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Resumen Audiencia causa Díaz Bessone 29/11: Declaración de testigos
Por Daniel Aristizabal - Monday, Nov. 29, 2010 at 9:36 PM

JUICIO A LOS REPRESORES DE LA ULTIMA DICTADURA MILITAR

CAUSA: DIAZ BESSONE

La Audiencia:

En el día de hoy -Lunes 29 de noviembre- se reanudaron las audiencias de la causa Díaz Bessone. De las testimoniales programadas sólo fueron realizadas tres: en primer lugar brindó su testimonio Juan Carlos Boccanera. El testigo relató las circunstancias de su secuestro a los 21 años de edad durante la madrugada del 28 de octubre de 1976 cuando regresaba a la pensión de Pueyrredón y San Juan junto a un compañero de facultad. Contó que fue llevado al Servicio de Informaciones de la Jefatura, donde fue torturado todas las noches durante un mes, durante días era sometido a torturas con picana junto a Santiago “el Guito” Wherle hasta que perdían el conocimiento. Recordó como una noche estando ambos tirados en el piso, pudo ver por el entramado de la venda como un hombre con borceguíes lo pateaba para que reaccionara con lo que recobró brevemente el conocimiento y luego vio como repetían esto con "el Guito" pero él ya no se movió y escuchó como decían “este se quedó”, con lo que volvió a perder el conocimiento. Mencionó el nombre de los compañeros con los que compartió cautiverio, remarcando en la “favela” a los 4 mozaistas, recordando a Enzo Tossi y Hermenegildo Aceval (con este último compartió celda en la cárcel de Coronda). Luego en el subsuelo recordó a Marisol, al Flaco Giusti, al “osito” Cantón, a la Sra. De Bettanin, a quien recordó como una mujer muy hermosa que estaba embarazada y que estaba junto a su suegra o su madre. Recordó como tuvo que asistir al “galleguito” quien estaba muy herido producto de las brutales torturas, también recordó al Pacho, Manolito Fernández.

En su testimono Boccanera señaló de los imputados al Ciego Lofiego (a quien conocía de la facultad de Medicina) al Cura, al Sargento y a Carlitos. Recobró su libertad un año después.

Continuó la audiencia con el testimonio de Juan Carlos Ramos, que inició su relato reivindicando una vida militante, desde prácticamente su infancia. Recordó su humilde origen, en una villa de emergencia y de cómo empezó a militar para cambiar el barrio y desde ahí transformar la realidad. Hizo un repaso por las organizaciones de base a las que perteneció, su paso por Montoneros y luego por Intransigencia Peronista. Contó como fue secuestrado en dos oportunidades, primero en julio del 76 y luego en diciembre del mismo año. En ambas oportunidades llevado al Servicio de Informaciones de la Jefatura donde fue salvajemente torturado a los 15 años. Recordó a dos compañeros de militancia: Sergio Jalil y Oscar Bouvier, ambos asesinados.

Relató también como fue que conoció al imputado Chomicki y a la que por entonces era su mujer y hoy se encuentra prófuga, Nilda Folch: que los conoció del barrio donde él vivía y a donde ellos iban a militar. Que luego de su primer secuestro, se alojó por seguridad en su domicilio. Posteriormente, contó como por seguridad su familia y él se mudaron, por lo que su padre Generoso Ramos Peralta se sorprendió cuando aparecieron Chomicki y Folch y les pidieron alojamiento, que llegaban de noche y se iban por la mañana, que la sospechas de su padre se confirmaron el 1º de diciembre cuando cerca del mediodía un gran operativo los detiene a él y su padre, pudiendo ver a Chomicki dentro de uno de los autos que integraban el procedimiento, relató su sorpresa cuando al llegar al Servicio de Informaciones fue vendado y ve cómo Chomicki se movía con total libertad y al ser llevado a la sala de tortura, siente las risas de Folch y está convencido que ella era quien escribía las declaraciones a máquina sacadas mediante tormentos.

Recordó además a varios compañeros con los que compartió cautiverio entre los que resaltó a Ricardo Melilli, Victor Hugo Salami, Bocanera, Carlos Isaguirre, Nuñez y Joaquin, entre otros.

El testigo finalizó su conmovedor testimonio diciendo que junto a la verdad jurídica que se va probando a lo largo de estos 34 años hay una verdad histórica, que tiene que ver con proyectos y que tal vez hoy su hijo, Sergio Oscar (nombrado asi por Sergio Jalil y Oscar Bouvier) se haya encontrado en la puerta de los Tribunales con el hijo de Oscar, se hayan conocido y que 34 años después hay esperanza para seguir militando por el cambio que transforme la sociedad.

La jornada terminó con el testimonio de la Dra. Olga Cabrera Hansen quien contó como fue secuestrada de su casa el 9 de noviembre del 76, junto al ingeniero Carafa. Relató su cautiverio en el Servicio de Informaciones de la Jefatura, los maltratos y los tormentos que sufrían todos los que eran llevados allí. Recordó dentro de los represores a Feced, al Ciego Lofiego y al pelado o Sargento Vergara.

Recordó a varios compañeros de cautiverio, entre los que se encontraban Ana María Ferrari, Graciela Villarreal, Blanca Moyano, Estela Salvagna de Vilches, Tomasa Verdum de Ortiz, a dos jóvenes Pérez Risso y Piccolo (ambos muy lastimados por las torturas). Recordó como vio llegar a María Inés Bettanin con su beba recién nacida. Con la voz quebrada dijo: eran la imagen de la desolación, ella descalza con una solera y su beba envuelta en trapos. También recordó a Gladys, Teresa y Maria Luisa Marciani, tres hermanas que se encontraban todas embarazadas y la hija de María Luisa de 18 años, quien tenía heridas en los tobillos que permitían ver los huesos producto de los tormentos aplicados. María Luisa empezó con complicaciones ya que estaba pasada de fecha de parto y le negaban asistencia médica, hasta que finalmente se la llevaron, luego una guardia cárcel le informó a su hija que su madre y el bebé habían muerto y le prohíben llorar. Contó su primera entrevista con representantes de la Cruz Roja Internacional y las denuncias realizadas que solo sirvieron para agravarle las condiciones de cautiverio. Recordó el testimonio del abogado Germán López que vio a Daniel Gorosito muerto envuelto en frazadas en el Servicio de Informaciones.

Relató su traslado a la cárcel de Devoto y una nueva entrevista con gente de la Cruz Roja. También contó su valeroso aporte luego de recuperar su libertad, junto a la Dra Rodriguez Araya, como fueron tomando denuncias y remitiéndolas por aquel entonces a la justicia provincial, luego integró la Conadep en nuestra ciudad.

Finalmente dijo al tribunal que luego de 34 años espera que la justicia esté a la altura de las circunstancias y que los represores sean condenados a cárcel común y perpetua.

Como corolario finalizó su testimonio rodeada de un fuerte aplauso por parte del público que la escuchó muy emocionado.

Prensa

Daniel Aristizabal

0341-155200008

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