Julio López
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A modo de Balance del conflicto de Sociales: Con asambleas masivas y unidad en la lucha
Por Izquierda Socialista - Sunday, Nov. 07, 2010 at 11:03 PM
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A modo de Balance del conflicto de Sociales: Con Asambleas Masivas y unidad en la lucha derrotamos la política educativa del gobierno nacional

A modo de balance del conflicto de Sociales
Con asambleas masivas y unidad en la lucha derrotamos la politica educativa del gobierno nacional



Un balance necesario

La coyuntura política en nuestro país se encuentra altamente convulsionada y el movimiento estudiantil de la UBA debe sacar las conclusiones de sus propias peleas para mejor intervenir en este contexto.

El asesinato del compañero del PO, Mariano Ferreyra, perpetrado por una patota de la burocracia sindical de Pedraza, dejó en evidencia la profunda connivencia entre el gobierno nacional con las mafias asesinas que despliegan desde los sindicatos todo tipo de políticas para frenar las luchas de los trabajadores contra el modelo económico de ajuste y entrega del kirchnerismo. A su vez, la muerte de Néstor Kirchner abrió un profundo debate sobre el legado y el propio balance de sus políticas en amplios sectores de la sociedad. No nos interesa aquí alejarnos de esos importantes temas, sino, por el contrario, poder abordarlos con mayor profundidad luego de apropiarnos de las lecciones que deja la histórica lucha que dimos en Sociales durante este segundo cuatrimestre. Al mismo tiempo, poder avanzar en dar cuenta de los saldos organizativos, aciertos y errores del movimiento de lucha, para poder pensar cómo transformar nuestro Centro de Estudiantes de cara a las peleas que aún tenemos por delante. En particular: conquistar el Juicio y Castigo para los responsables materiales y políticos del asesinato de Mariano, ¡cárcel a Pedraza y la patota sindical!; lograr que ningún estudiante sea procesado por luchar; y garantizar que se cumplan los acuerdos conquistados de avance en la construcción del Edificio Único y refacciones en las sedes de MT y Ramos.

Te invitamos a leer y a discutir con nosotros estas conclusiones, un humilde aporte de las/los compañeras/os de Izquierda Socialista en pos de lograr seguir avanzando en la difícil tarea de mantener (en todo momento) de pie al movimiento estudiantil, para que peleé por sus propias reivindicaciones, pero por sobretodo, para que se haga uno con el conjunto de los trabajadores y el pueblo en lucha.



El “Estudiantazo”: un contexto auspicioso

Lo primero que se impone decir al hablar de la pelea que dimos este cuatrimestre es que no luchamos y no ganamos solos. Antes que nosotros salieron masivamente los estudiantes secundarios a tomar sus colegios por mejores condiciones edilicias, becas y contra la totalidad de la política educativa del macrismo en la Ciudad. Los “pibes” no se dejaron engañar por las palabras de falso apoyo de la Presidente, y confiaron únicamente en su movilización, en sus instancias de coordinación y debate, hasta conquistar importantes avances en la mayor parte de los colegios. Lo mismo hicieron luego compañeros de los terciarios y el IUNA. La extensión de este proceso llegó a tal punto, que al día de hoy todavía siguen colegios en el interior del país en el medio de luchas en defensa de la Educación Pública.

En la UBA, los compañeros de Exactas habían alcanzado en el primer cuatrimestre un importantísimo triunfo logrando echar por la ventana a la CONEAU, contra su decano kirchnerista y las políticas anti-asamblearias de la conducción de su Centro (La Mella-Contrahegemonía). Las conclusiones de ese conflicto fueron muy importantes para nosotros a la hora de pensar cómo intervenir en el nuestro: cómo sostener un conflicto largo, la importancia de las asambleas, el enfrentamiento consecuente a las autoridades de la facultad que aplican el modelo educativo privatizador del kirchnerismo, entre otras. La masividad y la victoria conquistadas allí anticipaban que algo importante estaba pasando en el movimiento estudiantil de la UBA. Algo que explotó sólo semanas después.

Después de que abriésemos camino con la toma de nuestra facultad, otros conflictos estallaron: Filo, Ingeniería, y Arquitectura atravesaron procesos de importante movilización y en algunas de ellas también importantísimos triunfos. La conquista por parte de la Izquierda de los Centros de Farmacia y Medicina también dio cuenta de que estábamos parados sobre un proceso inédito no sólo de participación, sino también de ruptura con la política educativa del kirchnerismo y sus aliados morados en la UBA.

No es posible entender por qué ganamos sin este contexto. No se puede entender el nivel de participación que sostuvimos: la toma por 45 días de las tres sedes; la toma del ministerio; los $20 millones para el edificio. No se puede entender cómo llegamos a ver mil estudiantes festejando votando levantar la toma, sin el impulso que dieron las peleas previas, con sus triunfos, aciertos y debilidades.



Debates en el seno del movimiento de lucha



Resulta imposible dar cuenta aquí del conjunto de las discusiones que transcurrieron en el marco de los 45 días de toma. Aulas abiertas o cerradas, cómo negociar con Caletti, levantar o no la toma, cómo movilizarse de cara al gobierno nacional, fueron sólo algunas de ellas. Lo que sí está claro, es que sostener durante tanto tiempo un proceso de lucha masivo es algo para lo cual no existen recetas preestablecidas ni manuales a seguir. Así como tampoco la profundización de la pelea depende única y unilateralmente de acciones más y más “radicales”, ni la masificación de “lavar el discurso” o “flexibilizar” las medidas. En cada momento es necesario parar la pelota, evaluar la correlación de fuerzas, el nivel de participación, las preocupaciones del movimiento de lucha y de la base estudiantil, cómo sostener la unidad al margen de las diferencias existentes y, a partir de allí, definir la mejor táctica a emplear en pos de avanzar hacia la victoria. Desde Izquierda Socialista intentamos todo el tiempo impulsar con todas nuestras fuerzas cada medida que consideráramos mejor en cada momento para masificar aún más el conflicto y llevarlo a un triunfo, con la orientación de que el eje de nuestra pelea estaba trazado alrededor de conseguir avances concretos en la construcción del Edificio y mejoras en las condiciones de cursada, y dando cuenta de que el responsable de ello era, no sólo el decano y el rector, sino -por sobretodo- el Gobierno Nacional y su política educativa privatizadora de miseria presupuestaria. Para ello apostamos a las asambleas como instancias de resolución de todas las discusiones. Y, por sobretodo, hicimos los máximos esfuerzos posibles para sostener la unidad del movimiento de lucha, pese a las diferencias que fueron necesariamente apareciendo.

Todo ello nos llevó a tener posiciones encontradas con las estrategias que trazaron otras agrupaciones. En gran medida, debido a que muchas de ellas optaron por anteponer la postulación político-electoral de sus espacios por sobre las definiciones políticas-tácticas que cada momento precisaba. Por nuestra parte, insistimos, optamos en cambio por votar lo que cada momento consideramos mejor para el proceso de lucha, sin pruritos sectarios. Así logramos coincidir en gran medida con el genuino y masivo proceso de movilización que surgió, siendo parte nuestras manos de las manos que ganaron la mayor parte de las asambleas que ratificaron un horizonte claro -pero no sin dudas y debates- hasta el triunfo.



El Tren a contramano

Los compañeros de la conducción del Centro de Estudiantes, El Tren-Contrahegemonía/Prisma, tuvieron que ir durante este cuatrimestre en el sentido contrario de lo que venían haciendo desde que asumieron la conducción del CECSo. Decenas y decenas de comisiones sin participación primero, y luego un intento fallido, improvisado y sin preparación de “cuerpo delegados”, fueron las principales formas organizativas que impulsaron y contrapusieron con la construcción de un movimiento estudiantil basado en asambleas de base. Al mismo tiempo, negaron durante meses la necesidad de exigir y denunciar abiertamente al gobierno nacional en los materiales del CECSo, y llegaron a decir que nuestra pelea era sólo contra el rectorado y que luchar contra Caletti nos desviaba de las tareas del momento. Por último, es necesario también recordar que durante las elecciones de cogobierno del 2009 apoyaron, junto al kirchnerismo, a candidatos del claustro de profesores que sólo meses después militaron fervorosamente contra nuestra lucha.

Durante el conflicto estas limitaciones políticas volvieron a salier a la luz. Por ejemplo, cuando durante los primeros días de la toma pusieron su peso político al servicio de plantear que el eje de la lucha debían ser los subsidios para becas del CECSo, por ende, puertas adentro de la facultad, y no conseguir una partida presupuestaria extraordinaria para el Edificio enfrentando hasta derrotar al gobierno nacional. Este es el debate que sobre el final del conflicto volvió a saltar a la luz cuando los compañeros de ContraHegemonía propusieron, sin tener aún respuestas por el Edificio Único, levantar la toma votando junto a la UES. Algo que se demostró profundamente equivocado en el acta firmada con el ministerio de Educación, donde la partida ganada para el Edificio fue otorgada sobre la base de tener la toma de la facultad en contra partida.

En síntesis, es necesario decir que se consiguió un triunfo con una política y un funcionamiento para el CECSo que no defendieron y boicotearon durante el año y medio previo que estuvo El tren en la conducción del centro.

El nuevo llamado de Contrahegemonía (La mella) de cara a las elecciones ratifica lo que venimos diciendo respecto a que durante el conflicto tuvieron que adaptarse y girar en su política. Allí, junto a los compañeros que componen La Juntada, dan cuenta abiertamente que su política no es la de enfrentar consecuentemente al gobierno nacional, sino la de “apoyar lo bueno y criticar lo malo”: la política que durante el primer cuatrimestre los llevo a acompañar importantes iniciativas del kirchnerismo, y no a trabajar desde los cursos y en las asambleas para salir a pelear todos los días contra un gobierno que solo garantiza ajuste, hambre y miseria para el pueblo trabajador, mientras paga religiosamente la deuda externa.



Cómo enfrentamos la política de Caletti

La extensión de todo conflicto pone en discusión, por más masivo que sea, la cuestión de su “desgaste”. Saber cuál es la valoración de la mayoría de los estudiantes (y docentes y no docentes) de las medidas de fuerza, en este caso la toma, resulta clave a la hora de trazar el plan de lucha. A su vez, nunca nos conformamos con el nivel de participación alcanzado y siempre tenemos que seguir apostando a sumar más y más compañeros, a ganarle los debates a las posiciones que buscan desmovilizar. Éstas, en este caso, estuvieron organizadas desde el propio decanato de la facultad y sus agrupaciones afines (UES, MATE). No se trató sólo de una discusión, sino también de un boicot activo: durante semanas sus docentes se negaron a dar clases en el marco de la toma para vaciar la facultad y liquidar la movilización. Así como también, para buscar desgastar, durante treinta días se negaron a entablar una negociación sin el cierre de nuestro plan de lucha. Intentaron deslegitimar un proceso que los superó ampliamente y dividir a los estudiantes. Por ello también amenazaron luego con levantar el cuatrimestre y, de hecho, levantaron el turno de finales de octubre.

Con el espíritu señalado al principio, y de cara a esa política de Caletti, desde Izquierda Socialista impulsamos complementar la toma y las clases públicas con la apertura de algunas aulas. Así dejamos en evidencia la definición política de la gestión de vaciar la facultad y su completa irresponsabilidad de querer boicotear la cursada. A su vez, conseguimos que una importante cantidad de cursos vuelvan a tener clases, y desde allí multiplicar los debates que veníamos desarrollando en cada práctico o teórico, lo que resultó en que después de cuatro semanas de toma tuvimos asambleas aún más grandes que al principio, y un decano cada vez más en crisis y debilitado.

Se trató de un debate táctico, como otros. Un cambio en la medida que, por ejemplo, en Filo no fue necesario. Pero que en Sociales demostró su justeza y necesidad. Sin embargo, algunas organizaciones (PO-PTS) intentaron hacer de esto una discusión casi que de principios, “estratégica”, que “derechizaba la toma porque iban a dar clases los docentes que estaban en contra”, que era demasiada “flexibilización”; a la vez que como un“guiño a Caletti y al kirchnerismo”. De esa forma desconocieron la realidad del momento que la lucha atravesaba, al mismo tiempo que las posiciones mayoritarias dentro de la Asociación Gremial Docente que, acompañando nuestra lucha, entendían como algo positivo la apertura de las aulas frente al vaciamiento del decano. Sostuvieron esa posición durante semanas, para luego –saludablemente, aunque sin explicación alguna- girar bruscamente a pasar a exigirle a Caletti que llame a sus docentes (“los docentes que estaban en contra”) a dar clases en el marco de la toma… con las aulas abiertas.

Para nosotros, la “radicalización” de las medidas -contrapuesta a su “flexibilización”- no es algo más de izquierda o consecuente en sí. Las medidas que mejor desbaraten el discurso del progresismo K, las que permitan mejor dar las discusiones, las que garanticen no sólo el sostenimiento sino también un salto en la participación, esas medidas son las que hay que llevar adelante para derrotar, por izquierda, la política del gobierno nacional, y desarrollar consecuentemente un movimiento estudiantil que discuta, se organice, y peleé para ganar.



¿Qué ganamos? Pero antes, ¿ganamos?

Antes de nuestra toma nadie sabía qué iba a pasar con el tercer pliego de la construcción de nuestro Edificio Único. Se trata de la parte más importante y extensa de la obra, pero ni Caletti tenía noticia de dónde estaba o qué iba a pasar con ella. Demostraba así su profunda falta de voluntad de si quiera mover un dedo por conseguir avances en la construcción. Tras poner bajo control estudiantil las tres sedes de la facultad, las respuestas empezaron a aparecer. Cuándo encontramos el pliego, luego de dos semanas de toma en una movilización hacia el ministerio de Planificación, un funcionario en carrera electoral nos dijo que el avance en la construcción dependía de que apoyemos el Presupuesto 2011 del oficialismo y de su aprobación en el Congreso, porque si bien él no lo podía asegurar en un 100%, estimaba que allí habría -quizás- 15 millones de pesos para Consti. Tras sostener masivamente la toma de la facultad por 44 días, nos movilizamos a tomar el ministerio de Educación. Allí fue que aparecieron respuestas más concretas: el ministerio se comprometió a garantizar al menos un tercio del financiamiento del tercer pliego ($20 millones), al margen del futuro del proyecto de ley del kirchnerismo. Sostuvimos una pelea a fondo contra el gobierno nacional y la ganamos. Escribimos una nueva página de la historia de la pelea por el Edificio Único. Pero todavía quedan más por delante: conseguir que cumpla lo pactado con el Rectorado y el ministerio de Educación, conseguir las partidas presupuestarias restantes, garantizar que al mudarse cada nueva carrera lo haga en condiciones de cursada dignas y no simplemente mudando la sede del hacinamiento.

Un proceso similar, pero con menos actores involucrados, podría trazarse con los puntos que Caletti se vio obligado a ceder para intentar frena nuestra pelea. Becas a cargo de la gestión, un comedor en Consti a cargo del CECSo, más de 5 millones para refacciones de nuestras actuales sedes, el desarrollo de un debate abierto sobre las acreditaciones de Sociales a la CONEAU menemista: nada de eso estaba contemplado con anterioridad a nuestra lucha. Sino, simplemente alguien podría enseñarnos siquiera un volante, un mail o una resolución del Consejo Directivo que lo demuestre.

A pesar de ello, el kirchnerismo insiste en decir que “no ganamos nada”, que fueron “45 días de toma por un papel”. ¿Por qué? Dedicamos otro apartado para eso.



Dos mitos (y un par de verdades) sobre el “kirchnerismo”

La muerte del ex presidente Néstor Kirchner abrió una catarata de discursos sobre su figura, balance y legado. Sólo queremos centrarnos en dos aspectos de lo dicho. Por un lado, en lo que hace a su supuesta defensa de la educación pública y, de la mano de ello y por otro lado, su llegada a la “juventud reivindicando la política”. Creemos que Sociales, quizás la facultad de más peso político del país, puede ayudar a pensar mejor eso.

El kirchnerismo para nuestra facultad ha representado, en primer lugar, la continuidad de la aplicación de la Ley de Educación Superior menemista y la profundización de u n modelo educativo privatizador. De allí la continuidad del ahogo presupuestario, y que no haya sido terminada la construcción del Edificio Único. Es más, es necesario dar cuenta de que todos los avances conquistados durante años fueron a costa de enfrentar al gobierno: en 2005 Kirchner nos bloqueó el acceso a la Plaza de Mayo cuando luchábamos por salario para ad-honorem; en 2006 nos mandaron la patota del kirchnerista Anró de la burocracia no-docente cuando peleamos por democratizar la UBA, y luego la Policía Federal en el Congreso para que asuma Hallú. Ante la paralización de las obras del edificio único, en 2008 tuvimos que tomar la facultad para conseguir una partida extraordinaria, y lo propio este año, cuando se negó a dar respuestas a nuestro reclamos hasta que llegamos a tomar el ministerio de Educación, para luego procesar judicialmente a once compañeros.

Por otro parte, el kirchnerismo en nuestra facultad ha representado, en sus distintas fracciones (Calleti, La Cullen, UES, Mov. Evita, etc.), una política de ataque constante a la organización de base, asamblearia e independiente del movimiento estudiantil. Sea a través de los mecanismos antidemocráticos de cogobierno, a través de patotas, del macartismo más asqueroso, de la búsqueda conciente de la despolitización de los estudiantes, de la deslegitimación de la asamblea, a través de los sumarios, a través de la judicialización de la protesta y siempre en común acuerdo con sus aliados de la Franja Morada. El intentar tapar el sol con las manos, y plantear que acá la lucha no ganó nada, no es más que un nuevo ejemplo de esa política de buscar deslegitimar las acciones e incluso los triunfos.

En resumen, el kirchnerismo la única intervención política que alentó en nuestra facultad fue la de su burocracia docente y estudiantil contra la organización autónoma que buscaba enfrentar su política educativa privatizadora.

Y Sociales no es una isla.

Valga esa conclusión para acercarse a entender mejor lo que pasa en otros lugares. Para entender, por ejemplo, su connivencia profunda con la burocracia sindical que patotea y asesina a la juventud trabajadora que sale a pelear por sus derechos. Para entender la necesidad de no sólo enfrentarlo en el plano educativo, sino de plegarse al pleno apoyo al conjunto de la lucha de los trabajadores y el pueblo contra el ajuste y la miseria que genera su modelo económico.



A poner el triunfo y sus enseñanzas al servicio de fortalecer al movimiento estudiantil

El balance plantea, ante todo, la importancia que tuvieron las asambleas. Allí se procesaron las diferencias sobre cómo mejor desarrollar el conflicto, sobre cuál era la correlación de fuerzas y qué medida empalmaría mejor en ese contexto. A partir de su masividad se logró derrotar los intentos del kirchnerismo, Caletti y la UES por quebrar nuestra lucha; y también fortalecer una perspectiva unitaria que dejó fuera de lugar a toda perspectiva divisionista. Logramos pegar como un solo puño a lo largo del conflicto y así es que ganamos. Ponemos estos elementos por encima de cualquiera de las medidas llevadas adelante. No ganamos ni solo por la toma de la facultad, ni por la del ministerio, ni por construir el comedor, ni por las clases autogestionadas, ni por cerrar o por abrir las aulas, sino esencialmente por sostener un plan de lucha masivo y unitario basado en asambleas que implicó decenas y decenas de medidas, no todas de igual magnitud, pero todas suspeditadas a la orientación política que definimos a mano alzada: luchar con determinación hasta vencer, hasta conseguir respuestas a nuestro reclamo por el edificio único, hasta derrotar a Caletti y a la política del kirchnerismo. Ahora necesitamos abrir la perspectiva de seguir avanzando hasta dar por tierra con su modelo educativo privatizador de conjunto: hasta poner la universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo. La tarea del momento, además, es impulsar el conjunto de las medidas que nos permitan conseguir justicia para Mariano, que Pedraza y su patato sindical se pudran en la cárcel; y, a la vez, sostener un plan de lucha por el desprocesamiento de los compañeros detenidos por la policía por participar en la toma del ministerio.

Necesariamente, las próximas elecciones del CECSo (22 de noviembre) van a estar atravesadas por muchos de estos debates. Por nuestra parte queremos poner las principales lecciones que hemos sacado de este conflicto al servicio de dar una pelea por fortalecer al movimiento estudiantil y su Centro de estudiantes. Queremos un CECSo que funcione todo el año en base a asambleas, que no busque atajos en apoyar a tal o cual sector “progre” dentro de los grupos profesorales, que confíe en la fuerza que ganan los estudiantes cuando se organizan y se plantean pelear hasta ganar el conjunto de sus reivindicaciones, que pugne por la máxima unidad en la lucha, que no le tiemble el pulso a la hora de enfrentar al gobierno nacional y a sus funcionarios en la gestión de la facultad, que saque cabalmente la conclusión de que al kirchnerismo se lo puede y se lo debe derrotar apoyado en el conjunto de las peleas de los trabajadores y el pueblo. Para eso, hacemos un llamado a los compañeros con los que compartimos el año pasado La Comuna (PO-PTS-Viejo topo PE-29 de mayo) y a las agrupaciones de izquierda y combativas que compartan esta orientación política, a hacer esfuerzos unitarios en pos de poner de pie un gran frente de izquierda que logre sostener al CECSo sobre el camino trazado por el triunfo conquistado, para alcanzar los que aún nos faltan.



IZQUIERDA SOCIALISTA

Secretaria obrero-estudiantil del CECSo

Secretaria obrero-estudiantil de la FUBA

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