Julio López
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Como en Avatar, amenazan con arrasar suelo sagrado
Por Fuente: 24.com - Wednesday, Feb. 24, 2010 at 12:36 AM

El lugar contiene restos arqueológicos indígenas. Acampan allí desde el viernes. Argumentan que la constructora no tiene ninguna autorización.

Como en Avatar, amen...
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Otra vez vecinos de Tigre y Escobar resistieron un intento de la empresa EIDICO para construir en un terreno cuya propiedad se encuentra en disputa y que es considerado un lugar sagrado para los descendientes de pueblos originarios.

Desde el vienes, casi medio centenar de personas bloquean el paso de las máquinas para acceder a Punta Canal –“Punta querandíes” para los vecinos-, un terreno ubicado cerca de Dique Luján, a metros del límite con el partido de Escobar, rodeado por la calle Brasil, el canal Villanueva y el arroyo Garín.


El sitio se encuentra rodeado de Countries y barrios privados promovidos por la empresa EIDICO, la cual buscaría ampliar su extensión sobre este sitio. Pero Punta Canal está en un terreno que pertenecía a un ramal ferroviario que unía Dique Luján con la estación de Ingeniero Maschwitz, por lo que es un terreno que pertenece al estado y cuya propiedad está en disputa.

“El viernes llegaron con máquinas y arrasaron con la flora autóctona del humedal”, explicó a 24CON Graciela Satalic, una vecina del lugar que resiste el paso de las topadoras. “Entré al predio e hice retroceder la máquina, y la lluvia hizo el resto para que no avanzaran más”, explicó.


“Ayer volvieron. No presentaron papeles, permisos de obras ni escrituras. Dos abogados de la empresa amenazaron con que íbamos a ir todos presos y la policía vino pero no sabía bien qué hacer”, explicó la mujer, que anunció que se quedarán en el lugar hasta que alguien de la Municipalidad de Tigre se acerque y garantice la protección de la zona.

Los vecinos denuncian desde hace tiempo que la empresa comete atropellos en terrenos de la zona sin ninguna autorización. A ellos se le suman descendientes de pueblos originarios, para quienes el lugar tiene un alto valor simbólico, ya que allí se encontraron restos arqueológicos de más de mil años.

23 de febrero de 2010

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Los lugares sagrados del Conurbano bajo amenaza
Por Fuente: 24.com - Wednesday, Feb. 24, 2010 at 1:24 AM

Los lugares sagrados...
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Fueron la casa de los primeros pobladores del país pero hoy desaparecen frente a los countries. Los humedales de la zona norte esconden un valioso patrimonio arqueológico en riesgo de ser arrasado.

por Guillermo Zanetto

Cuesta mucho esfuerzo imaginar que el trozo de cerámica que uno sostiene en la mano pueda tener mil años de antigüedad. Una porción sobreviviente de un tiempo en donde los señoríos feudales le daban forma a una Europa sumergida en plena Edad Media y acosada por las invasiones de otros pueblos. Y todo 500 años antes de que Colón desembarque en nuestro continente.

Sin embargo, para ese tiempo, el actual territorio del Conurbano bonaerense estaba densamente habitado por numerosos pueblos que transitaban por la llanura Pampeana y que tras la llegada de los españoles fueron conocidos como “Querandíes”. Acá nacieron, vivieron, se asentaron y finalmente desaparecieron.

Pero su legado todavía sobrevive hasta nuestros días en numerosos sitios de la zona norte, cerca de los humedales y canales del Delta. Algunos se perdieron ante la multiplicidad de Countries y megaemprendimientos que invaden la zona y alteran no solo la fisonomía del lugar, sino también su ecosistema y su patrimonio arqueológico. Otros aún resisten.

Uno de esos lugares es Punta Canal –desde ahora Punta Querandíes-, un predio rodeado por la calle Brasil –Límite entre Tigre y Escobar- el arroyo Garín y el canal Villanueva. Su antigua denominación responde a que allí terminaba el curso fluvial antes que las obras hidráulicas de los countries que rodean el lugar lo prolongaran. El nuevo nombre, a que esa zona y sus alrededores son considerados un sitio sagrado para los pueblos originarios.
El lugar aún se encuentra abierto para todo aquel que lo quiera conocer y no hace falta buscar mucho para toparse con algún resto de cerámica, hueso o piedra tallada. Sin embargo, está siempre latente la amenaza de que los panes de pasto, palmeras y los pinos de los barrios privados que lo rodean arrasen con los pastizales autóctonos y se lleven con ellos el patrimonio histórico del sitio.

Viento, lucha y sol

Domingo de por medio, un puñado de personas se reúnen al mediodía en la estación de ingeniero Maschwitz. Unos son descendientes de pueblos originarios, otros vecinos de la zona o también afectados directos por la explosión inmobiliaria. Incluso hay quienes van a apoyar desde otros puntos del Conurbano. De allí inician una caminata hasta Punta Querandíes por la única vía todavía libre para llegar.

El camino implica tomar la ruta 26 para empalmar la calle Brasil hasta chocar con el Canal Villanueva. Alrededor, sólo hay alambrados de los múltiples barrios privados que la empresa EDICO construye desde hace más de una década tras rellenar zonas inundables. El último cerco que instalaron intimida a quienes se quieran acercar a Punta Querandíes, al igual que una casilla de seguridad que custodia el puente sobre un arroyo cercano, el Garín.

Este lugar era visitado por los lugareños hasta no hace mucho tiempo como espacio recreativo para pescar, tomar sol o bañarse. Hoy casi nadie llega hasta ahí. Por eso la principal preocupación del “Movimiento en Defensa de los Cementerios Indígenas y Humedales del Delta” es velar por que el lugar se sea conocido por cada vez más gente y se transforme en una reserva arqueológica y ambiental.

Sin embargo, enfrente tiene a una empresa que busca ampliar los límites de sus instalaciones. En lo que llama el “Complejo Villa Nueva”, que incluye zonas de Tigre y Escobar, EIDICO construyó once barrios náuticos, 4 de los cuales ya han sido terminados (San Agustín, Santa Catalina, Santa Clara, San Isidro Labrador); mientras que los restantes (San Benito, San Francisco, San Gabriel, San Juan, San Marco, San Rafael, Santa Teresa) se encuentran en plena construcción.

Resistencia cultural

El motivo de las continuas visitas es ratificar que ese espacio es un patrimonio de todos con un alto valor cultural. Así lo entiende Pedro Moreyra, que con sus jóvenes 73 años guía las pequeñas ceremonias y ofrendas en el sitio. “Los pueblos originarios no tenemos una visión tan fatalista de la muerte, para nosotros las personas siguen con nosotros, sólo que de otra forma, la energía es la misma y nos acompaña, no se pierde”, asegura.

Por eso resultan tan importantes estos lugares sagrados y su preservación. “Lo que hacemos es recordar a nuestros antepasados donde descansan a través del abuelo fuego, que es un mensajero y un elemento infaltable en nuestras ceremonias para honrar a nuestra madre tierra, la Pachamama”, explica.

El lugar está identificado con una “Apacheta”, un conjunto de piedras que resguardan a los caminantes. Cada persona que llega, agrega una piedra para que su fuerza permanezca aún cuando se encuentre lejos. Después, los presentes toman contacto con el humo de un fuego a base de yerba, flores aromáticas, hojas de coca y otros elementos que simbolizan la fuerza de la tierra desparramada entre las personas.

Con esto se busca que la Pacha acompañe a todos a través del fuego –que como el sol- manifiesta la fuerza creadora de la naturaleza. Después se comparte un almuerzo y se hace un acto de presencia hasta las últimas horas de la tarde. Incluso hay noches en que se acampa, como durante el “Inti Raymi” (la fiesta del sol, el 21 de junio) o celebraciones especiales, como la del “Día de los muertos” cada primero de noviembre.

Causa Común

Sin embargo, la preservación del lugar tiene otros múltiples motivos. Así lo explica Graciela Satalic, vecina de la zona de toda la vida y “descubridora” de Punta Querandíes. Según cuenta, de chica solía ir a recorrer el lugar cuando el paisaje no tenía cercos a la vista. Cuando volvió con sus hijas hace unos años, observó que estaba siendo arrasado. Y decidió hacer algo para tratar de impedirlo.

Después de encontrar los primeros indicios de valor arqueológico (piedras trabajadas, cerámicas con tallados geométricos, puntas de lanza) se comunicó con arqueólogos. También se puso en contacto con Pablo, un periodista de Indymedia que se acercó a cubrir el caso y no pudo dejar de volver al lugar.

En diciembre de 2008, luego de que el caso estuvo en la prensa, EIDICO financió excavaciones arqueológicas a especialistas del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), en Punta Querandíes. La campaña duró 10 días, rescató 10.000 piezas y manifestó que no encontró restos humanos, ya que se habrían perdido en obras previas.

Sin embargo, la zona presenta varios sitios arqueológicos cercanos con numerosos enterratorios prehispánicos. Por ejemplo “Garín”, que descansa arrasado debajo del barrio “Santa Catalina” o “Rancho largo”, próximo a desaparecer por las obras del futuro barrio “San Rafael”. En ellos también se encontraron restos de más de mil años de antigüedad.

A desalambrar

Es importante tener en cuenta que la zona de Punta Querandíes coincide con en el lugar donde pasaba el ramal del Ferrocarril que unía las estaciones de Ingeniero Maschwitz (Escobar) y Dique Luján (Tigre). Cuando entró en desuso, el terraplén donde iban las vías era usado por los vecinos como un camino, hasta que la empresa lo destruyó en las obras de ampliación del canal. Hoy todo este terreno está del otro lado del alambrado de “San Benito”, aunque sigue en disputa con los vecinos.

Carlos Arrambide - conocido por todos como “Charly” – vive a metros de punta Querandí. Según cuenta – en un discurso con más insultos por oración que el de Ricardo Iorio- las obras de los barrios lo cercaron. Desaparecieron el terraplén que usaba para ir a la ciudad, pusieron portones en los caminos alternativos e incluso cercos en la calle Brasil, de acceso público, que se encargó de romper con su Citroneta. Todo está registrado en documentos legales en su poder.

Incluso el caso de Punta Canal (Querandí) llegó hasta la legislatura bonaerense. En mayo del 2009, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires aprobó a instancias de la diputa Liliana Piani una solicitud de informe (D/623/09-10) al Poder Ejecutivo acerca de los emprendimientos inmobiliarios de la empresa en la zona y su impacto en el lugar.

A esto se suma que en Noviembre último, el Senado Provincial –a partir de una iniciativa del legislador Daniel Expósito- aprobó el proyecto (Expediente: F 381 2009 - 2010)que declara de “interés que el Estado Nacional no venda las tierras públicas aledañas al Canal Villanueva, pertenecientes a ADIF (Administración de Infraestructuras Ferroviarias), con el fin de preservar los sitios arqueológicos y sagrados de los pueblos originarios”. Esto incluye a Punta Querandí y espacios similares.

Sin embargo los vecinos de la zona aseguran que la idea de la empresa es expandir los límites del barrio “San Benito” hasta el canal Villanueva, por sobre este lugar sagrado. Este curso de agua es de vital importancia estratégica, ya que desemboca en el río Luján.

A modo de presagio, ya colocaron en Punta Querandíes algunos postes y un alambrado, aunque sin cerrar del todo, y una casa precaria en donde habita un cuidador, pese a que el espacio sea de acceso público. Sin dudas son elementos que intimidan y alejan pero los animan a seguir con las visitas semana por medio.

“Es una zona que está plagada de sitios arqueológicos”

Daniel Loponte es Licenciado en Antropología, investigador del CONICET y del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Su trabajo lo llevo hace un tiempo hasta Punta Canal, aunque aclara que la prioridad está en muchos otros sitios de la zona.
“Tigre , Escobar, San Fernando, Baradero y Campana es una zona que está plagada de sitios arqueológicos aún sin tocar y muchos otros que ya han sido destruidos. La densidad de lugares en las zonas que exploramos indica que debe haber muchos más sin descubrir. Puntualmente sobre Punta Canal, nos llegó la información de que aparecía material arqueológico mientras estábamos excavando en “Garín”, un sitio de enfrente. Constaté que eran piezas de cerámica, instrumentos de hueso o piedra y restos de fauna autóctona, pero como no estaba en peligro, no era prioridad rescatarlo. Cuando supimos que iban a construir me comuniqué con la empresa para informarlos del sitio. La empresa manifestó ser dueña del lugar, pero no le pedimos nunca ningún certificado de eso. Vimos que estaban las máquinas trabajando y todo rodeado de otros countries. Es un buen tema para que figure en el futuro en la ley, actualmente solo se pide una nota formal de la empresa pidiendo el estudio de impacto arqueológico. La empresa financió la excavación y nos encontramos que cuando agrandaron el canal Villanueva para hacer los barrios, destruyeron gran parte del sitio. Pero previamente, con la construcción del tramo ferroviario, ya se había removido tierra. Por eso lo único que todavía se preserva es una faja pequeña de sitio arqueológico que se conservó debajo del terraplén, pero el resto está destruido en un 90 por ciento. Era un registro arqueológico promedio, sin nada excepcional más allá de lo excepcional de todos los sitios de la zona. Rescatamos mucho material de ahí y agotamos lo que podía ofrecer ese sitio, las piezas recolectadas están en estudio, aunque ya fueron presentadas en algunos congresos. Esos restos, de más de mil años, no tienen adscripción étnica, cualquier categoría con que se los bautizó después es discutida. Pero pese a todo, Punta Canal fue una experiencia positiva, para que las empresas no tengan miedo de denunciar los sitios arqueológicos. Y es solo un ejemplo de muchos otros lugares que deben preservarse. “La Bellaca” por ejemplo, otro lugar cercano, son tres sitios fantásticos, en un predio sin construcciones, rodeado de barrios. Ya hice una presentación en la mesa de entrada de la Municipalidad de Tigre, con mapas y GPS’s, declarando la importancia de los sitios para sentar precedente y no levantarme un día y que haya una topadora que en dos horas te rompe todo el lugar, como paso en “Garín”. No conozco la situación del resto de los emprendimientos, pero los arqueólogos nos conocemos todos, vamos a congresos y jamás se habló de que se hayan hecho estudios de impacto arqueológico en los barrios privados desde la sanción de la ley hasta ahora, por lo tanto todos esos barrios están en infracción. Incluso en los más grandes, como “Nordelta”, te puedo asegurar que había varios sitios arqueológicos, creo que se hizo un desastre. Próximamente, cuando se empiece a construir lo que se llama “Nordelta 2” ya avise que hay que hacer los estudios.

Es muchas veces un tema de educación, tendría que haber un plan inteligente y multidisciplinario desde el estado que planifique el manejo de los recursos culturales y biológicos en los municipios de la hidrovía. Pero fundamentalmente se tiene que controlar que todas las empresas, antes de construir, cumplan con el estudio de impacto arqueológico, que está contemplado en la Ley 25.743 (Protección del patrimonio arqueológico y paleontológico). Esto es obligatorio, como el estudio de impacto ambiental, y no lo puede hacer nadie salvo un arqueólogo profesional. Esta Ley es desconocida por grandes sectores del mundo empresario. Lo ideal es que los sitios arqueológicos no se destruyan, pero la realidad es que todo no se puede preservar. En todo el mundo pasa el mismo dilema. Se puede excavar un sector y dejar que el resto sea impactado por las obras o se hace una tarea de rescate para tener una tarea de muestreo de ese sitio. El boom inmobiliario tiene que entender que hay registros preexistentes y están protegidos por la ley. No pueden ignorarlo. Y lo ideal sería que todo ese material vuelva a los municipios para ser expuesto a los vecinos, en un lugar adecuado, porque es un patrimonio no renovable, lo que se pierde no se recupera nunca más”.

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