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Comunidad comunicada
Por Julián Maradeo - Sunday, Dec. 12, 2010 at 9:15 PM

En estas líneas se expone el papel que cumplen los medios comunitarios (en este caso la radio) hacia dentro y hacia afuera del Mocase-VC, en un claro contrapunto con los medios regidos por una lógica comercial.

La doble concentración, la de la propiedad de los medios de comunicación y la geográfica de producción de contenidos simbólicos, tiene una consecuencia directa: el monopolio de la palabra y de las imágenes. Por lo tanto, de qué y cómo se dice y de qué y cómo se muestra. De esta manera se imponen límites concretos al imaginario de una parte importante de la sociedad que se mantiene pasiva. La uniformidad de voces es tanto un paso imprescindible para el autoritarismo simbólico como para que minorías organizadas busquen incansablemente las formas de horadar ese velo. A mediados de octubre, junto a Juan Alfaro, Lucía Di Carlo y Luciano Lahiteau, realicé una serie de entrevistas a distintos integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina (Mocase-VC), quienes, a su vez, forman parte de diferentes centrales. Este colectivo campesino se creó a partir de la resistencia organizada ante los intentos de desalojo de tierras, que los campesinos poseen bajo la modalidad de tenencia precaria. Tierra que cultivan comunitariamente. Tierra sobre la que forjan su identidad. Tierra que defienden con su propio cuerpo. A partir de su organización (el 4 de agosto de 1990), los problemas de los campesinos santiagueños afloraron, por lo que se decidió crear distintas áreas centradas en aspectos como la salud y la educación, con un fuerte anclaje indigenista. El Mocase-VC, cuya sede está situada en Quimilí, actualmente tiene 4 radios comunitarias (en Pintos, Quimilí, Tintina y El Retiro), con objetivos concretos que irrumpen a través de las frases pronunciadas por algunos de los entrevistados con respecto a qué utilidad le dan a las radios. Aquí transcribimos algunas: Mirta (de la comunidad de Rincón del Saladillo, de la Central Quimilí): “Las radios comunitarias han servido para difundir nuestras luchas, porque los medios masivos no sacan esto. Sacan sólo los espejitos (…)”. Leticia (del Lote 38, de la Central Pas): “Nuestros medios comunitarios nos han servido, por ejemplo, porque yo a veces no puedo salir y no puedo estar en las reuniones (en Quimilí, sede central del Mocase -VC) y hay muchas cosas de las que se están difundiendo por la radio que, entonces, me ayudan a saber qué es lo que le está pasando al otro compañero de otro lado; qué hicieron otros compañeros; dónde estuvieron; qué se ha discutido. Siempre se hace una evaluación, se dice hemos estado en tal lado, han ido tantas personas, esto ha dicho el juez, el abogado, muchas cosas”. María de los Ángeles (profesora de la Escuela de Agroecología del Mocase-VC): “Creemos que tener nuestras FM para poder difundir la lucha es, también, tener el poder (…) la gente del pueblo que no es del movimiento, que escucha la radio, a partir de los programas también puede ir comprendiendo nuestras luchas, nuestros códigos y nuestros conceptos”. En “Cómo comunicar” (publicada el 21 de julio en Página 12), desglosamos la estrategia desplegada en Oncativo, Córdoba, por la cooperativa de trabajo La Minga para instalar su demanda, mostrando de qué manera se puede comunicar por fuera de los dispositivos de los mass media. En este otro caso de comunicación popular, las radios del Mocase interpelan a los campesinos que ya conocen en carne propia lo que les sucede a sus compañeros y además, entre otras cosas, se enteran de los temas que trataron otras centrales durante sus reuniones. Es decir, alimentan y robustecen la trama interna. Por otro lado, las radios comunitarias son esenciales a los fines de legitimar su posición ante otros oyentes no campesinos, que sólo saben de ellos, si es que saben, a través de los medios privados comerciales, los cuales suelen tener íntima vinculación con los empresarios que procuran desalojarlos y con los políticos que los amparan. En otras palabras, los empuja a interrogarse sobre esas fronteras simbólicas impuestas. Las radios comunitarias, en este caso, recuperan para los medios relaciones de comunicación ya inalcanzables para quienes actúan bajo la lógica mercadocéntrica. Así pensados y utilizados los medios, permiten la creación de una comunidad comunicada, condición imprescindible para organizarse, resistir y crecer construyendo.

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