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Fin de las ilusiones en Obama
Por PRS - Partido de la Revolucion Socialista - Monday, Dec. 13, 2010 at 6:23 PM
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Nota de la Revista La Causa Obrera nº 66

Fin de las ilusiones...
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A dos años de su llegada al poder, las elecciones de “medio término” (a mitad de mandato), fueron una dura derrota para Obama y el Partido Demócrata, quién perdió 75 diputados y la mayoría en la Cámara de Representantes, que se encontraba en su poder desde 2006. En el Senado, tras perder ocho senadores, mantuvo la mayoría por un mínimo margen. Fueron derrotados además en diez gobernaciones que se encontraban en su poder (Pensilvania, Ohio, Michigan, Wisconsin, Iowa, Tennessee, Kansas, Oklahoma, Nuevo México y Wyoming). En tres de ellas (Florida, Kentucky y Carolina del Sur) triunfó el Tea Party, el ala de ultraderecha del Partido Republicano.
Hace tan sólo dos años, el ascenso de Obama al poder fue presentado como el inicio de un cambio de conjunto de la política interior y exterior del imperialismo yanky, "ilusión" generada por la burguesía imperialista para engañar a los trabajadores y a los pueblos semicoloniales, que se encargaron de difundir muchos de los gobiernos burgueses que posan de nacionalistas y “progresistas”.
Los resultados electorales señalan entonces el fin de esas expectativas en amplios sectores de las masas norteamericanas, castigadas en primer lugar por el desempleo y la crisis social (ver artículo sobre situación económica internacional). Paralelamente, las elecciones mostraron también a amplios e influyentes sectores de la gran burguesía yanky –la Cámara de Comercio, la banca, la ligada a los negocios petroleros, la de seguros médicos, etc- en oposición al gobierno. Obama sale de las elecciones muy debilitado.

La oposición al gobierno, como muestran estos resultados, fue canalizada por el Partido Republicano, lo que parece indicar en el actual momento, un giro reaccionario en la situación política. Más que un fortalecimiento propio de los republicanos, lo que existió fue un enorme sector de la juventud y grupos hispanos que fueron parte de la base electoral más firme y entusiasta de Obama, que se abstuvieron de votar.

Uno de los aspectos más significativos que mostró el proceso electoral, es el desarrollo al interior del Partido Republicano, del movimiento del Tea Party, el cuál, según encuestas, es apoyado por 1 de cada 5 norteamericanos. El Tea Party tuvo su “bautismo” en una imponente movilización en abril de 2009 contra el pago de impuestos y en rechazo al gobierno. A partir de allí consiguieron resultados favorables en las internas republicanas.
La base social de masas del Tea Party es la pequeñoburguesía blanca. Dentro del movimiento recalan toda una serie de organizaciones abiertamente fascistas, racistas, antiabortistas y “creacionistas” –enemigas, al igual que los nazis, de la teoría de Darwin acerca de la evolución-.
El movimiento es financiado por sectores de la gran burguesía. Sus dos figuras más importantes son el magnate petrolero David H. Koch y el dueño de uno de los imperios mediáticos más grandes del mundo Rupert Murdoch, que aglutina al grupo de canales Fox y Sky, los periódicos The Wall Street Journal, The Sun, Times y otros.
Sobre su programa:“Los partidarios del Tea Party, por ejemplo, dicen basarse en lo que para ellos significa un gobierno limitado sólo en su papel como proveedor de programas sociales y en la regulación de la economía "la responsabilidad fiscal, el gobierno limitado y el libre mercado.". Los partidarios del Tea Party están a favor del uso del dinero de los contribuyentes para los gastos de defensa y las funciones de la política represiva del Estado.
Este énfasis en la libre empresa se ajusta a la orden del día a los elementos capitalistas dentro del movimiento. Quieren un ataque decidido a la clase obrera, más allá de lo que Obama y los demócratas aún no han realizado, y un frente importante de este ataque es contra los trabajadores del sector público y el "salario social" - incluidos los programas gubernamentales como el Seguro Social y Medicare-. Esta oposición se lanza a la defensiva, tratando a las reformas de salud como leves, ineficaces y pro-capitalistas refiriéndose de la administración Obama como si se tratara de "socialista"1. Los ataques del Tea Party también están centrados en los trabajadores inmigrantes, a través del reclamo de endurecimiento de las leyes de inmigración y la deportación de los “sin papeles”.
Estamos entonces ante un movimiento, que si bien aún no ha desplegado plenamente su programa, posee claros rasgos fascistas.

La dinámica del imperialismo norteamericano

La consecuencia inmediata de la derrota electoral demócrata es el anuncio del gobierno de un plan de ajuste, similar al que lanzaron la mayoría de los gobiernos imperialistas europeos, para ponerse a la cabeza del reclamo de la gran burguesía yanky sobre la disminución del enorme endeudamiento del Estado. “El plan incluye un recorte significativo de los beneficios de la Seguridad Social, el aumento de la edad de la jubilación de 66 años (que es la que rige actualmente) a 69 años, la reducción de un 10% de los empleados públicos y el congelamiento de sus salarios durante tres años como también una disminución drástica de los gastos de Defensa. En materia impositiva el plan prevé un aumento de 15% del impuesto a la nafta y la eliminación a los beneficios impositivos por tener un hijo. El plan fue anunciado solo una semana después del llamado que hicieron los republicanos y los miembros del Tea Party en las urnas para que el gobierne termine con el déficit fiscal. El objetivos del plan presentado por el ex Senador Republicano por Wyoming, Alan Simpson, y el ex funcionario del gobierno de Bill Clinton, Erskine Bowles, es reducir el déficit fiscal del 8,9% del PBI al 2,2 % de aquí al 2015, instrumentando un recorte de gastos por 4.400 billones de dólares. Actualmente el déficit es de US$ 1,2 trillones.2”
Pero como venimos sosteniendo, la crisis de magnitudes históricas por las que atraviesa la economía mundial, no se soluciona en los marcos de un ajuste contra la clase obrera, por más brutal que sea, sino centralmente en el plano de las relaciones entre los Estados, por medios militares.

Cualquier análisis de los resultados electorales y sus consecuencias políticas sería incompleto si se lo relaciona, no sólo con la crisis social norteamericana sino con el conjunto de la crisis internacional. El crecimiento del Partido Republicano y su ala ultra, indica además la preparación, por parte del capital imperialista, de una base social que “banque” la ofensiva yanky en todos los terrenos.
Cuando asumió Obama, decíamos que la orientación de su gobierno se movía en dos sentidos. Por un lado, tácticamente “aceptando” una relación de fuerzas más equilibrada con el imperialismo europeo, lo cuál se reflejaba en su política exterior. Decíamos, sin embargo, que su orientación estratégica basada en la necesidad de recuperar su papel de imperialismo hegemónico, la dinámica de la crisis internacional y su supremacía militar eran los elementos predominantes que definían su orientación y lo lanzaban a una feroz ofensiva política. La actual situación internacional, por decirlo de alguna forma, ya no deja margen para “medias tintas”. La nueva fase de la crisis internacional caracterizada por la “guerra monetaria” encuentra su correlato militar en el recrudecimiento de las tensiones internacionales y la amenaza de guerras, como los recientes acontecimientos entre ambas Coreas, donde en respuesta a los ejercicios militares conjuntos entre Corea del Sur y los EEUU, Corea del Norte lanzó un ataque sobre territorio surcoreano. Meses atrás, la “promesa” de campaña de Obama sobre el retiro del ejército yanky de Irak, sólo se trató de la disminución de sus tropas para llevarlas hacia Afganistán. En el plano político internacional, el estallido del escándalo por la difusión de documentos de la diplomacia yanky (Wikileaks) debe ser entendido como la obra de sectores del aparato estatal yanky para debilitar aún más al gobierno de Obama y agitar las tensiones internacionales.

Estos acontecimientos, cómo lo demuestra la situación europea, impulsarán también la lucha de la clase obrera. Las direcciones del movimiento obrero yanky, han transformado, ya hace mucho tiempo, los sindicatos en apéndices del Partido Demócrata. El ascenso del Tea Party reside, en última instancia, en el papel asumido por estas direcciones que han permitido, por la ausencia de toda iniciativa de lucha, que el descontento de la pequeñoburguesía y sectores de la clase obrera encuentre un cauce a través del Partido Republicano y su ala más reaccionaria.
Las luchas de los trabajadores inmigrantes marcan un punto de apoyo para el desarrollo de la lucha.
Esto fortalecerá, desde el punto de vista objetivo, la construcción de una Internacional obrera revolucionaria, basada en los principios de la IV Internacional.

Andrés Caseros
Notas:
1- “Raza, clase y crisis. Un análisis marxista del Tea Party”, en Proletarian Revolution Magazine Nº83, publicación de la League for the Revolutionary Party de EEUU (traducción).
2- Clarín 11/11/2010

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