorial a los pueblos originarios es el "primer capítulo de
las luchas populares". Además respondió a la campaña mediática que
busca negar derechos al agitar un supuesto riesgo para la "soberanía
nacional"; para el historiador radicado en Río Negro las recuperaciones
territoriales son la repatriación de trozos del país "privatizados"
con la Campaña del Desierto. Destacó también que las comunidades
están dando un ejemplo de lucha pacífica al comparar con la violencia
que el Estado ejerció contra ellas. "Hoy tenemos la Argentina de
los que se levantan del apisonamiento", reflexionó.
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-Su libro son 6 años de trabajo sobre distintos documentos de la CSTA,
se publicó en el marco del conflicto entre la comunidad mapuche Santa
Rosa y la Corporacion italiana Benetton. Usted declaró en una de las
audiencias.
Un poco de manera imprevista me encontré con los archivos de la Argentine
Southern Land Company Limited, o sea la Compañía de Tierras
del Sud Argentino (CTSA). Estaban almacenados en El Maitén, parcialmente
espurgados, se notaba que había piezas documentales que se habían
llevado para otra parte, o destruídos. De todos modos incluía la parte
pública, las memorias, los informes anuales a la Asamblea de Accionistas,
las alocuciones o presentaciones que hacía el Directorio ante los
accionistas detallando el avance de la Compañía años tras año y correspondencia
interna de esta empresa que fue la mayor propietaria de tierras de
la Argentina, y sigue siéndolo actualmente en manos del consorcio
Benetton. Eso permite estudiar cómo fue una de estas grandes
compañías latifundistas cuya presencia y enorme poderío y riqueza
material afectó al norte de la Patagonia; y cómo se dio esta relación
colonial en la que sin duda hubo argentinos que fueron parte para
construirla y beneficiarios de esta relación colonial, no eran sólo
los empresarios extranjeros.
Los elementos que más tuvieron que ver con el litigio de la comunidad
de Rosa Nahuelquir y Atilio Curiñanco, que están siendo
acusados por los Benetton de usurpación, son los relativos
a que estas comunidades existieron antes que hubiera esta especie
de privatización a punta de fusil del año 1879. De hecho George
Muster, que es un poco el que traza el mapa de los lugares apetitosos
para las futuras estancias, se encuentra con ellos. Ya estaban las
comunidades y siguieron existiendo a pesar de la violencia, de los
campos de concentracón, del arrinconamiento. Sobrevivieron a la ocupación
militar de los territorios indígenas y se recuperaron a tal punto
que la fuerza de trabajo de las estancias salía de ella, los peones
de las estancias eran tehueltes mapuches. Sin ellos no hubiera sido
posible construir estos centros de poder económico porque sólo el
personal jerárquico era de origen británico.
Existen en estos días y vuelven por sus derechos de una manera que,
comparando con la enorme violencia que se ejercíó sobre ellos, están
dándonos una lección de lucha pacífica para reivindicar la tierra.
La tierra es la vida, acá está también la diferencia, a diferencia
de esta tierra que fue negocio inmobiliario en aquella época en que
como decía Sarmiento con sentido irónico "Julio Argentino
Roca y su hermano Ataliva", o sea coimea. Para estas comunidades
la tierra es el lugar donde reposan los huesos de sus antepasados
y siguen presentes es el lugar, es como el aire, algo que se necesita
para vivir.
-El caso Leleque tuvo mucha repercusión porque se trataba de una
corporación internacional, confluyeron diversos sectores que apoyaron
a la comunidad Santa Rosa Leleque, sectores que quizás en otros casos
no defienden las luchas territoriales de otras comunidades mapuche
en el sur.
Creo que se hay cortedad de miras a veces en sectores que se identifican
con lo nacional, con lo popular, con las inquietudes sociales, y no
saben ver que es una causa básica la recuperación de las tierras de
las comunidades. Aunque se traten de movimientos que están luchando
en otros lados -movimientos urbanos, territoriales, fabriles-, a todos
nos interesa que se desbloquee este tema, que las comunidades recuperen
sus tierras y que se les ponga coto a la gran propiedad nacida de
manera ilegítima.
Yo era ingenuo antes de tener estos archivos. Lo primero que descubro
es que estas tierras fueron regaladas en extensión de alrededor de
un millón de hectáreas, fueron regaladas porque en términos de la
Ley Avellaneda, eran para instalar Colonias; las concesiones
fueron ilegales porque se dieron más de 10 veces del máximo que la
ley permitía; e ilegítima porque se hizo una estafa, no se cumplió
nunca este propósito. En la Colonia Huanuluan no hay un solo
colono, era una gran extensión dedicada a la cría extensiva de ovinos.
Y esta no era la única manera de ocupar estas tierras, hubo "experimentos"
como la Colonia Cushamen integrada por aborígenes, que fue
un brillante ejemplo de lo que podía el trabajo del indígena, con
un desarrollo agrícola temprano.
Vuelvo al comienzo: no sabemos ver que esta lucha debiera involucrarnos
y es parte de las luchas populares de la Argentina, pero es el primer
capítulo, diría yo. La prueba está con qué celeridad han reaccionado
frente a esta demanda de revisar el derecho. Si hemos firmado el Convenio
169 de la OIT sobre Derechos de los Pueblos Originarios, tenemos que
entrar a revisar otros aspectos de nuestro derecho que están sustentados
en el sentido absoluto y excesivo de la propiedad privada, porque
así lo quiso Velez Sarfield y aquella oligarquía que lo sustentó.
Por esta revisión enseguida reaccionan los sectores perjudicados y
confrontan, son los mismos sectores perjudicados cuando se tocan los
derechos abusivos de algunas empresas de prensa, son los mismos sectores
perjudicados cuando se recupera una fábrica y se la pone en marcha
a pesar de la especulación de algunos dueños.
Los adversarios son los mismos y su poder se asienta en primer lugar
en el fáctor básico del poder que es la tenencia de la tierra. Una
tenencia que sirve a fines especulativos. Hay tanta pobreza en Ingeniero
Jacobacci, más allá de todos los planes de asistencia de lo que se
te ocurre, y hay tanta riqueza durmiendo en la Estancia Huanuluan.
Está ahí ociosa, unos parajes maravillosos, unos mallines que a pesar
de la extrema sequía de la región guardan un tesoro de verdor y la
posibilidad de cultivos alternativos, de cría de guanacos, mil y una
actividades.
Mientras esto no se desbloquee vamos a seguir siendo un país de miserables
y de desterrados. Tanto hablamos del Comisionado de la ONU para los
Refugiados, pensamos que esto es un fenómeno externo y que se da sólo
en aquellos países que padecen guerras virulentas y espectaculares.
-Hay una campaña importante de diarios regionales y nacionales
respaldando esta avanzada terrateniente para resistir que se puedan
reconocer los derechos de las comunidades.
Se los está demonizando. Por un lado el artículo estúpido de Rolando
Hanglin sosteniendo que los mapuche son chilenos, cuando en realidad
estamos hablando de momentos en la historia en que no existía eso
llamado Chile o Argentina. Hay un artículo de Florencia Roulet
que aclara felizmente bien este argumento propagandístico bajo, realmente
de baja calidad informativa.
Por otro lado los titulares de los diarios que alegan que se está
tratando de segregar una parte del territorio argentino, cosa que
desde las comunidades salen a desmentir todos los días, pero las desmentidas
no ocupan el mismo espacio que la mentira. Eso me preocupa, ¿sabés
por qué? Porque me hace acordar a 1921, un señor llamado Norberto
Cobos, que era el presidente de la Sociedad Rural de Río
Gallegos, salió a hacer prensa en Buenos Aires y el Diario La Nación
y otros publicaban sus declaraciones como si fuera un oráculo, hablando
de que los obreros rurales que reclamaban tener un cacho de vela y
un plato para poder comer y un salario digno estaban aspirando a crear
un Soviet en el sur de la Argentina. El mismo argumento.
Estos tipos nos dicen que no es que reclaman su derecho, sino están
queriendo cortarnos un pedazo de territorio. Y en realidad el pedazo
de territorio ya fue cortado hace rato, pero no por ellos. Cuando
hubo extensas partes del suelo patrio que estuvieron negadas al ejercicio
de la soberanía del Estado, no fue esta Patagonia de los peones y
de los indios, fue la Patagonia de las Compañías. Pero reitero, una
elite dirigente argentina contribuyó a crear ese desastre, esa segregacón
de hecho de nuestro territorio.
Ahora en realidad estamos volviendo hacia atrás este reloj para recuperar
los derechos de las comunidades, que son parte intrínsica de la Argentina,
son carne y sangre de nuestro país. ¿No será que realmente lo que
está ocurriendo es la repatriación del trozos de la Argentina que
estaban expatriados? Junto con la repatriación de aquellos que fueron
condenados a un largo exilio interno...
-Hay una revisión histórica en este último tiempo, con trabajos
e investigaciones como el de usted, también gracias a la organización
del movimiento indígena. Usted plantea un nuevo rol de la historia
en este Bicentenario, ¿cuál sería?
Había algo de Jean Chesneaux, cuando se pregunta "para qué
sirve la historia", y responde que la historia no se refiere al pasado,
se refiere al futuro. En función del futuro que queremos construir,
del proyecto, está la historia que nos ponemos hacer; qué es lo que
vamos a rescatar al pasado, a descubrir, a comunicar después con nuestros
semejantes. Y creo que el modelo de Argentina que soñamos y que queremos
es una Argentina de los pueblos, no una Argentina que se haya construido
avasallando pueblos, avasallando culturas y diferencias, como fue
la construcción del Estado Nacional argentino a partir de 1860, porque
así se desarrolló de hecho, apisonando digamos.
Ahora tenemos la Argentina de los que se levantan del apisonamiento,
de lo que entra a florecer, a rebrotar, es una Argentina construida
con diversidades y por la diversidades. A este proyecto debe servir
una historia que mire desde otro lugar estos mismos procesos.
Esta nueva historia para mi ha nacido de varias fuentes, creo que
la Escuela de Historia Regional de Neuquén hizo punta en esto, esto
ya viene de los años 80' a que empezáramos a ver la historia de otro
lado. Hay relatos más respetuosos de la diversidad que contribuyen
a construir otro futuro porque el relato que veníamos recibiendo,
la historia oficial, sirve para construir la Argentina de pocos, de
la pobreza, de la postergación, de la marginación. |
La Flecha. Desde
el monte al cemento. Información de Pueblos Originarios.
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