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Mujeres e indígenas, el rostro de la desigualdad
Por Diario El Día - Sunday, Sep. 12, 2010 at 5:24 PM

El drama de los que sufren por partida doble la disparidad reinante en sus países

Latinoamérica es la región con más desigualdades del mundo, un problema que tiene rostro de mujer, de indígena y de afrodescendiente, que sufren por partida doble la disparidad reinante en sus países.

El informe regional de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presentado a fines de julio en San José (Costa Rica), alertó de que estos grupos son los más golpeados por la desigualdad de oportunidades, ingresos y acceso a servicios básicos como educación, salud y electricidad.

La situación, de acuerdo con el PNUD, es alarmante si se toma en cuenta, por ejemplo, que en Latinoamérica los indígenas y afrodescendientes representan el 33% de la población, unos 170 millones de personas, que en promedio viven en peores condiciones que los descendientes de europeos, con la excepción de Costa Rica y Haití.

EN FRANCA DESVENTAJA

El estudio muestra, por ejemplo, que en América latina “las mujeres reciben un menor salario que los hombres por igual trabajo; que tienen mayor presencia en la economía informal y que acarrean una doble carga laboral”.
En promedio, para 2008, el 45% de las mujeres latinoamericanas trabajaba en el sector informal, un 6% más que los hombres en esta misma condición laboral. “Esto implica que muchas mujeres carecen de acceso a prestaciones sociales en empleo y quedan en condiciones de mayor vulnerabilidad”, las cuales heredan a sus hijos, creando un círculo vicioso, señala el texto.

Isidro Solaga, coordinador del informe, explicó que las mujeres sufren por la falta de políticas públicas que favorezcan su inserción en el mercado laboral, como por ejemplo programas para el cuidado de los hijos.

Además, Latinoamérica es la segunda región del mundo con mayores niveles de embarazo adolescente, con un promedio de 80 nacimientos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 19 años, situación que se presenta, sobre todo, en los sectores de menor ingreso de los países. La situación empeora para las mujeres indígenas o negras, ya que de acuerdo con el PNUD, esto es, en general “sinónimo de padecer mayor desigualdad”.

DE NATIVOS A EXCLUIDOS
Las poblaciones indígenas y afrodescendientes son también víctimas de una marcada desigualdad en Latinoamérica: no en vano los países más desiguales de la región son Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil, en donde una buena parte de su población pertenece a estos grupos. Más de la tercera parte de la población indígena ocupada de la región vive de la agricultura, pero esta proporción se eleva hasta el 75% en Honduras y Paraguay. “En promedio, el doble de la población indígena y afrodescendiente vive con menos de un dólar por día respecto a la población eurodescendiente”, apunta el informe.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo subrayó que la situación del continente es delicada, ya que aun en los países con mejores resultados, la desigualdad es persistente y elevada, especialmente para estos grupos. En Ecuador, por ejemplo, mientras el 29% de los eurodescendientes son pobres, el porcentaje entre los indígenas y afrodescendientes llega al 60. La diferencia en Panamá es de 9,3% a 54,7%, y en Paraguay es de 2,2% frente al 17,3%. El país donde la brecha es menor es Costa Rica: la población blanca que vive en condiciones de pobreza es del 5%, prácticamente la misma proporción que entre los grupos indígenas y negros. Le sigue Chile, donde el 3,4% de los eurodescendientes y el 9,4% de los indígenas son pobres.

DESAFIOS COMPARTIDOS
Si bien Latinoamérica es en efecto la región más desigual del mundo, pese a no ser la más pobre, constituye un mosaico de realidades muy diversas y tiene retos importantes en común. Para la ONU, el fenómeno de la desigualdad obedece en toda la región a la “herencia generacional” y al mal diseño de políticas públicas.

Para Solaga, “el sistema político de la región refuerza la reproducción de la desigualdad”, ya que en la mayoría de los países, por ejemplo, los sistemas fiscales son “asimétricos”, es decir, con una fuerte carga en el consumo, que afecta a los más pobres, en lugar de gravar el ingreso de los más ricos. La herencia de las condiciones de vida de una generación a otra es palpable y preocupante, y demuestra que muchas de las políticas para favorecer la movilidad social han sido ineficaces, consideran los especialistas.

Datos del informe señalan que, por caso, sólo el 3,1% de los jóvenes latinoamericanos cuyos padres tienen la educación primaria incompleta concluyen sus estudios universitarios. La desigualdad es clara en casi todos los niveles. La diferencia en el acceso al agua entre la población de mayor y menor ingreso en Perú es del 57%, seguida por Nicaragua (52) y El Salvador (45), mientras que en Uruguay es de apenas el 2%, y en Costa Rica y Argentina del 4.

CORRUPCION

Para la ONU, los actuales procesos de toma de decisiones en la región no favorecen la reducción de la desigualdad, dado que se debe luchar contra la corrupción y diseñar políticas que vayan más allá del combate a la pobreza.

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