Julio López
está desaparecido
hace 6424 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Andalgalá Resiste
Por Sergio Job - Wednesday, Mar. 31, 2010 at 10:00 AM

Para lxs cumpas de la asamblea el Algarrobo que con tanto cariño nos trataron.

Margen superior derecho de la pantalla: Andalgalá Resiste. Así me recibe la página de mis amigos. Andalgalá Resiste. Ellos no conocen Andalgalá, no estuvieron en ese algarrobo al final (¿o principio?) del camino que sale (¿o entra?) de Chaquiago tomando unos mates compañeros, ni trayendo agua en baldes para llenar los tambores que están juntos a la virgen del valle baleada por la policía, y al san expedito que está al lado, ni a la cara del Che que flamea detrás. Ellos no estuvieron cubiertos bajo ese manto infinito de estrellas al pie de los nevados del Aconquija. Ellos no caminaron esa ruta-senderito de tierra que se abre en un desierto hermosamente majestuoso. No sintieron el calor del sol catamarqueño debajo de la lona negra que resguarda de los rayos y del viento. No vieron acercarse a paso calcino, poquito a poco, a lxs vecinxs de Chaquiago y Andalgalá a la asamblea del sábado, algunxs viejxs vestidxs como si fueran a misa, con la sonrisa dispuesta y la dignidad alta. No vieron venir a los otros, con rastas, o con instrumentos, o con remeras de los redondos. No fueron parte de las risas, de las discusiones, de las miradas que habitaron esa asamblea. Ellos no vieron, ni vivieron, ni sintieron nada de eso, y sin embargo pusieron en su página un gran cartel que dice: Andalgalá Resiste. Solidaridad creo que se llama.
Recuerdo al Che, ese que flamea debajo del algarrobo, diciendo que la cualidad más linda de un revolucionario era la de ser capaz de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Solidaridad, eso que el sistema capitalista considera estupidez, “acá cada uno tiene que ocuparse por cada cual, y punto”. Solidaridad, eso que la religión intenta caricaturizar con la entrega de las limosnas de las migajas sobrantes. Solidaridad.
Pero, en tiempos tan posmos, tan capitalistas, tan consumistas, desconfío un poco de un gesto de solidaridad tan despreocupado por gente que ni siquiera conoce el lugar que defiende. Entonces intento pensar qué sacan ellos con eso. ¿Por qué ese Andalgalá Resiste? Si la minería está lejos, allá en la cordillera, y poco importa a la mayoría de los “afortunados” serranos cordobeses. (Aclaro nuevamente, hablamos de minería no de soja transgénica ni de fumigaciones que matan a diestra y siniestra). ¿Por qué Andalgalá Resiste?
Mientras escribo y recuerdo, en paralelo y continuidad al mismo tiempo, tengo adentro una imagen que me causó una profunda perturbación. Esta vez en San Fernando del Valle de Catamarca. Imagen como pesadilla. Una puerta lateral de la catedral que me lleva a unas escaleras donde las paredes están repletas de pedazos de cuerpitos humanos hechos de algún metal. Piernas, bracitos, manitos, corazoncitos, piecitos. Del piso al techo, dos pisos por escaleras llenas de pedacitos de cuerpos humanos hechos de metal. Me explicaron que los trae la gente para pedir por sus enfermos.
Luego unos bancos y la virgen del valle “original”, la que sacan de paseo una vez al año. La habitación de la virgen, desde donde se ve toda la iglesia allá abajo, se encuentra toda rodeada de vitreaux, escudos de armas, de la provincia, del vaticano, de familias, vitreaux representando ángeles, dioses y demonios. Entre todos un vitreaux enorme. Arriba unos ángeles gigantes e impiadosos que se asoman por entre las nubes que cumplen función de trincheras, y con furia divina arrojan rayos hacia abajo. Sobre ellos, controlando con la mirada como un general atento, la virgen María. Abajo: de un lado los conquistadores europeos, con armaduras y fusiles, ensañados, disparando, sedientos de sangre. Abajo: del otro lado, cuerpos morenos, cuerpos indios, americanos, de pecho desnudo, de taparrabos, con lanzas en sus manos, en actitud de repliegue, de duda ante el ataque. Indios muriendo. Muriendo por las armas de fuego de los europeos, pero también muriendo por los rayos que los ángeles tiraban sobre ellos. Del suelo se levanta el polvo propio de la batalla (batalla como genocidio). El cuadro deja en claro quienes están perdiendo, quienes están muriendo, quienes están en retirada ante el avance de la alianza indestructible entre la cruz y la espada, los fusiles y los rayos, entre Europa y su dios. (¿Están en retirada, o esa duda, ese gesto trabado no es más bien una incipiente resistencia? ¿Por qué no huyen despavoridos ante el ataque divino? ¿Osan enfrentar a dios acaso? ¿Dudar postrarse ante el poderoso no es resistir?).
Vuelvo entonces. Solidaridad ante la resistencia. América, Nuestra América, un continente resistente, en resistencia, resistiendo. Nuestra América siempre resistiendo. Dios iglesia, Dios Capitalismo, sólida alianza que forjó una América resistente.
Pienso en un posible mapa americano, nuestroamericano, y no es sino un inmenso gran rompecabezas de resistencias. Porque resiste Andalgalá (¡y de qué manera!), pero también resiste Famatina en La Rioja, y resisten en Alta Gracia ante el atropello policial, y resisten en el sur bien al sur, allá por Santa Cruz, los trabajadores en lucha, y resisten lxs cumpas campesinxs formoseños de Ibarreta, y resistimos acá en los barrios cordobeses, y resisten los zapatistas en Méjico, y la Cuba siempre digna, y resiste Venezuela, Ecuador y Bolivia, y resisten los sin tierra en Brasil, y las guerrillas en Colombia, y en Honduras a un gobierno ilegítimo fruto de un golpe de estado oligárquico-imperialista, y resisten millones de latinoamericanos a los largo y ancho del continente. Resistimos el avance de dioses arrogantes, soberbios, asesinos.
Vuelvo entonces. Solidaridad en la resistencia. Otra alianza tan o más sólida que la de los dioses que nos atacan. Ese vitreaux es una perfecta foto de la historia nuestroamericana. Nosotrxs somos los de abajo, los que habitamos este suelo, los que nos sentimos orgullosamente nuestroamericanos, los que seguiremos resistiendo los rayos y los fusiles.
Es entonces cuando entiendo que yo tenía razón, lo de mis amigos no era solidaridad desinteresada. Ellos sintieron en algún momento, que la lucha de Andalgalá era la lucha de ellos, la resistencia catamarqueña era la lucha que libramos todos los días en los barrios cordobeses. Sin conocer la catedral catamarqueña, sabían de algún modo de ese vitreaux aterrador, y saben también de qué lado estamos lxs que somos pueblo. Lo de mis amigos era una solidaridad excesivamente interesada, tan así que casi hasta cuesta llamarla solidaridad, o quizás esa sea la verdadera solidaridad, la de clase, la de los oprimidos, la de entender que en cada batalla que se libra se juega también la suerte cada cual, de cada uno, y así la del conjunto. Andalgalá Resiste es igual a decir Córdoba Resiste o simplemente Nuestra América Resiste.
Solidaridad bien interesada con Andalgalá entonces, que triunfe Andalgalá, que impida que las mineras maten a su pueblo, que ese dignísimo pueblo catamarqueño le de un buen golpe al imperialismo y su arrogancia. Que la risa y sencillez triunfen sobre la codicia. Que la vida venza sobre la muerte. Que gane Andalgalá así somos un poquito más libres y dignxs todxs los habitantes de este hermoso continente que sigue de pie, a pesar de lxs muertxs, de lxs desaparecidxs y de los dioses que nos patean en contra.

agrega un comentario