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Perú: censuran teatro de Victor Zavala Cataño
Por Mauricio Quiroz Torres - Sunday, Oct. 31, 2010 at 4:15 PM
limaprovincias3@yahoo.es

CASA DE LA LITERATURA PERUANA DE ALAN GARCIA EXCLUYE A VICTOR ZAVALA CATAÑO, FUNDADOR DEL TEATRO CAMPESINO, EN MUESTRA DE TEATRO DEL SIGLO XX EN PERU. GOBIERNO PERUANO CON MINISTRO DE EDUCACION JOSE CHANG Y MINISTRO DE CULTURA JUAN OSSIO MANTIENEN SILENCIO COMPLICE ANTE ESTE APARTHEID CULTURAL.

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CASA DE LA LITERATURA PERUANA DE ALAN GARCIA EXCLUYE A VICTOR ZAVALA CATAÑO, FUNDADOR DEL TEATRO CAMPESINO, EN MUESTRA DE TEATRO DEL SIGLO XX EN PERU. GOBIERNO PERUANO CON MINISTRO DE EDUCACION JOSE CHANG Y MINISTRO DE CULTURA JUAN OSSIO MANTIENEN SILENCIO COMPLICE ANTE ESTE APARTHEID CULTURAL.


APARTHEID CULTURAL EN EL PERU DEL SIGLO XXI: EL CASO DE LA CENSURA AL TEATRO CAMPESINO DE VICTOR ZAVALA CATAÑO

Mauricio Quiroz Torres(1)

“El hombre que en sociedades retrógradas habla y escribe con valerosa independencia, suscita recriminaciones y tempestades, aventurándose a sufrir los anatemas del sacerdote, los atropellos del mandón…” (2)


La criolla clase dominante peruana y sus apologistas desde el gobierno aprista, al inaugurar la Casa de la Literatura Peruana el 20 de octubre del 2009 pretendieron presentar “un panorama completo y exhaustivo de toda nuestra tradición literaria” (3). Ha pasado un año de su funcionamiento y por estos días reviven una muestra de apartheid cultural en pleno siglo XXI que revela que no es tolerante ni democrática y su señero anticomunismo vulgar hace relucir lo que siempre toda clase dominante prefiere: purgar a los representantes de lo nuevo en la cultura y sus aportes para las clases oprimidas. Anotamos, sin embargo, que en las sociedades clasistas, la clase dominante vencedora impone sus propios representantes y retira a los subversivos o quienes encarnan lo nuevo. Allí está lo que hicieron los Incas Quechuas con los vencidos de su propio linaje o lo que hizo el revisionismo soviético con muchas figuras bolcheviques como Bujarin, Trotsky o Evgueni Preobrazhensky o lo que hace el mundo oficial peruano- o los “factores de poder” al que alude Carlos Delgado (ver nota 13)- al silenciar el aporte de Germán Caro Ríos a la educación nacional o de otros como Serafín Delmar, José María Arguedas, Mercedes Cabello de Carbonera, Hildebrando Perez H., José Valdivia Domínguez (Jovaldo), etc. en el campo de la literatura nacional y popular.


La Exposición “Panorama del Teatro del siglo XX” que se desarrolla desde el 20 de Octubre 2010 hasta Febrero del 2011 en los ambientes de dicha Casa (4) es la expresión de este apartheid cultural.

Si bien dicha exposición resulta meritoria por la revaloración que hace del trabajo teatral peruano en el siglo XX oscurece su presencia en la cultura peruana con el olvido intencionado del aporte que desde hace mas de 40 años ha realizado el Profesor Víctor Zavala Cataño (5), fundador del Teatro Campesino en el Perú, cuya obra del mismo nombre fuera conmemorado el 28 de Octubre del 2009 en el Teatro de la Asociación Nacional de Artistas y Aficionados (ANEA) en sus 40 años de publicado (Ver Anexo 1 “Exitosa celebración de la ceremonia de 40 Años de Conmemoración del Libro Teatro Campesino”) y sobre el cual Alberto Toledo (6) rememora su real valía sobre el teatro peruano en el Anexo 2.

Desconocer, pues, el aporte del Prof. Zavala Cataño contraria lo que miles de profesores y alumnos como de las clases populares realizan con sus piezas teatrales que colocaron por vez primera al mundo agroandino en el teatro nacional en contraste a lo que era hasta la década de 1960 pues como él señaló en 1969: “El campesino peruano no ha ingresado como personaje al teatro nacional. La novela lo ha acogido hace mucho tiempo, la poesía ha recogido sobre todo sus quejas y hasta el cine ha pintado ya, con cierto colorido turístico, el ambiente indígena del hombre de campo peruano.

El teatro es la isla a la que la imagen del trabajador agrario no ha podido arribar aún. O cuando ha llegado no ha sido él mismo, sino un fantoche, un “indio”, un “serrano”, un “cholo”, un “animal”, en fin dentro de una concepción despectiva de su realidad.

La verdadera faz del labrador agrícola, llena de contrastes, frustraciones, sufrimientos, protestas contenidas y esperanzas, no ha sido iluminada por los dramaturgos. Nuestro teatro ha incidido principalmente en la conducta de la pequeña burguesía de la ciudad. Los personajes del pueblo, especialmente los del campesinado, no han podido subir a escena todavía” (7).

Es decir, el teatro popular y peruano no son tales sin los aportes del profesor Víctor Zavala Cataño a la dramaturgia peruana por lo que no se sostiene la segregación que realizan los entes gobiernistas como la referida Casa de la Literatura Peruana y que arranca cuando no realizaron el año 2009 las celebraciones del 40 Aniversario de la publicación de “Teatro Campesino”.


Con este apartheid cultural la clase dominante se aparta así inclusive de lo que su propia juridicidad establece como objetivos de la Casa de la Literatura Peruana en el Decreto Supremo Nº 007-2008-ED que declaró de interés público su creación (8), denotándose en este aspecto también el menosprecio que tiene la clase dominante por el demoliberalismo y que llevó al Amauta José Carlos Mariátegui a tipificarla como partidarios de la democracia fariseo con los cuales no hay entendimiento posible (9).

Esta censura es una grave afrenta a la cultura peruana en pleno siglo XXI donde hasta la Academia sueca se ha metamorfoseado en una amplitud ideopolítica y cultural pues apartándose de su tradición de no otorgar premios literarios a exponentes de la cultura reaccionaria se ha abierto otorgándole el Premio Nobel de Literatura al peruano y español Mario Vargas Llosa.

Y pese a que se ha llamado la atención a dicha Casa sobre la censura los responsables técnicos y políticos del Estado peruano siguen ocultando su perversa intolerancia, discriminación y maniqueísmo que ya hemos conocido en la censura realizada por el Instituto Nacional de Cultura contra unos dibujos políticos del artista Piero Quijano, también durante el actual gobierno aprista o la que hicieron los socios políticos del Presidente Alan García en España cuando en el 2007, el gobernante Partido Popular en la Bienal de Valencia censuró una recreación pictórica de “Los funerales de Atahualpa” de nuestro compatriota Marcel Velaochaga (10).

Los sanmarquinos Karen Calderón Montoya (Directora de la Casa), Agustin Prado Alvarado (Jefe Unidad de Investigación) y la villarealina-sanmarquina Alessandra Tenorio Carranza (Jefa Oficina de Imagen Institucional) (11) no rectifican su abierta posición anticultural y antiliteraria de negar como Equipo de Trabajo el sitial que le correspondería en esta muestra del teatro peruano al profesor Zavala Cataño.

Y por su silencio cómplice avalan este atentado contra la cultura peruana el Ministro de Educación José Chang Escobedo y el flamante Ministro de Cultura del gobierno aprista del Presidente Alan García, el antropólogo Juan Ossio, que exhibe así su contumaz posición reaccionaria solo similar al que exhibió el Ministro belaundista Javier Alva Orlandini que mandó a la hoguera en la década de 1960, libros políticos bajo el manto de ser libros subversivos.

No hay nada que justifique la censura al dramaturgo peruano salvo que sea por motivos político-ideológicos pues el Profesor Zavala Cataño a quien se le vincula con la posición del Partido Comunista del Perú que en 1980 se lanzó a la lucha armada; lo que sería una motivación prohibida de mantener por cualquier funcionario público o privado ya que la propia Constitución Política establece la no discriminación, la libre expresión y el derecho a la igualdad (12).

Si esa fue la motivación, la cultura peruana tiene hoy un enemigo dentro de la aludida Casa de la Literatura Peruana y que debe llevarnos a los verdaderos peruanos a exigir la renuncia del Equipo que dirige la Casa de la Literatura Peruana.

A diferencia, sin embargo, de lo que anota Ernesto Toledo no nos sorprendemos de que “muchos de nuestros reconocidos artistas - callan y se convierten en cómplices” de esta afrenta a la cultura peruana pues el comportamiento arribista (13), la actitud palaciega y rabiosamente antipopular de buena parte de esos dinosaurios culturales es ya una constante no solo en el Perú sino en otros países (14). Recordemos el llamado de atención que hizo Alberto Flores Galindo a la intelectualidad peruana por no haber dicho nada cuando desde el Estado se exterminaba al campesinado en la sierra peruana en los años de la lucha armada del PCP-SL que dirigía el Doctor Abimael Guzmán, hoy candorosamente seguidor del camino electorero en el Perú expresado por el Movadef.

Valga la oportunidad para expresar nuestra protesta a nombre de los maestros peruanos por esta afrenta a la cultura peruana que se realiza en la Casa de la Literatura Peruana en la aludida exposición del Teatro peruano del siglo XX y decir que compartimos lo dicho en la nota adjunta: “La única forma de que el teatro de Zavala Cataño pierda vigencia sería con la desaparición del orden político, económico y social imperante en el país, algo que los propios sectores dominantes se rehúsan a promover”.


Irrigación Santa Rosa, 31 de Octubre del 2010






Notas:

1. Coordinador Nacional del Movimiento Magisterial Germán Caro Ríos.
2. Manuel Gonzáles Prada: “Horas de Lucha”. Don Manuel agregaba, asimismo, “Sincera y osadamente formulemos nuestras convicciones, sin amedrentarnos por las consecuencias; sin admitir división entre lo que debe decirse y lo que debe callarse, sin profesar verdades para el consumo del individuo y verdades para el uso de las multitudes. Erradiquemos de nuestras entrañas los prejuicios tradicionales, cerremos nuestros oídos a la voz de los miedos atávicos, rechacemos la imposición de toda autoridad humana o divina.”
3. Ver: http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?page_id=332.
4. Ver lo que contiene dicha exposición en: http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?p=1714.
5. En 1958 cuando ya cursaba estudios actorales, el Profesor Zavala Cataño escribió la pieza teatral “El trueno sobre el risco”; en 1965, “La Gallina”, en 1966 “El Gallo”, con el cual ganó el Premio Nacional de Obras en un Acto. En 1969 publicó su libro “Teatro Campesino” que contiene siete piezas teatrales.
6. Docente universitario y periodista. Autor del libro “Mariátegui y la Música de su tiempo” y otros como “Felipe de los pobres. Vida y obras en tiempos de luchas y cambios sociales”, “Retablo de Ayacucho” y “¿Hasta cuándo?. La prensa en el fujimorismo” publicados por la Editorial San Marcos.
7. En el Prólogo de su libro “Teatro Campesino”.
8. En: http://www.gacetajuridica.com.pe/servicios/normaspdf_2008/abril/25-04-2008/25-04-2008.pdf
9. La cita completa dice: “Soy revolucionario. Pero creo que entre hombres de pensamiento neto y posición definida es fácil entenderse y apreciarse aún combatiéndose. Sobre todo, combatiéndose. Con el sector político con el que no me entenderé nunca es el otro: el del reformismo mediocre, el del socialismo domesticado, el de la democracia farisea”.
10. Un critico español refirió que las iras del fascista Partido Popular(PP) fueron motivadas por “la relectura que el joven pintor peruano Marcel Velaochaga hizo del cuadro El funeral de Atahualpa, pintado en la segunda mitad del XIX por Luis Montero. El motivo del incomodo no sería otro que la presencia en la tela de la figura del Benedicto XVI, escoltado por un marine norteamericano y sosteniendo con su santa mano la cabeza decapitada de Che Guevara. Así, el Santo Padre aparece en el lienzo con un gesto muy distinto del proyectado por las cúpulas eclesiástica y del PP valenciano para recordarlo durante su visita a la capital del Turia, en aquel clamor de multitudes, entre flores y fallerescos altares, candoroso en su defensa de la familia, aunque firme como martillo de herejes contra feministas y homosexuales”. En: http://arte-nuevo.blogspot.com/2007/06/si-por-aqu-llueve-por-all-no-escampa.html
11. Este equipo que conduce la ya tendenciosa Casa de la Literatura Peruana denota que pese a los cartabones académicos que poseen (http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?page_id=329) no tienen la autonomía ni la necesaria libertad para conducir los destinos de dicha Casa por lo que deberían renunciar si tiene un mínimo de respeto a la cultura peruana.
12. La reestructuración del Estado Peruano que descansó en las tres últimas Constituciones (1933, 1979 y 1993) recogió ciertos derechos que obligan a no discriminar y a la igualdad (art. 2º, inc.2, Constitución 1993) ni perseguir en razón de ideas o creencias (art. 2º, inc.3,Const. 1993), libertad de creación y fomento por el Estado del acceso a la cultura , desarrollo y difusión, art. 2º, inc. 8, Const. 1993), etc. pero que es incumplida por la criolla clase dominante peruana.
13. Carlos Delgado, ex–aprista y fallido ideólogo de la dictadura militar velasquista, anotaba que el arribismo era consustancial a las esferas intelectuales, políticas y artísticas: “Ejercicio Sociológico sobre el arribismo en el Perú” (En: “Dominación y Subdesarrollo”, INIDE, Lima, 1975.). Y agregaba en este artículo que, empero, “este tipo de situaciones no es, desde luego privativo de nuestro medio: Ernesto Sábato pone en boca de uno de sus personajes argentinos esta expresión hermosa y lapidaria que bien podría haberse escrito para el Perú: “En este país de resentidos sólo se llega a ser un gran hombre cuando se deja de serlo”.
14. Recordamos así que en la Venezuela bolivariana, durante el gobierno del Presidente Hugo Chávez, luego de 8 meses en que las clases oprimidas y los militares patriotas derrotaron el golpe de estado fascista, un sector de intelectuales y artistas publicó en los periódicos venezolanos MANIFIESTO POR LA CREACION DE LIBERTADES donde abiertamente llamaban a destituir al Presidente Hugo Chávez y apoyaban el sabotaje petrolero por el imperialismo norteamericano.



ANEXO 1 – EXITOSA CELEBRACION DE LA CEREMONIA DE 40 AÑOS DE CONMEMORACION DEL LIBRO “TEATRO CAMPESINO”

domingo 1 de noviembre de 2009
Exitosa celebración de la ceremonia de 40 Años de Conmemoración del Libro Teatro Campesino

Con mucho éxito se realizó la ceremonia de conmemoración de los 40 años de publicación del libro Teatro Campesino del dramaturgo peruano Víctor Zavala Cataño. Este evento cultural fue un reconocimiento y homenaje a este artista y dramaturgo que impulsó el teatro popular en nuestro país.


La ceremonia se inició con la presentación de un video que mostró la semblanza del autor y los comentarios especializados de Hernando Cortez, Rafael Hernández, Reynaldo Arenas y César Vega Herrera quienes opinaron sobre el Teatro Campesino y el aporte de Zavala a la dramaturgia peruana. El reconocido literato Oswaldo Reynoso analizó también la participación de Zavala dentro de la literatura y comentó su libro Color de la Ceniza y Otros Relatos.

La actividad contó con diversos grupos de teatro que representaron algunas escenas de las obras contenidas en el libro Teatro Campesino como El Cargador y La Yunta, representadas por estudiantes de arte dramático dirigidos por las profesoras Janet Gutarra y Rocío Ántero Cabrera, respectivamente. Para sorpresa de los asistentes, dos miembros del Grupo Teatro Campesino - fundado y dirigido por el mismo autor en 1970 - representaron una escena de la pieza teatral El Arpista.

Un elenco conformado por cinco niñas dirigidas por Lorenzo Zavala, escenificó la obra de teatro para niños La Hormiga y la Cigarra, cuento peruano adaptado para el teatro por Víctor Zavala.

Las notas melodiosas estuvieron a cargo de la cantante Margot Palomino, quien interpretó las canciones incluidas en las obras El Collar, La Yunta y La Gallina; y del arpista Fernando Gutiérrez, músico que llegó desde la Comunidad Campesina de Huamantanga, lugar donde nació Víctor Zavala.

Se hicieron presentes también Aureo Sotelo, Ernesto Ráez y el grupo Inti Pacha.

Así, una numerosa concurrencia conformada por teatristas, literatos, amigos, familiares y público interesado conmemoró los 40 años de publicación del Libro Teatro Campesino.




ANEXO 2


TEATRO CAMPESINO: HACIENDO JUSTICIA

Obra de Víctor Zavala Cataño censurada en exposición de Casa de la Literatura Peruana


Ernesto Toledo Bruckmann


La Casa de la Literatura Peruana vio pertinente que el público realice dentro de su recinto un recorrido imaginario por uno de los géneros literarios menos estudiados. La exposición denominada “Panorama del teatro del siglo XX” pretende destacar a los dramaturgos más destacados de nuestras letras.

Sin embargo, los retratos de Manuel Beltroy, Sebastián Salazar Bondy, Enrique Solari Swayne, Alonso Alegría, Bernardo Roca Rey, Juan Ríos, Juan Rivera Saavedra, Delfina Paredes y César de María, así como el reconocimiento al Club de Teatro de Lima, la Escuela Nacional de Arte Dramático, la Asociación de Artistas Aficionados, los teatros universitarios de San Marcos y Católica, Yuyachckani, Cuatrotablas y La Tarumba, van acompañados de una síntesis cronológica inconclusa ya que el olvido, el descuido, el prejuicio y la censura arranca de sus páginas 1969, año de la publicación de Teatro Campesino de Víctor Zavala Cataño.

No se puede negar que el nombre de Víctor Zavala Cataño está ligado a la historia del movimiento del teatro popular del Perú ya que es el creador teatro campesino en nuestro país, el mismo que enfatiza en el rol social del arte e incorpora al hombre rural como personaje protagonista del arte escénico.

Como el mismo director lo señala: “El teatro es la isla a la que la imagen del trabajador agrario no ha podido arribar aún. O cuando ha llegado no ha sido él mismo, sino un fantoche, un ‘indio`, un ‘serrano’, un ‘cholo’, un ‘animal’, en fin dentro de una concepción despectiva de su realidad. La verdadera faz del labrador agrícola, llena de contrastes, frustraciones, sufrimientos, protestas contenidas y esperanzas, no ha sido iluminada por los dramaturgos.”

Teatro Campesino, publicado en 1969, contiene siete obras teatrales: El Gallo, La Gallina, El Collar, La Yunta, El Turno, El Arpista y El Cargador. Técnicamente se sustentan en una conjunción artística de medios, donde se incluye el monólogo, la pantomima, la danza, el canto, obtenidos de las propias manifestaciones populares. Los carteles y la sobreactuación también se convierten en instrumentos activos del drama, permitiendo el distanciamiento del espectador.

Además, Zavala Cataño publicó “Teatro Popular” y “Teatro Infantil”, poniendo en escena cada una de sus obras en costa, sierra y selva. Del mismo modo escribió “Color de la Ceniza y Otros Relatos” y algunos poemas aparecidos en revistas.

Su estrecho contacto con la naturaleza, esa riqueza ancestral legítimamente propia, le permitió a Zavala Cataño obtener esos materiales para formar criterios, conceptos y capacidad creativa, basándose en el universo andino. Del mismo modo el entendimiento acerca de la constitución de una sociedad peruana todavía excluyente, donde las clases sociales son las protagonistas del motor para el cambio.

El hecho de que Víctor Zavala Cataño sea un intelectual que comparta o haya asumido las ideas de un movimiento subversivo no resta la importancia de sus aportes al teatro peruano ya que fue el primero que puso en las tablas y como protagonistas a los desposeídos como el cargador, la empleada y otros personajes que aparecían antes en forma utilitaria. Zavala Cataño contribuye al desarrollo del teatro político, aparecido en la segunda mitad del siglo XX como una categoría estética. Aunque los antecedentes vienen de 1938 con la constitución de la Asociación de Artistas Aficionados y el Teatro popular con la presencia del mimo Jorge Acuña, es a través del Teatro Campesino de Zavala Cataño por donde ingresa con fuerza el legado dramatúrgico del alemán Bertolt Brecht, cuya presencia es imprescindible para cualquier estudio acerca del teatro.

A la usanza del teatro popular, es el mismo Zavala Cataño quien difunde, edita y monta sus obras. Su principal interés es la participación del público en el desarrollo cultural, social y político del país y para ello aplica las expresiones de ese mismo público a los medios artísticos.

El teatro campesino tiene el mérito de darle al hombre del campo su valor, una calidad de ser humano en medio de condiciones de explotación; despierta la consciencia del pueblo sobre la necesidad de construir un país distinto. En cada pieza escénica del Teatro Campesino se expresa un hecho, una denuncia y se ensaya una crítica respecto a la condición social del campesino peruano.

La permanencia, la figura y el perfil estético social de Zavala Cataño siempre fue el mismo, basado en la problemática del campo. Pese a los prejuicios y la censura, son y serán muchos los grupos teatrales que montarán sus obras ya que abordan problemas no circunstanciales ni coyunturales sino de profundo valor humano. La única forma de que el teatro de Zavala Cataño pierda vigencia sería con la desaparición del orden político, económico y social imperante en el país, algo que los propios sectores dominantes se rehúsan a promover.

Resultó absurdo e indignante que las celebraciones por los 40 años de la publicación del libro Teatro Campesino se hayan realizado casi en la clandestinidad, sin el despliegue mediático que se merece y que si se le otorgó a espectáculos con nula capacidad para despertar la consciencia.

El argumento que me dieron en la Casa de la Literatura Peruana es que “no había espacio físico para mencionar el Teatro Campesino ni para poner la imagen de Zavala Cataño en la pared”, algo que a más de uno no lo convencería.

Si aquella institución no tiene la mínima intensión de rectificarse ante tal omisión y reconocer en el Teatro Campesino de Zavala Cataño su significativo aporte a la dramaturgia nacional, la historia del teatro nacional siempre se escribirá con páginas en blanco cuyos párrafos fueron omitidos por la censura.

Hasta el momento, muchos de nuestros reconocidos artistas - callan y se convierten en cómplices; no hay indicios de que el arte de las tablas esté al servicio del pueblo sino que, una vez más, sigue siendo un privilegio para una élite.

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