Julio López
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La crisis política en los últimos dos años
Por ENTREVISTA A JORGE ALTAMIRA - Sunday, Sep. 19, 2010 at 6:09 AM
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Reproducimos las respuestas de Jorge Altamira al cuestionario que le formulara Il Giornale Comunista dei Lavoratori, periódico del Partito Comunista dei Lavoratori de Italia.

1) La situación política en Argentina, ¿cuál es la vía de salida?
2) El rol del PO en Argentina, ¿cuáles son sus objetivos?
3) ¿Qué relación tiene el PO con otras fuerzas?
4) A setenta años de la muerte de Trotsky, ¿su pensamiento es todavía actual?

1, 2, 3

Desde el estallido de la crisis mundial en curso, se desarrolla en Argentina una aguda crisis política. La necesidad de resolver los problemas pendientes del pago de la deuda externa, dejados por el derrumbe de 2001, se vio agudizada por la falta de financiamiento derivada de la crisis mundial. Desde mediados de 2007 se inició una fuga de capitales que, a mediados de 2009, había drenado 50 mil millones de dólares.

Esta situación llevó al gobierno a presentar, a comienzos de 2008, un proyecto de ley que establecía retenciones móviles para la exportación agropecuaria, con la intención de absorber una mayor parte del excedente comercial. El proyecto desató una formidable crisis política, pues la burguesía agraria movilizó a gran parte de la clase media rural y a una parte menor de la clase media urbana, con el apoyo de la totalidad de los partidos de la oposición y de buena parte del peronismo e incluso de la izquierda. De este modo, el gobierno kirchnerista perdió, en pocos meses, el ascendente político que había conquistado en 2007, cuando Cristina Kirchner ganó la presidencia y pareció poner fin con esto a las condiciones precarias en las cuales su marido había llegado al gobierno a mediados de 2003. Los K salieron derrotados del conflicto agrario: el vicepresidente y, al mismo tiempo, presidente del Senado, desertó hacia la oposición, a la manera de Fini, lo cual impidió el pasaje de la ley, quebrando asimismo la coalición de gobierno del kirchnerismo con una parte del partido radical (UCR). En estas condiciones, el gobierno se sintió obligado a adelantar las elecciones de mitad de mandato, las que acabó perdiendo por 3 a 1. Esto lo dejó, definitivamente, en minoría en la Cámara de Diputados y en un empate inestable en el Senado. El gobierno se encontró, de este modo, ante la necesidad de gobernar por decreto (a ser ratificado por el Congreso), lo cual ha consagrado una suerte de tendencia al bonapartismo que, sin embargo, no encuentra un apoyo entre las masas, sino que funciona en base a la división que caracteriza al bloque de partidos opositores.

En enero de 2010, nuevamente, la combinación explosiva de la crisis mundial y de la deuda externa llevó al gobierno a un intento de pagar la deuda externa por medio del retiro de reservas del Banco Central, sin contrapartida en moneda local o títulos públicos, por medio de un decreto. Esto llevó a una desgastante crisis política -aunque esta vez una parte de la banca dio su apoyo al gobierno, en virtud de que tiene en su cartera una importante cantidad de títulos de esa deuda.

De este resumen de los acontecimientos, se puede sacar una conclusión de orden más general: los desequilibrios económicos que llevaron a la crisis de 2001 han incorporado otros nuevos -los derivados de la salida de la crisis y los que ocasiona la crisis mundial. De este modo, un país que genera un elevado saldo comercial debido al crecimiento de los precios internacionales de las materias primas, se encuentra con un déficit agudo de financiamiento de la producción, como consecuencia de la persistente salida de capitales y del peso de la deuda externa. El gobierno decidió, por este motivo, reestatizar el sistema privado de previsión social privatizado por Menem-Cavallo, para utilizar las contribuciones respectivas... al pago de la deuda externa; el sistema estatal es ahora dueño de la tercera parte de la deuda pública. Es claro que este procedimiento desenvuelve una posibilidad de cancelación de parte de la deuda externa por medio de un default del sistema previsional.

La crisis capitalista no puede ser caracterizada a través del prisma de las cifras macroeconómicas del PBI o las exportaciones, sino que debe hacerse a través de un análisis del entrelazamiento del país con la economía mundial y entre sus distintas clases sociales. Las encuestas señalan que el gobierno perdería las elecciones presidenciales que deben tener lugar en octubre de 2011, lo cual explica la fase actual de la crisis política.

En efecto, desde la crisis agraria, se han roto las relaciones entre el gobierno y los principales grupos de medios de comunicación, que hasta ese momento apoyaban la gestión de los K. Estos han lanzado una campaña furibunda para neutralizar la acción de aquellos, incluida la posibilidad de despojarlos de sus principales recursos. Semejante tentativa ha llevado a una ruptura formal de la burguesía nativa con el gobierno, incluido el poderoso grupo siderúrgico Tenaris-Techint y a la Fiat. En compensación, el gobierno ha reforzado sus relaciones con los pulpos de las telecomunicaciones, Telefónica y Telecom Italia, a los cuales quiere entregar la posibilidad de ingresar a la televisión. Esta crisis ha llevado a los K a reforzar su regimentación de la burocracia de los sindicatos, que ahora incluye el apoyo activo de la CTA. Estas modificaciones han reforzado las tendencias de la burocracia a cooptar a una parte que en el pasado militaba en el campo antiburocrático. Inversamente, la burocracia sindical, tomada en su conjunto, se ha dividido aún más: una parte considerable de la CGT y de la CTA se ha alineado con la oposición capitalista. Con el pretexto de que lo principal es la lucha contra la oposición, el gobierno ha conseguido que la mayor parte de la izquierda peronista acepte sus medidas antipopulares como el pago de la deuda externa, la oposición a establecer una jubilación mínima del 82% del salario mínimo y la elevación de las categorías superiores de los jubilados, o la entrega de la minería a los pulpos internacionales. De todo esto, se puede sacar también una conclusión más general: no se ha restablecido la estabilidad política sacudida por el levantamiento popular de 2001; lejos de ello, la crisis actual está consumiendo una alternativa bonapartista que deberá llevar a una nueva implosión del sistema político.
Por el lado de las masas, la lucha es creciente, y no por casualidad: no han recuperado siquiera las condiciones anteriores a 2001 y ya están perdiendo las que ganaron después de la crisis de aquel año, esto debido a una inflación galopante. De nuevo la crisis mundial: el rescate de los bancos ha empapelado de dólares a la economía mundial y forzado a importar inflación a los países emergentes. La deflación internacional se relaciona contradictoriamente con la inflación en la periferia por la mediación de la política de rescate y subsidios a los capitalistas en bancarrota.

La tarea política fundamental de los socialistas es sacar a las masas de la polarización gobierno-oposición y, aún más, sacarlas de una abstención política de cara a esa pseudo-polarización. Por eso, el Partido Obrero impulsa la definición política propia de los activistas y luchadores, cuyo número crece de día en día ante cada fase de la crisis, para desarrollar, sobre la base de tales definiciones, una alternativa revolucionaria. Probablemente, Argentina sea hoy, junto a Grecia, el país que conoce un mayor desarrollo de la vanguardia obrera revolucionaria. La gigantesca movilización de estudiantes secundarios y universitarios que se desarrolla en estos días, tanto contra el gobierno local de Buenos Aires, en manos de la derecha de la oposición, como también contra el gobierno nacional, es una irrefutable demostración de que las nuevas generaciones están decididamente en el campo del combate social y político.

4.

Tanto Trotsky como Marx han sabido captar, en el campo de la historia, lo que es hoy el mayor triunfo de la ciencia moderna, o sea, penetrar en el mapa genético del universo y de la humanidad. Esto es lo que los hace actuales en forma permanente. En el caso de Trotsky, como en el de Lenin, la delimitación del período en curso como el de la declinación del capitalismo, de la transición histórica al socialismo.

La crisis mundial actual debe ser interpretada en ese contexto y, en especial, la restauración del capitalismo en los países en los cuales el capital había sido expropiado por medios revolucionarios. China y Rusia han entrado en la crisis mundial mucho antes de haber consumado el establecimiento de las nuevas relaciones capitalistas, lo que significa que el destino de esa restauración será determinado por la lucha de clases a escala mundial, que provocará y ya provoca la bancarrota capitalista. Las huelgas en China, Vietnam, Cambodia, Sudáfrica, Indonesia e India son una prueba de ello. El proletariado de Europa y de Estados Unidos será forzado a la acción por una ofensiva capitalista que amenaza hacerlo retroceder a las condiciones de los años 20 del siglo pasado. Así lo demuestra el conflicto histórico con la Fiat-Marchione en Italia y las movilizaciones de masas en Francia.
León Trotsky es, antes que todo, un programa -un programa de transición de la bancarrota del capital a la revolución social. La vigencia de este programa y de la organización internacional que se construye en su nombre, la IV Internacional, ha quedado demostrada por el fracaso impiadoso que ha tenido el disparate de la V Internacional a ser construida por un militar desde el Estado burgués. La idea de ese disparate fue concebida, sin embargo, por un par de pseudo-trotskistas de cuyo nombre, como dice el Quijote, no queremos acordarnos.

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Por partido obrero - Sunday, Sep. 19, 2010 at 6:13 AM

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