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Un escándalo que obliga a Obama a replantear su "guerra necesaria"
Por Fuente: La Nación - Tuesday, Jul. 27, 2010 at 3:26 AM

Silvia Pisani Corresponsal en EE.UU.

Martes 27 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa

WASHINGTON.- No llegaron a pasar 12 horas de la monumental filtración para que la Casa Blanca se viera obligada a contestar la siguiente pregunta: "¿Tiene el gobierno en claro por qué tenemos que estar en Afganistán y ayudar a socios que no parecen confiables? ¿Por qué desembolsar millones de dólares en ayudar a Paquistán?

El géiser de indignación empezaba a soltar presión. Ocurrió en la habitual rueda de prensa de la Casa Blanca. Presionado, el vocero presidencial, Robert Gibbs, no dio una respuesta concreta ni sobre eso ni sobre hasta qué punto las revelaciones de ayer afectan el empeño del gobierno de Barack Obama en la guerra "necesaria" de Afganistán.

De lo que no cabe duda es de que, de ahora en adelante, habrá muchas más oportunidades para evaluar la espinosa cuestión. Porque si algo quedó instalado ayer fue precisamente esa pregunta: para qué estar allí, cuánto tiempo más, a qué costo.

Además de poner la cuestión de la guerra misma en foco, la filtración más grande de la historia de Estados Unidos tiene una doble arista: por un lado, la filtración en sí misma y, por el otro, lo que dice la información revelada. Fue evidente que la Casa Blanca prefirió quedarse en el primer escalón: el de la filtración. E intentó que el debate se centrara en sus meandros; esto es, la culpa, la responsabilidad, el delito, el riesgo y el daño, si todo esto existe.

"Es una filtración grave que tiene el potencial de poner en riesgo la seguridad nacional", dijo Gibbs, que anunció que se puso en marcha una investigación interna para determinar responsabilidades.

"Es algo que suele ocurrir. La administración Obama se centra en el debate sobre la filtración en lugar de meterse en el meollo del asunto", dijo Jeffrey Pfeffe, de la Universidad de Stanford, consultado por LA NACION.

"La verdad es que toda la situación tiene un paralelo con lo que ocurrió en la guerra de Vietnam", añadió. No sólo por la preocupación por las filtraciones informativas, sino porque "al igual que entonces, Estados Unidos lidió con un socio poco confiable y corrupto", según precisó.

El otro punto es lo que está pasando en la guerra. En eso resultó obvio que la filtración potenció la duda ya existente entre los seguidores de Obama sobre el sentido de seguir combatiendo allí.

Esa posición crítica se hace más manifiesta entre los llamados liberals, que vienen reclamando al presidente una salida de Afganistán. Ayer estaban horrorizados por la difusión de información asimilable a crímenes de guerra.

"El cuadro que hemos visto de la guerra es bastante más sucio de lo que se suele admitir. Tenemos que repensar nuestra estrategia en Afganistán y eso debe incluir una estrategia de salida. Llevamos ya 10 años allí y una considerable pérdida de vidas humanas y de esfuerzo", dijo el representante demócrata por Massachussets Jim McGovern. "Empiezo a temer que nos veamos atrapados en una guerra sin salida. A esta altura, no sabemos siquiera cómo definir una victoria allí, y creo que todo eso debe empezar a cambiar", añadió.

Hasta el ex candidato presidencial John Kerry utilizó la filtración para criticar abiertamente la guerra: los documentos "arrojan serias dudas sobre la realidad de la estrategia estadounidense en Afganistán y Paquistán", dijo el senador que, además, es presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

El incidente y, sobre todo, lo que "dice" el incidente se convierten en un duro traspié para Obama y sus insistentes argumentos sobre la "guerra necesaria" en Afganistán.

La situación ya se hizo públicamente dudosa hace un mes, cuando el general Stanley McChrystal se insubordinó y reveló no sólo lo mal que iban las cosas en el campo de batalla sino la "incompetencia" del poder civil para entender de qué se trataba. Hasta ese momento, McChrystal era el hombre de confianza de Obama en Afganistán.
Las paradojas

A eso se suma esta nueva filtración, que ocurre apenas una semana después de que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ratificara la "asociación y la confianza" de Estados Unidos con Paquistán, en un viaje de trabajo a Islamabad.

El coronel Dave Lapan, uno de los voceros del Departamento de Defensa norteamericano, ayer reconoció que al Pentágono le llevará "días, si no semanas" una profunda evaluación para medir el daño causado por la filtración a "las vidas de los soldados y los socios de Estados Unidos en la coalición".

Esa era ayer otra de las paradojas: ¿cuál es el sentido de asociarse y de manifestar confianza en un gobierno que, según dice la información revelada, puede estar colaborando con el enemigo talibán?

Es que, si bien llevará varias semanas terminar de evaluar el alcance de los documentos revelados, The New York Times hizo hincapié en el hecho de que en ellos se describe cabalmente el temor estadounidense de que el servicio de inteligencia de Paquistán esté ayudando a la insurgencia.

Con todo eso -con la guerra sucia, con los crímenes y con la sospecha de que, en realidad, se está colaborando con el enemigo-, el esfuerzo explicativo de las próximas semanas será digno de ver.
LAS REVELACIONES

* Matanzas de civiles . Los documentos mencionan 144 incidentes con 195 civiles muertos que no fueron informados. Estos incluyen desde disparos a individuos inocentes hasta pérdidas masivas de vidas en ataques aéreos. Uno de los informes detalla cómo un niño fue asesinado y otro resultó herido por disparos de las tropas. La gran mayoría de las pequeñas tragedias no suele ser comunicada, pero forma parte de la "aplastante mayoría de muertes y heridos".

* Cazadores . Una unidad de operaciones "negras" de fuerzas especiales estadounidenses -la Task Force 373- se ha ocupado de "matar o capturar" a líderes talibanes. La unidad mató a hombres, mujeres y niños inocentes, así como a policías afganos, en busca de sus presas.

* Aliado dudoso. Paquistán permitió a miembros de sus servicios secretos (ISI) reunirse con los talibanes para organizar grupos que luchan contra los soldados estadounidenses. Otro de los documentos relata una reunión de insurgentes a la que asistió un ex alto mando de la inteligencia paquistaní. Además, detallan esfuerzos del ISI para coordinar una red de terroristas suicidas en Afganistán.

* Táctica iraquí. Entre 2004 y 2009 los dispositivos explosivos improvisados se convirtieron en el arma favorita de los talibanes y la principal causante de bajas entre los soldados de las fuerzas de la OTAN, táctica importada de la insurgencia iraquí. En 2004 hubo 308 bombas improvisadas, mientras que en 2009 el número ascendió a 7155.

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