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DIARIO DE UN ESPAÑOL
Por Escritor Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» - Wednesday, Oct. 27, 2010 at 2:42 AM
masaezg@wanadoo.es

Diario de un Español, texto extraído de la biografía del autor dividida en dos partes, Zori 1ª Parte ISBN: 1448674042 y Zori 2ª Parte ISBN: 1449560628. Escrito por el Escritor Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» el día 24/10/2010 (Día de cumpleaños de mi madre, dedicado a ella).

Nací en una fría noche madrileña, me llegan vagos recuerdos de infancia, mi joven madre, mi joven padre, mis cinco hermanos mayores, mi abuelo y mi muñeco llamado Pitipeque al que un buen día le desapareció el pelo y nunca más le creció.

Prácticamente he borrado de mi mente todos aquellos vagos recuerdos en los que creo que realmente era un niño muy feliz.

Mis recuerdos más recientes me muestran a un hombre Español con un tipo de felicidad muy diferente a la que tenía cuando era niño, ahora me he convertido en un Español muy feliz, pero a mi manera.

Estudié en la misma universidad que el ilustre Miguel de Cervantes, en la Universidad Pontificia de Salamanca, pronto terminé mis estudios y comencé a trabajar, el mismo día que entré por la puerta de mi primer trabajo en una empresa imperial española, comencé a conocer otro tipo de felicidad de la que había conocido hasta el momento.

Mis primeros compañeros españoles de trabajo me enseñaron a no necesitar ningún tipo de ayuda, entonces me convertí en un hombre autodidacta, nadie iba a ayudarme a partir de aquel momento a resolver los problemas laborales que pudiera encontrarme, me arrancaron de cuajo mi primera necesidad, la necesidad de ser ayudado por alguien.

Desde entonces, este nuevo tipo de felicidad me ha ido acompañando a lo largo de mi camino, fue el comienzo de una larga y duradera amistad entre mi nueva felicidad y yo, ser español significaba ser autodidacta e independiente, lo que no imaginaba es que este tipo de independencia llegaría a alcanzar unos límites estratosféricos.

Pasó mi juventud y un día decidí embarcarme en un avión rumbo a las Islas Canarias, tenía un objetivo muy marcado que era salvar la vida a una mujer que me lo pidió, en esta ocasión dejé de ser un Español ejemplar, me quité la máscara de Español para ayudar a una mujer que necesitaba de alguien que la salvara la vida.

Objetivo cumplido, regresé a mi ciudad natal con el orgullo de haber sido capaz de quitarme la máscara de español ejemplar para salvar la vida de una mujer que necesitaba mi ayuda.

Pero el precio que tuve que pagar por salvar la vida de aquella mujer fue muy caro, Madrid, mi ciudad natal, me consideraba un desertor, gracias a la ayuda de mi padre logré que se me considerase de nuevo un ciudadano madrileño, pero había perdido todos mis derechos, en solo unos meses que necesité para salvar a aquella mujer, la ciudad de Madrid me otorgaba menos derechos que cualquier extranjero residente en mi ciudad. A las puertas del ayuntamiento de Madrid, vi como una peruana recibía las llaves de su vivienda de protección oficial de manos del alcalde de Madrid, yo sin embargo, habiendo nacido en Madrid, no tenía derecho a solicitar una vivienda de protección oficial, entonces recordé que soy un Español, y los Españoles no necesitamos ayuda para acceder a una vivienda digna.

Poco después, la empresa en la que trabajaba, la imperial "Indra Sistemas, S.A.", me despidió, esto me causó una enorme tristeza y sentí por primera vez en mi vida que Dios me había abandonado, había sido un buen cristiano arriesgando mi vida por una de sus hijas, mi Dios me entregaba a los romanos para ser crucificado.

Mi crucifixión ha perdurado con los años, la imperial "Indra Sistemas, S.A. aún no me ha quitado los clavos tras diez años de crucifixión, pero he aprendido a vivir con esos clavos, duelen mucho, pero no han logrado hacerme expirar, continúo vivo, luchando día a día.

Hoy he visto un eslogan publicitario que dice: "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita", ser español significa ser un hombre sin necesidades, pero, ¿qué ocurre?, acabo de despertar, todo fue un mal sueño, ¡oh mi Dios!, afortunadamente ya no soy un ciudadano español, gracias mi señor por no haberme abandonado.

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