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Rodolfo Raffino, antropólogo: “Se están destruyendo sitios arqueológicos”
Por Fuente: El Esquiú - Friday, Aug. 27, 2010 at 6:14 AM

Licenciado en Antropología, doctor en Ciencias Naturales, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Investigador Superior del CONICET, miembro de número de la Academia Nacional de Historia, representante por Argentina y miembro del Bureau de la Union Academique Internacional. Catedrático en las universidades nacionales de Buenos Aires y La Plata. Director del Museo de La Plata 1995-1999. Actualmente es el jefe del Departamento Científico de Arqueología de esa institución. Investigador invitado en la Universidad Nacional de Australia y del Smithsonian Institution de Washington. Ha publicado más de 140 trabajos y tiene numerosos premios.

Rodolfo Raffino, ant...
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- ¿Cómo descubrió su vocación?
- Desde muy chico. Me fascinaban las películas en las que se trabajaba con ruinas egipcias, romanas. Las veía tres o cuatro veces. Siempre me gustó. No sabía que estaba al alcance de cualquier argentino que pudiera ingresar a una universidad nacional. En ese momento había solamente dos carreras. Cuando tenía 17 años me fui a estudiar a la La Plata. Yo vivía en un pueblito bonaerense que se llama Salliqueló; cuando me recibí de bachiller, me fui a estudiar y entré al Museo de La Plata, donde estaba la carrera de Antropología dentro del dominio de las Ciencias Naturales. Me gustó mucho, me fue bien. En el año ’64 hice mi primer viaje acá, a Catamarca, como alumno. Estaba en segundo o tercer año cuando lo hice, con dos profesores de la cátedra de Arqueología Argentina. Fuimos por Tinogasta, Watungasta, Belén; estuvimos en Chilecito, La Rioja, en la Tambería del Inca. Y ya me di cuenta que lo que había soñado podía hacerse realidad. Me recibí a los 23 años, en el ’68.

- ¿Cómo fue el ejercicio de la profesión?
- Empecé a trabajar como ayudante de cátedra en el Museo de La Plata, en la carrera de Antropología. Al año siguiente entré al CONICET como becario; hice toda mi carrera profesional en el Museo de La Plata y en el CONICET. Ahora soy Investigador Superior del CONICET, ya estoy en la última faz de mi vida profesional.

- ¿Cuáles son algunas de sus satisfacciones laborales?
- Gané algunos premios nacionales. Nacional Geographic me ha apoyado desde 1984. Parte de las investigaciones que estuvimos haciendo en el Shinkal fueron apoyadas por Nacional Geographic, que me dio tres subsidios interesantes que me permitieron ir a Bolivia a trabajar, pude cruzar la cordillera por el Paso de Comecaballos, siguiendo la Ruta de Almagro, por el Camino del Inca. He publicado un montón de cosas. Algunas, considero que pueden ser un aporte significativo para la historia de la Antropología y de la Arqueología Argentina. Últimamente he publicado bastantes cosas de historia. Además, el Shinkal, el sitio en el que estamos trabajando desde hace 19 años, es un poco el origen de todo lo que puede ser español, porque adentro del Shinkal hemos encontrado trazas de lo que puede ser la primitiva Londres de la Nueva Inglaterra. Trazas arqueológicas. Hemos encontrado cerámicas, arquitectura española y una serie de elementos que están marcando que el Shinkal fue, evidentemente, el asiento de la primera Londres, y en el Ushnu del Shinkal hemos encontrado evidencias de una captura del edificio, uno de los más emblemáticos que tienen los incas, por el grupo de Chelemín, durante el Gran Alzamiento de 1630, con una serie de festividades que podríamos llamar Pachamancas, donde los indígenas habían capturado ganado español e hicieron una festichola, justamente arriba de la pirámide incaica, quizás como anticipando, como ceremonia propiciatoria de la guerra que se venía. Nunca hay que olvidarse que Chelemín fue el único indio que le ganó una batalla a un ejército español, a Ramírez de Velazco. Es la única victoria significativa que tienen las rebeliones calchaquíes.

- ¿Se preserva esta riqueza arqueológica?
- El territorio catamarqueño es la meca de la arqueología argentina. No hay otra provincia es nuestro país que se pueda equiparar con la riqueza patrimonial que tiene Catamarca. Se lo dice alguien que está en el Museo de La Plata y que tiene sobre sus espaldas el peso de la tradición del Museo de La Plata en la provincia de Catamarca, llámese Florentino Ameghino, llámese Ambrosetti o nada más y nada menos que Samuel Lafone Quevedo, que es un pilciadeño hecho y derecho, bueno, no era pilciadeño, era uruguayo, pero estuvo acá y después fue director del Museo de La Plata. Como consecuencia de eso el Museo de La Plata tiene una tradición más que centenaria en estudios antropológicos en la provincia de Catamarca. Y tiene las colecciones más ricas de esta provincia. Desde 1897, en que llevaron allá las piezas de Lafone Quevedo, no falta ninguna, ni ningún elemento de las colecciones Muñiz Barreto, ni las de Rex González, ni las de Rodolfo Raffino. Está todo allá.

- ¿Por qué no están acá?
- Catamarca ha demostrado y esto es algo que ustedes lo tienen que conversar, que recién ahora está tomando conciencia de tener un museo o un receptorio de toda esa riqueza, que si no hubiera sido por el Museo de La Plata, tendrían que ir a verlas a Estocolmo, a Nueva York, a Tokio, a París, a Londres. La colección Zavaleta es de acá y está en Chicago; hace unos años encontré dos máscaras en el Museo de Binche de Bélgica, que se dedica solamente a las máscaras, un museo precioso en una casa medieval, renacentista. Caminando por el museo, en el año 1996, me encuentro con ellas y un cartelito en el que se leía: Dos máscaras de piedra de un lugar llamado La Ciénaga, en el Valle de Hualfín, Catamarca, Argentina, compradas en mayo de 1995.

- ¿Hay más conciencia?
- Ahora se está haciendo la Ruta 40 en el tramo de Hualfín a Belén. Hualfín tiene 30 sitios arqueológicos y hay un serio problema entre la traza de la ruta y la perturbación que van a provocar en algunos sitios arqueológicos. Tengo un alumno que está trabajando, que es el Lic. Darío Iturriza, natural de esa zona, que me está informando de los problemas que existen para ponerse de acuerdo con la gente que está haciendo la ruta que, por ahorrarse algo, está destruyendo sitios arqueológicos. Me da mucha pena. Conozco Hualfín, he estado trabajando allí. Con un buen bypass como se dice ahora, se puede solucionar todo eso. Hasta fines de los ’70, mediados de los ’80, no había una conciencia patrimonial. Venía una fábrica y hacía lo que sea y donde sea y nadie le decía absolutamente nada. Quizás el tema de Agua Rica y de la Alumbrera sea la respuesta que se está dando a través de la sociedad contemporánea. Porque todo esto tiene que ver con el medio ambiente. Este hombre que vemos a través de la Arqueología fue un individuo que vivió hace 500, 1.000, 1.500 ó 2.000 años y no tenía los problemas de depredación que tenemos nosotros con el medio ambiente.

- ¿Vino a presentar un libro?
- Son dos tomos de la Historia y la Geografía de Catamarca,de la Junta de Estudios Históricos. Para mí es un halago venir a presentar esta obra que es magnífica desde todo punto de vista. Es una bisagra en la vida institucional académica de la provincia de Catamarca.

CV

Licenciado en Antropología, doctor en Ciencias Naturales, graduado en la Universidad Nacional de La Plata.
Investigador Superior del CONICET, miembro de número de la Academia Nacional de Historia, representante por Argentina y miembro del Bureau de la Union Academique Internacional.
Catedrático en las universidades nacionales de Buenos Aires y La Plata.
Director del Museo de La Plata 1995-1999. Actualmente es el jefe del Departamento Científico de Arqueología de esa institución.
Investigador invitado en la Universidad Nacional de Australia y del Smithsonian Institution de Washington. Ha publicado más de 140 trabajos y tiene numerosos premios.

Su último libro

Poblaciones Indígenas Argentinas. Es de arquitectura indígena, desde que comienza el proceso de sedentarización de los indios en Argentina, Chile y sur de Bolivia, hasta la llegada de los españoles inclusive. Son unos tres mil años, con un registro arqueológico de cerca de 800 sitios. Hay atlas arqueológicos divididos en períodos. Es la tercera edición que pude corregir y aumentar. Tengo trabajos anteriores pero éste es en el que más meto el bisturí en la problemática del patrimonio. Salió el año pasado y me han avisado de la editorial que en el programa de Arquitectura del 1º año de la UBA se lo incorporó como libro de texto, con lo cual por fin voy a ganar unos pesos con un libro (se ríe) porque tiene como 800 alumnos por año. Es un libro que me ha dado muchísimo trabajo, llevo muchos años componiéndolo y me siento muy satisfecho con él.

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