Julio López
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Identificaron el cuerpo de un secuestrado rufinense
Por Fuente: La Capital - Tuesday, Nov. 09, 2010 at 4:43 PM

09-11-10 |

El Equipo de Argentino de Antropología Forense (Eaaf) logró identificar los restos de Roberto Borda, un ex empleado judicial y delegado sindical oriundo de la ciudad de Rufino que fuera secuestrado el 7 de julio de 1976, presumiblemente por la patota que comandaba el ex jefe de la policía de Rosario Agustín Feced.

El trabajo de los investigadores logró establecer la identidad de un cadáver que apareciera a la vera de la ex ruta 178, con otros dos más, en inmediaciones del paraje “El Socorro”, partido de Pergamino.

Lidia Borda, hermana del hombre ultimado por el terrorismo de Estado, señaló las penurias de una búsqueda que duró 34 años. “Vamos a determinar las estrategias a seguir, para ver si podemos llegar a descubrir quién fue capaz de llegar a límites tan extremos, que puedan pensarse que entre en la cabeza de un ser humano”, señaló.

La mujer relató que “hace unos días me comunicaron que habían sido ubicados e indentificados por las huellas dactilares los restos de mi hermano, que se encuentra en una fosa común en el cementerio de Pergamino; estos restos aparecieron en El Socorro, en la banquina de la ruta 178 , día el 10 de julio de 1976, tres días después de su desaparición”.

Esas huellas dactilares fueron la clave para el hallazgo. En aquel momento, la policía de Pergamino, que hizo las actuaciones tras el hallazgo de los cadáveres, tomaron las impresiones digitales y la foto del cuerpo, también se le realizó una autopsia y finalmente fue enterrado como NN en el cementerio Pergamino.

Esas fichas permanecieron en los archivos policiales hasta que, al reactivarse las causas por crímenes de lesa humanidad, el juez federal Nº2 de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, ordenó un cotejo con las de personas desaparecidas. Una pericia a cargo de Prefectura Naval determinó la semana pasada que “de manera indubitable” las huellas pertenecían a Borda.

De los tres cuerpos que aparecieron a la vera de la ruta 178, uno de ellos pudo ser identificado al poco tiempo como una persona de apellido Gómez, el de Borda identificado recién ahora, y un tercero que permanece como NN ya que estaba calcinado y no pudieron tomarle las huellas digitales.

Pese a confirmarse el destino final de Borda, es prácticamente imposible individualizar sus restos ya que hace 25 años fueron trasladados a un osario común en el cementerio de Pergamino, donde luego se construyó un panteón. Ante esta difícil situación, el Eaaf inició gestiones ante el intendente de Pergamino, el juez Villafuerte Ruzo, y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli.

Una familia destruida. Lidia Borda, que también estuvo desaparecida varios meses a partir de abril de 1976, además de su hermano sufrió la pérdida de una prima, Any Valle, torturada y asesinada en un enfrentamiento fraguado. En agosto de 1977, otro primo, Juan Carlos Valle, fue retirado del servicio militar que cumplía en Mar del Plata para ser llevado al Servicio de Informaciones (SI), en la ex Jefatura de policía de Rosario, y fue asesinado el 7 de septiembre de ese año. También su esposo, Carlos Corbella, fue detenido el 19 de junio de 1976 y llevado al SI, donde permaneció detenido en condiciones deplorables y torturado, dando cuenta de su padecimiento hace pocos días al declarar ante el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario que lleva adelante el juicio oral por la causa Díaz Bessone (parte de la ex Feced). María Cristina Márquez, prima de Corbella, fue una de las asesinadas en la masacre de Los Surgentes, en Córdoba, después de haber estado cautiva en el SI.

A pocas horas de la certificación de identidad, la mujer fue convocada por el juez Villafuerte Ruzo para observar las fotos tomadas a los cadáveres en aquella época. La hermana de Borda relató su conmoción: “Era un cuerpo totalmente destruido por la tortura”, dijo, pero pudo “reconocer con certeza” que se trataba de su hermano.

“Durante cinco años trabajé con los familiares de detenidos y desaparecidos, tomando declaraciones, pero nunca pude hallar un testimonio que me pudiera dar noticias de Roberto”, señaló la mujer que también colaborara con la Conadep.

Lidia Borda reafirmó que pese a todo “estoy con la entereza necesaria para seguir hasta el final, más fuerte que nunca, sé que mi hermano de algún lado me está acompañando y agradeciendo todo lo que hago. Yo he perdido a mi familia de origen y me van a acompañar siempre en el recuerdo, fue una puerta que se cerró, sin embargo se abrió una ventana, que es mi familia, mi esposo Carlos y mis dos hijos que me acompañan en todo”.

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