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Día del Trabajador Lácteo en Rosario: festejando la lucha, construyendo resistencia
Por Indymedia Rosario -
Monday, Sep. 13, 2010 at 7:02 PM
rosario@indymedia.org
Diez de Septiembre de 1944. Un grupo de obreros organizaba el primer sindicato nacional de la industria láctea. 66 años después los trabajadores rosarinos conmemoraron aquella jornada en la calle, pidiendo la reincorporación de 11 despedidos, el mantenimiento de las fuentes de trabajo y el cese a la persecución que sufren por parte de la Asociación de Trabajadores Lácteos de la República Argentina (ATILRA).
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La construcción sindical del sector lechero de nuestra ciudad es, más allá de las embestidas que ha sufrido, ampliamente reconocida por su “solidaridad y democracia interna”. Obreros, hijos de otros conflictos en otras ramas industriales, han llamado a la sede gremial que se erigía en San Luis e Iriondo “la escuelita”. “Un lugar siempre abierto, donde te daban una mano o podías organizar actividades”, definen por ejemplo, los ex trabajadores del Lavadero Virasoro, hoy miembros de la Cooperativa de Trabajo La Unión. Así se escucha hablar a hombres y mujeres que, aunque fuera de la industria y con las diferencias que podían tener o no con las sucesivas dirigencias, resaltan el perfil de lo que fue la Seccional Rosario de ATILRA.
Y decimos fue porque en los papeles, no existe más. La embestida se inició el 27 de noviembre de 2008, cuando el Secretario General de ATILRA Nacional, Héctor Luis Ponce, alias “Etín”, desembarcó en el depósito local de SanCor que hoy está bloqueado por un piquete en reclamo de la reincorporación de 11 activistas gremiales despedidos. En aquel mediodía de 2008, Ponce y 300 personas ingresaron y golpearon fuertemente a los delegados que pertenecían a la opositora Seccional Rosario. Seis días después, el 3 de diciembre, el máximo dirigente nacional de los lecheros, volvió a Rosario con 900 personas que portaban remeras que rezaban: “Etín conducción”. Los resultados de aquel intento de copar el sindicato rosarino fueron trágicos. El paso siguiente fue intervenir y disolver la Seccional Rosario y expulsar de ATILRA a sus los máximos referentes locales.
Pero como buena parte de los lácteos rosarinos ha tomado eso de que “un sindicato no es ni uno ni diez edificios” y que “más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”, el pasado para referirse a la construcción que los cobijó, nos los convence. “Yo te digo, hace seis años que entré a laburar. Siempre la injusticia fue algo que me jodió. Y cuando conocí a los de la Seccional Rosario, sentí que ese lugar era para mí. La tenían clara. Hacían quilombo cuando tenían que hacerlo, había buena gente”, definió un joven de una reconocida firma láctea que no dudó en asumir la responsabilidad de ser delegado de sus compañeros.
Otro, conciente de la fuerza de las empresas y del rol de un gremio cuya dirección nacional aterrizó dos veces en nuestra ciudad, rememoró que al conocer la construcción sindical local pensó que “esto es demasiado bueno para que dure”. Una muestra del amargo realismo con que los activistas jóvenes ven la dinámica de la política sindical. Por cierto, dinámica a la cual no se resignan.
Aquel 10 de septiembre de 1944
Reunidos en el Centro de Trabajadores Católicos, obreros lácteos de todo el país decidieron unirse en lo que llamaron SATIL (Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Láctea). La organización tuvo una serie de preceptos que incluían la “lealtad inconmovible al movimiento obrero y a la organización gremial, la honradez, combatir las ambiciones personales de los que pretenden usar la organización no para servirla, sino para servirse de ella”, entre otros. Quedó así sellado un día en el año para los trabajadores lácteos, cuyo gremio pasó una década más tarde a llamarse ATILRA.
No obstante, el 2010, encontró a los obreros lácteos de SanCor, Cotar, Milkaut, La Serenísima y otras firmas en una carpa frente al centro de distribución de donde despidieron 11 activistas gremiales. “Quiero rendirle homenaje a los compañeros históricos que me han enseñado todo, que me hicieron amar esto que con tanto esfuerzo y lucha construimos”, manifestó un delegado en el asado que frente a la sede de SanCor organizaron los trabajadores lácteos en su día, el cual se realizó con aportes solidarios de los obreros de las distintas empresas.
“Acá se ratifica aquello por lo que siempre hemos peleado y organizado entre los trabajadores: ser libres, poder debatir y tener la palabra y la voz de la asamblea sin ningún tipo de apriete ni bajada de línea. Acá se marca lo que siempre quisimos y vamos a querer que sea: la democracia dentro de las fábricas, dentro del movimiento obrero para seguir construyendo lo que siempre hemos buscado”, resaltó Ariel Chávez, ex Secretario Adjunto de la intervenida y disuelta Seccional Rosario de ATILRA, expulsado del gremio posteriormente, electo delegado por CTA en la sucursal local de SanCor el 10 de junio de 2010 y despedido junto a otros 4 activistas por la empresa el pasado 17 de mayo.
“Los compañeros lácteos han sido despedidos en un claro acto de persecución gremial por ser delegados, por defender a sus compañeros, por hacer asambleas, por practicar la libertad y la democracia sindical”, definió por su parte el Secretario General de la CTA Rosario, Jorge Acedo, quien ante el abandono de las autoridades de ATILRA, asumió en diversas instancias la representación gremial de los lácteos.
Más allá de las diferencias políticas que tengan con la conducción histórica de ATILRA Rosario, referentes de organizaciones variopintas, nunca se ha negado el carácter clasista y democrático de la organización gremial. Eso es importante en un campo popular que lucha por no quebrarse a la primera discrepancia y en el que muchas veces es más fácil plantear las diferencias que reconocer los méritos.
Como el 7 de septiembre metalúrgico, celebrado en la lucha por los obreros de Paraná Metal, cabe una mención a los lácteos que pasaron su día en la calle, reclamando por sus derechos. En ambos casos la disputa incluye la necesidad de un modelo sindical que los contenga, que no vea en el quite de la fuente de trabajo la única posibilidad de cercenar la construcción sindical. Esa construcción sindical que permite que los trabajadores muestren su capacidad organizativa que, históricamente, ha decantado en fortaleza política para pelear por un mundo más justo.
La familia láctea festejó su día
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El armado de la carpa frente a SanCor
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