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Inquilinato en resistencia. 'Me importa tres huevos la condena, que nos den una soluciones
Por reenvío agencia walsh - Wednesday, Nov. 03, 2010 at 10:05 AM

(AW) Los vecinos de un caserón ubicado en Chacabuco al 630 fueron condenados a seis meses de prisión por usurpación. Una sentencia vergonzosa cuyos fundamentos se dieron a conocer el pasado 12 de octubre. La sistemática criminalización de la pobreza y el recorte del presupuesto para la vivienda en la Capital Federal. Voces que se alzan en fuego y encienden la mecha del mañana: los nuevos actores políticos, hijos del escupitajo marginal.



Buenos Aires, 2 de noviembre de 2010.-

Por Belisario Sangiorgio (Especial para Agencia Walsh).-

Roberto Santoro, poeta y activista de las letras, desaparecido durante la última dictadura militar en Argentina, escribió: "Sería ocioso hablar de la poca importancia que se le otorga al trabajador cultural en nuestra patria; del total abandono de organismos, planes y establecimientos educacionales, del incontrolado avance de una economía que permite el negociado y sigue oprimiendo a las clases menos pudientes; de la infame clausura de imprentas y publicaciones que cumplían positivas tareas culturales; sería ocioso hablar del incremento de burócratas y desocupados. Sería ocioso hablar de todo eso y de las crisis que nos suceden y de la necesidad de romper formas y cambiar estructuras y de la muerte de un orden social y el nacimiento de otro. Sería tan ocioso si no fuera tan necesario".
La necesidad. O mejor dicho, las necesidades que recorren, cada día, los más recónditos cauces del sector popular son las que traen ante los ojos de toda la población nuevos actores políticos. El suelo nacional rebalsa de Hombres Nuevos: militantes políticos formados desde la práctica real, dispuestos a morir no solo por la utopía que traiga el presente, sino también, por todo aquel que sienta en la piel la humedad del escupitajo marginal . Militantes hijos de las miradas despectivas y pulidos por la cotidianeidad de la supervivencia; silenciados por los medios de comunicación masivos. Quizás, muy alejados de los debates y las intrincadas discusiones que se abren paso en la selva de los mutantes academicistas.
"A mi me importa tres huevos la condena, a nosotros que nos den una solución. ¿Qué va a pasar con los chicos? ¿Eh?, decime. La vamos a pelear hasta las últimas. Con qué justificación nos van a mandar en cana. No cometimos ningún delito. Que se apiaden, viejo. Que se pongan en el lugar nuestro", dice Mariela Aguirre. Dice y grita. Desde el tono y desde el discurso, al mismo tiempo. Ella es una de los nueve inquilinos condenados a seis meses de prisión por usurpación en una causa que lleva la jueza María Luisa Escrich, cabeza del Juzgado número 20 y títere del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Llueve en San Telmo. Chacabuco 630. Conventillo porteño. Las gotas rebotan con vehemencia en las baldosas negras y blancas del patio interno, inundado desde el primer chapoteo de la tarde. "El día que vinieron a desalojarnos fue muy parecido a este. Así, bien gris. Pero, hacía más frío", cuenta Mariela. "Los nenes se despertaron y salieron para el balcón, porque estábamos todos afuera. Ya nos venían investigando hace meses". La Policía Federal llegó con una orden de allanamiento, resistida por los casi 40 inquilinos que habitan allí. Esa noche, las mismas fuerzas de seguridad, se llevaron al titular del inmueble, Néstor Nakama, que terminó de cumplir una condena en 2005 y, a comienzos de 2010, fue denunciado por una vecina a la que amenazó con un bidón de combustible. De Chacabuco y la intersección con México, fue derechito al hospital de Salud Mental Dr. J. T. Borda. Su socio Carlos Benítez, que tuvo una causa por robo en el Juzgado de Instrucción Nº 17, era quién alquilaba las habitaciones y desapareció tras una pelea con Nakama, sin dejar rastros. De estas dos personas, el fiscal Ángel Carestía, también títere de Mauricio recibió la denuncia por usurpación. Y, además le dió camino judicial hasta alcanzar la condena.
"Poco y nada importó que el reclamante sea un reconocido y desquiciado hampón del barrio. Poco y nada importó que no pudiera probar tener derecho sobre la propiedad. Poco y nada sirvió demostrar que, con su consentimiento, el socio alquiló las habitaciones. Esto no se trata de un juicio, sino del linchamiento a los que se atreven a luchar por una vivienda digna", disparan los vecinos en un cartel que advierte desde las paredes de todo el microcentro porteño. "Hoy vienen por nosotros, mañana vendrán por todos", concluyen.
Para Mariela Aguirre, esos seis meses de prisión podrían ser de cumplimiento efectivo por sus antecedentes penales. Hace unos años, le dio varios fierrazos a un hombre que intentó abusar de su hija. Tiene las manos cansadas y los ojos al rojo vivo. Creció en el Bajo Flores, precisamente, en el barrio Rivadavia. Durante su juventud militó en el Partido Comunista. Madre soltera de cuatro hijas. Todo indica que no se va a dejar vencer fácilmente. "Para la justicia no llegar a fin de mes es un crimen. Macri no va a poder. Se va a tener que lavar el culo con esta causa, que bastante sucio lo tiene. No podés defender a los personajes que defendés y, al mismo tiempo, tirarte contra los pobres", reflexiona. No se va a dejar vencer nunca. Ella es una. Entre los nueve, hay, además, una joven de veinte años que acaba de dar a luz, un anciano de ochenta años, un discapacitado y otras cuatro madres solteras.

Nuevamente, los factores inamovibles que ayer cruzaron y condicionaron a los de pies embarrados, se transforman en la estigmatización y la persecución de hoy. Pero, de a poco, mutan en la rebelión del mañana. No hace falta tener el control de la caja boba, de la voz boba ni de la birome, argentina, pero, también, boba. Las teclitas de cualquier computadora son un arma capaz de generar colapsos y hasta los que dicen la temperatura en el noticiero tienen una posición ideológica marcada. Sin embargo, nada pudo nunca, durante mucho tiempo, contra las voces que se alzan en fuego. Para las llamaradas de tonos que salen desde estos patios internos, desde los pasillos que pisan los trabajadores durante cada salida del sol, no existen moderaciones. Mariela explica: "Los mismos vecinos nos apoyaron y nos apoyan. Saben que acá no hay nada de tranza ni de prostitución. Saben que no somos delincuentes. Por el contrario, nos ven entrar y salir con los chicos todo el día. Somos gente de laburo".
Ana Raquel Melnik es vecina y consejera del Presupuesto Participativo por el barrio de San Telmo. Además, es cocinera en un comedor popular que está a media cuadra del inquilinato. Entre el vapor y el olor a guiso que emerge de las hoyas gigantes y brillantes dice que "el caso de estos vecinos es terrible. Los acusan de usurpación, pese a que pagaban un alquiler. Pretender que en una de estas casas se entregue un recibo es imposible. Acá la metodología es si te gusta bien y, sino, a otro lado". Atrás de ella hay una mesa donde come una familia de la calle. Mientras Melnik habla, Macri ya recortó el presupuesto para vivienda y los planes sociales para los sin techo, de cara al próximo año. "De los 12 programas del Instituto, a cinco se les reducirán los recursos y, a cuatro, directamente, se los dará de baja. Desaparecerán los planes destinados a rehabilitar conventillos (tenía un presupuesto de 8 millones de pesos), darles subsidios a las cooperativas de construcción (contaba con 3 millones), adjudicar planes de vivienda para sectores de clase media (tenía 23 millones) y recuperar la traza de la ex AU3, en Villa Urquiza. El grueso del presupuesto para 2010 se irá en sueldos, unos 84 millones de pesos para los 800 empleados del Instituto", reza un portal de internet.

"Lamentablemente - continúa Ana - Es una constante que se repite desde que asumió este gobierno. Vos pensá que la estadística de Médicos del Mundo indica que, hoy, hay 15 mil personas viviendo en la calle, en Capital. San Telmo se ha convertido, con el tema del turismo, en un barrio medio esquizofrénico. En el sentido de que, por un lado, ves una pobreza espantosa y, por otro, es el barrio más fashion de la ciudad. Acá hay un proyecto inmobiliario que se va a hacer aún por arriba de los vecinos más pobres". Las palabras de Ana hablan de la inminente necesidad de una construcción política colectiva y no de una segregación sistemática en función del billete. Otra vez, la necesidad. O mejor dicho, las necesidades que recorren, cada día, los más recónditos cauces del sector popular son las que traen ante los ojos de toda la población nuevos actores políticos. El suelo nacional rebalsa de Hombres Nuevos.





AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH

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