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El paradigma Andrés Guacurarí
Por Misiones Online - Friday, Sep. 10, 2010 at 11:14 AM

El paradigma Andrés ...
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Por Pablo Camogli, historiador y periodista

La historia no sólo se compone de hechos ocurridos en el tiempo pretérito, también juega la reconstrucción social que se hace de ese pasado. En este sentido, nuestra historia provincial es un buen ejemplo sobre el rol que juegan las interpretaciones, los recortes temporales y espaciales y la ideología de los encargados de reconstruir aquellos hechos. Durante décadas, la historia de Misiones se escribió como partida en dos compartimentos estancos: la etapa jesuítico guaraní, por un lado, y la llegada de los inmigrantes y colonos, por el otro. De esta forma, se invisibilizó (o se pretendió invisibilizar) una parte sustancial del pasado provincial: el que tuvo al pueblo guaraní como protagonista exclusivo de la lucha revolucionaria en la región.

Si hoy, a 200 años de los hechos, estamos en pleno proceso de rescate histórico sobre el rol que desempeñó Misiones en el marco de la revolución emancipadora, es porque hubo una figura que, por su propia transcendencia, logró quebrar el olvido. Esa figura es, evidentemente, Andrés Guacurarí. Merced al redescubrimiento de su personalidad y su trayectoria, es que hoy Misiones avanza en la elaboración de un nuevo paradigma historiográfico. Desde hace unos años, que un grupo de investigadores viene trabajando en la búsqueda de documentos sobre Andresito y en la forma de integrarlos en la evolución histórica de la provincia. En este artículo, intentaremos desentrañar las características y los alcances de este nuevo paradigma local.

Del hombre al conjunto

El punto de partida para la renovación interpretativa de nuestro pasado, es la figura de Andrés Guacurarí. Este hombre reúne, en sí mismo, diversos fenómenos y procesos que desembocaron en la necesidad de ampliar el foco de estudio sobre la totalidad de contexto en que actuó Andresito. Porque si la historia individual del comandante misionero ya es de por sí fantástica, ésta sería incomprensible sin la presencia de sus lugartenientes, de sus colegas de lucha y, en definitiva, sin la compañía del pueblo guaraní en armas, verdadero protagonista de la gesta revolucionaria en Misiones.

Ahora bien, ¿cuál es la importancia que tuvo Andrés en aquel pasado? ¿Por qué decimos que fue preciso rescatarlo del olvido? ¿Qué acciones o actividades desempeñó como para obtener el reconocimiento historiográfico que hoy tiene? Y, vinculado a todo esto, ¿por qué se produjo un proceso de invisibilización en torno a su figura?

Andresito no sólo fue el líder del pueblo guaraní en armas, sino que, además desempeñó los cargos de Comandante General (virtual gobernador) de dos provincias argentinas: Misiones y Corrientes. Más allá de esta relevancia institucional, que convierte a Guacurarí en el único indio en gobernar provincias argentinas, el rol fundamental que le cupo realizar, fue el de protector de nuestras fronteras nacionales frente al expansionismo lusobrasileño y paraguayo. En este último aspecto, la figura de Andrés alcanza una dimensión similar al de Martín Miguel de Güemes, paradigma de “centinela de la patria”, tal la definición de la Gendarmería Nacional, que lo ha tomado como su figura fundacional. ¿Por qué Güemes alcanzó tamaña transcendencia y Guacurarí paseó por el anonimato? Es una de las tantas preguntas que los historiadores misioneros intentamos desentrañar.

A medida que la figura de Andresito se fue recuperando, se dejó de centralizar la mirada en la individualidad del personaje, para profundizar en el estudio del conjunto, esto es, en la descripción política y social de la década de 1810 en Misiones. Allí se puso en evidencia que aquel vacío existente entre jesuitas e inmigrantes no era tal, sino que había sido invisibilizado por la historiografía liberal, cuyo racismo social impedía integrar en la historia de la emancipación a los pueblos originarios.

Gracias a las nuevas corrientes historiográficas, es que se pudo avanzar en una renovada interpretación del pasado misionero. Hoy, a 200 años de la revolución, somos muchos los misioneros que sabemos que nuestra provincia fue protagonista principal de la gesta emancipadora. El desafío del bicentenario es, en consecuencia, profundizar estas líneas de estudio, difundir a todo nivel (educativo, institucional, comunicacional, etcétera) los hechos, los protagonistas y la importancia que tuvo aquella historia, nuestra historia. Este desafío, necesariamente, debe conducirnos hacia una nueva interpretación de la historia local, esta vez, basada en un nuevo paradigma: el compromiso social del pueblo misionero con la revolución, la igualdad y la solidaridad. Si dentro de unos años, cumplimos el desafío, Andresito habrá ganado su batalla más importante, la que debe luchar contra el olvido.

Los maestros precursores

Varios son los factores que explican este renovado interés por el estudio de la figura de Andrés Guacurarí y de la gesta del pueblo guaraní en armas. Es evidente que el clima social y político que impera en Misiones, favorece este proceso, pero de todas formas los principales responsables, hasta ahora, han sido los historiadores, en especial aquellos a los que se podría denominar como los “maestros precursores”.

El primero en acercarse a la figura de Guacurarí, fue Julio César Sánchez Ratti, quién publicó un interesante artículo en la prestigiosa revista Todo es Historia, cuyo director era Félix Luna. El texto se publicó, como suplemento especial N° 22, bajo el título Andrés Guacurarí, el indio gobernador, y formó parte del N° 33 de la revista, publicada en enero de 1970.

A él, le continuó la sustancial obra de Salvador Cabral Arrechea, Andresito Artigas, publicada por el sello Castañeda en 1980. Allí, el actual diputado provincial, articulaba la figura del máximo prócer misionero con el contexto de lucha revolucionaria que se vivía en el continente.

Debieron pasar unos cuestos años para que el tema resurgiera, esta vez con una fuerza que parece definitiva. En esta etapa, ha sido fundamental la labor de Jorge Machón, quien se ha especializado en el tema y ha producido los más contundentes estudios sobre Andresito y el pueblo misionero. Sus obras principales son: José Artigas gobernador de Misiones, Jardín América, Ediciones del Autor, 1998; Andrés Guacurari y Artigas en Candelaria, Misiones, 2005; y, junto a Oscar Cantero, Andrés Guacurarí y Artigas, Misiones, 2006.

Ya desde una perspectiva algo mayor, también resultan fundamentales los libros de Alejandro Larguía, Misiones orientales, la provincia perdida, Buenos Aires, Corregidor, 2000; y de Edgar y Alfredo Poenitz, Misiones, provincia guaranítica, Buenos Aires, Editorial Universitaria, 1998.

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