Julio López
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Indígenas guatemaltecos buscan a sus familiares bajo el lodo
Por AFP - Tuesday, Sep. 07, 2010 at 1:36 PM

El espíritu de solidaridad de unos indígenas con las víctimas de un alud que cayó sobre una carretera de Guatemala los condujo a su propia muerte.

Armados de palas y azadones, decenas de indígenas trabajaban a la par de los socorristas tratando de remover toneladas de lodo y piedras, cuando sobrevino un segundo alud que los sepultó a ellos.
En medio del lodo e inmensas piedras que arrastró el deslizamiento, han sido rescatados 25 cadáveres, que son bañados en los tradicionales tamascales, pequeños cuartos donde se calientan piedras y luego les rocían agua fría para crear vapor, para limpiarlos y luego darles sepultura en sus aldeas, cuya actividad principal es el cultivo de papa, frijol y maíz.
Las familias han estado enterrando a sus muertos el domingo y lunes, sepultándolos en la aldea Chiquix (en español, entre espinas), Nahualá, Sololá, cerca del paradisiaco Lago de Panajachel.
Paralelamente, con la ayuda de maquinaria pesada continúa la ardua tarea de búsqueda y rescate de otras 16 personas que siguen sepultadas entre el barro que se desprendió desde lo alto de un cerro en el km 172 de la carretera Interamericana, al oeste de la capital guatemalteca.
La tragedia se desató el sábado cuando el alud, provocado por las fuertes lluvias, sepultó vehículos y personas que caminaban por el lugar, lo que motivó a los lugareños a colaborar en el rescate de las víctimas.
Manuel Sohom, junto con su hijo de 15 años, caminó unos seis kilómetros para llegar a la zona del alud con la intención de colaborar en el rescate de los soterrados.
Nunca imaginó que un nuevo desprendimiento de tierra lo iba a sepultar a él y que entre las nuevas víctimas estaría su propio hijo.
A él mismo le tocaría reconocer el cadáver del menor dentro de una ambulancia, una vez que fue recuperado de entre los escombros.
El llanto no se hizo esperar y fue consolado por dos bomberos.
"Escuchamos sobre un derrumbe y que habían víctimas, nos organizamos en la comunidad Parraxim con palas y piochas, empezábamos a ayudar cuando se dio el otro derrumbe", contó Sohom sobre la muerte de su hijo, quien cursaba tercer grado básico y el próximo año iniciaría su carrera preuniversitaria.
El y el menor estaban a unos cuatro metros de distancia entre sí, pero "todo fue tan rápido que no nos dio tiempo a nada, la tierra me llegó al pecho, otros quedaron sepultados, y como puede logré salir, pero mi hijo quedó debajo de toda la tierra y el lodo", narró llorando.
El dolor es compartido por Munuel Ajtzalam, quien llegó al lugar para reconocer los cadáveres de tres familiares, un sobrino y dos primos, quienes también habían ido a socorrer a las víctimas del primer alud.
Los lugareños responsabilizan a las autoridades por la tragedia, toda vez que aseguran que ésta se debió a la mala calidad en la construcción de una carretera, pues los ingenieros tuvieron que dinamitar la zona, lo cual puedo debilitar el cerro.
Guatemala enfrenta el peor invierno (mayo a noviembre) de los últimos 60 años, según registros oficiales, que ya ha dejado al menos 235 muertos.

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