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Argentina: otra cosecha mortal
Por Graciela Cristina Gomez* - Monday, Oct. 18, 2010 at 3:19 PM

18 de Octubre de 2010 / Hace solo horas vimos con estupor como el Secretario de Agricultura de la Nación, Lorenzo Basso, ex decano de Agronomía, para quien “La Argentina tiene el orgullo de ser uno los seis países fundadores del avance de los OGM”, anunciaba la desregulación para el uso comercial del evento Genuity VT Triple PRO maíz Bt de Monsanto. Este señor además tomo notoriedad por negarle a sus ex alumnos el aula magna ya que en la misma iba a disertar el doctor Carrasco.

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Para Basso la cuestión regulatoria para aprobar nuevos eventos biotecniológicos es muy confiable.
Sin embargo lo que lo inquieta son los tiempos. “Debemos acortar el tiempo de aprobación de los nuevos eventos, que hoy es de 42 meses a 24 meses” dijo.

Dilatar los estudios necesarios y tercerizar las aprobaciones de los nuevos venenos por analogía donde la regla sigue siendo el principio de equivalencia sustancial es solo un detalle. Para Basso el glifosato es un tema en el que sobran opiniones pero escasean las certezas científicas, y donde es necesario hacer hincapié en el mal manejo de los químicos.

El casette neuronal inserto hasta en las vísceras de todos los funcionarios evidencia que nada se puede esperar de ellos respecto a la salud de la gente. Ni miles de niños como Julieta ocultas en Bandera o a lo largo de la cámara de gas llamada Argento (plata) más conocida como Argentina, que sigue entregando las últimas hectáreas de su suelo saqueado. Simultáneamente Brasil le abre las puertas a la soja 2 Yield Roundup Ready (Bt RR2Y).

America Latina es el punto clave de crecimiento para la multinacional, algo que no tienen otros países donde no pueden engañar o sobornar.

El objetivo de Monsanto es duplicar los rindes de maíz, soja y algodón para el año 2030, con la falacia de mejorar la calidad de vida. Ahí está el negocio. Mientras aquí se aprueban más eventos mortales e insustentables que desmejoran la vida, Andrew Pollack del New York Times resumió así los males de Monsanto:

“A fines de diciembre, Monsanto fue nombrada "Empresa del Año" por la revista Forbes. La semana pasada, la compañía ganó un premio diferente de Jim Cramer, el comentarista de televisión del mercado de valores:- "Este puede ser el peor balance de 2010".La revista Forbes lamentó públicamente su decisión de considerar Monsanto "empresa del año", Forbes estaba equivocado acerca de Monsanto.Según Pollack los problemas son dos:

1) la patente de Roundup, herbicida dominante, se ha agotado por la exposición de la empresa a la competencia de China.

2) su público, grandes agricultores se están volviendo contra sus ofertas básicas de maíz genéticamente modificado, la soja, y los rasgos de semillas de algodón.

A ello debemos agregar que el último trimestre el éxito prometido durante años es un fracaso por la resistencia a las sequías y la eficiencia del uso de nitrógeno.

Cuando una empresa de alta tecnología defrauda a los analistas de Wall Street con productos que prometían enormes beneficios futuros a los inversores, es muy decepcionante que esto no ocurra. Tras años de una constante alza de precios, la empresa comienza a tener algunos problemas. Su semilla de maíz Genuity SmartStax, con ocho genes extraños, entre ellos el Bt, combina la característica Roundup Ready de Monsanto con el rasgo de Dow. Ahora los productores de maíz deben usar no solo uno sino dos herbicidas. El sueño “todo en uno” es un fiasco, lo que lo lleva a recortar los precios del maíz SmartStax y de la soja nueva Roundup Ready 2 Yield.

Doug Gurian Sherman, un científico de la Unión de Científicos Preocupados (UCS) dijo: "La falta de rendimiento, es el proceso de querer lograr un rasgo complejo que generan efectos no deseados, conocidos como "efectos pleiotrópicos" (en diversos lugares). “Estudios recientes han demostrado que los métodos de la agricultura ecológica y otros similares que reducen al mínimo el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos dan mejores rendimientos y a bajo costo a los agricultores pobres en regiones en desarrollo en el África subsahariana. El científico trabajó en el Centro de Seguridad Alimentaria de Washington. También en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), donde fue responsable de la evaluación de la salud humana y los riesgos ambientales de las plantas y microorganismos transgénicos y la política de desarrollo de la biotecnología. Antes de unirse a la EPA, integró el Grupo de Biotecnología de la Oficina de Patentes de EE.UU. y la Oficina de Marcas. Tiene un doctorado en patología vegetal de la Universidad de California, Berkeley, y entre otras cosas una investigación post-doctoral en el arroz y el trigo en el Departamento de Agricultura en el laboratorio de Biología Molecular en Albany, California. No es un mercenario canadiense entrevistado por La Nación ni ex empleado de Monsanto.

Lo que estamos viendo, dice Pollack, “Son señales de que la tecnología de los OGM es mucho más cruda y menos eficaz ,después de décadas de propaganda y miles de millones de dólares en la investigación, muchos de ellos financiados con fondos públicos, la industria solo ha fallado .No ha dado los beneficios prometidos ni su deslumbrante rendimiento”.

Y esto es así porque cuando una especie desarrolla tolerancia a un pesticida dado, es una señal de que el plaguicida se ha usado en exceso. La ineficacia de los tratamientos químicos actuales debe ser tomado como evidencia de la necesidad de un nuevo enfoque. Bien lo explica el profesor Miguel Altieri: “La agroecología cuestiona los mitos de la biotecnología y desenmascara a la ingeniería genética como lo que realmente es: una ciencia reduccionista que promueve una varita mágica destinada a solucionar los problemas ambientales de la agricultura. Las investigaciones demuestran que el glifosato tiende a actuar de manera similar a la de los antibióticos alterando en una forma todavía desconocida la biología del suelo, causando efectos tales como:

Reducir la habilidad de la soja y del trébol para fijar nitrógeno, tornar más vulnerables las plantas de soja y trigo a las enfermedades y reducir el crecimiento de las micorrizas que habitan en el suelo, hongos claves para ayudar a las plantas a extraer el fósforo del suelo.

Por su parte el Dr Walter Pengue es tan claro y contundente al respecto que corre el velo impuesto por años por los defensores del veneno y del modelo. Junto a otros investigadores en el trabajo “Bioinvasiones y bioeconomía, el caso del sorgo de alepo resistente al glifosato en la agricultura argentina” determina que la intensificación de este modelo agrícola encontró ya varias respuestas ambientales a esta presión, que redundaron en la aparición de malezas tolerantes.

Muestras de estas plantas han sido colectadas por técnicos de Monsanto y llevadas a EE.UU. para su análisis en el año 2003. No se informó al gobierno a través de sus organismos de control sobre el caso. Tampoco los organismos técnicos como el INTA o el SENASA venían siguiendo la situación de posible aparición de malezas tolerantes o resistentes, a pesar de las sucesivas denuncias realizadas por investigadores independientes. Menos aún CONABIA, la entidad responsable de las autorizaciones, estaba en el seguimiento del tema. No se tiene conocimiento sobre los protocolos de bioseguridad, seguidos para la salida de este material genético fuera de las fronteras de Argentina ni tampoco sobre la forma en que este fue llevado a laboratorios de Costa Rica para también ser estudiado. Recién en el año 2005 y por una fortuita participación en una reunión en diciembre de ese año en un taller de FAO sobre resistencia de malezas en el Uruguay, SENASA toma conocimiento formal de la aparición del problema de resistencia en el Sorgo de Alepo.

Los técnicos argentinos estaban tan profundamente consustanciados en la certidumbre de la imposibilidad total de existencia de resistencia en malezas al glifosato, que ha costado mucho y cuesta aún convencerse de la situación. Un alto porcentaje de los productores desconocen a las instituciones responsables para la aprobación de transgénicos en la Argentina. En cuanto al grado de confianza que les despiertan estas instituciones, la mayoría de los agricultores evidenciaba un nivel medio a bajo de confianza. Sin embargo los productores han tomado al glifosato como su “herbicida estrella”.

Es posible que el factor principal que ha facilitado la aparición y la expansión de éste sorgo resistente al glifosato tenga que ver con:

La “creencia” en la perfectibilidad del modelo tecnológico. La falta de estudios integrados para la generación del conocimiento apropiado.La pérdida de capacidades, especialmente en el Estado, de expertos en malezas que conozcan el sistema de manera integrada y no sólo parcial y la promoción desde el sector privado de resoluciones mágicas a problemas complejos.

Los organismos que promovieron la liberación de sojas transgénicas resistentes a glifosato, como la CONABIA, no previeron ni analizaron en profundidad una situación que a la luz de la expansión debió haberse revisado. No existe ningún documento publicado por CONABIA que analizase los impactos económicos derivados de la “neutralización” del paquete Sojas RR + herbicida, por aparición de resistencia en malezas. Se adolece de masa crítica de expertos que analicen integradamente el problema de plagas y malezas o bien los técnicos disponibles debieran dedicar esfuerzos e investigaciones bajo protocolos que capten las causas de los problemas involucrados.

El Dr Pengue expresa también que “El Senasa realizó consultas a expertos locales e internacionales y se encuentra en un plan de contingencia”. En la página de Aapresid no existen datos de tratamiento serios de la maleza. Casafe lo define como una mutación que no es inducida por el herbicida, por lo tanto el glifosato sigue siendo la solución y si no lo es, mezclar con otros herbicidas.

Los organismos públicos no pueden ni deben dejar en manos de las empresas privadas la iniciativa para diseñar las estrategias de control y resolución de los problemas con malezas, en tanto, se enfrenta un directo y claro conflicto de intereses.

“Definitivamente los años de bonanza en los que el glifosato controlaba todas las malezas con dosis relativamente bajas, han concluido”. concluye Pengue.

Es redundante agregar algo más cuando la contundencia del trabajo citado es lapidaria. Es una prueba más de la inoperancia, la inacción, la mentira sistematizada y el ocultamiento de la verdad enquistado en los organismos del Estado que más parecen consultoras de las multinacionales. Mientras la salud de miles de niños ignorados empeora cada día ante la omisión de los entes encargados de velar por ellos, siguen aprobando otras formas de muerte lenta. La parca se pasea por las pampas mientras en algún escritorio los responsables hacen planes de dónde vacacionar. La cosecha fatal espera un alza y la próxima tendrá un nuevo verdugo. Lo que no funciona en el norte, se vende bien en el sur, los daños colaterales se maquillan, mientras al decir de Nietzsche “los grandes problemas andan tirados por la calle”.

Fuente : Asociación Argentina de Periodistas Ambientales-Medio&medio

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