Julio López
está desaparecido
hace 6422 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

"Quien no tiene la posesión de un campo no lo puede vender"
Por Agencia de Noticias Biodiversidadla - Tuesday, Aug. 03, 2010 at 2:43 PM

La lucha campesina por la tierra en Mendoza

El conflicto comenzó en junio, cuando una sociedad anónima de capitales coreanos empezó a alambrar el campo e introdujo unas topadoras para empezar a desmontar, cuenta Diego Montón, referente del Equipo de Territorio de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza. De las tierras a las que hace referencia, unas 8000 hectáreas ubicadas en el departamento San Martín, en la localidad de Nueva California, una decena de familias campesinas sostiene la posesión desde el año 1935.

En 1976, recuerda Montón, miembro de la Secretaría Operativa del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), el lote en disputa aún permanecía a nombre de la Provincia. Fue entonces cuando, mediante extrañas gestiones, personas ligadas al gobierno militar logran pasar la titularidad del terreno a nombre de una familia de apellido López, la cual sólo ocupó 600 hectáreas para el desarrollo de cultivos forestales. Luego ―agrega Montón, de 34 años―, los López vendieron el título a Cuyo Placas S.A.; esa empresa nunca tomó posesión de la parte donde están las familias y terminó de abandonar todo hace 20 años. La firma coreana le habría comprado las tierras a esta última empresa.

Entrevista de Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik para la Agencia de Noticias Biodiversidadla.*

Se matarán animales

La comunidad detuvo las máquinas que habían comenzado a desmontar. La UST denunció que a raíz de esto sufrieron hechos de intimidación y un aumento de la presencia policial en la zona, ¿qué sucedió?

Montón.―Lo primero que hizo la comunidad fue hacer la denuncia en la Comisaría. Como siempre pasa, hubieron tres denuncias consecutivas y estas nunca fueron tomadas. Tuvieron que ir a detener dos veces las máquinas, a sacar fotos. Incluso de todos los animales que habían matado, porque también los coreanos quieren armar un coto de caza. En una oportunidad apareció la policía, pero a raíz de una denuncia que habían hecho los coreanos. Al otro día, por la nochecita, los encargados de la firma fueron con tres policías a amenazar a una de las compañeras que estaba representando a la comunidad, diciéndole que iba a ir presa ella y toda su familia. Se vio un notable aumento de los retenes de control y de las postas camineras en el pueblito. Las máquinas volvieron a ingresar y la comunidad las volvió a sacar. Esa misma tarde hubo un robo grande a la central que la organización tiene en Nueva California; robaron 6 computadoras con las cuales se daban clases gratuitas de computación a los chicos. Y con un hecho confuso: antes del robo un policía había deslizado: Tengan cuidado, porque ustedes están mucho en el campo y pueden llegar a sufrir algún robo.

Entonces, ¿ustedes ven una relación directa entre el robo y este conflicto?

Montón.―Lo que pasa es que no tenemos pruebas directas. Pero por las amenazas y por ćomo se dio todo, en una sede que tenemos hace cuatro años, nos pareció bastante extraño. La policía incluso había prestado su firma para colocar unos carteles, clandestinos decimos, que decían: Prohibido pasar, se matarán animales. Con el escudo de la policía... Cuando volvieron a entrar y meter las máquinas, detenidas por un grupo grande de familias que iba a caballo, por suerte el fiscal ordenó que las máquinas salgan y derivó la causa a un juzgado civil, en el cual estamos aportando pruebas de posesión. Intervino la Dirección de Recursos Naturales de la Provincia ordenando que cese el desmonte y exigiéndole a la empresa la documentación que tiene que hacer en el caso de que fuera la dueña del campo. Esto nos da un poco de tiempo para encaminar la cuestión jurídica.

Una irregularidad muy grande

¿Nunca pudieron las familias campesinas regularizar la tenencia de ese terreno?

Montón.―Cuando fue toda esta tramoya de los López hubo una cuestión violenta con el tema de las viviendas, en el 76, obligando a las familias a trasladarse. Quedaron en el límite del campo, pero todo lo que es animales, corrales y aguadas siguió allí, y ellos siguieron trabajando como si nada. En realidad, a la familia López lo único que le importaba eran esas 600 hectáreas con las cuales consiguieron subsidios. Incluso, lo que después se dice, es que esos subsidios que les daba el mismo gobierno militar no fueron a las fincas, sino que fue el capital con el que ellos desarrollaron su cadena de supermercados.

Tanto en el caso de los López como en el de Cuyo Placas, ¿la venta se realiza sobre las 8000 ha?

Montón.―Ahí hay dos irregularidades que también estamos denunciando, porque las mensuras no se han hecho en el campo. Es decir, los profesionales que firman las mensuras, los boletos de compra-venta, no han hecho presencia en el campo. Incluso hay testigos. Hay una irregularidad muy grande en la transferencia del dominio, porque alguien que no tiene la posesión de un campo no puede vender. Los títulos se van vendiendo de un lugar a otro, utilizándolos para conseguir financiamiento, créditos e hipotecas, mientras que 10 familias son realmente las poseedoras.

Una cuestión bastante rara

¿Por qué piensan que sólo se utilizaron unas pocas hectáreas?

Montón.―Es una unidad importante teniendo en cuenta que tenían que regar esas hectáreas. El campo entero no tiene derechos de riego. En ese momento, también con recursos del gobierno militar, hicieron 14 perforaciones y consiguieron un subsidio para hacer andar los motores de esos pozos con energía eléctrica. Todo eso estuvo subsidiado, es imposible hacerlo en las 8000 hectáreas. Tampoco les interesaba la producción agropecuaria, sino más bien simular un establecimiento con el cual puedan seguir tramitando subsidios: un lavado de dinero de la plata del Estado, que también ha sido muy frecuente en la historia de nuestro país.

¿Saben qué destino le dará a las tierras la firma coreana?

Montón.―En esa zona que estuvo cultivada, ellos piensan poner alrededor de 500 hectáreas de almendros y recuperar todos los sistemas de riego. En el resto de campo, lo que han deslizado, es esto de llevar gente a que haga caza furtiva de diferentes animales autóctonos, de los que, en su mayoría, está prohibida la caza. Por eso nos parece una cuestión bastante rara. También pudimos detener una nueva mensura que estaban haciendo como si fueran a fraccionar en distintos cuadros el resto de las hectáreas. Se hizo una presentación y eso está todo paralizado.

Unidad en el lugar

¿Estas familias son parte orgánica de la UST o el movimiento simplemente decidió apoyarlas?

Montón.―En la comunidad hay un grupo de base orgánico y el resto son familias periféricas que no participan directamente de la UST, pero sí han estado vinculadas a diferentes tareas que se han promocionado en la comunidad. Siempre hemos promovido que se pueda dar una unidad en el lugar. Eso ha dado más fortaleza en el territorio, aparte de la solidaridad y acompañamiento desde otras comunidades de la central.

En septiembre se realizará el I Congreso Nacional del MNCI, ¿qué lugar tendrán este tipo de conflictos a lo largo del encuentro?

Montón.―Nosotros decimos que esos días de septiembre van a ser la culminación y la fiesta de un congreso que ya venimos realizando en nuestro movimiento, porque a partir de febrero, que es cuando lo lanzamos internamente, empezamos a debatir en cada una de nuestras comunidades sobre documentos síntesis de nuestra historia: un material sobre soberanía alimentaria, otro material sobre reforma agraria, uno sobre la estructura orgánica de nuestro movimiento y otro sobre cambio social. Son sistematizaciones de los últimos 10 años de trabajo. En cada uno está toda esta práctica y esta experiencia de la lucha por la tierra que hemos hecho. Un equipo está tomando todo el producto del debate que se está generando en nuestras bases con la expectativa de poder llegar a septiembre con los acuerdos ratificados. El congreso va a ser la socialización del resultado de este proceso.

* Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik estudian el uso de la Web en el desarrollo de conflictos sociales y experimentan con la distribución de ideas políticas, económicas y culturales a través de Internet.

agrega un comentario