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Los charrúas
Por Fuente: AIM Digital / Entre Ríos - Thursday, Oct. 07, 2010 at 3:26 AM

-Abuelo, en la escuela estamos estudiando los charrúas. -¿Y qué aprendieron? -Paaahh… Eran nómades… vivían de la caza y de la pesca… No me acuerdo más - ¿Vos conocés alguno? -¡Abuelo! ¿Tas loco? ¡Eran como los Picapiedra!

Mi nieto vuelve a sus juegos. ¿Estoy loco? La Humanidad está decidiendo si va a sobrevivir o no; todo compromiso con el presente es poco; ¿y yo me aparto del torbellino para escribir un libro sobre charrúas?

No soy el único; los investigadores López Mazz y Bracco acaban de escribir un libro sobre el tema en el cual, sobre los mismos datos, sostienen prácticamente todo lo contrario de lo que yo afirmo sobre nuestros pueblos originarios. Moveré todos los hilos posibles para promover un debate.

Ellos son investigadores serios. Pero este tema tiene que ver con el enfoque de clase de cada uno; no es un tema inocente, ni es un tema del pasado. Tiene que ver con el origen del Estado oriental y con el nacimiento simultáneo del terrorismo de Estado.

Marx decía que el capitalismo nacía chorreando sangre por todos sus poros. Él aludía a la Inglaterra del siglo XVIII, pero su observación se aplica perfectamente a los estados sudamericanos nacidos en el siglo XIX, con la excepción de Paraguay.

La persecución a los charrúas en el recién nacido Estado no tuvo causas étnicas; fue parte de la contra revolución agraria que empieza en 1831 y culmina en 1870 con el alambrado de los campos. No son sólo las masacres más conocidas. El remate de muchachas charrúas para servicios sexuales que organiza el primer presidente en Durazno, así como la venta de cuatro charrúas (entre ellos una mujer embarazada) a un zoológico humano de París demuestran la lógica comercial y exportadora del gobierno liberal.

Los niños charrúas distribuidos como mascotas por Rivera entre las familias más ricas de Montevideo exigiendo que olvidaran su nombre, su lengua y su identidad, fueron los primeros niños desaparecidos.

Desde el final de nuestra “Guerra Grande” (1836-1851) el Partido Único de Gobierno (primero “cisplatino”, luego “colorado”) intentó tapar el genocidio. 50 años después tuvo como aliado principal e involuntario el desconocimiento de estos hechos por parte de los inmigrantes proletarios que organizaron la lucha social urbana. Y hoy ayuda al ocultamiento la mirada soberbia de una falsa izquierda que relativiza los crímenes y las claudicaciones del pasado para relativizar sus propias claudicaciones, para abrazarse con los herederos (en sentido espiritual y en sentido inmobiliario) de los genocidas.

Lo argumentos para tapar el crimen fueron creciendo en sutileza. Todos son falsos y fácilmente refutables. Los enumero cronológicamente:
-los charrúas eran tan atrasados que los mató la piqueta fatal del progreso (argumento siglo XIX)
-ya por suerte no quedan indios por aquí, nos sacamos un problema de encima (comienzos del siglo XX)
-eran muy pocos (falsedad que empezó a generalizarse a comienzos del siglo XX)
-los venció Rivera a pedido de otros indios más civilizados como los guaraníes que querían trabajar en paz (quizás lo más infame, empezó a circular por 1970)
-no eran de acá; eran de Entre Ríos, lo que ocurre es que algunos cartógrafos se confundieron (argumento en tiempos de Sanguinetti-Fau)
-Los minuanos, guenoas, bohanes, no eran charrúas; eran diferentes (argumento de Bracco muy difundido en la Academia; pero hasta hoy estoy esperando que Bracco identifique UNA diferencia entre estos grupos de la macroetnia charrúa).

El 200 aniversario de la batalla de las Piedras se prepara casi en silencio, porque el objetivo ideológico silencioso de Fructuoso Mujica es sumarse a la falsedad de que en 1811 nacen las Fuerzas Armadas del Estado Uruguayo. El Estado Uruguayo fue un engendro anti artiguista, una puñalada británica contra la unidad de la Patria Grande. Su brazo armado fue lo que su cabeza cipaya le ordenó ser.

El 18 de mayo del próximo año veremos a Mujica en la tribuna junto a los Comandantes de las tres armas, de lentes negros y con cara de quien hace casi un sacrificio, pero eso sí: avalando con su presencia en el desfile de blandengues la mentira oficial.

En realidad el bautismo de fuego de estas fuerzas armadas uruguayas fue el genocidio charrúa de 1831, y su bautismo de fuego internacoinal fue el combate contra los destacamentos paraguayos que habían llegado a Uruguyana en 1864 como apoo a Leandro Gómez.

Lo que hicieron después en el Paraguay no fue diferente a lo que hacen hoy en Haití o en África.

No hay temas inocentes. Ojalá la polémica pueda darse. No sólo para que los hijos de mi nieto tengan mañana una versión más certera, sino para que hoy encontremos la huella artiguista necesaria y urgente.

Por Gonzalo Abella. Publicado en La Juventud de Montevideo.

Gentileza del profesor Mauricio Castaldo

05-10-2010 | 07:26

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