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Violencia contra personas travestis-trangéneros: Criminalizar las identidades
Por Colectivo Indymedia Córdoba - Tuesday, Sep. 21, 2010 at 12:32 PM
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Coki, abandonada por el servicio penitenciario en la Cárcel San Martín de Córdoba, pierde la visión en un ojo por un herpes mal atendido.
Cuatro jóvenes son detenidas, maltratadas y torturadas psicológicamente a las dos de la tarde en una ciudad de la Provincia de Córdoba, cuando estaban... tomando un helado en la plaza.
Nicol es internada por un cuadro de anemia y fallece un mes después de neumonía contraída en el hospital. Su cuerpo es entregado en un bolsa negra, con el cuello quebrado para poder meterla.
Magalí es golpeada brutalmente en una esquina por dos hombres con cadenas. Hoy se recupera de la golpiza con una pierna enyesada e inmovilizada en una cama.
Estas cuatro historias, detalladas en el texto de la activista travesti feminista Maite Amaya "Denuncia: cuatro situaciones de violencia contra personas travestis-transgéneros", sucedieron en el lapso de un mes, y fueron sufridas por personas travestis-transgéneros en la Provincia de Córdoba. 

Violencia contra per...
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Las cuatro situaciones son ejemplos de la brutal violencia que cotidianamente se ejerce, de distintas maneras, sobre los cuerpos y las vidas de quienes no se ajustan a la norma heterosexista. En todas, de un modo u otro, aparece la mano del Estado, a veces como responsable directo, otras veces, amparando o legitimando la impunidad de los agresores. 
Son cuatro muestras del funcionamiento de los dispositivos normalizadores y disciplinadores de los cuerpos que criminalizan las identidades que no han sido normadas de acuerdo a la estructura sexo-genérica binaria varón-mujer, que instala una sexualidad productiva y reproductiva que a la par que construye, jerarquiza y expulsa a los márgenes. Lo hace desde un denso entretejido de instituciones:las fuerzas represivas, la escuela, el sistema de salud, los medios de comunicación, las iglesias, las universidades... Un tejido tan pero tan denso, que construye las opresiones y simultáneamente logra que no nos sean visibles las causas y los mecanismos de opresión en funcionamiento. Tan pero tan denso que logra instalarse como lo "natural", o lo "que Dios manda".

Podríamos recorrer muchas más situaciones, muchas de ellas vividas por las mismas protagonistas, muchas también en otros lugares del país, como las que dieron origen al habeas corpus colectivo presentado el pasado 9 de agosto por las travestis detenidas en cárceles del sistema penitenciario bonaerense.
También podría decirse que de nada sirve el enumerar las distintas vejaciones y maltratos que sufren las personas transgéneros, que sólo vuelve a ponerlas en el lugar de víctimas, desplazándolas una vez más del lugar de sujetas forjadoras de sus destinos. Sin embargo, dos cosas deja en evidencia la contundencia de los hechos denunciados. Por un lado, la hipocresía de gobiernos que desde discursos políticamente correctos crean secretarías y programas y plantean políticas "inclusivas" que enuncian cambios pero que nada cambian, ni siquiera en las instituciones que dependen directamente de ellos, como las cárceles o las escuelas. Por otro, el fuerte atravesamiento de género y clase que enmarca la violencia.

Estos relatos no son nuevos, pero empiezan a escucharse cada vez más frecuentemente y con más fuerza, a exigir atención y respuestas -no sólo del estado, sino también de las organizaciones del campo popular, del ámbito de los DDHH, de las anti represivas, de las feministas, de los medios alternativos de comunicación-, a medida que se fortalecen lxs activistas, las organizaciones y las redes militantes y solidarias construidas entre personas trans a lo largo y a lo ancho del país, en un proceso que va poco a poco haciendo mella y socavando los mismos cimientos machistas de nuestra cultura.

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