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27 policías al banquillo por torturas
Por Zainuco-republica Indymedia - Wednesday, May. 05, 2010 at 11:25 AM

Al fin hoy con todos los guardiacárceles presentes, visiblemente irritados por su condición de imputados, y con gestos amenazantes a los integrantes de Org. de DD.HH. presentes en la sala, dio comienzo el juicio con las presentaciones por parte del fiscal Rómulo Patti y de la querella representada por el abogado Federico Egea de ZAINUCO.

Los hechos que se les imputan a los 27 policías son los de torturar con granadas de gases lacrimógenos, patadas, golpes, puntapiés, disparos con armas de fuego y postas de goma durante cuatro días consecutivos a 54 detenidos de la U11. En este sentido, el fiscal remarcó que algunas de las causales del conflicto fueron “el maltrato para con la visita que fue un tópico de angustia para los internos, así como el alimento con presencia de material ajeno y contaminante”.

En una nueva estrategia dilatoria, la defensa integrada por el Dr. Cardelino y la Dra. Saure, objetó que no surge con claridad la imputación a cada uno de los acusados, con lo cual los mismos no sabrían de qué defenderse. Federico Egea consideró este recurso “un reduccionismo formal, porque los imputados conocen hace tiempo de qué tienen que defenderse. Son privilegiados porque se les ha leído en dos oportunidades los hechos que se les imputa”.

Por otro lado, la defensa pidió el retiro de Santiago Nabaes, también abogado de ZAINUCO, tratando a la querella y la fiscalía como una “familia acusatoria”. “Quizás, si hubiera un poco más de espacio pareceríamos menos una familia de acusadores”, respondió Egea haciendo referencia a los reiterados pedidos de ZAINUCO de realizar el juicio en un lugar más amplio donde no fuera tan intimidatorio para los testigos la presencia de los policías torturadores (mayoría absoluta en el recinto), algunos de los cuales continúan trabajando en la Unidad hasta la actualidad.

Ambos planteos fueron desestimados por el tribunal luego de un cuarto intermedio.

Declaraciones

Sólo dos de los 27 imputados declararon en el juicio. El primero fue Juan Carlos Aravena a quien se le imputa haber participado en los hechos del sábado 27 de abril de 2004. El mismo explicó que el viernes y sábado hubo servicio adicional nocturno y que se retiró de la Unidad cerca de las 23.30 hs, por lo que no pudo haberse encontrado en la U11 en ese momento.

El otro acusado que declaró fue Héctor Fabián Muñoz, presente el 25 de abril de 2004, quien, con recursos falaces, trató de justificar el accionar represivo en un relato donde la requisa resultaba ser víctima. Dijo haber informado a sede judicial de los hechos, argumento de que los internos suelen crear armas rudimentarias y “golpearse entre ellos o al personal policial”. Reconoció que fueron cuatro integrantes del Grupo de Requisa, la policía Metropolitana y los bomberos los que ingresaron a los pabellones 1, 2 y 5 para reducir a los detenidos con orden de sede judicial y cuyo oficial a cargo entonces era Gustavo César Melo.

Testigos

Cerca del mediodía comenzó la ronda de testigos entre quienes figuran los profesionales que asistieron a las víctimas por esos días y los internos torturados. Cabe recordar que en un principio esta lista de testigos la integraba también Ignacio López Proumen miembro del equipo forense, de quien ZAINUCO pidió su exclusión por haber participado de la dictadura militar en los años 1976-1983.

El primero en declarar fue Carlos Roldán, Médico Policial que trabajó durante cinco años en la Unidad 11. Recuerda que estaba de guardia esa noche y lo habían citado junto a la Dra. Coria por un motín. Refiere que en el transcurso de la noche atendieron a varias personas – no pudo especificar sus nombres – y algunos internos fueron derivados al Hospital Castro Rendón porque la situación excedía lo que ellos podían hacer. “Hubo lesionados de todos lados”, dijo el médico en un intento de implantar la tan mentada teoría de los dos demonios, donde ambos bandos son igualmente perjudicados. La amnesia fue su rasgo característico y la frase mas repetida por el medico policial fue “no sé, no me acuerdo”.

Liliana Nélida Pérez, Licenciada en Servicio Social, fue la segunda testigo citada quien en ese momento trabajaba en la U11 en el equipo interdisciplinario del Espacio de Tratamiento Psicosocial dependiente de la Dirección de Ejecución de la Pena.

Relató que días después de lo acontecido, le llamó la atención que varios de los internos iban rengueando y con problemas motores. Uno de ellos, Carlos Monsalves, le describió en el consultorio que durante el fin de semana anterior no habían tenido visitas, que no les daban comida y que personal de la UESPO había ingresado a los pabellones, lo levantaron, desnudaron, fueron manguereados y obligados a cantar el Himno Nacional. Luego le mostró los golpes en la espalda y le describió que mientras estaba en la enfermería aquella noche, le seguían obligando a cantar el Himno mientras el doctor Roldán escribía en su ficha médica que no presentaba golpes.

“Todos estaban golpeados, con los ojos negros por fuera y derrames por dentro. Sosa tenía una quemadura en el brazo. No eran los que habían sido en otras entrevistas, apenas se atrevían a mirarte a la cara. Castillo, estaba golpeado en la cara y tenía restos de bala en el rostro”, detalló Pérez. Por último, rememoró que el oficial Montoya, a cargo de la Unidad, “llegó a nuestra oficina y mi compañera le dijo ‘se les fue la mano’ a lo que él respondió sarcásticamente ‘sí, ¿qué quiere, que llamemos a Mary Kay?”

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