Miguel Giribets (especial para ARGENPRESS.info)
Los capitales especulativos del neoliberalismo son una forma de lo
que Marx definió como capital ficticio (por ejemplo, letras de cambio
o valores de Bolsa con los que se especula sin respaldo real, es decir,
sin ser expresión del valor de ninguna mercancía producida), pero que
aportan un rasgo de cualidad de mucho calado: debido a la disminución
de la tasa de ganancia a partir de los años 80 del siglo pasado, grandes
masas de capital salen del proceso productivo y se dedican simplemente
a la especulación, en operaciones que, en definitiva, sirven para trasvasar
renta de los trabajadores a los capitalistas. Los beneficios del capital
especulativo, pues, se hacen, a fin de cuentas, a costa del proceso
productivo y forman parte de la plusvalía general que se extrae a la
masa de trabajadores.
El gráfico de la evolución de la tasa de ganancia de los Estados
Unidos desde la crisis del 1929 a la antesala de la crisis de 2007 es
muy elocuente:
Se observa con claridad en el gráfico que:
- La tendencia decreciente de la tasa de ganancia
- El valor anterior a la crisis de 1929 ya no se ha recuperado desde
entonces
- El valor de 1979 tampoco se ha recuperado desde entonces
- Se observan repuntes en 1948 (después de la Segunda Guerra Mundial),
1979 (después de la crisis de los años 70) y en los años 90 (implementación
de la informática y estancamiento salarial)
- En el ciclo neoliberal, la caída de la tasa de ganancia ofrece
aspectos preocupantes; si hacemos una proyección de los valores de la
tasa de ganancia desde 1980, veremos que el sistema está en una situación
de pre-colapso, pues tiende al valor “cero” en pocas décadas.
Marx ya señala en El Capital la génesis de las operaciones especulativas,
y no se le escapa el hecho de que la caída de la tasa de ganancia provoca
la huída de capitales del proceso productivo hacia la simple especulación:
“Al disminuir la cuota de ganancia, aumenta el mínimo de capital
que cada capitalista necesita manejar para poder dar un empleo a su
trabajo; es decir, tanto para su explotación en general como para que
el tiempo de trabajo empleado sea precisamente el tiempo de trabajo
necesario para la producción de las mercancías, para que no exceda de
la media del tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción.
Y, al mismo tiempo, un capital grande con una cuota de ganancia pequeña
acumula más rápidamente que un capital pequeño con una cuota de ganancia
grande. Y esta creciente concentración provoca, a su vez, al llegar
a un cierto nivel, un nuevo descenso de la cuota de ganancia. La masa
de los pequeños capitales desperdigados se ve empujada de este modo
a los caminos de la aventura: especulación, combinaciones turbias a
base de crédito, manejos especulativos con acciones” (1)
En la actualidad, el peso de los capitales especulativos es de tal
magnitud que ha incidido sustancialmente en dos categorías económicas
claves de la teoría marxista:
- El valor de uso. El neoliberalismo ha supuesto un ataque continuo
y desaforado al valor de uso (mercancías de poca durabilidad, consumismo
-consumir por consumir, muchas veces de objetos sin sentido- …), pero
ha llegado al límite más extremo con los capitales especulativos, porque
éstos no tienen valor de uso. La contradicción entre valor de uso y
valor alcanza ahora sus cosas más altas. “Su lógica es la apropiación
desenfrenada de plusvalía o, mejor, de ganancia (la ganancia especulativa);
realiza así, o por lo menos intenta hacerlo, los deseos derivados de
la propia naturaleza íntima del capital: el no compromiso con el valor
de uso y, a pesar de ello, la autovalorización. Conduce o pretende conducir
la contradicción valor / valor de uso al extremo de su desarrollo, es
decir, teóricamente, a la destrucción del valor de uso”. (2)
- La obtención de beneficio, que ya no proviene sólo de la plusvalía
-en el sentido clásico del marxismo-, sino de operaciones que sirven
para que masas ingentes de dinero pasen a manos de los capitalistas.
Un dinero que, a fin de cuentas, sale del bolsillo de los trabajadores.
En resumen, en las últimas décadas la economía capitalista arrastra
una baja tasa de ganancia -que es el anuncio de una crisis de sobreproducción
imparable-, que le lleva a realizar grandes operaciones especulativas,
cuyo beneficio trata de contrarrestar la caída de beneficio de la economía
productiva, difiriendo así la crisis. Pero está claro que esta situación
es insostenible y que, al final, tiene que venir la crisis: así ha sido
en 2007, cuando han estallado una y otra (crisis de sobreproducción
y crisis de la burbuja inmobiliaria especulativa). La restricción del
crédito bancario -consecuencia de la crisis inmobiliaria-, ha acelerado
la crisis de la economía productiva, por las dificultades de re-financiación
de deudas y de nueva inversión.
"El capital especulativo o ficticio se alimenta del capital real
-y de ninguna otra parte-, cuya fracción no compensada por el plusvalor
obtenido es expulsada de la producción, al tiempo que, naturalmente,
la parte acumulada disponible para inversión crece menos, hasta que
el sistema desemboca en una sobreacumulación absoluta que provoca la
crisis. Las crisis de superproducción de capital, pues, se preparan
mediante este doble y contradictorio movimiento entre el capital real
que es expulsado de la producción a causa del descenso sostenido de
la Tasa de Ganancia, y el capital ficticio que infla la burbuja especulativa.
Es el juego entre dos partes de un mismo capital como resultado de la
Tendencia a la baja de la Tasa de Ganancia que culmina en la crisis
de sobreproducción de capital" (3)
El gráfico muestra cómo, mientras el valor de los salarios decae,
el consumo se mantiene en la Unión Europea (en los Estados Unidos el
consumo muestra una tendencia creciente mientras los salarios bajan).
La explicación viene de la mano del crédito, que ha endeudado hasta
el cuello a las familias de estos países y ha diferido unos años la
crisis del capitalismo.
Veamos algunos datos más. De 1980 a 1996 el Producto Mundial Bruto
(PMB) creció a 2,5% de promedio anual; el comercio, a un 5% (dos veces
más que el PMB); los préstamos, a un 10% (dos veces más que el comercio);
el intercambio de monedas, a 23,75% (más de cuatro veces que el comercio);
y, el de acciones, a 25% (cinco veces más que el comercio o diez veces
más que el PMB). Desde entonces, la tendencia no ha hecho más que acentuarse,
desde la explosión burbuja bursátil de la "nueva economía", hasta la
reciente explosión de la burbuja inmobiliaria y todo el entramado financiero
que ella conllevaba.
La capitalización del mercado de todos los valores de Estados Unidos
sigue la siguiente evolución:
A nivel mundial, la relación entre activos financieros y la producción
la dan los siguientes datos:
Según estos datos, en la actualidad el 75% de los valores financieros
no tienen relación con proceso productivo alguno, son pura especulación.
En la zona euro el porcentaje entre los activos financieros y la
producción en 2006 fue del 303%.
El gráfico muestra que la tasa de beneficio de la actividad financiera
es muy superior a la no-financiera (productiva). Se entiende, pues,
que sin actividad (financiera, en gran parte especulativa) el capitalismo
no sería lo suficientemente rentable y no podría subsistir. También
se observa el repunte de beneficios a partir de comienzos de siglo,
(especulación inmobiliaria y aumento del crédito), así como que a partir
de 2003 el área financiera comienza a tener sus primeros problemas.
Notas:
1.- Kark Marx, El Capital, vol. 3.
2.- Capital especulativo parasitario
versus capital financiero, R.A.Carcanholo y otro, Internet.
3.- Es la
tasa de ganancia, estúpidos, Grupo de Propaganda Marxista, Internet.