Julio López
está desaparecido
hace 6420 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

«El fracaso escolar». Alfred Tomatis
Por (reenvio) Mesentas - Saturday, Nov. 27, 2010 at 12:29 PM

[Advertencia: el título «el fracaso escolar», un texto de A. Tomatis, no nos gusta de entrada, pero si se quitan los prejuicios en los que inevitable y algo lógicamente nos instala tal título, Tomatis aporta un material indispensable una vez lo conoces (otro texto de los ya traducidos al castellano es «9 meses en el paraíso», muy recomendable).]

Con Alfred A. Tomatis aprendemos que muchas de las "disfunciones" que se tienen de niños, de mayores y de ancianos… tienen que ver con el oído. El oído, que normalmente creemos que son las orejas y ya, es mucho más importante de lo que me creía, después de leer a Tomatis.

¿Es posible empezar a curar-cuidar toda una civilización «por el oído»? ¿Volver a aprender a escuchar el mundo, el técnico, el natural, lo que queráis? Parece que sí.

Ayer traduje al castellano el artículo en francés —de la wikipedia en francés— sobre Alfred Tomatis, este: Alfred Tomatis.

¿Y por qué?

Este médico francés tiene fama mundial y hay muchos centros que directamente se dicen herederos de sus prácticas de curación y «tratamientos de mejora», en todo tipo de personas durante muchas decenas de años en el siglo XX. El número de sus centros quizá sea algo aún anecdótico, por lo poco conocidos que quizás sean todavía —y que quizá seguirán siendo, a no ser que se adopten masivamente las posibilidades, el espacio, que abría este médico. Pero, como digo, existen muchos centros por todo el mundo donde aplican lo que él hacía o pensaba, sus chismes y sus teorías (sencillas y arrasadoras).

Pese a los éxitos y la diáfana claridad y clarividencia en lo descubierto :) y realizado por Tomatis (chocando, por cierto, con el establishment psicoanalítico, con esa especie de esquizoanálisis platónico-corporal que realiza), creo que este médico no está todavía clasificado como normal, sino creo que como "alternativo". Así le ocurría en su época, también le mandaban algún caso perdido que otro… Esto es ahora seguramente sea clasificado como "medicina alternativa", etc. (la medicina-psicología más "seria" tiene una faceta normalizadora, está más bien a menudo para ayudar a la escuela a fabricar idiotas, masocas o frustrados, ayudados incluso a veces por filósofos, filósofos del esfuerzo, eso sí: J.A. Marina, F. Savater, etc.).

El hecho de que Tomatis y sus métodos no sean casi usados o no sean mucho más conocidos, es índice, uno más entre otros, de los altísimos niveles de estupidez y desorganización gestionaria que alcanza la inmensa ortopedia social en que vivimos bajo el nombre de "Sociedad".

¿Alternativo? No, lo que ocurre es que una de las cosas que más se ven afectadas con la anti-ortopedia social que expresa en sus textos Tomatis, textos como el que pone el título a esta entrada del foro sobre libros —esto es: "El fracaso escolar"*, uno de sus libros, traducido (creo que no muy bien) al castellano hace más de diez años— como decía, una de las cosas más afectadas por la prosa científica de Tomatis en este libro es esa máquina llamada escuela, esa máquina de fabricar (o potenciar) como churros imbéciles, o frustrados, o "malos", o "delincuentes", o fabricar-potenciar-provocar "disléxicos" (se dice, en el típicamente idiota lenguaje policial), para que luego siga a su vez la maquinaria dualista, mafioso-estatal-capitalista, con ese hampa/policía, palo/zanahoria, terrorismo/miedo, infección/pánico.

Tomatis tuvo que desertar —parece que por simple "ética médica"— de la compañía de una parte de sus compañeros/as doctores. Tomatis es todo un personaje del siglo XX, por lo claro que vio muchos de los atropellos que se camuflan bajo la inercial tiranía de cierta ceguera experta ortopedizante gestionario-administrativa escudada en la consigna de "científica".

Dentro de esta inmensa ortopedia social, en realidad siempre "pseudo-científica", que nutre los cimientos de nuestras sociedades de control, ortopedia que fabrica todo tipo de estupideces: enfermedades artificiales (dislexias supuestamente irrecuperables), etc. etc., se encuentra —como dijimos— la escuela, como una de las principales fábricas de culpabilidad, frustración… Pero, como leyendo a Tomatis comprendemos, vemos que existen otras fuentes de "desconexión con el mundo": por ejemplo un mal ambiente, un vocerío, un gran enfado, etc., en un momento determinado, un momento sensible, por ejemplo en la casa donde se críe cualquier niño, puede ser motivo de "cierres" en el oído. El oído como complejo aparato que es, aunque uno más fundamental, más básico y bastante más mecánico de lo que nos creemos a veces. Esto es, pueden darse cierres en la comunicación, pues el oído es un órgano por el cual todo el cuerpo escucha, el sistema nervioso por entero se sincroniza con el mundo y con el futuro posible, se carga y se recarga.

Y es que a veces es todo más simple, es cuestión de oído; eso no quiere decir que no vayamos a criticar la política de lo gestionario. Pero a menudo, al parecer, mucho antes de que los problemas sean psicológicos, psicoanalíticos o político-sociales (cuando lo malo no es obedecer a otra voluntad sino obedecer a otra inteligencia no emancipada), mucho antes, se trata de un problema de oído, del oído y sus cierres, sus frustraciones, sus des-sincronizaciones, se trata mucho antes de un problema, por decirlo así, de "afinación", afinación en general, un problema de posibilidad de escucha, de auto-escucha y de capacidad de vibrar escuchando al mundo. Si no oímos a alguien ni siquiera obedeceremos la orden: "sé libre".

¿Os acordáis del primer día de colegio? Yo ni siquiera podía escuchar al profesor, un mostrenco humano indeseable, un ogro, de vete tú a saber cuántos años de edad, con una voz ronca, subido a un metro del suelo. Ahora sé que si la voluntad de aquellos ogros nos hubiera ordenado ser inteligentes lo hubiéramos sido, pues todos los somos. Como ya éramos inteligentes, deberían dejarnos hacer las cosas de una forma emancipada, esto es, sin que coincidan las dos inteligencias en su objetivo; eso "enseñaban" y enseñan Jacotot y Rancière, por ejemplo, porque resulta que los objetivos del profesor son:

La des-inteligencia del "programa escolar", la cual des-inteligencia ordena voluntarista y cínicamente el que se embuta tal programa en la inteligencia-esponja de los humanos sometidos a la escuela no-emancipadora, para acto seguido, el fabricador de embutidos,
embutirse íntegramente el sueldo, a fin de mes.

Y luego quizá, la escuela, tras un caso así, un mal grito provocando un "cierre", la escuela sea el lugar donde esa ceguera experta a sueldo comprueba, sopesa, mide, la carne humana que le llega, la etiqueta, y la encierra o no alguna que otra vía con su típica y organizada des-organización, con esas bien pagadas excusas que a su vez tienen la etiqueta de lo psi: psicólogos, psicopedagogos…

____
* Ed. Biblària (1996). Antes en ed. La Campana (1989).
El fracaso escolar, de Alfred Tomatis, con la colaboración de Loïc Sellin y traducido por Joana Artigas.

http://mesetas.net/?q=node/377

agrega un comentario