Julio López
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Karl Marx, sobre el kirchnerismo
Por orko - Thursday, Oct. 28, 2010 at 10:11 AM

...Ante una izquierda maniquea que pretende, más o menos, que Kirchener se habría muerto a proposito para salvar a la burocracia sindical. Ante el pequeño instante de "hipocresía convencional" que nos regalan los liberales oligárquico-conservadores. En el momento de la muerte de un político maquiavelico (en el buen sentido), de los últimos, uno de los más respetables.

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“Frente a la burguesía coaligada se había formado una coalición de pequeños burgueses y obreros, el llamado partido socialdemócrata. (...). A las reivindicaciones sociales del proletariado se les limó la punta revolucionaria y se les dio un giro democrático; a las exigencias democráticas de la pequeña burguesía se les despojó de la forma meramente política y se afiló su punta socialista. Así nació la socialdemocracia. (...). El carácter peculiar de la socialdemocracia se resume en el hecho de exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para atenuar sus antítesis y convertirla en armonía. (...). No vaya nadie a formarse la idea limitada de que la pequeña burguesía quiere imponer, por principio, un interés egoísta o de clase. (...). Tampoco debe creerse que los representantes democráticos son todos shoopkeepers o gentes que se entusiasman con ellos. Pueden estar a un mundo de distancia de ellos, por su cultura y su situación individual. Lo que los hace representantes de la pequeña burguesía es que no van más allá, en cuanto a mentalidad, de donde van los pequeños burgueses en sistema de vida; (...). Indudablemente los demócratas creen en las trompetas, cuyos toques habían derribado las murallas de Jericó. Y cuantas veces se enfrentan con las murallas del despotismo, intentan repetir el milagro. (...). Pero las amenazas revolucionarias de los pequeños burgueses y de sus representantes democráticos no son más que intentos de intimidar al adversario. Y cuando se ven metidos en un atolladero, cuando se han comprometido ya lo bastante para verse obligados a ejecutar sus amenazas, lo hacen de un modo equivoco, evitando, sobre todo, los medios que llevan al fin propuesto y asechan todos los pretextos para sucumbir. Tan pronto como hay que romper el fuego, la estrepitosa abertura que anuncio la lucha se pierde en un refunfuñar, los actores dejan de tomar su papel au sérieux y la acción se derrumba lamentablemente, como un balón lleno de aire al que se pincha con una aguja.


Ningún partido exagera mas ante él mismo sus medios que el democrático, ninguno se engaña con mas ligereza acerca de la situación. (...) Pero el demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a una clase de transición, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno con el otro, creen estar por encima del antagonismo de clase en general. Los demócratas reconocen que tienen en frente a una clase privilegiada, pero ellos, con todo el resto de la nación que los circunda, forman “el pueblo”. Lo que ellos representan es el “derecho del pueblo”; lo que les interesa es el “interés del pueblo”, por eso, cuando se prepara una lucha, no necesitan examinar los intereses y las posiciones de las distintas clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus propios medios. No tienen mas que dar la señal, para que “el pueblo”, con todos sus recursos inagotables caiga sobre “los opresores”. Y sí, al poner en practica la cosa, sus intereses resultan no interesar y su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos, que escinden al pueblo “indivisible” en varios campos enemigos, o el ejercito, demasiado embrutecido y cegado para ver en los fines puros de la democracia lo mejor para él, (...). En todo caso, el demócrata sale de la derrota mas ignominiosa, tan inmaculado como inocente entró en ella, con la convicción de nuevo adquirida de que tiene necesariamente que vencer, no de que él mismo y su partido tienen que abandonar la vieja posición, si no de que, por el contrario, son las condiciones las que tienen que madurar para ponerse a tono con él”.

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