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El agua que falta Parte I
Por fwd cbanoticas // Mercedes, Sol, Cecilia. - Saturday, Sep. 04, 2010 at 2:08 PM

El agua que falta – Parte I

Por Mercedes Berta Ramirez*, Cecilia Moltoni* y Sol Aguirre**

Acceso al agua en los departamentos Minas y Cruz del Eje

Agua que no va, agua que no viene: el Estado se entretiene

Estamos en una escuelita rural del Departamento Minas, al Noroeste de la Provincia de Córdoba (*). Parece un día normal. El sol matutino realza los gestos de los alumnos, todos ellos, hijos de los habitantes de la zona. Forman fila en el centro del patio donde la bandera Argentina espera para ser izada. Van llegando uno a uno con sus mochilas cargadas de lápices, cuadernos y unos cuantos sueños. Uno de esos anhelos, no les pertenece sólo a ellos, lo comparten con sus familias. Esperan ansiosos el día en que acceder el agua ya no sea un problema, sino una alegría para todos. Sí, usted está leyendo bien: son niños que sueñan con tener agua. Igual que sus padres. Igual que sus abuelos. El deseo de ellos es una herencia generacional en esta comuna del departamento de Minas,  ubicada en el noroeste cordobés.

Parece un día normal. Pero no lo es. Detrás de los alumnos llegan trabajadores con sus herramientas. La maestra avisa a los niños que esos señores vienen a trabajar para que la escuelita pueda, por fin, tener agua. Los más inquietos imaginan que después de corretear por el patio, el recreo  terminará con un sorbo de agua.

El director tiene menos ilusiones que los chicos. Acostumbrado a falsas promesas, le parece extraño que recién el día anterior desde la Secretaría de Recursos Hídricos del Gobierno de la Provincia de Córdoba le informe sobre el repentino inicio de la  obra. Sabe que sin planificación nada es posible. El Plan provincial “Agua para todos” (PAT) comenzaba a funcionar dudosamente.

El caso de esta escuelita es simplemente un retrato de las expectativas de los campesinos de la zona en torno al acceso al agua y de la ineficiencia de las políticas públicas para dar respuesta a esta necesidad humana básica, derecho que todos deberíamos tener asegurado.

Durante el 2008, el 20% de la población de la provincia de Córdoba no tuvo garantizado el acceso al agua potable. [1] De ese tiempo a esta parte, las estadísticas no han mejorado. El noroeste cordobés  es la zona más afectada. Los campesinos de los departamentos de Minas y Cruz del Eje sufren en carne propia las consecuencias que implica no tener acceso regular al agua.

Lucía Miranda, campesina del departamento Minas, sintetiza con sus frases la problemática que aqueja a todos sus compañeros: “Prácticamente no hay agua. Nosotros teníamos represas que tenían agua y los animales tomaban de ahí, pero ahora no. No hay nada”. Preocupada por la situación,  sabe que la facilidad para el consumo humano es un paso importante pero insuficiente. “Si no hay agua para tomar, menos va a haber para los animales. Y, ¿qué le das a los animales? El año pasado ha sido crítico. Los animales querían agua y no había. Varaban de sed”. Para despejar dudas, repite: “De sed”.

Esa misma sed es la que aqueja a los alumnos de la escuela cada clase. El “Plan Agua para todos” (PAT) no fue capaz de mejorar el rendimiento del pozo de agua. El mal presentimiento del director se hizo real.  Así lo expresó él mismo a las autoras de esta investigación (a quienes pidió que reserva de su identidad): “lo que hicieron fue trabajar sobre el pozo de la escuela, lo lijaron, lo limpiaron, lo calzaron mejor, (…) pusieron el motor e intentaron llevar el agua a las dos familias, además de la escuela (…) y se secó el pozo. Tardó tanto tiempo en recuperarse que en la escuela no había más agua.”

Antes de esto, la extracción de agua del pozo se hacía por medio de un molino. Al realizar la obra desarmaron el molino, dejándolo inutilizable, y colocaron una bomba. Ahora el pozo tiene una bomba a motor, y para que funcione es necesario utilizar nafta. El PAT sólo les  garantizó el combustible el día que se inauguró. Después de esta obra la escuela ha tenido que suspender las clases reiteradas veces por falta de agua.

El gobierno provincial plantea que ha resuelto la problemática del agua en esta zona, pero el director sostiene que es mentira. “Hacen obras que no sirven para que la gente tenga agua”, afirma. Otra de las fallas del Plan  está en la ausencia de instancias participativas para consensuar soluciones junto a los habitantes de la zona. Las autoridades de la escuela habían anticipado, por medio de estudios geológicos, que el problema no se solucionaba con una perforación. Sin embargo, los funcionarios a cargo del Plan tuvieron oídos sordos ante el reclamo. “Lo que hicieron fue destruir el trabajo que habían hecho los vecinos, que se quedaron sin agua”,  comenta el director. Sumido en la indignación, denuncia que “encima se quedaron con guita, con mucha guita”.

Ya no llueve sobre mojado

Los campesinos del noroeste cordobés también padecen la ausencia de agua por la escasez de lluvias. Esto se debe a  las modificaciones climáticas de la última década.

En las entrevistas realizadas para esta investigación, los integrantes del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) se manifestaron nostálgicos por las lluvias, antídoto natural contra la sequía. “En el tiempo que llovía, la gente araba, cosechaba maíz, zapallo, todas esas cosas”, afirma Marina Rodríguez. En el mismo sentido, Eva Sosa (del departamento Minas) comenta que “hubo otro tiempo en que había mucha agua”, tanta  que hasta “salía por las cunetas de la calle, era por todos lados agua”. Apenada por esos tiempos, recuerda que “había una huerta comunitaria, era re grande la huerta”. El lugar que Eva señala mientras habla ahora tan sólo es tierra resquebrajada por el sol.

Las declaraciones de los campesinos no son mera sensación. La escasez de las lluvias responde a una realidad vinculada al desmonte, los incendios y la ausencia de planificación ante el contexto del desmedido avance agropecuario.

Según afirma el doctor Raúl Montenegro [2] , presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM): “El drama mayor  que hay es el drama es el drama cultural (…) el no darse cuenta que el agua viene de una fábrica de agua y que si yo no la cuido a esa fábrica yo voy a dejar de tener agua”. Cuando habla de fábricas de agua se refiere a las cuencas hídricas, afectadas por el fuego y el desmonte. Sobre esta problemáticas sostiene que “el desmonte en Córdoba es escandaloso” ya que equivale “a  67 canchas de fútbol por día”, razón por la cual “el desmonte es tan dañino como el fuego”. [3]

En cuanto la actividad agropecuaria en el país, la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (APENOC) señala que “en los últimos 15 años la superficie cultivada aumentó”, pero las tierras productivas quedaron en manos de pocos. Así, “la población rural es inferior al 8%”. [4]

El deterioro de la naturaleza a causa del hombre deja un panorama desolador para las comunidades de la región. Los sistemas de almacenamiento de agua proveniente de precipitaciones tales como represas, aljibes, pozo balde y cisternas no resultan eficientes sin lluvias. Los ingenieros del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Miguel Barreda y Clemencia Barberena, admiten que “a pesar de tales estrategias para la producción y la vida familiar, son prolongados los meses en que las familias presentan necesidades para acceder al agua”. Según Barreda, esto también sucede “por la ausencia de inversiones de infraestructura por parte de los organismos públicos, para garantizar el derecho a acceder al agua”.

Julián González (comunidad El Pintado – Minas), afirmó  que “debido a la gran escasez de agua por la falta de lluvias, que son muy pocas al año, se ha ido perdiendo eso de los animales (…) y también el tema de los sembrados”. Julián ubica la gran escasez de lluvias en los últimos 10 años. Recuerda que en las décadas del '70 y el '80 era un tiempo en el que se podía sembrar.

Esta compleja situación provoca la emigración de los habitantes de la zona. Elsa González (comunidad El Pintado) afirma que “cada vez hay menos gente”.Las sequías condicionan el pastoreo de los animales. Las familias no pueden producir el forraje en su propio campo. Así lo expresa Elsa: “Antes había un auto abastecimiento de maíz. Ahora es necesario comprarlo. Entonces se hace difícil quedarse en el campo a vivir”.

 

Agua parada no mueve molino. Agua pagada mueve montañas.

La historización de la problemática campesina para acceder al agua se remonta a décadas atrás. En 1979 – en plena dictadura militar-  finalizó la construcción del Dique Pichanas, en el departamento de Cruz del Eje. En ese entonces fue inaugurado por el presidente de facto Jorge Rafael Videla (hoy juzgado por delitos de lesa humanidad).

Los habitantes de la zona comentan que con la construcción del dique los cursos de agua fueron desviados e incluso muchos de ellos desaparecieron, repercutiendo en la vida y el desarrollo de la zona.

Con la obra del dique se construyeron dos canales que servirían para la provisión de agua principalmente para el riego. “Cortan el río con el dique y ahí quedamos nosotros, sin nada. Sin agua, sin nada” expresa Pipo Ramos.

Luego denunció que con esta obra  “acá hay un margen izquierdo y un margen derecho (…) y la mayoría del agua estaba en el margen derecho”. Pipo dio números claros que marcan la diferencia en el abastecimiento que produce uno u otro costado del dique. “El canal de las parcelas carga 4000 litros de agua por segundo, a comparación del nuestro que carga 900 litros por segundo”, reveló Ramos con mirada cabizbaja, como si pidiera a la tierra las explicaciones que le deberían dar las autoridades de la provincia y los vecinos del margen derecho.

Las investigaciones de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) corroboran los testimonios de los campesinos. Sobre la distribución del agua por estos canales, Inés del Valle Asís [5] afirma: “La presa provee agua para el riego de 4270 hectáreas, de las cuales 2470 corresponden a la distribución que se hace hacia la margen derecha del río y las 1843 has. restantes son de la margen izquierda”.

Los beneficios sobre el sector derecho no se dan por azar: allí se ubica la Colonia Paso Viejo, con terrenos explotados para la agricultura de mercado. En cambio, sobre el canal izquierdo  viven pequeños productores que no tardaron en sentir las consecuencias de la desigualdad en la que los sumieron. “Desde que se construye el dique se cortó acá la parte de las cosechas. No quedó nada. No te convenía tener animales. Para verlo sufrir más bien venderlo”, afirma Pipo Ramos con un aire de impotencia.

El canal derecho del dique fue revestido de hormigón en 1998, mejorando la eficiencia en la distribución del recurso. Caso contrario, el margen  izquierdo continúa sin revestimiento hasta el día de hoy. Dicha situación es percibida por los campesinos como discriminatoria . “A ellos no les cortan el agua, la tienen directamente invierno y verano” denuncia  Ramos .Luego reflexiona: “Si ellos tienen derecho para tener continuamente el agua, nosotros también tenemos ese derecho”.

 

Un derecho torcido

Las palabras de  Pipo Ramos representan una cotidianeidad que duele. Implica sentir la impotencia de saberse dueños de un derecho que no se respetan.

El derecho primordial, básico e inalienable de tener acceso al agua no puede ser cercenado. Las estrategias de exigibilidad de los derechos sociales permiten que los ciudadanos se reconozcan como poseedores de un derecho para exigirlo ante las autoridades y satisfacerlo. En ese sentido, la Magister Nora Britos [6] agrega dos aspectos fundamentales que forman parte del desarrollo de estrategias de exigibilidad. Por un lado, la educación en derechos humanos en el ámbito formal o no formal en pos de promover la autotutela. Por el otro, el acceso a la información pública relacionada con el ejercicio de los derechos, por ejemplo, sobre las políticas públicas planificadas o ejecutadas para la garantía de estos derechos. 

En sintonía con las acciones de ejercer la autotutela, los campesinos de la zona  realizaron  denuncias judiciales y  pedidos ante los organismos estatales. Los reclamos siguen en la lista de espera. La  distribución adecuada del agua para  el riego no ha tenido resultados favorables para los pequeños productores. El Estado está incumpliendo su obligación.

El derecho al agua está claramente dentro de la categoría de garantías esenciales para asegurar un nivel de vida adecuado. Constituye una de las condiciones más fundamentales para la supervivencia. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) determina que, además de ser esencial para el uso personal y doméstico, el agua  es necesaria para una serie de propósitos en los que se implican muchos otros derechos [7] . Por ejemplo, el agua es necesaria para producir alimentos (el derecho a alimentos adecuados) y para asegurar la higiene ambiental (el derecho a la salud).

La Observación General N° 15 del Comité de la ONU señala las obligaciones legales de los Estados partes en relación con el derecho al agua, afirmando que: “El derecho al agua, como cualquier derecho humano, les impone a los Estados partes tres tipos de obligaciones: obligaciones a respetar , obligaciones a proteger y obligaciones a cumplir”.

La Magister Nora Britos, en su artículo “El Agua como derecho humano. Aquí, ahora y para todos” [8] desarrolla breve y concretamente lo que implican estas obligaciones: “Respetar las formas en que las personas acceden a fuentes de agua, y por lo tanto, no entorpecer el acceso. Proteger a las personas en su acceso al agua frente a los grupos privados que desvían el agua o la contaminan”. También hace referencia a las obras gubernamentales que son ineludibles para el cumplimiento de lo anterior. Indica que el Estado debe “satisfacer el derecho al agua directamente con su provisión a las personas construyendo acueductos y obras para hacer accesible el agua a todos los habitantes”. Por último, realiza una denuncia que queda reflejada en incontables situaciones. La especialista afirma  que “las violaciones del derecho al agua pueden ocurrir porque el Estado hace algo que no debía hacer o porque no hace algo que debía hacer.” Más claro, echale agua.

Una corriente humana que mueve agua

La exigibilidad de los derechos por parte del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) no fue fácil. El biólogo Emiliano Salguero en un estudio [9]. sobre las características socioculturales del noroeste cordobés, analiza las dificultades de participación en los micro emprendimientos productivos con subsidio del Estado nacional. Para el investigador, la poca motivación encuentra su causa en “las redes de políticas clientelares caracterizadas por su marcada verticalidad” cuyos resultados son “la falta de autonomía de los proyectos y la dependencia en las decisiones de quienes no son sus verdaderos ejecutores” . Salguero sostiene  que la falta de autonomía de los habitantes en las decisiones se debe a “escaso desarrollo del poder gremial de los productores, a la inexistencia de promoción de la participación y la organización local, a la carencia de fomento de los procesos comunitarios y del ejercicio de ciudadanía” [10] . Sobre la temática, en los diagnósticos [11] de una de las centrales del MCC también se afirma que la gran mayoría de las familias rurales que habitan en las poblaciones de los departamentos Minas y Cruz del Eje no cuenta con trayectorias de participación política en espacios públicos.

Este desinterés por la participación empezó a revertirse cuando los campesinos notaron que la problemática del acceso al agua  tomaría uno de los dos rumbos obligados: o se organizaban para luchar por un derecho que les pertenecía, o debían emigrar de sus lugares de origen.

Marina Rodríguez (comunidad El Pintado) sintetiza esta idea con su testimonio: “Cuando nosotros no teníamos agua yo le digo a las chicas: si nosotros no tenemos agua hasta tal y tal fecha yo cierro las puertas y me voy a un lugar a donde por lo menos tenga agua”. A pesar del pesimismo inicial, Marina tuvo una actitud  esperanzadora cuando sus compañeros le comentaron que el MCC junto a otros habitantes de la zona desarrollarían una iniciativa para mejorar la situación de escasez del agua. Con un brillo que sus ojos no pueden disimular, cuenta cómo fue su reacción: “Me dicen: ¿vos sabés que hay un proyecto del agua?… ¿no quisieran ustedes sumarse a esto? ¡Si!, le digo yo. ¿Cómo no?¡Uh! ¡Que alegría! Esa noche no pegué los ojos pensando”. Y no fue la única. Como Marina, varios campesinos no pegaron un ojo. Los desvelaba la posibilidad de imaginar que finalmente tendrían  condiciones dignas de vida. Lo que les sobraba era “el” sueño. Pero no el que se tiene mientras se duerme, sino el que se tiene despierto. No era para menos: el  derecho al trabajo y al alimento ya no estaría limitado por la falta de agua. La Ingeniera Clemencia Barberena, encargada del programa Pro Huerta [12] describe las limitaciones que el contexto dejaba a los campesinos: “Hay gente que se estaba yendo porque no tenía agua, es lógico. Era un común denominador a todas las comunidades que si no había agua ¿qué vas a hablar de huerta ni de producción?”.

Las actividades a realizar empezaron a tomar forma en la organización conjunta. Eva Sosa, entusiasmada, cuenta que “firmamos un acuerdo para trabajar juntos, en comunidad, porque como todos nos conocemos acá fue fácil juntarnos”.

El Ing. Químico, Daniel  Cayuela miembro del colectivo El Telar, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional de Córdoba, brindó detalles sobre las labores que hicieron junto a los habitantes de la zona. “Para armar  sistemas de distribución teníamos que estar midiendo los desniveles que hay entre las casas, entre los pozos y ver dónde iba a estar el tanque o la cisterna”. El trabajo conjunto entre técnicos y campesinos estaba llevándose a cabo. “Todo proyecto de agua tiene que contar con participación de la población a la que va destinada”, advertía la Magister Nora Britos. Esa práctica que suele ser tan difícil, en este caso se vislumbraba con resultados satisfactorios.

La lucha de Marina Rodríguez sintetiza la de muchos de sus compañeros: “Yo nunca bajé los brazos. Muchos me decían “no, no eso no se va a ver, esa agua”.

Los habitantes de la zona comenzaron a reunirse, organizarse, discutir, pelearse, amigarse. Comenzaron a trabajar. Entre las que estaban, los que vinieron, los que eran de acá, las que llegaban… entre todos y todas se armó un proyecto. Así, en conjunto, el acceso al agua dejó de pensarse como un imposible. Inclusive para el director de la escuelita, que confía en que la organización planificada vuelva a traer agua para sus alumnos. Y con ella, la esperanza perdida de aquellos alumnos que todas las mañanas se reúnen en el patio de la escuela para izar la bandera argentina.

Los campesinos y las campesinas saben que  pueden ser  una corriente humana con la fuerza suficiente para mover agua.

 

(*) Por pedido expreso de los docentes de la escuela, decidimos reservar el nombre y ubicación de la misma y de sus autoridades.

[1] Hoy La Universidad, Revista de la Universidad Nacional de Córdoba, Nº 1. Septiembre 2009.

[2] Raúl Montenegro es profesor titular de Biología Evolutiva (Universidad Nacional de Córdoba-UNC); Premio Nóbel.Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia); Premio Global 500 de Naciones Unidas 1989 (UNEP-Bruselas, Bélgica).

[3] Raúl Montenegro Op. Cit.

[4] Diagnósticos incluidos en el Proyecto Marco aprobado por Popular Coalition – Mecanismo Mundial – Gtz – FIDA,“Fortalecimiento de una plataforma de Desarrollo Sostenible, defensa y acceso a la tierra, agua para riego y recursos productivos para las Regiones del Gran Chaco Americano, Puna Americana y Desierto de Mendoza, desde las Organizaciones Campesinas e Indígenas”. Presentado por APENOC para el Consorcio de Organizaciones Campesinas eIndígenas de Argentina. Abril 2003.

[5] Directora del Programa de Investigación Manejo Integrado de Recursos Hídricos del Instituto de Economía y Finanzasde la Facultad de Ciencias Económicas, UNC

[6] Nora Britos. Licenciada en Trabajo Social, Magister en Ciencias Sociales con orientación en Políticas Sociales,Investigadora Universidad Nacional de Córdoba. Titular de la Cátedra Seminario de Trabajo Social y Exigibilidad de los Derechos Sociales, Escuela de Trabajo Social, UNC.

[7] Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Comité de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General No. 15 . El derecho al agua (Artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,Sociales y Culturales, (2002) E/C.12/2002/11. Ginebra, 11-29 de Noviembre de 2002.

[8] Nora Britos. “El agua como derecho humano. Aquí, ahora y para todos” en Revista de la Universidad Nacional de Córdoba Hoy la Universidad. Septiembre 2009.

[9] Emiliano Salguero. Estudios socioculturales del noroeste cordobés: corredor La Higuera- Taninga. Agencia Córdoba Ciencia S. E. 2005.

[10] Emiliano Salguero Op. Cit.

[11] Diagnósticos incluidos en el Proyecto Marco aprobado por Popular Coalition – Mecanismo Mundial – Gtz – FIDA,“Fortalecimiento de una plataforma de Desarrollo Sostenible, defensa y acceso a la tierra, agua para riego y recursos productivos para las Regiones del Gran Chaco Americano, Puna Americana y Desierto de Mendoza, desde las Organizaciones Campesinas e Indígenas”. Presentado por APENOC para el Consorcio de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Argentina. Abril 2003.

[12] El Programa Pro Huerta es un Programa de seguridad alimentaria dirigido a la población en situación de pobreza estructural (población NBI) y bajo la línea de la pobreza. El proyecto de agua se desarrolla bajo la órbita de acción del programa Pro Huerta de INTA Cruz delEje, en interacción con Fundación Argeninta (responsable de administrar los fondos) y con el financiamiento del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

*Trabajaron con la temática del acceso al agua en los departamentos de Minas y Cruz del Eje para su tesis en la carrera de grado de la Licenciatura en Comunicación Social. El documental radiofónico “El sonido del agua que falta” (que aquí se publica) es producto de ese trabajo académico. La investigación pertenece a ellas.
** Redacción y compilación del trabajo de tesis para ser publicado en esta nota

(c) Permitida la reproducción citando la fuente: (texto y link) http://www.cbanoticias.net/

Publicado Originalmente en http://www.cbanoticias.net/noticias/el-agua-que-falta-parte-i/1975031

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