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Resistencia ancestral
Por Bariloche 2000 / APP - Tuesday, Sep. 07, 2010 at 1:33 PM

Adrián Moyano (46) reside en San Carlos de Bariloche desde 1991, es licenciado en Ciencias Políticas y periodista, y acompaña con su trabajo las reivindicaciones del pueblo mapuche desde hace 15 años. Así nació su libro “Crónicas de la resistencia mapuche”, que como él dice en esta entrevista con la agencia APP “no es un libro de historia en el sentido académico.

Hay situaciones que aborda el libro en varios de sus capítulos, por ejemplo, el conflicto de Pulmarí, el conflicto de Benetton, el conflicto de mis vecinos de Ranquehue con el Ejército Argentino”. Hay un trabajo pendiente, un manual de historia mapuche, una historia contada del lado de los derrotados en el proceso de colonización americana y conformación de los Estados nacionales. Moyano no se plantea tarea tan ardua pero sí aportar “a un esbozo de historia mapuche”.

Es probable que surjan polémicas sobre varios de los fundamentos del libro, si existió o no un proceso de araucanización a partir de los siglos XVII y XVIII, que el autor rechaza, o si todos los pueblos de la norpatagonia y región pampeana –excluyendo a los tehuelches- eran realmente parcialidades del pueblo mapuche, como afirma también Moyano, o etnias distintas. Pero esto debe ser tomado como una virtud, la posibilidad de debatir desde la propia visión que tienen los mapuches, poniendo bajo signos de interrogación una mirada histórica dominante que al excluir a los propios integrantes de los pueblos originarios ha sido parcial.

Al consultársele sobre esa parte de la historiografía oficial que dice que los mapuches son exclusivamente los araucanos y los diferencia de otros pueblos originarios “argentinos”, sentenció Moyano: “Hay una maniobra política detrás de todo esto, si uno afirma que el pueblo mapuche es chileno y a la vez sostiene que el pueblo tehuelche está extinguido, lo único que queda es abrir las tranqueras para que vengan los Benetton, las trasnacionales del petróleo o de la minería para ocupar un territorio que está vacío“.

-En una canción de Litto Nebbia se dice ‘si la historia la escriben los que ganan, esto quiere decir que hay otra historia. ¿Tu libro está en línea con eso? ¿Contar la otra historia?

-El libro se hunde en la historia y hace un poco de historia, pero no es un libro de historia en el sentido académico. Hay situaciones que aborda el libro en varios de sus capítulos, por ejemplo, el conflicto de Pulmarí, el conflicto de Benetton, el conflicto de mis vecinos de Ranquehue con el Ejército Argentino que están transcurriendo ahora, que nos e han resuelto, así que tienen que ver con el presente y la actualidad del pueblo presente. Por otro lado yo quise poner el énfasis en la actitud de resistir, porque durante mucho tiempo, inclusive hay hasta canciones del folclore patagónico que delinearon una visión del mapuche como taciturno, melancólico, callado, triste, que efectivamente existe porque la derrota militar que se sufrió a fines del siglo XIX generó todas esas actitudes de silencio, pero también me pareció importante poner de relieve la actitud de resistencia. No solamente la resistencia militar desde el siglo XVI al XIX, sino la vigencia de una cultura que está viva en la actualidad. Hay dos o tres capítulos que se refieren a la práctica del Wiñoy Xipantu o año nuevo mapuche, a los Kamarikvn y Ngillatün que son ceremonias que se desarrollan en la actualidad, son contemporáneas a nosotros. Y además tienen fundamento en una cosmovisión que es distinta obviamente de la occidental y que tiene mucho que ofrecer, mucho que dar a este presente de desastre ecológico, de calentamiento global, de sinsentido consumista, de desarrollismo o productivismo, como quieren decirle, de las tendencias económicas actuales.

-Puntualmente en varios capítulos abordás la lucha actual por la recuperación de la tierra y la verdadera usurpación que hay, no del mapuche sobre campos privados como usualmente se denuncia en la prensa, sino de privados, muchos de ellos extranjeros, sobre tierras ya no sólo ancestrales sino que el mismo Estado argentino les reconoció en su momento, pero de la que luego fueron desplazados.

-El problema de fondo es la persistencia de una relación de sujeción colonial que sufre el pueblo mapuche en beneficio del Estado argentino, el Estado chileno y los sectores privados. Hay un caso emblemático muy cerca de mi casa (Bariloche), aunque no lo abordo en el libro, que tiene que ver con la comunidad Paichil Antrito, donde el mercado, porque a veces ni siquiera es el Estado, el mercado inmobiliario, el mercado turístico, atropella los derechos de los pueblos indígenas. Acá hay un hecho insoslayable que es que el Estado argentino, para constituirse a sí mismo, pisotea los derechos territoriales y políticos de pueblos distintos al argentino. En la zona que nos toca vivir a nosotros, mapuches y mapuches-tehuelches, más al sur tehuelches, y en el norte los pueblos del Chaco. Esos pueblos permanecieron ajenos a la soberanía argentina hasta fines del siglo XIX. Y no es que estas latitudes se heredaron al constituirse las Provincias Unidas del Río de la Plata al recibir las posesiones del Virreynato del Río de la Plata, porque hasta había tratados firmados con las autoridades coloniales a uno y otro lado de la cordillera donde los límites estaban claramente determinados, en el caso nuestro en el río salado, que queda a 180, 200 kilómetros de Buenos Aires, según donde te pares, y en el lado chileno en el río Bío Bío, así que es una situación de supervivencia del colonialismo. Esto hace que un pueblo distinto del argentino todavía no pueda gobernarse a sí mismo, haya perdido su libre determinación, haya perdido su autonomía, no tenga posibilidades de decidir de qué manera desarrollarse económicamente, no tiene posibilidades de decidir de qué manera se educa o de qué manera recrear su espiritualidad. El problema de fondo de los reclamos territoriales es la vigencia de un orden colonial que tiene como víctima al pueblo mapuche.

-¿Por lo que vos escribís en el libro considerás que a excepción del pueblo tehuelche, los distintos grupos indígenas de la norpatagonia, a uno y otro lado de la cordillera, y hasta de la zona pampeana eran todas parcialidades de los mapuches, no pueblos distintos? Me refiero, por ejemplo, a los pampas, los manzaneros, los puelches, los pehuenches, los picunches, los ranqueles, etc..

-Ese es el concepto de identidad regional. Hay que poner de relieve que el pueblo mapuche se manifiesta pluralmente a partir de varias identidades regionales, algunas que mencionaste, por ejemplo, los lafkenches, que viven cerca del mar, los huenteches, parcialidad de la jurisdicción chilena, los pehuenches, más en la zona de cordillera, los huiliches, etc.

-¿Para vos eran todas parcialidades mapuches, partes de un mismo pueblo, no pueblos originarios con características propias?

-Efectivamente, son partes de un mismo pueblo. El pueblo tehuelche fue efectivamente un pueblo distinto del mapuche. Lo que yo sostengo en el libro es que también efectivamente hubo momentos de hostilidad, de agresión entre ambos pueblos, sobre todo en la década del ’20 del siglo XIX, pero fueron muchísimos y prolongados los lapsos de entendimiento, de relación.

-Vos sabés que en general la historiografía oficial dice que los mapuches son exclusivamente los araucanos y los diferencia de otros pueblos originarios “argentinos”.

-Hay una maniobra política detrás de todo esto, si uno afirma que el pueblo mapuche es chileno y a la vez sostiene que el pueblo tehuelche está extinguido, lo único que queda es abrir las tranqueras para que vengan los Benetton, las trasnacionales del petróleo o de la minería para ocupar un territorio que está “vacío”. Yo lo que sostengo en el libro es que el pueblo mapuche, las distintas parcialidades, se desarrollaron a uno y otro lado de la cordillera en forma simultánea. Y en ese sentido son anteriores a la llegada de los españoles y con más razón todavía a la constitución del Estado argentino. No porque lo diga yo, está recontra estudiado y además coincide con la memoria histórica de los involucrados. El pueblo tehuelche y el mapuche tuvieron momentos bélicos, pero fueron mucho más importantes y dilatados en el tiempo los momentos de intercambio y de enriquecimiento, hasta de intercambio familiar, económico, cultural y demás.

-Saliendo de esa historiografía oficial, hay quienes comparten los reclamos de los mapuches, consideran burdo que se diga que los mapuches son chilenos, que no son pueblos originarios, porque entre otras cosas no sólo son anteriores a la conformación de los Estados nacionales, sino que la cordillera era porosa y como vos decís había intercambio y contacto entre los pueblos, más allá que hubo también enfrentamientos, pero a la vez no comparten del todo que se generalice la denominación mapuche para todos los pueblos de la norpatagonia y de la pampa porque de esa manera se comete la injusticia de hacer perder diferencias culturales que existían –en usos, costumbres, vestimentas, economía, sus casas o toldos, etc.-.

-La verdad que no conozco que historiadores serios planteen esto. El único debate que existe al interior de las parcialidades es algún grupo ranquel o rancül de La Pampa que sostienen que son pueblos distintos del mapuche

-Hay quienes han escrito que los ranqueles era un pueblo diferenciado con influencias de distintos orígenes, querandíes y tehuelches septentrionales, fundamentalmente, de la misma manera que los pampas tenían más influencia de los tehuelches septentrionales.

-Me parece importante seguir hasta criterios jurídicos que ya están establecidos. Es el pueblo mapuche el que define cuáles son las notas integrantes de la cosmovisión mapuche o de la identidad mapuche política y cultural, no los entes de las ciencias sociales o profesionales de las ciencias sociales.

-¿Cuál es la situación hoy en términos generales sobre la demanda de tierras y los conflictos más importantes en este sentido?

-En estos momentos hay mucha expectativa depositada por parte de todos los pueblos originarios de la Argentina, no solamente del mapuche, en la ley de relevamiento territorial que se aprobó hace cuatro o cinco años y que se tuvo que prorrogar.

-Que no todas las jurisdicciones provinciales han reconocido, por ejemplo, la reconoció Río Negro y no Neuquén.

-Hemos encontrado la inusitada resistencia de varias provincias en poner en práctica una ley que hipotéticamente permitiría deslindar los espacios territoriales de cada comunidad y a partir de ahí consagrar de alguna manera esos espacios de cada comunidad en la actualidad en litigio con el usurpador de turno.

-Lo importante también es que esta ley implica para los jueces no innovar u eso ha permitido frenar algunos desalojos que impulsaron privados.

-Sí, aunque no siempre se cumple.

-La abogada Ana Huentelaf destacaba que Río Negro tenía sentencias del Superior Tribunal de Justicia en línea con la reivindicación de los pueblos indígenas, que fijaban doctrina, pero que no respondían en el mismo sentido los jueces de primera y segunda instancia.

-En el mejor de los casos desconocen, a veces hay demasiada cercanía con las partes en conflicto del lado huinca, como algún caso en Comallo y Bariloche donde el juez que falla tiene relación con el usurpador en desmedro de la comunidad de la zona. Realmente llama la atención, aunque es verdad que también hay avances, la falta de actualización de algunos jueces. No obstante, reitero, hay mucha expectativa depositada en que finalice la ley de relevamiento territorial. También ha sido importante la marcha de los pueblos originarios a Buenos Aires y la recepción por la presidenta de la Nación donde se ha hablado de fondos de reparación, avanzar hacia un Estado plurinacional, fórmulas de educación intercultural. Son demandas que se han consensuado, demandas generales entre los pueblos. No obstante hay una diferencia entre los otros pueblos, me parece a mí, y el pueblo mapuche. El pueblo coya, diaguita-calchaqui, guaraní, pierde su independencia y su soberanía a manos de la colonia española; el pueblo mapuche la pierde a manos del Estado argentino, genocidio mediante, entonces hay diferencias de grado a la hora de interpelar y reclamar qué hacer con ese genocidio.

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