Julio López
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Troskismo y stalinismo, dos caras de la misma moneda
Por un trabajador - Wednesday, Dec. 01, 2010 at 7:40 PM

la liberación de los trabajadores será obra de ellos mismos, no de sus "representantes" o "partidos de vanguardia"

La Revolución Rusa de 1917 consistió en dos etapas relativamente distintas. La "Revolución de Febrero" fue una serie de luchas populares en gran medida espontáneas a partir de febrero y continuando durante los próximos meses, la "Revolución de Octubre" fue esencialmente un golpe de Estado perpetrado por el Partido Bolchevique bajo la dirección de Lenin y Trotsky. Los bolcheviques tenían la reputación de ser revolucionarios radicales, en parte debido a que habían sido uno de los pocos grupos izquierdistas que se opusieron a la Primera Guerra Mundial; pero una vez en el poder reprimieron las tendencias radicales de base y se transformaron en una nueva clase dominante. A pesar de que cambiaron su nombre a "Partido Comunista" en 1918, el sistema que crearon no tenía nada que ver con el comunismo en el verdadero sentido de la palabra, sino que era simplemente una versión más cruda y más concentrada del capitalismo.

La propiedad privada fue sustituida por la propiedad estatal, pero el propio capitalismo (el sistema de relaciones sociales mercantilizadas) no fue eliminado de ninguna manera. Los trabajadores que fueron explotados anteriormente por una multitud de capitalistas privados eran explotados ahora por una sola empresa capitalista propietaria de todo: el Estado. Aunque este proceso fue complejo y gradual, la transformación ya estaba bastante clara en 1921 cuando los marineros revolucionarios de Kronstadt fueron aplastados por el régimen "comunista" bajo el liderazgo directo de Trotsky. (Ver "La Revolución Desconocida" de Volin y "Los bolcheviques y el control obrero. 1917-21", de Maurice Brinton).

Tras la muerte de Lenin en 1924, la facción del Partido Comunista dirigida por Stalin adquirió cada vez más poder, hasta el punto de que Trotsky fue puesto a la defensiva y, finalmente, expulsado del Partido y obligado a exiliarse. Stalin impuso a continuación las diversas medidas internas totalitarias que no serán discutidas aquí, ya que en general son bien conocidas - la dictadura policial del Estado, la colectivización forzada, los campos de trabajo o Gulags, los juicios de Moscú, etc (para buenos relatos de este proceso ver "Stalin: Un estudio crítico del bolchevismo" de Boris Souvarine, "El enigma ruso" de Ante Ciliga, y "Memorias de un revolucionario" de Victor Serge).

El régimen estalinista también ejercio una influencia nefasta en los movimientos radicales de otros países en todo el mundo. La Tercera Internacional (también conocida como Internacional Comunista o Comintern) se había formado en Moscú en 1919 para unir a los partidos comunistas revolucionarios en todo el mundo, después de que la mayoría de los partidos socialistas de la II Internacional había traicionado sus principios socialistas e internacionalistas tomando partido por sus respectivos gobiernos durante la Primera Guerra Mundial. Bajo el control de Stalin, la Internacional Comunista se centró cada vez más en el objetivo de defender el régimen de Stalin a toda costa. Con este fin, durante las próximas dos décadas impuso una sucesión de zig-zags políticos a los partidos comunistas subordinados en otros países, la mayoría de los cuales llevaron a resultados desastrosos.

La mayoría de estas políticas estalinistas habían sido duramente criticadas por Trotsky. Desde alrededor de 1923-1934 Trotsky y sus seguidores se referían a sí mismos como la "Oposición de Izquierda", lo que significaba una oposición dentro del Partido Comunista de Rusia, en un intento de recuperar el poder de las manos de la facción estalinista para llevar el partido de vuelta hacia una dirección revolucionaria e internacionalista. Después de ser expulsado del partido ruso en 1928, su atención se volvió hacia los partidos comunistas en otros países y la Tercera Internacional. Esta estrategia resultó igualmente infructuosa ya que las tendencias trotskistas fueron eliminadas sistemáticamente de los partidos dominados por Stalin que había en todo el mundo. En 1933 o 1934 la mayoría de los trotskistas había concluido que la Tercera Internacional era ya irrecuperable y que era necesario formar una Cuarta Internacional. Esto tuvo lugar en 1938.

Sería demasiado tedioso discutir las complejas diferencias entre los numerosos grupos y tendencias trotskistas desde la década de 1930 hasta la actualidad. Baste decir que como el propio Trotsky estaba directamente implicado en el proceso por el cual el Partido Comunista se convirtió en una fuerza contrarrevolucionaria dentro de Rusia, y puesto que él nunca reconoció que ese partido se había convertido en una nueva clase dominante burocrática, sus intentos de presionar al partido para que reanudara una política internacional revolucionaria estaban condenados al fracaso. "Trotski fue condenado por su perspectiva fundamental, puesto que en el momento en que la burocracia se reconoce en su resultado como clase contrarrevolucionaria en el interior debe escoger también ser efectivamente contrarevolucionaria hacia el exterior" (Guy Debord, La Sociedad del Espectáculo, Tesis 112). Esta es la razón por la cual las polémicas trotskistas, por muy radicales que puedan parecer en algunos aspectos, siempre terminan cayendo de nuevo en la misma conclusión simplona: el estalinismo es criticado de muchas maneras, pero en última instancia sigue siendo considerado "progresista". Los regímenes estalinistas son descriptos como "Estados obreros degenerados" o "Estados obreros deformados", dando a entender que el sistema socio-económico es básicamente bueno, el problema se reduce a que está pobremente liderado por una dirigencia política inepta que debe ser sustituida por una dirigencia correcta al estilo de Lenin y Trotsky. Los trotskistas no reconocen los orígenes del estalinismo en las prácticas autoritarias anteriores de Lenin y Trotsky y en la estructura jerárquica del partido bolchevique, el cual había inaugurado ya el nuevo sistema de capitalismo de Estado mucho antes de que Stalin llegara al poder.

Cabe señalar que ninguna de estas tendencias políticas tiene mucha relación con Marx, a pesar del hecho de que todas dicen ser marxistas. Maximilien Rubel y otros teóricos demostraron de forma convincente cómo el leninismo y el trotskismo (por no hablar del estalinismo) diferían demasiado de los puntos de vista reales de Marx. Mientras que Marx tenía diferencias notorias con algunos de los anarquistas de su tiempo, su perspectiva era en realidad mucho más cercana al anarquismo que a cualquiera de las variedades del socialismo de Estado. La prevalencia del "marxismo" estatista durante el último siglo ha tendido a ahogar otras corrientes del marxismo que son más cercanas a Marx (y a las más coherentes tendencias del anarquismo), como Rosa Luxemburgo, Anton Pannekoek, Karl Korsch, Paul Mattick, Otto Rühle, Socialisme ou Barbarie, Solidarity (UK), y la Internacional Situacionista.

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BOLCHEVISMO Y ESTALINISMO
Por LEON T. - Wednesday, Dec. 01, 2010 at 11:47 PM

L. Trotsky



Bolchevismo y Stalinismo
Sobre la cuestión de las raíces
teóricas e históricas de
la IV Internacional




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Escrito: En 1937.
Digitalización: Patricio Guzmán y Vanessa Goecke.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2000.

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Épocas reaccionarias como la actual, no sólo debilitan y desintegran a la clase obrera aislándola de su vanguardia, sino que también rebajan el nivel ideológico general del movimiento, rechazando hacia atrás el pensamiento político, hasta etapas ya superadas desde hace mucho tiempo. En estas condiciones la tarea de la vanguardia consiste, ante todo, en no dejarse sugestionar por el reflujo general: es necesario avanzar contra la corriente. Si las desfavorables relaciones de fuerzas no permiten conservar las antiguas posiciones políticas, por lo menos hay que conservar las posiciones ideológicas, pues la experiencia tan cara del pasado se ha concentrado en ellas. Ante los ojos de los mentecatos, tal política aparece como "sectaria". En realidad no hace más que preparar un salto gigantesco hacia adelante impulsada por la oleada ascendente del nuevo periodo histórico.


REACCIÓN CONTRA EL MARXISMO Y EL COMUNISMO



Las grandes derrotas políticas, provocan inevitablemente una revisión de valores, la que en general se lleva a cabo en dos direcciones. Por una parte el pensamiento de la verdadera vanguardia, enriquecido por la experiencia de las derrotas, defiende con uñas y dientes la continuidad del pensamiento revolucionario y se esfuerza en educar nuevos cuadros para los futuros combates de masas. Por otra, el pensamiento de los rutinarios, de los centristas y de los diletantes, atemorizado por las derrotas, tiende a derrocar la autoridad de la tradición revolucionaria y vuelve al pasado con el pretexto de buscar una "nueva verdad".

Se podrían aportar infinidad de ejemplos de reacción ideológica que muy a menudo adopta la forma de postración. En el fondo, toda la literatura de la II y, III Internacional y la de sus satélites del Bureau de Londres (1), constituyen ejemplos de este género. Ni un renglón de análisis marxista. Ni una tentativa seria para aclarar las causas de las derrotas. Ni una palabra nueva sobre el porvenir. Solamente clichés, rutina, mentiras y ante todo, preocupaciones para salvar su posición burocrática. Bastan diez líneas de cualquier Hilferding o de Otto Bauer (2), para sentir ya el olor de podredumbre. De los teóricos del "Comintern"(3) es mejor no hablar. El célebre Dimitrov(4) es tan ignorante y trivial como el más simple almacenero. El pensamiento de estas personas es muy perezoso para renegar del marxismo: lo prostituyen. Pero actualmente no son estos señores los que nos interesan. Veamos los "innovadores".

El ex comunista austriaco, Willi Schlamm, ha consagrado un opúsculo a los procesos de Moscú (5) con el expresivo titulo de "Dictadura de la mentira". Schlamm es un periodista talentoso, cuyo principal interés está dirigido hacia los asuntos de actualidad. Hizo una excelente critica de las falsificaciones de Moscú y puso al desnudo la mecánica psicológica de las "confesiones voluntarias". Pero como no se da por satisfecho con esto, quiere crear una nueva teoría del socialismo que asegure el porvenir contra las derrotas y las falsificaciones. Como Schlamm no es un teórico y según sus declaraciones está muy poco familiarizado con la historia del desarrollo del socialismo, creyendo hacer un descubrimiento, presenta un socialismo anterior a Marx, que además de ser una variedad atrasada del socialismo alemán, es dulzón e insulso. Schlamm renuncia a la dialéctica y a la lucha de clases, sin hablar de la dictadura del proletariado. Para él, la tarea de la transformación de la sociedad se reduce a la realización de algunas verdades "eternas" de la moral, con las que se prepara para impregnar a la humanidad desde ahora, bajo el régimen capitalista. La revista de Kerenski(6) "Novaia Rossia" (antigua revista provincial rusa que se publica en París) no solamente adopta con alegría, sino que también con nobleza, la tentativa de Willi Schlamm de salvar el marxismo por medio de una inoculación de linfa moral. Según la justa conclusión de la redacción, Schlamm alcanza los principios del verdadero socialismo ruso, que ya había opuesto con anterioridad, a la ruda lucha de clases, los principios sagrados de la fe, esperanza y el amor.

Por cierto que la doctrina original de los "socialistas-revolucionarios" rusos, representa en sus premisas teóricas un retorno al socialismo de la Alemania anterior a Marzo de 1848. Sin embargo, sería demasiado injusto exigir de Kerenski, un conocimiento más profundo de la historia de las ideas del socialismo, que de Schlamm. Mucho más Importante es el hecho de que Kerenski, que ahora se solidariza con Schlamm, fue, como jefe de gobierno, el iniciador de las persecuciones contra los bolcheviques, tratándolos como agentes del Estado Mayor Alemán, es decir, que organizó las mismas falsificaciones, para luchar contra las cuales, Schlamm moviliza ahora verdades metafísicas sacadas de los mitos.

El mecanismo psicológico de la reacción intelectual de Schlamm y de sus semejantes, es muy simple. Durante algún tiempo estas personas han participado en un movimiento político que juraba por la lucha de clases e invocaba, de palabra, la dialéctica materialista. Tanto en Alemania como en Austria, este movimiento terminó con una catástrofe. Schlamm saca la siguiente conclusión sumaria "¡Ved adónde conducen la lucha de clases y la dialéctica!". Y como el número de descubrimientos está limitado por la experiencia histórica... y por la riqueza de los conocimientos personales, nuestro reformador en su búsqueda de una nueva fe, ha encontrado verdades antiguas, desechadas hace tiempo, que opone denodadamente no solamente al bolchevismo, sino también al marxismo.

A simple vista, la variedad de reacción ideológica presentada por Schlamm, es tan primitiva (de Marx... a Kerenski) que no vale la pena detenerse en ella. Sin embargo, es extremadamente instructiva: precisamente gracias a su carácter primitivo representa el denominador común de todas las otras formas de reacción, y ante todo el renunciamiento total al bolchevismo.




"VUELTA AL MARXISMO"

El marxismo ha encontrado su expresión histórica más grandiosa en el bolchevismo. Bajo la bandera del bolchevismo el proletariado obtuvo su primera victoria y fundó el primer estado obrero.

Ninguna fuerza será capaz de borrar estos hechos históricos. Pero, como la revolución de Octubre ha conducido al estado actual, es decir al triunfo de la burocracia, con sus sistemas de opresión, de falsificación y de expoliación -a la dictadura de la mentira- según la justa expresión de Schlamm, numerosos espíritus formalistas y superficiales, se inclinan ante la sumaria conclusión de que es imposible luchar contra el Stalinismo, sin renunciar al bolchevismo. Como ya sabemos, Schlamm va aún más lejos: el Stalinismo, que es la degeneración del bolchevismo, es también un producto del marxismo; en consecuencia, es imposible luchar contra el Stalinismo sin apartarse de las bases del marxismo. Gentes menos consecuentes, pero más numerosas dicen por lo contrario: "hay que volver del bolchevismo al marxismo". Pero... ¿Por qué camino? ¿A qué marxismo? Antes de que el marxismo "fuese a la bancarrota" en forma de bolchevismo, ya se había hundido bajo la forma de social-democracia. La consigna "volver de nuevo al marxismo" significa dar un salto sobre la II y la III Internacional hacia... ¡la I Internacional! Pero también esta fue derrotada. Resumiendo: se trata de volver en definitiva... a las obras completas de Marx y Engels. Para dar este salto heroico, no hay necesidad de salir del gabinete de trabajo, ni siquiera de quitarse las pantuflas. Pero, ¿cómo pasar de golpe de nuestros clásicos (Marx murió en 1883 y Engels en 1895) a las tareas de la nueva época, dejando de lado la lucha teórica y política de muchas decenas de años, lucha que comprende también el bolchevismo y a la Revolución de Octubre? Ninguno de los que se proponen renunciar al bolchevismo como tendencia históricamente en "bancarrota", ha indicado nuevos caminos.

Para ellos todo se reduce al simple consejo de estudiar EL CAPITAL. Contra esto no tenemos nada que objetar. Pero también los bolcheviques han estudiado EL CAPITAL, y no del todo mal. Sin embargo, eso no impidió la degeneración del Estado Soviético y la "mise en scéne" de los procesos de Moscú. ¿Qué hacer entonces? ¡Es verdad, por lo tanto, que el Stalinismo representa el producto legítimo del bolchevismo, como lo cree toda la reacción, como lo afirma el mismo Stalin, como lo piensan los mencheviques, los anarquistas y algunos doctrinarios de izquierda, que se consideran marxistas? "Siempre lo habíamos predicho -dicen- habiendo comenzado con la prohibición de los distintos partidos socialistas, con el aplastamiento de los anarquistas, estableciéndose la dictadura de los bolcheviques en los soviets, la Revolución de Octubre no podía dejar de conducir a la dictadura de la burocracia. El Stalinismo a la vez es la continuación y la negación del leninismo"


¿ES EL BOLCHEVISMO RESPONSABLE DEL STALINISMO?



El error de este razonamiento comienza con la identificación tácita, del bolchevismo, de la Revolución de Octubre, y de la Unión Soviética. El proceso histórico, que consiste en la lucha de fuerzas hostiles es reemplazado por la evolución abstracta del bolchevismo. Sin embargo el bolchevismo es solamente una corriente política. Aunque estrechamente ligado a la clase obrera, no se identifica con ella. En la U. R. S. S. además de la clase obrera existen más de cien millones de campesinos de diversas nacionalidades; una herencia de opresión, de miseria y de ignorancia. El estado creado por los bolcheviques refleja, no solamente el pensamiento y la voluntad de los bolcheviques, sino también el nivel cultural del país, la composición social de la población, la influencia del pasado bárbaro y del imperialismo mundial no menos bárbaro. Representar el proceso de la degeneración del estado soviético como la evolución del bolchevismo puro, es ignorar la realidad social. pues considera uno solo de sus elementos aislándolo de una manera puramente lógica. Basta con llamar este error elemental por su verdadero nombre, para que no quede nada de él.

El mismo bolchevismo jamás se ha identificado con la Revolución de Octubre ni con el Estado Soviético que de ella surgió El bolchevismo se consideraba como uno de los factores históricos, su factor "consciente", factor muy importante pero no decisivo. Nunca hemos pecado de subjetivismo histórico.

Veíamos el factor decisivo, - sobre la base dada por las fuerzas productivas -, en la lucha de clases, no sólo en escala nacional sino también internacional.

Cuando los bolcheviques hacían concesiones a las tendencias pequeño-burguesas de los campesinos; cuando establecían reglas estrictas para el ingreso al Partido; cuando depuraban este partido de elementos que le eran extraños; cuando prohibían a los otros partidos; cuando introducían la N. E. P.,(7) cuando cedían las empresas en forma de concesiones; o cuando firmaban acuerdos diplomáticos con los gobiernos imperialistas, extraían de este hecho fundamental, conclusiones que, desde el comienzo les era teóricamente claro: la conquista del poder, por muy importante que sea, no convierte al partido en el dueño todopoderoso del proceso histórico.

Ciertamente, después de haberse apoderado del aparato del Estado, el partido tiene la posibilidad de influenciar con una fuerza sin precedentes, en el desarrollo de la sociedad, pero en cambio es sometido a una acción múltiple por parte de todos los otros elementos de esta sociedad. Puede ser arrojado del poder por los golpes directos de las fuerzas hostiles. Con el ritmo más lento de la evolución. puede degenerar interiormente, aunque se mantenga en el poder. Es precisamente esta dialéctica del proceso histórico, la que no comprenden los razonadores sectarios que tratan de encontrar un argumento definitivo contra el bolchevismo, en la putrefacción de la burocracia Stalinista. En el fondo esos señores dicen: "un Partido revolucionario es malo cuando no lleva en sí mismo garantías contra su degeneración".

Enfocado con un criterio semejante, el bolchevismo está evidentemente condenado: no posee ningún talismán. Pero ese mismo criterio es falso. El pensamiento científico exige un análisis concreto: ¿Como y por qué el partido se ha descompuesto?, hasta ahora nadie ha hecho este análisis fuera de los bolcheviques. No por eso han tenido necesidad de romper con el bolchevismo. Por el contrario, es en el arsenal del bolchevismo donde han encontrado todo lo necesario para explicar su destino. La conclusión a la cual llegamos es la siguiente: evidentemente el Stalinismo ha "surgido" del bolchevismo; pero no surgió de una manera lógica, sino dialéctica; no como su afirmación revolucionaria, sino como su negación termidoriana. Que no es una misma cosa.


EL PRONOSTICO FUNDAMENTAL DEL BOLCHEVISMO

Sin embargo, los bolcheviques no han tenido necesidad de esperar los procesos de Moscú, para explicar a posteriori las causas de la descomposición del partido dirigente de la U. R. S. S. Hace mucho tiempo que habían previsto la posibilidad teórica de una variante semejante en su evolución y de antemano se hablan expresado sobre ella. Recordemos, pronóstico que habían hecho los bolcheviques no solamente en vísperas de la Revolución de Octubre. sino también un buen número de años antes. La agrupación fundamental de las fuerzas, a escala nacional e internacional, abre, por primera vez, para el proletariado de un país tan atrasado como Rusia, la posibilidad de llegar a la conquista del poder. Pero ese mismo agrupamiento de fuerzas permite asegurar de antemano, que sin la victoria más o menos rápida del proletariado de los países adelantados el Estado obrero no podría mantenerse en Rusia. El régimen soviético abandonado a sus propias fuerzas, caerá o degenerará . Más exactamente: primero degenerará y luego caerá rápidamente. He tenido oportunidad de escribir sobre esto, más de una vez, desde 1905. En mi "Historia de la Revolución Rusa" (apéndice al ultimo tomo, "Socialismo en un solo país" ) hay una reseña de lo que han dicho a este respecto los jefes del bolchevismo desde 1917 hasta 1923. Todo se reduce a una sola cosa: sin revolución en Occidente el bolchevismo será liquidado por la contra-revolución interna; por la intervención extranjera, o por su combinación. En particular, Lenin ha indicado más de una vez, que la burocratización del régimen soviético no es una cuestión técnica o de organización, sino que es el comienzo de una posible degeneración social del Estado Obrero. En el XI Congreso del partido, en Marzo de 1922, Lenin habla del "apoyo" que estaban decididos a ofrecer a la Rusia Soviética durante la época de la N. E. P., algunos políticos burgueses y en particular el profesor liberal Oustrialov. "Estoy por el sostenimiento del gobierno soviético en Rusia -dijo- aunque sea un cadete, un burgués que ha sostenido la intervención... por que ha entrado en el camino del poder burgués ordinario". Lenin prefiere la voz cínica del enemigo a los "dulces arrullos comunistas", y ha advertido al partido de ese peligro con estas palabras de ruda sobriedad: "Cosas como las que dice Oustrialov son posibles, hay que confesarlo. La historia conoce transformaciones de toda ¡índole; apoyarse en la convicción, la devoción y otras excelentes cualidades morales, es una cosa nada seria en política. Excelentes cualidades morales existen en un número ínfimo de personas, pero son las grandes masas las que deciden los desenlaces históricos, masas que tratan con poca benevolencia a ese escaso número de personas, si éstas le son poco gratas". En una palabra, el partido no es el único factor de la evolución y, en una gran escala histórica, no es un factor decisivo.

Sucede que una nación conquista a otra - continúa Lenin en el mismo Congreso, el ultimo en que participó -, esto es muy simple y comprensible a cualquiera. ¿Pero que sucede con la civilización de esos países? Esto ya no es tan simple. Si la nación que ha hecho la conquista tiene una civilización superior a la nación vencida, aquella le impone su civilización; pero si sucede lo contrario, la nación vencida le impone la suya a la nación conquistadora. No ha pasado algo semejante en la capital de la R. S. F. S. R., y no sucedió que 4.700 comunistas (casi toda una división de la mejor entre las mejores) se han visto sometidos a una civilización extranjera?". Esto fue dicho al comienzo de 1922, y no por primera vez. La historia no la hacen algunos hombres, -aunque sean "los mejores entre los mejores", y más aún, esos "mejores" pueden degenerar en el sentido de una civilización "extranjera", es decir, burguesa. No solamente el Estado Soviético puede alejarse del camino socialista, sino que también el partido bolchevique puede, en condiciones históricas desfavorables, perder su bolchevismo.

Es con la clara comprensión de este peligro, que nació la oposición de izquierda, definitivamente formada en 1923. Registrando diariamente los síntomas de degeneración, se esforzó por oponer al termidor amenazante la voluntad consciente de la vanguardia proletaria. Sin embargo, ese factor subjetivo resultó insuficiente. Las "masas gigantescas" que, según Lenin, deciden los desenlaces de la lucha, estaban cansadas por las privaciones propias del país y por una espera demasiado prolongada de la revolución mundial. Las masas perdieron la energía. La burocracia adquirió ventajas. Dominó a la vanguardia proletaria, pisoteó el marxismo, prostituyó al partido bolchevique. El Stalinismo resultó victorioso. Bajo la forma de oposición de izquierda, el bolchevismo rompió con la burocracia soviética y con su Comintern. Tal es la verdadera marcha de la evolución.

Ciertamente, en un sentido formal, el Stalinismo surgió del bolchevismo. Aún hoy, la burocracia de Moscú continúa llamándose partido bolchevique. Si utiliza la antigua etiqueta del bolchevismo lo hace simplemente para engañar mejor a las masas. Tanto más lastimosos son los teóricos que toman la cáscara por el carozo, la apariencia por la realidad. Identificando el Stalinismo con el bolchevismo prestan el mejor favor a los termidorianos y, por lo mismo, representan un papel manifiestamente reaccionario.

Con la eliminación de todos los otros partidos de la arena política, los intereses - y las tendencias contradictorias de las diversas capas de la población deben, en mayor o menor grado, encontrar su expresión dentro del partido dirigente, A medida que el centro de gravedad político, se desplazaba de la vanguardia proletaria, hacia la burocracia, el partido se modificaba, tanto en su composición social como en su ideología. Gracias a la marcha impetuosa de la evolución en el curso de los últimos quince años, ha sufrido una degeneración más radical que la social-democracia durante medio siglo. La depuración actual traza entre el Stalinismo y el bolchevismo no una simple raya sangrienta, sino todo un río de sangre.

La exterminación de toda la vieja generación bolchevique, de una gran parte de la generación ¡intermedia que había participado en la guerra civil, y también de una parte de la juventud que había tomado más en serio las tradiciones bolcheviques, de muestra la incompatibilidad no solamente política si no también directamente física, entre el bolchevismo y el Stalinismo. ¿Como es posible que no se vea esto?


STALINISMO Y "SOCIALISMO DE ESTADO"

Los anarquistas, por su parte, tratan de ver en el Stalinismo, además del producto orgánico del bolchevismo y del marxismo, el del "socialismo de estado" en general. Ellos consienten en reemplazar la patriarcal "federación de comunas libres" de Bakunin, por una federación más moderna de Soviets libres. Pero, ante todo, se oponen al estado centralizado. En efecto, una rama del marxismo "de estado", la social-democracia, una vez llegada al poder se ha convertido en una agencia declarada del capital. Otra, ha engendrado una nueva casta de privilegiados. Y claro, el origen del mal está en el Estado. Considerando esto con amplio criterio histórico, se puede encontrar una pizca de verdad en este razonamiento. El Estado, en tanto que aparato de opresión, es incontestablemente, una fuente de infección política y moral. Como la experiencia lo demuestra, esto es aplicable también al Estado Obrero. En consecuencia, se puede decir que el Stalinismo es el producto de una etapa histórica, en que la sociedad no ha podido arrancarse aún el chaleco de fuerza del Estado. Pero esta situación no nos da ningún elemento que permita apreciar el bolchevismo o el marxismo, sino que sólo caracteriza el nivel general de la civilización humana, y, ante todo, la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía. Después de ponemos de acuerdo con los anarquistas de que el Estado, aun el Estado Obrero, está engendrado por la lucha de clases y de que la verdadera historia de la humanidad comenzara con la abolición del estado; queda planteado ante nosotros el siguiente problema: ¿Cuáles son los caminos y los métodos capaces de conducirnos "al fin de los fines" a la abolición del Estado? La experiencia reciente testimonia de que en todo caso no son los métodos del anarquismo. Los jefes de la C. N. T.(8) española, la única organización anarquista importante en el mundo, en la hora critica se han transformado en ministros de la burguesía. Ellos explican su abierta traición a la teoría del anarquismo, por la presión de las "circunstancias excepcionales". ¿Pero no es este el mismo argumento que emplearon a su tiempo los jefes de la social-democracia alemana? Por cierto que la guerra civil no es una circunstancia pacífica y ordinaria, sino más bien una "circunstancia excepcional". Pero, es precisamente para esas "circunstancias excepcionales" que se prepara toda organización revolucionaria seria. La experiencia española ha demostrado, una vez más, que se puede "negar" el estado en los folletos editados en "circunstancias normales" y con pern£w del estado burgués: pero también ha demostrado, que las condiciones de la revolución no dejan ningún lugar para la negación del estado y que además exigen su conquista. No tenemos la intención de acusar a los anarquistas españoles de no haber liquidado el Estado de un plumazo. Un partido revolucionario aún habiéndose apoderado del poder (lo que los jefes anarquistas no han sabido hacer a pesar del heroísmo de los obreros anarquistas), no es todavía el dueño todopoderoso de la sociedad. Si acusamos tan ásperamente a la teoría anarquista, lo hacemos porque habiéndose considerado conveniente para un periodo pacifico, se ha tenido que renunciar a ella apresuradamente, desde que aparecieron las "circunstancias excepcionales"... de la revolución. Antiguamente se encontraban generales - y se encuentran sin duda todavía - que pensaban que lo que más echaba a perder un ejercito era la guerra. Los -revolucionarios que se lamentan de que la revolución da al traste con su doctrina no valen mucho más que aquellos. Los marxistas y los anarquistas están plenamente de acuerdo, en cuanto al objetivo final, es decir, con la liquidación del estado. El marxismo permanece "estadual" únicamente en la medida en que la liquidación del estado no puede esperarse por el simple hecho de contentarse con ignorar su existencia. La experiencia del Stalinismo no modifica en nada la enseñanza del marxismo, si no que lo confirma, por el método inverso. Una doctrina revolucionaria que enseña al proletariado a orientarse correctamente en una situación determinada y a utilizarla activamente, no encierra en sí, -hay que entenderlo bien-, la garantía automática de la victoria. Pero, por el contrario, la victoria no es posible sino gracias a esa doctrina. Además es imposible representarse esta victoria en forma de un acto único. Es necesario considerar el asunto teniendo en perspectiva una extensa época. El primer estado obrero, descansando sobre una base económica poco desarrollada - rodeado de un anillo imperialista - se ha transformado en gendarmería del Stalinismo. Pero el verdadero bolchevismo ha declarado una guerra sin tregua a esa gendarmería. Para mantenerse, el Stalinismo está obligado a llevar ahora abiertamente una "guerra civil" contra el bolchevismo calificado de "trotskysmo", no solamente en la U. R. S. S., sino también en España. El viejo partido bolchevique está muerto, pero el bolchevismo por todas partes levanta la cabeza.

Buscar el origen del Stalinismo en el bolchevismo o en el marxismo, es exactamente la misma cosa, en un sentido más general, que querer buscar el origen de la contrarrevolución en la revolución. Sobre este esquema se ha modelado siempre el pensamiento de los liberal-conservadores y tras ellos el de los reformistas. A causa de la estructura de la sociedad basada en clases, las revoluciones siempre han engendrado las contra-revoluciones. ¿Esto no nos demuestra -pregunta el razonador- que el método revolucionario encierra algún vicio interno? Sin embargo, hasta ahora, ni los reformistas ni los liberales, han inventado métodos "más económicos". Pero, si no es fácil interpretar todo un proceso histórico viviente, no es por el contrario, nada difícil interpretar de una manera racionalista. la sucesión de sus etapas, haciendo proceder lógicamente el Stalinismo del "socialismo de estado-"; el fascismo del marxismo: la reacción de la revolución. En una palabra: la antítesis de la tesis. En este dominio como en tantos otros, el pensamiento anarquista queda prisionero del racionalismo liberal. El verdadero pensamiento revolucionario, es imposible sin la dialéctica.

Los argumentos de los racionalistas toman a veces, por lo menos exteriormente, un carácter más concreto. Para ellos el Stalinismo no procede del bolchevismo en sí, sino de sus pecados políticos. Los bolcheviques, dicen los espartaquistas alemanes, Gorter, Panneckoek,(9) etc., han reemplazado la dictadura del partido por la de la burocracia. Los bolcheviques han aniquilado todos los partidos salvo el suyo; Stalin ha estrangulado al partido bolchevique en interés de la camarilla bonapartista. Los bolcheviques llegaron a un acuerdo con la burguesía; Stalin se convirtió en su aliado y sostén. Los bolcheviques han reconocido la necesidad de participar en los viejos sindicatos y en el parlamento burgués: Stalin ha hecho amistad con la burocracia sindical y con la democracia burguesa. De esta manera se puede seguir razonando todo el tiempo que se quiera. A pesar del efecto que estos razonamientos puedan producir exteriormente, son absolutamente vacíos. El proletariado sólo puede llegar al poder por intermedio de su vanguardia. La misma necesidad de un poder estadual deriva del insuficiente nivel cultural de- las masas y de su heterogeneidad. La tendencia de las masas hacia su liberación cristaliza en la vanguardia revolucionaria organizada en partido. Sin la confianza de la clase en su vanguardia, y sin el apoyo de esta por aquella, ni siquiera puede plantearse la conquista del poder. Es en este sentido que la revolución proletaria y la dictadura constituyen el objetivo de toda la clase, pero solamente bajo la dirección de su vanguardia. Los Soviets son la forma organizada de la alianza de la vanguardia con la clase. El contenido revolucionario de esta alianza no puede estar dado más que por el partido. Esto está demostrado por la experiencia positiva de la Revolución de Octubre y por la experiencia negativa de otros países (Alemania, Austria y últimamente España).

Nadie ha demostrado prácticamente, ni siquiera ha tratado de explicar en forma precisa sobre el papel, de como el proletariado pueda apoderarse del poder sin la dirección política de un partido, que sabe lo que quiere. Si este partido somete a los soviets a su acción política, este hecho cambia tan poco el sistema soviético, como cambiaría una mayoría conservadora el sistema parlamentario británico. En cuanto a la supresión de los demás partidos soviéticos, no deriva de ninguna "teoría" bolchevique, sino que fue una medida de defensa de la dictadura en un país atrasado, agotado y rodeado de enemigos. Los mismos bolcheviques comprendieron desde un comienzo, que esta medida, completada con la supresión de las fracciones en el interior del mismo partido dirigente, encerraba un grave peligro. Sin embargo, la fuente del peligro no estaba en la doctrina o en la táctica, sino en la debilidad material de la dictadura, en las dificultades de la situación interior y exterior.

Si la revolución hubiera triunfado también en Alemania habría desaparecido la necesidad de prohibir a los otros partidos soviéticos. Es absolutamente indiscutible, que la dominación de un solo partido sirvió jurídicamente de punto de partida del régimen totalitario Stalinista. Pero la causa de tal evolución no está en el bolchevismo, ni tampoco en la interdicción de los otros partidos, como medida militar temporaria, sino en la serie de derrotas que sufrió el proletariado de Europa y Asia.

Sucedió lo mismo en la lucha contra el anarquismo. En la época heroica de la revolución, los bolcheviques marcharon juntos con los anarquistas verdaderamente revolucionarios. Muchos de ellos fueron absorbidos por el partido. Más de una vez el autor de estas líneas examinó con Lenin la posibilidad de dejar a los anarquistas, algunos territorios para que allí aplicaran, con el consentimiento de la población, sus experiencias de supresión inmediata del Estado.

Pero las condiciones de la guerra civil, del bloqueo y del hambre. no permitieron la aplicación de semejantes planes. ¿Y la insurrección de Kronstadt?(10), Hay que comprender que el gobierno revolucionario no podía "regalarles" a los marinos revolucionarios, una fortaleza que dominaba la capital, por el solo hecho de que a la rebelión reaccionaria de los soldados campesinos se les unieran algunos dudosos anarquistas. El análisis histórico concreto de los acontecimientos, no deja ningún lugar para las leyendas que la ignorancia y el sentimentalismo crearon alrededor de Kronstad, Majno (11) y otros episodios de la revolución.

Es indudable también que la burocracia surgida de la revolución ha monopolizado en sus manos el sistema de coerción. Cada etapa de la evolución, aun cuando ellas sean tan catastróficas, como la revolución y la contra-revolución, se origina en la etapa precedente, tiene en ella sus raíces y conserva algunos de sus rasgos. Los liberales, incluso la pareja Webb, (12) siempre afirmaron que la dictadura bolchevique representa solamente una nueva edición del zarismo. Por eso cierran los ojos ante detalles tales como la abolición de la monarquía y la nobleza, la entrega de la tierra a los campesinos, la expropiación del capital, la introducción de la economía planificada, la educación atea, etc... También el pensamiento liberal-anarquista, cierra los ojos ante el hecho de que la revolución bolchevique, con todas las medidas de represión, significaba la subversión de las relaciones sociales en interés de las masas, mientras que el golde de estado termidoriano de Stalin, lleva en si el reagrupamiento de la sociedad soviética en beneficio de una minoría privilegiada. Está claro que en la identificación del Stalinismo con el bolchevismo no hay ni rastros de criterio socialista.




PROBLEMAS TEÓRICOS

Uno de los principales rasgos del bolchevismo es su posición inflexible y aun puntilloso, frente a los problemas doctrinarios. Los 27 tomos de Lenin permanecerán siempre como ejemplo de una actitud escrupulosisima hacia la teoría. El bolchevismo jamás habría cumplido su misión histórica si careciese de esta cualidad fundamental. El Stalinismo grosero, ignorante y absolutamente empírico, presenta bajo este mismo aspecto el reverso del bolchevismo.

Hace más de 10 años que la oposición lo declaraba en su plataforma: "Después de la muerte de Lenin, se creo toda una serie de nuevas "teorías" con el solo objeto de justificar "teóricamente" la desviación del grupo Stalinista del camino de la revolución proletaria internacional". El socialista americano Liston Oak, que ha participado de cerca en la revolución española, ha escrito últimamente: "De hecho los revisionistas más extremos de Marx y de Lenin, son ahora los stalinistas. El mismo Bernstein (13) no osó hacer ni la mitad del camino que hizo Stalin en la revisión de Marx". Es absolutamente cierto. Es necesario agregar solamente que en Bernstein había realmente necesidades teóricas: trataba concienzudamente de establecer una armonía entre la práctica reformista de la social-democracia y su programa. La burocracia Stalinista además de no tener nada de común con el marxismo, es también extraña a toda doctrina, programa o sistema. Su "ideología" está impregnada de un subjetivismo absolutamente policial; su práctica, de un empirismo de la más pura violencia. En el fondo los intereses de la casta de los usurpadores, es hostil a la teoría: no puede dar cuenta a sí misma ni a nadie de su papel social. Stalin revisa a Marx y a Lenin, no con la pluma de los teóricos, sino con las botas de la G. P. U.


PROBLEMAS MORALES

Los fanfarrones insignificantes, a quienes el bolchevismo les ha arrancado sus caretas, tienen la costumbre de lamentarse de la "amoralidad del bolchevismo". En el ambiente pequeño-burgués de intelectuales, demócratas, "socialistas", literatos, parlamentarios y otras gentes de la misma laya, existen valores convencionales o un lenguaje convencional para cubrir la ausencia de verdaderos valores. Esta amplia y abigarrada sociedad donde reina una complicidad reciproca - "¡vive y deja vivir a los demás!" - no soporta en su piel sensible, el contacto de la lanceta marxista. Los teóricos que oscilan entre los dos campos, los escritores y los moralistas, pensaban y piensan que los bolcheviques exageran con mala intención los desacuerdos, son incapaces de una colaboración "leal" y que por sus intrigas rompieron la unidad del movimiento obrero. El centrista sensible y susceptible cree, ante todo, que los bolcheviques "calumnian", porque estos llevan su pensamiento hasta las ultimas consecuencias, lo que ellos son incapaces de hacer. Sin embargo, sólo con esa preciosa cualidad de ser intolerante para todo lo que es híbrido y evasivo, se puede educar a un partido revolucionario para que las "circunstancias excepcionales" no los sorprendan de improviso.

La moral de todo partido deriva en el fondo, de los intereses históricos que representa. La moral del bolchevismo, que contiene la devoción, el desinterés, el valor, el desprecio por todo lo falso y vano ­ ¡las mejores cualidades de la naturaleza humana!- deriva de su intransigencia revolucionaria puesta al servicio de los oprimidos. En este sentido, también la burocracia Stalinista imita las palabras y los gestos del bolchevismo. Mas, cuando la "intransigencia", y la "inflexibilidad" se cumple por intermedio de un aparato policial que está al servicio de una minoría privilegiada, esas cualidades se transforman en una fuente de desmoralización y de gangsterismo. Inspiran solamente desprecio, los que identifican el heroísmo revolucionario de los bolcheviques con el cinismo burocrático de los termidorianos.

Aun hoy, a pesar de los dramáticos acontecimientos del último periodo, el mediocre filisteo continúa creyendo que la lucha entre bolchevismo (trotskysmo) y el Stalinismo, es un conflicto de ambiciones personales, o en el mejor de los casos, una lucha entre dos "tendencias" del bolchevismo. La expresión más cruda de este punto de vista es la de Norman Thomas, leader del partido socialista americano. "No hay razón para creer - escribe en el Socialist Review de Septiembre de 1937, página 6 - que si Trotsky hubiese estado en lugar de Stalin habrían terminando las intrigas, el complot y el terror de Rusia". Y este hombre se cree... marxista.

Con el mismo fundamento se podría decir: "No hay razón para creer que si en lugar de Pío XI se encontrara en el trono de Roma, Norman 1º, la Iglesia Católica se transformaría en un reducto socialista". Thomas no comprende que se trata no de un match entre Stalin y Trotsky, sino de un antagonismo entre la burocracia y el proletariado. Por cierto que en la U. R. S. S. la capa dirigente está obligada a adaptarse a la herencia revolucionaria que aún no está completamente liquidada, preparando al mismo tiempo un cambio en el régimen social, por medio de una guerra civil declarada ("depuración" sangrienta, exterminación en masa de los descontentos). Pero en España la camarilla Stalinista se presenta desde hoy abiertamente como el refugio del orden burgués contra el socialismo. La lucha contra la burocracia bonapartista se transforma, ante nuestros ojos, en lucha de clases: dos mundos, dos programas, dos morales. Si Thomas piensa -que la victoria del proletariado socialista sobre la casta abyecta de los opresores, no regenerar política y moralmente el régimen soviético, demuestra con ello que a pesar de todas sus reservas, sus tergiversaciones y sus piadosos suspiros se encuentra mucho más cerca de la burocracia Stalinista que de los obreros revolucionarios. Al igual que aquellos que denuncian el "amoralismo" de los bolcheviques, Thomas es simplemente un advenedizo de la moral revolucionaria.


LAS TRADICIONES DEL BOLCHEVISMO Y LA IV INTERNACIONAL

Para los "izquierdistas" que ignorando el bolchevismo tratan de "volver" al marxismo, todo se reduce simplemente a algunos remedios aislados: boicotear los antiguos sindicatos, boicotear el parlamento crear "verdaderos" soviets. Todo eso podía parecer extraordinariamente profundo en la fiebre de los primeros días que siguieron a la guerra. Pero hoy, a la luz de la experiencia sufrida, estas "enfermedades infantiles" han perdido todo interés aun en su carácter de curiosidades. Los holandeses Gorter y Panneckoek, los "espartaquistas" alemanes y los bordighistas italianos,(14) han manifestado su independencia con respecto al bolchevismo. oponiendo a sus rasgos, uno de los suyos artificialmente agrandados. De esas tendencias de "izquierda" no queda nada, práctica ni teóricamente: prueba directa, pero importante, de que para nuestra‚ época el bolchevismo es la única forma del marxismo.

El partido bolchevique ha demostrado, en la acción, la combinación de suprema audacia revolucionaria y de realismo político. Por primera vez ha establecido entre la vanguardia y la clase la única relación capaz de asegurar la victoria. La experiencia ha demostrado que la unión del proletariado con las masas oprimidas de la pequeña burguesía de las ciudades y de los campos, es posible únicamente, con la derrota política de los partidos tradicionales de la pequeña burguesía. El partido bolchevique ha enseñado al mundo entero como se realiza la insurrección armada y la toma del poder. Los que oponen una abstracción de soviets, a la dictadura del partido, deberían comprender que únicamente gracias a la dirección de los bolcheviques, los soviets se elevaron del pantano reformista al papel de órganos del Estado proletario. En la guerra civil el partido bolchevique h3, realizado una justa combinación del arte militar con la política marxista. Aunque la burocracia Stalinista consiguiera arruinar las bases económicas de la nueva sociedad, la experiencia de la economía planificada, realizada bajo la dirección del partido bolchevique, quedar para siempre en la historia como una escuela superior para toda la humanidad. Únicamente no ven todo esto los sectarios, que ofendidos por los golpes recibidos, han vuelto la espalda al proceso histórico.

Pero esto no es todo. El partido bolchevique ha podido hacer un trabajo "práctico" tan grandioso, únicamente porque todos sus pasos estaban iluminados por la luz de la teoría. El bolchevismo no la ha creado: Ha sido dada por el marxismo. Pero el marxismo es la teoría del movimiento y no del reposo -y solamente acciones realizadas en una escala histórica grandiosa, podían enriquecer la teoría. Por el análisis de la época imperialista como época de guerras y de revolución; de la democracia burguesa en el periodo de decadencia del capitalismo; de la relación entre la huelga general y la insurrección; del papel del partido, de los soviets y de los sindicatos en la época de la revolución proletaria; de la teoría del estado soviético; de la economía de transición; del fascismo y del bonapartismo a la época de descomposición capitalista; en fin, por su análisis de la degeneración del mismo partido bolchevique y (.­ el estado soviético, el bolchevismo ha aportado al marxismo una contribución preciosa. Que se nos nombre otra tendencia que haya agregado algo esencial a las conclusiones y a las generalizaciones del bolchevismo. Vandervelde, De Brouckere, Hilferding, Otto Bauer, León Blum, Ziromsky, etc. sin hablar del mayor Attleey y de Norman Thomas(15) viven teórica y políticamente de las reliquias del pasado. La degeneración del Comintern se expresa en la forma más brutal en el hecho de que ha caído teóricamente al nivel de la II Internacional. Los grupos intermediarios de toda ¡índole (Independent Labour Party de Inglaterra, el P. 0. U. M.(16) y sus semejantes) vuelven a adaptar semanalmente, para sus necesidades del momento las migajas de Marx y de Lenin. Los obreros no aprenderán nada entre estas gentes.

Solamente los constructores de la IV Internacional,(17) al adoptar las tradiciones de Lenin y de Marx, han tomado una actitud seria con respecto a la teoría. Que los filisteos se burlen porque veinte años después de la Revolución de Octubre, los revolucionarios se han visto reducidos a las tareas de una modesta preparación de propaganda.

En este aspecto como en otros, el gran capital es mucho más perspicaz que los filisteos pequeño burgueses que se consideran "socialistas" o "comunistas". No es por nada que la cuestión de la IV Internacional no desaparece de las columnas de la prensa mundial. La imperiosa necesidad histórica de una dirección revolucionaria, asegura a la IV Internacional ritmos excepcionalmente rápidos en su desarrollo. El hecho de que no se ha formado fuera del gran camino de la historia, sino que ha surgido orgánicamente del bolchevismo, es la garantía más importante de sus éxitos futuros.

LEON TROSTKY

A de 1937





N 0 T A S
(1) El Bureau de Londres reunía a pequeñas organizaciones socialistas que oscilaban entre el reformismo y el marxismo revolucionario. La más importante era el Independent Labour Party.

(2) Políticos socialdemócratas al es.

(3) Denominación de la 3.a Internacional.

(4) Dirigente staliniano búlgaro que fue presidente de la 3ª. Internacional y procesado por Hltler a raíz de­ Incendio del Reischtag.

(5) Procesos judiciales seguidos por Stalin contra los oposicionistas y que significaron la liquidación de toda la vieja guardia bolchevique y su fusilamiento.

(6) Político ruso social revolucionario, que ocupara la presidencia del gobierno después de la revolución de Febrero de 1917.

(7) Nueva Política Económica. Cambio en la orientación económica de los Soviets, después de la Guerra Civil y propiciada por Lenin.

(8) Confederación Nacional de Trabajadores. o central sindical español de orientación anarquista.

(9) Críticos revisionistas del Leninismo.

(10) Fortaleza en Petrogrado, donde se insurreccionaron los marineros durante la guerra civil en Rusia,

(11) Guerrillero campesino que luchó contra los soviets, de orientación anarquista.

(12) Socialistas ingleses, pertenecientes a la Asociación Fabiana.

(13) Teórico socialdemócrata alemán, figura 'Principal del revisionismo.

(14) Corriente Izquierdista del comunismo italiano.

(15) Dirigentes socialdemócratas de la 2.a Internacional.

(16) Partido Obrero de Unificación Marxista, organización centrista cuya fuerza principal estaba en Barcelona. Reprimida violentamente por el Stalinismo durante la guerra civil española.

(17) Cuarta Internacional, Partido Mundial de la Revolución socialista, fundada por Trotsky en 1938, que defiende las Ideas de la Revolución Proletaria.




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Bolchevismo y Stalinismo
Por Paul Mattick - Thursday, Dec. 02, 2010 at 12:45 AM

Paul Mattick (1947)
Bolchevismo y Stalinismo

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El presunto propósito de la biografía de Stalin hecha por Trotsky[1] es mostrar "cómo fue formada una personalidad de este tipo, y cómo llegó al poder por la usurpación del derecho a un papel tan excepcional." El verdadero propósito del libro, sin embargo, es mostrar por qué Trotsky perdió la posición de poder que ocupó temporalmente y por qué su nombre debe seguir al de Lenin en vez del de Stalin. Antes de la muerte de Lenin siempre había sido "Lenin y Trotsky"; el nombre de Stalin siempre había estado cerca de o al final de cualquier lista de Bolcheviques ilustres. Incluso en una ocasión Lenin sugirió que se pusiera su propia firma segunda a la de Trotsky. En resumen, el libro ayuda explicar por qué Trotsky sostenía la opinión de "que él era el sucesor natural de Lenin" y de hecho resulta ser una biografía tanto de Stalin como de Trotsky.

Todos los orígenes son pequeños, sin duda, y el Bolchevismo de Lenin y Trotsky difiere del actual Stalinismo justo como el terror pardo de Hitler de 1933 difiere del Nazismo de la Segunda Guerra Mundial. Que no existe nada en el arsenal del Stalinismo que no pueda ser encontrado en el de Lenin y Trotsky es atestiguado por los escritos más tempranos del propio Trotsky[2]. Por ejemplo Trotsky, igual que Stalin, introdujo el trabajo forzado como un "principio socialista". Él, también, estaba convencido de que "ningún socialista serio negará al Estado Obrero el derecho de poner sus manos sobre el obrero que se niega a ejecutar su fuerza de trabajo." Fue Trotsky quien se apuró fustigar el "carácter socialista de la desigualdad", porque, según dijo, "aquellos obreros que hacen más por el interés general que otros reciben el derecho a una mayor cantidad del producto social que los flojos, los descuidados, y los desorganizadores." Era su opinión que todo debía ser hecho para "ayudar al desarrollo de la rivalidad en el círculo de la producción."

Por supuesto, todo esto fue concebido como el "principio socialista" del "período de transformación". Fue dictado por las dificultades objetivas en el camino a la socialización completa. No fue por deseo sino por necesidad que se reforzó la dictadura de partido hasta que resultó en la abolición de incluso aquellas libertades de actividad que, de una manera u otra, habían sido concedidas por el Estado burgués. Sin embargo, también Stalin puede ofrecer la excusa de la necesidad.

Para encontrar otros argumentos en contra el Stalinismo aparte de su aversión personal para con un competidor en la puja inter-partidaria, Trotsky debe descubrir y formular diferencias políticas entre sí mismo y Stalin, y entre Stalin y Lenin para respaldar su aseveración de que sin Stalin las cosas habrían sido diferentes en Rusia y en otros lugares.

No podría haber ninguna diferencia "teórica" entre Lenin y Stalin, cuando el único trabajo teórico que lleva el nombre del último fue motivado y supervisado por Lenin. Y si Stalin representa la "naturaleza ansiada" del aparato partidario centralizado, Lenin fue el que construyó el aparto perfecto para sí mismo, asi que en ese punto tampoco vemos ninguna diferencia. A decir verdad, mientras Lenin estaba en actividad, Stalin no le representaba ningún problema, a pesar de lo problemático que pudo haber sido para "el Bolchevique Número Dos".

Sin embargo, para que Trotsky pueda explicar el "Termidor Soviético", debe haber una diferencia entre el Leninismo y el Stalinismo, siempre que, por supuesto, existiera tal Termidor. En este punto, Trotsky ha presentado varias ideas respecto a cuándo tuvo lugar, pero en su biografía de Stalin hace caso omiso de la cuestión del tiempo a favor de la simple declaración de que tenía algo que ver con los "crecientes privilegios de la burocracia". Sin embargo, esto solamente nos lleva de vuelta al período temprano de la dictadura Bolchevique que encontraba a Lenin y Trotsky comprometidos en crear la burocracia estatal y en incrementar su eficiencia incrementando sus privilegios.


Competidores por el Poder

El hecho de que la lucha despiadada por las posiciones recién saliera a la luz con la muerte de Lenin indica otra cosa que el Termidor Soviético. Simplemente indica que a esa altura el Estado Bolchevique era lo suficientemente fuerte, o estaba en una posición tal, como para ignorar hasta cierto punto tanto a las masas rusas como a la burguesía internacional. La burocracia en desarrollo empezó a sentirse segura de su dominio sobre Rusia; la disputa por los frutos de la Revolución entró en su etapa más general y más seria.

Todos los adversarios en esta lucha hicieron hincapié en la necesidad de la dictadura en vista de las fricciones internas sin resolver entre "obreros" y "campesinos", el completo atraso económico y tecnológico del país, y el peligro constante de un ataque exterior. Pero dentro de este escenario de dictadura podían ser planteados todo tipo de argumentos. La lucha por el poder dentro de la clase dirigente en desarrollo se expresó en propuestas políticas tanto a favor o en contra de los intereses de los campesinos, tanto a favor o en contra de la limitación de los consejos de fábrica, tanto a favor o en contra de una política ofensiva en el frente internacional. Se expusieron teorías altisonantes con respecto a la estimación de la clase campesina, la relación entre la burocracia y la revolución, la cuestión de las generaciones en el partido, etcétera y llegaron a su clímax en la controversia entre Trotsky y Stalin sobre la "Revolución Permanente" y la teoría del "Socialismo en un solo país".

Es muy posible que los participantes del debate creyeran en sus propias frases; sin embargo, a pesar de sus diferencias teóricas, siempre que actuaron ante una situación real actuaron de igual manera: Para adaptarse a sus propias necesidades, naturalmente expresaron cosas idénticas en términos diferentes. Si Trotsky se precipita al frente - a todos los frentes a decir verdad - simplemente defiende la patria. Pero Stalin "es atraído por el frente, porque aquí por primera vez podría trabajar con el más acabado de todos los aparatos administrativos, el aparato militar" por el cual, a propósito, Trotsky se arroga todo el crédito. Si Trotsky pide por disciplina, muestra su "mano de hierro"; si Stalin hace lo mismo, procede con "mano dura".

Si la sangrienta supresión de la rebelión de Kronstadt por Trotsky fue una "necesidad trágica" la supresión del movimiento independentista georgiano por Stalin fue hecha en la manera de un "rusificador gran-ruso, ignorando completamente los derechos de su propio pueblo como nación". Y vice versa: las sugerencias hechas por Trotsky son llamadas falsas y contrarrevolucionarias por los secuaces de Stalin; pero cuando se llevan a cabo con los auspicios de Stalin se convierten en una prueba adicional de la sabiduría del gran líder.

Para comprender al Bolchevismo, y en un sentido menor el Stalinismo, no es suficiente con seguir las superficiales y a menudo tontas controversias entre Stalinistas y Trotskistas. Después de todo, la Revolución Rusa abarca más que sólo al Partido Bolchevique. Ni siquiera fue iniciada por grupos políticos organizados sino por las reacciones espontáneas de las masas ante la quiebra de un ya precario sistema económico en el alba de una derrota militar. Los levantamientos de Febrero "empezaron" con los disturbios por hambre en lugares de mercado, las huelgas de protesta en las fábricas, y la declaración espontánea de solidaridad con los manifestantes por parte de los soldados. Pero todos los movimientos espontáneos de la historia moderna han sido acompañados por fuerzas organizadas. Tan pronto como el colapso del Zarismo fue inminente, las organizaciones pasaron a primer plano con directivas y objetivos políticos definidos.

Si antes de la Revolución Lenin había hecho hincapié en la organización en vez de la espontaneidad, era debido a las retrasadas condiciones rusas, que daba a los movimientos espontáneos un carácter atrasado. Incluso los grupos políticamente avanzados solamente ofrecían programas limitados. Los obreros industriales deseaban reformas capitalistas similares a las que disfrutaban los obreros de países capitalistas más avanzados. La pequeñaburguesía e importantes capas de la clase capitalista querían una democracia burguesa Occidental. Los campesinos deseaban tierra en una agricultura capitalista. Aunque progresivas para la Rusia zarista, estas demandas eran la esencia de la revolución burguesa.

El nuevo gobierno liberalista de Febrero intentó continuar la guerra. Pero fueron las condiciones mismas de la guerra contra las que las masas se estaban rebelando. Todas las reformas prometidas dentro del escenario ruso de esos días y dentro de las existentes relaciones de poder imperialistas fueron condenadas a permanecer como frases vacías; no había ninguna manera de dirigir al movimiento espontáneo por los cauces deseados por el gobierno. En nuevos levantamientos los Bolcheviques llegaron al poder no por vía de una segunda revolución sino por un cambio forzoso de gobierno. Esta toma del poder fue fácil debido a la falta de interés que las masas en movimiento mostraban por el gobierno existente. El golpe de estado de Octubre, como dijo Lenin, "fue más fácil que levantar una pluma." La victoria final fue "conseguida prácticamente por inercia.... Ningún regimiento se alzó para defender a la democracia rusa.... La lucha por el poder supremo sobre un imperio que comprendía un sexto del globo terráqueo fue decidida entre fuerzas asombrosamente pequeñas en ambos lados tanto en las provincias como en los dos eslabones principales."

Los Bolcheviques no trataron de restaurar las viejas condiciones para reformarlas, sino que se declararon a favor de los resultados concretos de los movimientos espontáneos conceptualmente atrasados: el fin de la guerra, el control obrero de la industria, la expropiación de las clases gobernantes y la división de la tierra. Y de esta manera permanecieron en el poder.

Las demandas pre-revolucionarias de las masas rusas habían sido atrasadas por dos razones: ya habían sido realizadas hace mucho tiempo en las principales naciones capitalistas, y ya no podían ser llevadas a cabo en vista de las condiciones mundiales existentes. En un momento en que el proceso de concentración y centralización del capitalismo mundial había provocado la declinación en casi todas partes de la democracia burguesa, ya no era posible darle un nuevo inicio en Rusia. Si la democracia liberal era imposible, también lo eran todas las reformas en las relaciones capital-trabajo generalmente relacionadas con la legislación social y el sindicalismo. La agricultura capitalista, también, había ido más allá del quiebre de estados y producción feudales para un mercado capitalista a la industrialización de la agricultura y su consiguiente incorporación en el proceso de concentración del capital.


Los Bolcheviques y la Espontaneidad de las Masas

Los Bolcheviques no se adjudicaron a sí mismos la Revolución. Le dieron todo el crédito a los movimientos espontáneos. Por supuesto, subrayaron el hecho obvio de que la historia previa de Rusia, que incluía al Partido Bolchevique, había legado alguna clase de vaga conciencia revolucionaria a las masas desorganizadas y no se quedaron atrás en aseverar que sin su liderazgo el curso de la Revolución habría sido diferente y muy probablemente habría resultado en una contrarrevolución. "Si los Bolcheviques no hubieran tomado el poder", escribe Trotsky, "el mundo habría tenido un nombre ruso para el fascismo cinco años antes que el romano."

Pero los intentos de contrarrevolución por parte de los poderes tradicionales no fallaron debido a ninguna dirección conciente de los movimientos espontáneos, no debido a "la aguda visión [de Lenin], que captó la situación correctamente", sino debido al hecho de que estos movimientos no podían ser desviados de su propio curso. Si uno quiere usar el término, la "contrarrevolución" posible en la Rusia de 1917 era la inherente a la Revolución misma, es decir, en la oportunidad que brindó a los Bolcheviques para restituir un orden social dirigido centralizadamente para la perpetuación del divorcio capitalista de los obreros de los medios de la producción y la consiguiente restauración de Rusia como un poder imperialista en competencia.

Durante la revolución, los intereses de las masas en rebelión y los de los Bolcheviques se fundieron a un grado extraordinario. Más allá de la fusión temporal, también existía una profunda unidad entre los conceptos socializantes de los Bolcheviques y las consecuencias de los movimientos espontáneos. Demasiado "atrasada" para el socialismo pero también demasiado "avanzada" para el capitalismo liberal, la Revolución solamente podía terminar en aquella consistente forma de capitalismo que los Bolcheviques consideraron una condición previa para el socialismo, o sea, el capitalismo de Estado.

Identificándose a sí mismos con el movimiento espontáneo que no podían controlar, los Bolcheviques adquirieron el control sobre este movimiento tan pronto como se agotó en la realización de sus objetivos inmediatos. Existían demasiados de estos objetivos alcanzados de manera diferente en territorios diferentes. Diversas capas del campesinado satisfacieron, o no satisfacieron, divergentes necesidades y deseos. Sus intereses, sin embargo, no tenían ninguna conexión real con los del proletariado. La clase obrera misma fue dividida en diversos grupos con una variedad de necesidades específicas y planes generales. La pequeñaburguesía todavía tenía otros problemas que solucionar. En breve, había una unidad espontánea en contra de las condiciones del Zarismo y la guerra, pero no había ninguna unidad con respecto a los objetivos inmediatos y la futura política. No fue demasiado difícil para los Bolcheviques el utilizar esta división social para fortalecer su propio poder, que terminó siendo más fuerte que la sociedad en su conjunto porque nunca encaró a la sociedad como un todo.

De la misma manera que los otros grupos que se incluían dentro de la revolución, los Bolcheviques, también, pugnaron por lograr su objetivo particular: el control de gobierno. Este objetivo fue más importante que aquellos que eran aspirados por los otros. Involucró una lucha interminable, una ininterrumpida competencia por posiciones de poder. Las agrupaciones campesinas se establecieron después de dividir la tierra, los obreros regresaron a las fábricas como trabajadores asalariados, los soldados, que no podían vagar por el campo para siempre, regresaron a la vida de campesinos y obreros, pero para los Bolcheviques la lucha recién empezó con el éxito de la Revolución. Como todos los gobiernos, el régimen Bolchevique significa la sumisión de todas las capas sociales existentes a su autoridad. Centralizando lentamente todo el poder y el control en sus manos, los Bolcheviques pronto fueron capaces de dictar la política gubernamental. Una vez más Rusia fue concienzudamente organizada según los intereses de una clase especial - la clase de privilegio en el emergente sistema de capitalismo de Estado.


El "Aparato" del Partido

Todo esto no tiene nada que ver con el Stalinismo ni con el "Termidor" sino que representa a la política de Lenin y Trotsky desde el mismo día en que asumieron el poder. En su reporte al Sexto Congreso de los Soviets en 1918, Trotsky se quejó de que "No todos los obreros soviéticos han comprendido que nuestra administración ha sido centralizada y que todas las órdenes emitidas desde arriba deben ser finales.... Seremos despiadados con aquellos obreros soviéticos que todavía no lo han comprendido; los removeremos, los echaremos de nuestros rangos, los expulsaremos mediante la represión." Ahora Trotsky afirma que estas palabras fueron dirigidas hacia Stalin que no coordinó apropiadamente su actividad de guerra y estamos dispuestos a creerle. Pero cuánto más directamente deben haber sido dirigidas a todos aquellos que ni siquiera eran de "segunda línea" ni tenían rango alguno en la jerarquía soviética. Ya existía entonces, como relata Trotsky, "una división abismal entre las clases en movimiento y los intereses de los aparatos partidarios. Incluso los cuadros del Partido Bolchevique, que gozaban del beneficio de un entrenamiento revolucionario excepcional se inclinaron definitivamente a ignorar a las masas y a identificar sus propios intereses especiales con los intereses del aparato el mismo día después de que la monarquía fue derrocada."

Trotsky sostiene, por supuesto, que los peligros implícitos en esta situación fueron evitados por la vigilancia de Lenin y por las condiciones objetivas que hicieron a "las masas más revolucionarias que el Partido, y el Partido más revolucionario que su aparato." Pero el aparato estaba dirigido por Lenin. Incluso antes de la Revolución, señala Trotsky, el Comité Central del Partido "funcionó casi con regularidad y estaba completamente en manos de Lenin." Y aún más después de la Revolución. En la primavera de 1918 el "ideal del 'centralismo democrático' sufrió reveses adicionales, porque de hecho el poder tanto dentro del gobierno como del Partido se concentró en las manos de Lenin y en el séquitos de líderes Bolcheviques que no discrepaban con él abiertamente y llevaban a cabo sus deseos." Con la burocracia avanzando en poder, el emergente aparato Stalinista debió haber sido el resultado de un descuido por parte de Lenin.

Distinguir entre el gobernante del aparato y el aparato mismo por un lado, y entre el aparato y las masas por el otro, implica que solamente las masas y su más alto líder eran realmente revolucionarios, y que tanto Lenin como las masas revolucionarias fueron traicionados por el aparato de Stalin que, por así decirlo, se volvió independiente. Aunque Trotsky necesita tales distinciones para satisfacer sus propios intereses políticos, éstas no tienen ninguna base en los hechos. Hasta su muerte - sin tomar en cuenta los comentarios ocasionales contra los peligros de la burocratización, lo que para los Bolcheviques es el equivalente de las cruzadas ocasionales de los políticos burgueses por un presupuesto equilibrado - Lenin jamás se puso en contra del aparato del Partido Bolchevique y su liderazgo, es decir, en contra de sí mismo. Cualquier política decidida entonces recibía la bendición de Lenin mientras éste se encontrara al timón del aparato; y murió sosteniendo ese puesto.

Las nociones "democráticas" de Lenin son pura leyenda. Por supuesto que el capitalismo de Estado bajo Lenin era diferente del capitalismo de Estado bajo Stalin porque los poderes dictatoriales del último eran más grandes - gracias al intento de Lenin de construir el propio. Que el régimen de Lenin era menos terrorista que el de Stalin es discutible. De la misma manera que Stalin, Lenin catalogó a todas sus víctimas bajo el encabezamiento de "contrarrevolucionarios". Sin comparar las estadísticas de aquellos torturados y asesinados bajo ambos regímenes, admitiremos que el régimen Bolchevique bajo Lenin y Trotsky no era lo suficientemente fuerte para llevar a cabo medidas Stalinistas tales como la colectivización forzosa y los campos de trabajo esclavo como su principal política económica y gubernamental. No fue una intención premeditada sino la debilidad lo que forzó a Lenin y Trotsky a la llamada Nueva Política Económica, es decir, a concesiones a los intereses de propiedad privada y a una mejor -de la boca para afuera- "democracia".

La "tolerancia" Bolchevique de organizaciones no-Bolcheviques tales como los Social-revolucionarios en la fase temprana del régimen de Lenin no vino, como asevera Trotsky, de las inclinaciones "democráticas" de Lenin sino de la incapacidad de destruir inmediatamente a todas las organizaciones no-Bolcheviques. Las características totalitarias del Bolchevismo de Lenin se acumulaban al mismo ritmo que crecía su poder de control y policía. Que estas medidas fueran forzadas sobre los Bolcheviques por la actividad "contrarrevolucionaria" de todas las organizaciones obreras no-Bolcheviques, como mantiene Trotsky, no puede explicar de ninguna manera su aumento adicional después del aplastamiento de las diversas organizaciones inconformistas. Ni podía explicar la insistencia de Lenin en la ejecución del principio totalitario en las organizaciones extra-rusas de la Internacional Comunista.


Trotsky, apologista del Stalinismo

Sin ser capaz de culpar completamente a las organizaciones no-Bolcheviques por la dictadura de Lenin, Trotsky dice que "aquellos teóricos que intentan probar que el régimen totalitario actual de la U.R.S.S. es debido... a la naturaleza desagradable del mismo Bolchevismo" olvidan los años de la Guerra Civil, "que marcaron indeleblemente al Gobierno Soviético en virtud del hecho de que muchos de los administradores, una capa considerable de ellos, se habían acostumbrado a comandar y a exigir una sumisión incondicional a sus órdenes." Stalin, también, continúa Trotsky, "fue moldeado por el ambiente y las circunstancias de la Guerra Civil, junto con el grupo entero que después le ayudó a establecer su dictadura personal". La Guerra Civil, sin embargo, fue iniciada por la burguesía internacional. Y por lo tanto, los aspectos desagradables del Bolchevismo bajo Lenin, así como bajo Stalin, encuentran su causa principal y final en la enemistad del capitalismo para con el Bolchevismo que, si es un monstruo, lo es solamente de manera renuente, matando y torturando en mera defensa propia.

Y así, aunque sea solamente en una manera indirecta, el Bolchevismo de Trotsky, a pesar de estar saturado de odio hacia Stalin, finalmente resulta en una mera defensa del Stalinismo como la única defensa propia posible para Trotsky. Esto explica la superficialidad de las diferencias ideológicas entre el Stalinismo y el Trotskismo. La imposibilidad de atacar a Stalin sin atacar a Lenin ayuda a explicar, en adición, las grandes dificultades de Trotsky como opositor. El propio pasado y las teorías de Trotsky ponen obstáculos la conformación de un movimiento a la izquierda del Stalinismo de su parte y condenan al "Trotskismo" a permanecer como una simple agencia colectora de Bolcheviques fallidos. Como tal puede mantenerse fuera de Rusia debido a las incesantes luchas competitivas por el poder y las posiciones dentro del movimiento "comunista" mundial. Pero no puede conseguir trascendencia porque no tiene nada para ofrecer excepto la sustitución de un grupo de políticos por otro. La defensa trotskista de Rusia en la Segunda Guerra Mundial era compatible con todas las políticas previas de esta oposición a Stalin, la más mordaz, pero también la más leal.

La defensa del Stalinismo por Trotsky no se agota en mostrar cómo la Guerra Civil transformó a los Bolcheviques de sirvientes en amos de la clase obrera. Él apunta al hecho más importante que es "para la burocracia es una cuestión de vida o muerte proteger la nacionalización de los medios de la producción y de la tierra." Esto significa que "a pesar de las más monstruosas distorsiones burocráticas, el caracter de clase de la U.R.S.S. sigue siendo proletario." Durante un tiempo - notamos - Stalin tuvo a Trotsky preocupado. En 1921, Lenin había estado perturbado por la cuestión de si la Nueva Política Económica era simplemente una "táctica" o una "evolución". Porque como la NEP liberó las tendencias capitalistas privadas, Trotsky vio en la creciente burocracia Stalinista "nada menos que la primera etapa de la restauración burguesa." Pero sus preocupaciones eran infundadas; "la lucha contra la igualdad y el establecimiento de diferenciaciones sociales muy marcadas han sido hasta el momento incapaces de eliminar la conciencia socialista de las masas o la nacionalización de los medios de la producción y la tierra, que eran las conquistas sociales básicas de la revolución." Stalin, por supuesto, no tenía nada que ver con esto, ya que "el Termidor Ruso indudablemente hubiera abierto una nueva era de régimen burgués, si ese régimen no hubiera sido probado obsoleto en todo el mundo."


El resultado: Capitalismo de Estado

Con esta última declaración de Trotsky nos acercamos a la esencia del tema en discusión. Hemos dicho antes que los resultados concretos de la revolución de 1917 no eran ni socialistas ni burgueses sino capitalistas de Estado. Era la creencia de Trotsky que Stalin destruiría la naturaleza capitalista-estatal de la economía a favor de una economía burguesa. De esto iba a tratarse el Termidor. La decadencia de la economía burguesa en todas partes del mundo previno a Stalin de hacer esto. Todo lo que podía hacer era introducir las características desagradables de su dictadura personal en esa sociedad que había sido creada por Lenin y Trotsky. De este modo, y a pesar de que Stalin todavía ocupa el Kremlin, el Trotskismo ha triunfado sobre el Stalinismo.

Todo se centra en una ecuación de capitalismo de Estado con socialismo. Y aunque recientemente algunos de los discípulos de Trotsky han encontrado imposible continuar haciendo la ecuación, Trotsky fue obligado a mantenerla, pues significa el origen y el final del Leninismo y, en un sentido más amplio, de todo el movimiento social-democráta mundial del cual el Leninismo fue solamente la parte más realista. Realista, esto es, con respecto a Rusia. Lo que fue, y todavía es, entendido por este movimiento como Estado "obrero" es el régimen gubernamental del partido; lo que es entendido como "socialismo" es la nacionalización de los medios de la producción. Añadiendo el control sobre la economía al control político del gobierno, el régimen totalitario sobre toda la sociedad aparece en su forma completa. El gobierno asegura su régimen totalitario por vía del partido, que mantiene la jerarquía social y es en sí mismo una institución jerárquica.

Esta idea del "socialismo" se encuentra ahora en proceso de ser desacreditada, pero solamente debido a la experiencia de Rusia y a las experiencias similares si bien menos extensivas en otros países. Antes de 1914, lo que se quería decir con la toma del poder, pacíficamente o por la fuerza, era la toma de la maquinaria gubernamental, reemplazando un grupo particular de administradores y legisladores con otro. Económicamente, la "anarquía" del mercado capitalista debía ser reemplazada por una producción planificada bajo el control del Estado. Como el Estado socialista sería por definición un Estado "justo", siendo controlado por las masas mediante procesos democráticos, no había razón alguna para pensar que sus decisiones fueran contrarias a los ideales socialistas. Esta teoría era suficiente para organizar a partes de la clase obrera en partidos más o menos poderosos.

La teoría del socialismo se reducía a la demanda de la planificación económica centralizada a favor de todos. El proceso de centralización, inherente a la misma acumulación del capital, fue contemplado como una tendencia socialista. La influencia creciente del "trabajo" dentro de la maquinaria estatal fue aclamada como un paso en la dirección del socialismo. Pero en realidad el proceso de centralización del capital demostró ser otra cosa que su auto-transformación en propiedad social. Lo mismo pasaba con la destrucción de la economía liberal y con ella el final del tradicional ciclo de negocios como el regulador de la economía. Con el inicio del siglo veinte el carácter del capitalismo cambió. Desde ese momento en adelante se encontró bajo permanentes condiciones de crisis que no podían ser resueltas por el funcionamiento "automático" del mercado. Las regulaciones monopólicas, las interferencias estatales y las políticas nacionales trasladaron la carga de la crisis a los capitalistamente desfavorecidos de la economía mundial. Toda política "económica" se convirtió en política imperialista, culminando dos veces en conflagraciones mundiales.

En esta situación, reconstruir un sistema político y económico hecho pedazos significaba adaptarlo a estas nuevas condiciones. La teoría Bolchevique de la socialización satisfacía esta necesidad de una manera admirable. Para restituir el poder nacional de Rusia era necesario hacer en un modo radical lo que en las naciones Occidentales había sido meramente un proceso evolutivo. Incluso entonces tomaría un tiempo cerrar la brecha entre la economía rusa y la de las potencias Occidentales. Mientras tanto la ideología del movimiento socialista sirvió bien como protección. El origen socialista del Bolchevismo lo hizo particularmente apto para la reconstrucción capitalista-estatal de Rusia. Sus principios organizativos, que habían convertido al partido en una institución operativa, también restablecerían el orden en el país.

Los Bolcheviques por supuesto estaban convencidos de que lo que estaban construyendo en Rusia era, si no el socialismo, por lo menos lo segundo mejor que el socialismo, porque estaban completando el proceso que en las naciones occidentales todavía era sólo la tendencia principal del desarrollo. Habían abolido la economía de mercado y habían expropiado a la burguesía; también habían adquirido el control completo sobre el gobierno. Para los obreros rusos, sin embargo, nada había cambiado; simplemente se encontraban frente a otro grupo de jefes, políticos y adoctrinadores. Su posición era igual a la de los obreros de todos los países capitalistas en tiempos de guerra. El capitalismo de Estado es una economía de guerra, y todos los sistemas económicos extra-rusos se transformaron en economías de guerra, en sistemas capitalistas de Estado adaptados a las necesidades imperialistas del capitalismo moderno. Otras naciones no copiaron todas las innovaciones del capitalismo de Estado ruso sino sólo aquellas más adecuadas a sus necesidades específicas. La Segunda Guerra Mundial resultó en el desarrollo posterior del capitalismo de Estado a una escala mundial. Las peculiaridades de las diversas naciones y sus situaciones especiales dentro del marco de poder mundial dieron lugar a una gran variedad de procesos de desarrollo hacia el capitalismo de Estado.

El hecho de que el capitalismo de Estado y el fascismo no se desarrollaron ni se desarrollan en todos lados de una manera uniforme dio a Trotsky el argumento de la diferencia básica entre el Bolchevismo, el fascismo y el simple capitalismo. Este argumento necesariamente hace hincapié en superficialidades del desarrollo social. En todos los aspectos esenciales estos tres sistemas son idénticos y representan solamente diversas etapas del mismo desarrollo. Un desarrollo que tiene por objetivo manipular la masa de la población mediante gobiernos dictatoriales de un modo más o menos autoritario, para asegurar al gobierno y a las capas sociales privilegiadas que lo respaldan y para permitir a esos gobiernos que participaran en la economía internacional de hoy preparándose para la guerra, haciendo la guerra, y sacando provecho económico de la guerra.

Trotsky no podía permitirse reconocer en el Bolchevismo un aspecto de la tendencia mundial hacia una economía "fascista" mundial. Incluso en 1940 sostuvo la visión de que el Bolchevismo previno el ascenso del Fascismo en la Rusia de 1917. Debería haber estado claro hace mucho, sin embargo, que todo lo que Lenin y Trotsky previnieron en Rusia fue el uso de una ideología no-Marxiana para la reconstrucción "fascista" de Rusia. Porque como la ideología Marxiana del Bolchevismo simplemente sirvió a fines capitalistas de Estado, ésta, también, ha sido desacreditada. Desde cualquier punto de vista que vaya más allá del sistema capitalista de explotación, el Stalinismo y el Trotskismo son ambas reliquias del pasado.

Notas
1. Stalin. Una evaluación del hombre y su influencia. Editado y traducido del ruso por Charles Malamuth. Los primeros siete capítulos y el apéndice, es decir, la mayor parte del libro, fue escrito y revisado por el mismo Trotsky. Los últimos cuatro capítulos, consistentes en notas, pasajes, documentos y otros materiales crudos, han sido editados.

2. Ver por ejemplo, "Dictadura versus Democracia" por L. Trotsky, Nueva York, 1922; particularmente de la página 135 a la 150.

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Qué atinados!
Por o_0 - Thursday, Dec. 02, 2010 at 1:48 PM

Una discusión fundamental, muy acorde a los tiempos que vivimos. Uno cuando lee todas estas cosas no siente que esté perdiendo el tiempo, si no que repara en la necesidad de dar estos debates tan urgentes, tan de cara a las masas...

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tenes razon
Por 0_o - Thursday, Dec. 02, 2010 at 2:22 PM

mejor hablemos de la pelea de fort con rial. o lo que es lo mismo, la del po con el pts.

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jajaja
Por Obrero - Friday, Dec. 03, 2010 at 12:36 PM

Leon Trotsky vs Paul Matick jajajaja que HDP!!! quien carajo es o fue matick?? que hizo??? hizo aunque sea el 1% de lo que hizo el gran trotsky?? jajaja como se atreven!!! comparar al heroe del Siglo XX con una lacra Pequeño Burguesa!!!! viva Trotsky,viva el proletariado!!!! viva la cuarta internacional!!!!!!!

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