Julio López
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Encuentro Nacional de Mujeres. ¿para qué sirve?
Por reenvío lavaca.org - Wednesday, Sep. 29, 2010 at 6:22 PM

¿Para qué sirve el Encuentro Nacional de Mujeres? ¿Existe un movimiento feminista en Argentina o sólo grupos que desfilan por un mismo escenario una vez al año? ¿Por qué no se ha logrado todavía una ley de aborto, una de las reivindicaciones básicas del sector? ¿Qué efecto ha tenido el financiamiento y las oenegés en la agenda de las mujeres? El feminismo, sus reclamos históricos, el clasismo, la mala prensa, la presión de los aparatos, las diversas líneas de pensamiento y de luchas que se congregan al interior de un movimiento histórico, heterogéneo y convulsionado, son los temas que, de cara al próximo Encuentro Nacional de Mujeres a realizarse del 9 al 11 de octubre en Paraná, son la excusa para la charla con Zulema Palma, fundadora e integrante de Mujeres al Oeste.

Zulema es médica jubilada y en sus años de ejercicio fue viendo los problemas que afrontaban las mujeres de su zona, en el partido de Morón. Todo eso y la vida misma hicieron que comenzara junto a otras y hace ya 15 años lo que hoy es este colectivo feminista donde “tenemos la utopía de cambiar al mundo pero que sabemos que eso es un horizonte”, dice. Fundamentalmente centran sus esfuerzos en tres líneas: violencia contra las mujeres, salud sexual y reproductiva y comunicación. También están trabajando con mujeres encarceladas.

A menos de tres cuadras de la estación de trenes de Morón, en su oficina, ofrecen atención a las víctimas de violencia, capacitaciones sobre educación sexual y feminismo.. También trabajan la prevención del abuso sexual en noviazgos violentos y capacitan a personal del municipio

¿Por qué no se ha logrado constituir un movimiento que tenga un tema en común para impulsar?

¿Quien dijo eso? ¿Por qué dicen que ocurre esto? ¿En qué te basás? ¿Impulsar un movimiento de qué tipo?

Para impulsar el tema del aborto, por ejemplo…

¿Y qué es lo que no hemos logrado?

Así es Zulema: una máquina de interpelar.

La mala prensa

¿Hay clasismo en el feminismo argentino?

¿A qué le llamas clasismo?,¿A que se hacen diferencia de clases? Y claro: existe en la sociedad, ¿por qué no va a haber en el feminismo? El feminismo trata de ser un movimiento neutral, no clasista si vamos a mostrarlo desde esas clasificaciones sociológicas-políticas, y lo es de hecho. El feminismo es transgeneracional y transclases. Hay mujeres de distintos sectores sociales y de distintas clases sociales y hay mujeres de distintas edades y procedencias. El asunto es, para mí, que muchas mujeres son feministas, pero no les gusta llamarse feministas, o les da vergüenza o tienen prejuicios. Vos escuchas muchísimas veces un discurso y decís: eso es feminismo. Pero esa mujer comenzó diciendo que no era feminista, porque el feminismo tiene muy mala prensa. Históricamente, como parte del sistema que justamente descalifica a quienes se oponen a él, los medios logran que muchas mujeres piensen que es un movimiento al que no quieren pertenecer. El feminismo es una utopía, una subversión que trata de cambiar al mundo respecto a como está estructurado porque es un mundo injusto. El feminismo es una lucha por la justicia. Entonces, si luchás porque reconocés que hay sexismo en la sociedad, que te discriminan por ser mujer y reconocés que es una injusticia y bueh…sos feminista…como para decirlo en forma sintética.

En cuanto al tratamiento que hacen los medios sobre la temática, ¿cuál es el panorama actual?

Hay una mirada más que feminista, una mirada desde el género y desde una crítica social y me parece positivo. Pero a veces quien titula da pavor: ponen títulos que son misóginos, aunque ahora se cuidan más. Hay muchas periodistas comprometidas con el movimiento de mujeres… No toda mujer que tiene perspectiva de género es feminista ni todas las feministas toman al género como algo central. Hay muchas mujeres que estudian a las mujeres como objeto y no están comprometidas con los problemas de las mujeres. Hay muchas que estudian las relaciones de género, y no es lo mismo trabajar el tema mujer que el tema género. Esa es una gran confusión. Trabajar el género es ver cómo se constituyen las identidades a partir de una de las constituyentes primarias de la identidad, fundamentalmente basadas en la diferencia sexual, pero no sólo en eso. Hoy en día en la teoría se ha demostrado que hay muchos géneros. Algunas pensamos que hay que “des-generarse”, que tenemos que ser todos des-generados… Ese es un proceso que algunas consideran que no se puede dar y otras que es indispensable que haya una identidad. Yo creo que no. El feminismo es otra cosa que el género: es una teoría que trata de ver cómo está constituida la sociedad y cómo cambiarla, en base a destruir las relaciones de poder asimétricas, jerárquicas, autoritarias. El feminismo no es el antimachismo: es el antipatriarcado.

¿Cómo caracterizaría al movimiento feminista en Argentina?

En Argentina hay un movimiento feminista, pero lo que pasa es que no tenemos prensa y cuando tenemos, es mala prensa. Está ese estereotipo de feminista inventado por la sociedad, que se puede haber quedado con esa imagen de los setentas en Estados Unidos, de mujeres contestatarias que se sacaban los corpiños o esa idea de que nosotras somos antihombres o que queremos el lugar del hombre en el poder, haciendo las cosas igual a como las hacen los varones, o que somos todas unas mal cogidas o que somos todas lesbianas Hay muchísimas lesbianas feministas, muchas que no lo son, hay una variedad de pertenencias e identidades… y bueno: la cuestión es descalificarnos. Yo reivindico la palabra subversiva que ha sido descalificada históricamente en la Argentina ya sabemos por quienes. Y sí: somos subversivas. Estamos subvirtiendo un orden que es injusto. Yo reivindico esa palabra que es valiosa.

Me parece que una de las tareas del feminismo es resignificar palabras desde la cuestión genérica, femenina, hacia otras cuestiones políticas.

¿Cuáles son las líneas internas?

Tiene muchas líneas, diversas. Es un movimiento no estructurado, como todo movimiento, con algunas diferencias internas, que cortan líneas. Una línea que está cortada en América latina desde hace tiempo y que se han buscado encuentros de superación, es la línea de las que se llaman así mismas “autónomas” y que llaman a las otras “institucionalizadas”. Las “institucionalizadas” son las que trabajan para instituciones del Estado o en oenegés, que es un nombre que nos pusieron en Naciones Unidas. No quiere decir que porque una tenga una organización está de acuerdo con todas esas cosas, pero es una forma que han elegido algunas organizaciones para instalarse en esta sociedad, para poder sobrevivir, para tener un reconocimiento jurídico, para poder manejarse económicamente…. Desde mi punto de vista tienen poco alcance los grupos que no se organizan, aunque sirven de usinas, de producción de pensamiento. Otra de las líneas que nos diferencian es si se considera la prostitución como un trabajo o no. Creo que la mayoría estamos de acuerdo en que no es un trabajo, pero es uno de los motivos de debate. Yo soy de la idea de que el conflicto es un estado propio de la vida social humana. Que haya conflicto no me preocupa. El asunto es cómo se resuelve o cómo se trata. Que haya conflictos de ideas, de posicionamiento, no es problema, no significa fractura. Me parece más sospechoso un movimiento homogéneo donde todos piensan lo mismo. Eso me parece más peligroso desde el punto de vista de una feminista y de quien piensa que la libertad es un valor.

¿Cuales son los objetivos del movimiento?

Es muy amplio, pero uno de los temas que está trabajando mucho el movimiento es el tema de la trata y la prostitución, y el otro es el aborto y la violencia hacia las mujeres. Esas son las líneas en las que yo creo que todas las feministas argentinas coincidimos, seamos de la línea que seamos.

¿Se lograron hacer avances?

Ya lo creo. Que se empiece a discutir en el Congreso el tema del aborto en el corto plazo no es producto de la iluminación de los diputados y senadoras, eso es trabajo que empezamos las mujeres en el 83, las feministas en particular. Ahora van a aparecer algunos y van a decir “gracias a mí”.

Como esto es justo después del Encuentro de Mujeres, ¿se sentará algún tipo de agenda en Paraná que sirva para presionar al Congreso?

En los encuentros hemos establecido algunas agendas, pero no es ese el objetivo fundamental. Yo no estoy participando de las negociaciones en el Congreso, sé que se han presentado algunos proyectos con pequeñas diferencias. Y hablaba con las compañeras de que no perdamos tiempo en las pequeñas diferencias, que saquemos el proyecto. Como organización pensamos en objetivos a corto, mediano y largo plazo y miramos estrategias y tácticas que favorezcan un proceso que logre que a largo plazo el aborto sea legal. Sabemos perfectamente, por toda la experiencia con todas las leyes, y en particular con la de salud sexual y reproductiva, que el cambio legal no va a implicar un cambio rápido en las actitudes de los profesionales de la salud. Y eso es una larga lucha que ya emprendimos hace tiempo. Porque si para los abortos no punibles existen los problemas que tenemos, para una ley que diga que una mujer puede decidir libremente hasta las 12 semanas vamos a tener muchos obstáculos. Aún así creo que vamos a lograrlo. Esto es producto de que la sociedad empezó a tomar el tema, ha estado recibiendo información, y ya hay un montón de chicas jóvenes que han estado apropiándose del derecho a abortar, que es algo que no es lo mismo para mi generación. Hay más mujeres jóvenes cuestionando el por qué se tiene que hacer un aborto en determinadas condiciones y eso es gracias a que el fermento, la levadura, el canalizador de todo eso lo hemos puesto las feministas.

Encontrarse

¿Qué pasa en los Encuentros de Mujeres?

Los encuentros son de debate, de discusión, de diferencias, pero no de imposición. El problema, entonces, son los aparatos: sea el aparato eclesial, partidario, o sindical, que son los que siempre tratar de aparatear. Esta es mi perspectiva después de muchos años de participar. He ido a muchos, la primera vez fue en Rosario en el 89. En ese entonces venía pensando en muchas cosas, sobre el aborto especialmente, y ahí me encontré con muchas otras mujeres que pensaban como yo y me incorporé a la comisión por el derecho al aborto y eso me aclaró algunas dudas que tenía. Yo había estudiado ética, ética cristiana no católica, y como médica tenía mis dudas y ahí se me aclararon. Eso es lo fabuloso de encontrarte con algunas mujeres: poder reconocerte en la otra sin que seas “lo otro”. Se establecen amistades y cada vez van más chicas muy jóvenes que se están organizando. Es muy fuerte eso de encontrarnos entre nosotras, libres.

¿Sirven los talleres para fijar algunos debates?

Sí, sirven. Fijate que desde el segundo Encuentro de Rosario, que se hizo hace varios años, a través de la comisión organizadora, se logró instalar un taller sobre “Estrategias para el derecho al aborto”. Es decir, no se discute si tenemos o no derecho a abortar. Partimos de la base de que estamos todas de acuerdo en que tenemos ese derecho, que debe haber una ley. La cuestión es cómo hacemos para lograr esa ley. Ese fue un logro de las feministas. Somos las que planteamos que el aborto es femicidio. Cuando una mujer muere por un aborto es femicidio: murió por ser mujer. Porque eso sólo nos puede pasar a las mujeres: sólo a las mujeres se nos prohíbe abortar. Incluso somos las únicas sancionadas por la ley argentina. Salvo que lo pesquen al hombre justo en el momento de la intervención, no hay ninguna sanción prevista para él. Pero soy optimista y estoy segura de que es una batalla que vamos a ganar..

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