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Agresión a la nueva toma de Lugano: Palos, piedras y armas de fuego en el menú
Por Fuente: Página 12 - Tuesday, Dec. 14, 2010 at 4:40 PM

PAGINA/12 REVELA LOS DOCUMENTOS FOTOGRAFICOS QUE MUESTRAN LA COORDINACION EN LA PATOTA QUE ATACA A LOS OCUPANTES

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La nueva toma en Lugano fue repelida por un grupo que llegó desde el Indoamericano y actuó con igual modus operandi visto días anteriores. Un hombre coordinó las acciones y parecía responder a otro, que este diario identificó como Manzana Santoro. Su historial.

Por Carlos Rodríguez

Un hombre joven, de remera verde con la inscripción “ACE” sobre el pecho, en letras doradas, parecía ser el que daba las órdenes durante el ataque con piedras y palos que unas cuarenta personas desplegaron durante cuarenta minutos contra los ocupantes del club Albariño, tomado ayer a la madrugada con el trasfondo del conflicto en Indoamericano. El club queda a unas 15 cuadras del parque de Soldati. Lo más sorprendente fue que esa persona, que dijo llamarse “Luis”, después de la agresión –que pareció organizada–, tuvo una charla de unos cuantos minutos con el chofer de un Volkswagen Bora gris metalizado, chapa patente FEF-013, el aparente “coordinador” de todo el operativo. El dueño del vehículo y en ese momento al volante del mismo, es Eduardo “Manzana” Santoro, hincha del club Nueva Chicago, y hermano de Miguel Angel “Manzanita” Santoro, barrabrava del club Boca Juniors asesinado de dos balazos a fines de diciembre de 2006. Página/12 revela los hechos y las fotografías que prueban el accionar de la patota que actuó en el club Albariño y que, según todo indica, es la misma que momentos antes se había mezclado con los vecinos de Escalada y Dellepiane, cerca del Parque Indoamericano, y había atemorizado la zona.

Como ya había adelantado este diario en ediciones anteriores, varios dirigentes de distintas organizaciones con presencia en la Villa 20 y en la zona de Los Piletones aseguraron que, entre los atacantes a tiros de los últimos días, había conocidos barrabravas de Boca Juniors, Deportivo Español, Huracán y Nueva Chicago. A los barras del “Torito” de Mataderos se los relaciona, desde antaño, con el actual jefe del Bloque del PRO en la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, de filiación peronista y de buena llegada con el ex presidente Eduardo Duhalde y con el ex titular de la SIDE Miguel Angel Toma, a quien se considera su jefe político.

Ayer, fue el jefe de Gabinete quien denunció que la violencia estaba fogoneada por punteros políticos vinculados al PRO y al duhaldismo.

Eduardo “Manzana” Santoro, hincha de Nueva Chicago, es hoy presidente del club Nueva Estrella, que tiene su sede social en Santander al 4600. Esto queda a siete cuadras de la casa donde vive Santoro, en Santander 5389. Frente a ese domicilio fue asesinado “Manzanita” Santoro, en un hecho calificado como “robo y homicidio”. El hermano menor de “Manzana” Santoro había cumplido una pena de 20 años por el asesinato de dos hinchas de River Plate (ver aparte).

En los sucesos de ayer, “Manzana” parecía recibir un parte de guerra del hombre joven de la remera verde, que poco antes del ataque se había acercado al alambre perimetral del club Albariño y dándole a su mano la forma de un revólver, había hecho ese clásico gesto que en la jerga de los violentos significa: “Te vamos a matar”. Uno de los jóvenes seguidores del hombre de la remera había empuñado, en su momento, cerca del club Albariño, un arma de verdad (según ilustra una de las fotos de tapa de esta edición). Otro de los integrantes del grupo, previo al ataque, se había acercado a un agente raso de la Policía Federal, a quien le hizo una sugestiva propuesta: “Si me liberás la zona, en media hora te soluciono este problema”, en alusión a la toma.

Ese mismo joven armado, acompañado por muchos de los que luego apedrearon a los que tomaron el club, estuvo cortando el tránsito por la Riccheri, sobre el puente de la avenida Escalada. En un momento dado, mientras corría, al joven se le estuvo a punto de caer el revólver que llevaba en la cintura, mal sostenido por el elástico flojo de su pantalón deportivo. Esas mismas personas serían las que, en la noche del viernes, luego del ataque a tiros contra los vecinos que toman el Parque Indoamericano, hicieron varios cortes a lo largo de la Riccheri y amenazaron de muerte a varios fotógrafos de medios periodísticos que intentaron registrar las fogatas instaladas sobre la acera.

“Yo te vi en el Indoamericano”, le comentó al supuesto “Luis” una cronista de Radio Nacional, que tuvo que desistir del propósito de entrevistarlo porque el de remera verde se enojó bastante. La periodista insistió más tarde y tuvo un diálogo informal, sin grabador. Cuando otros periodistas le preguntaron sobre su nombre completo, “Luis” se limitó a decir: “El apellido no lo doy”.

“Luis” hizo una primera aproximación al club Albariño, dio unas vueltas, hizo el ademán con la mano como si fuera un revólver y luego se retiró a varias cuadras del lugar. Minutos después, para sorpresa de todos, aparecieron los cuarenta jinetes del apocalipsis y tiraron todas las piedras contra los que ocupan el club. Cuando terminó la demostración de tiro al blanco, el de la remera verde reapareció y fue entonces cuando llegó el coche de “Manzana” Santoro, hoy presidente del club barrial Nueva Estrella, donde se practica el Fut-Sal (Fútbol de Salón).

Allí fue cuando se produjo el diálogo entre el conductor y “Daniel”. Este diario constató que el auto pertenece a Santoro y que tiene impagas las patentes. Una curiosidad, porque los violentos habían coincidido con los vecinos del barrio –que dijeron cosas feas contra bolivianos y paraguayos pero nunca tiraron piedras– en que es necesario repudiar a los que “no pagan los impuestos y quieren casas gratis”.

Otra curiosidad fue que el de la remera verde, luego del ataque al club, trajo hasta un patrullero de la Federal a un joven de su grupo que supuestamente había sido herido en el rostro. Como lo llevaba tapado con una remera, fue imposible constatar la veracidad de la lesión, ya que no había sangre a la vista. Lo extraño fue que el joven, por decisión de “Daniel”, descansó unos minutos en el interior de un patrullero y luego se fue, ya recuperado en apariencia. Los agentes de la Federal aceptaron, con tenues reparos, que el supuesto herido se acostara en el asiento trasero del móvil policial.

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El hombre de remera verde es quien ejecutaba la coordinación. Luego, le daba el parte a Santoro.

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“Luis” ingresó por su cuenta a un supuesto herido a un patrullero.
Por Fuente: Página 12 - Tuesday, Dec. 14, 2010 at 4:40 PM

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“Luis” ingresó por su cuenta a un supuesto herido a un patrullero.

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Palos, piedras y armas de fuego
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Chicago de los amores
Por Fuente: Página 12 - Tuesday, Dec. 14, 2010 at 5:00 PM

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LA HISTORIA DE MANZANA SANTORO

Eduardo Santoro se presenta como una persona amable y respetable. Preside desde hace cinco años el club Nueva Estrella, ubicado en la calle Santander 4600 del barrio de Lugano, a escasas cuadras del Parque Indoamericano y a sólo cuatro del club Albariño. Al club, que participa del torneo de Futsal, acuden a jugar al baby los pibes del barrio, entre ellos sus propios hijos. Santoro se confiesa hincha “de Boca y de Chicago” y se reconoce como alguien que fue durante mucho tiempo a la cancha pero que ahora sólo va de vez en cuando y a ver a Chicago.

En el barrio a Santoro lo conocen también como “Manzana”, apodo que comparte con su fallecido hermano Miguel “Manzanita” Santoro, el ex barra brava de Boca condenado en 1997 junto a José “El Abuelo” Barrita y otros ocho integrantes de la barra brava de Boca a 20 años de prisión por los asesinatos de los hinchas de River Walter Delgado y Angel Delgado, ocurridos el 30 de abril de 1994, al término del superclásico que los millonarios ganaron por 2-0.

“Si a mí me respetan tanto, en gran parte de lo debo a él”, explicó Eduardo Santoro en una entrevista con la revista semanal La Voz del Futsal, en la que aprovechó para, nobleza obliga, intentar limpiar un poco el nombre de su hermano. “El se comió un garrón cuando lo metieron preso en el ’94. Para la sociedad era un delincuente, pero el que lo conocía sabía que nada que ver”, afirmó.

Sin embargo, en abril de 2005, mientras gozaba de una libertad condicional, Manzanita volvió a ser apresado por la policía acusado esta vez de formar parte de una banda que asaltó un camión que transportaba aluminio en la localidad de Valentín Alsina. Cuando lo detuvieron, Manzanita estaba con su auto en la puerta de un galpón de Villa Lugano en el que encontraron el vehículo robado y al ver a la policía intentó escapar. Su huida fue de sólo cuatro cuadras.

Como en sus años de preso, la suerte le fue esquiva. Hace poco más de tres años, Manzanita murió en un apisodio poco claro. Su cuerpo, herido de gravedad, quedó tendido en la calle Santander 5389, en la puerta de la casa en la que había vivido toda su vida y en la que la barra brava de Boca se había juntado para planificar aquella sangrienta emboscada que terminó en tragedia. Unos días después Manzanita murió en el hospital Piñero. Según su hermano Eduardo, se trató de una desgracia: “Entraron a robar a la casa y le pegaron dos tiros”.

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Tres intentos fallidos, uno consumado
Por Fuente: Página 12 - Tuesday, Dec. 14, 2010 at 5:17 PM

INTENTARON TOMAR UN PREDIO DE LA POLICIA METROPOLITANA

A la toma del terreno del Club Albariño, en Villa Lugano, se sumó ayer la ocupación del edificio abandonado de una fábrica, en el conurbano bonaerense y otros tres intentos fallidos de ocupación. Uno de ellos involucró a un campo que pertenece a la Escuela de Cadetes de la Policía Metropolitana, en el Bajo Flores.

Decenas de personas sin recursos ocuparon el predio de un frigorífico que estaba en aparente estado de abandono, ubicado en la calle Montevideo y Las Piedras, en Bernal, partido de Quilmes para exigir una vivienda. Los ocupantes fueron recibidos por el intendente Francisco “Barba” Gutiérrez, que inició una negociación para destrabar el conflicto.

En tanto, en La Matanza, en el conurbano bonaerense, se produjeron dos intentos de tomas que fracasaron por la intervención de vecinos que rechazaron en forma violenta el acceso de los ocupantes a los predios.

El primer caso de ese partido que limita con el barrio porteño de Mataderos ocurrió en la localidad de Villa Madero, donde intentaron ocupar el terreno ubicado sobre la calle Agrelo, que había sido propiedad de la empresa que fabricaba el jabón Federal. Los vecinos impidieron la toma, al igual que a pocos kilómetros de ahí, en González Catán, donde otro grupo de vecinos y la intervención de la Policía Bonaerense impidieron la ocupación de una hilandería, ubicada a pocas cuadras del cruce de Ruta 3 y Camino de Cintura.

En esa zona, habitantes de la denominada “Villa Palito” habían manifestado en los últimos días con cortes de tránsito en demanda de viviendas.

Por último, un grupo de personas intentó tomar por la tarde el predio donde funciona la Escuela de Cadetes de la Policía

Metropolitana, en el Bajo Flores, a pocas cuadras del Parque Indoamericano. El episodio, según fuentes de esa fuerza, ocurrió pasadas las 15, cuando unos 10 hombres intentaron “forzar” o “violentar” las puertas de acceso al predio ubicado en Castañares y Lacarra, pero no pudieron ingresar.

Los voceros precisaron que no hubo enfrentamientos entre policías y el grupo de personas que pretendió ingresar a la academia policial porteña.

Las fuentes policiales vincularon el hecho a la toma de distintos predios que se dio en la jornada en la zona sur de la Ciudad y en el conurbano bonaerense.

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La nueva toma cerca de Soldati
Por Fuente: Página 12 - Tuesday, Dec. 14, 2010 at 5:17 PM

UNAS CIEN FAMILIAS OCUPARON UN CLUB PRIVADO A 15 CUADRAS DEL INDOAMERICANO

El domingo a la noche, el club Albariño fue ocupado por un grupo de personas de la villa 15. Hubo protestas de los vecinos. Un grupo violento y armado fue a hostigarlos e intervino la Policía Federal. Un juez federal ordenó el desalojo.

Una nueva toma de tierras en el sur porteño tuvo lugar en la noche del domingo a menos de quince cuadras del Parque Indoamericano. El Complejo Deportivo Albariño, de Villa Lugano, fue el escenario de un loteo improvisado por cerca de cien familias, en su mayoría de la villa 15, lindera al predio. Un grupo de vecinos de Lugano se reunió cerca de las 18 de ayer para reclamar que saquen a los “ocupas” del lugar. El juez federal Daniel Rafecas ya había ordenado el desalojo. En medio de reclamo pacífico, no exento de racismo, un grupo de infiltrados arremetió con palos, piedras y armas contra los ocupantes del club (ver nota central). Luego de 40 minutos de enfrentamiento, la irrupción de la Policía Federal detuvo la violencia que se había desatado.

La toma del club Albariño, ubicado en la esquina de Santander y la avenida Argentina, comenzó en la noche del domingo, cerca de las 22. Según las personas que allí se encuentran, unas quince familias tomaron la iniciativa y fue entrando gente “hasta que se pudo”. La mayoría dice vivir en la villa 15, que está ubicada detrás del club. La necesidad de vivienda se expresa de forma similar en los ocupantes. Muchos explican que los alquileres dentro de la villa se hacen imposibles de pagar –rondan entre 500 y 700 pesos– y además “nadie” les alquila a quienes tienen niños.

A la mañana, el juez federal Daniel Rafecas accedió al pedido del Gobierno nacional de desalojar el lugar. El juez indicó a la Jefatura de Gabinete que disponga de la fuerza de seguridad conveniente para realizar un cerco perimetral para evitar hechos de violencia. La intervención de Rafecas se debe a que el predio pertenece al ente que administra los ferrocarriles estatales.

Página/12 ingresó a la toma y conversó con las familias. “Acá no hay punteros políticos. Estamos solos”, presentó Carmen al grupo que encarna la toma. “Vivimos de promesas, queremos una vivienda”, manifestó un joven. “Si acá no viene nadie vamos a construir”, advirtió.

Luis, de 24 años, es boliviano y hace dos que vive aquí. Su mujer está embarazada y desde octubre está sin trabajo. Necesita un lugar para vivir con su familia. “Comprar una casa en la villa sale 45 mil pesos”, explicó. En su desesperada urgencia habitacional, aseguró: “Voy a correr el riesgo que sea para conseguir un pedazo de tierra”.

El panorama en la toma era tranquilo en las primeras horas de la tarde de ayer. El sereno del club, que se presentó como Miguel, dijo que “no hubo problemas”. “Me respetaron mi lugar”, agregó: es que el hombre tiene su casa dentro del predio.

Los ocupantes indicaron que la noche anterior sufrieron disparos desde las casas vecinas más próximas a la calle Rucci. En cambio, otros vecinos, de las casas que se encuentran sobre Alvarez, les ofrecieron mejor trato a los ocupantes. Les prestaron baños y agua.

Queremos pelear por la tierra”, sostuvieron los ocupantes ante un posible desalojo violento. Según contaron, “es la tercera vez que se toma este lugar en los últimos dos años”. En las anteriores oportunidades dicen que los desalojó la Policía Federal de forma violenta, esperaban que esta vez “no pase lo mismo”. Además, temían por un posible desa-lojo por mano propia similar a lo que sucedió en el Indoamericano.

Pasadas las 18 un grupo de vecinos de Lugano empezó a acercarse al frente del club para expresar su repudio a la toma. Marcelo argumentó: “No queremos que usurpen propiedad privada. Que estén lo más lejos posible”. En consonancia, Raúl planteó: “Hay que respetar la ley. Unos tenemos derechos y obligaciones y para otros es viva la pepa”. Sobre la posibilidad de que ocurran ataques armados como en el Indoamericano, este hombre indicó que no tenía “armas encima”, pero que los vecinos suelen estar armados “porque es una zona insegura”. “Esta noche va a haber mucha acción”, dijo entre sonrisas. Apostado sobre la reja, un joven amedrentó a los “ocupas”: “Los vamos a hacer correr”.

Pasadas las 18.30, y con similar lógica a los hechos del viernes en el Indoamericano, un grupo de jóvenes, con palos, piedras y alguna arma de fuego que se pudo ver, llegó por la calle Santander desde Rucci. A partir de ese momento, comenzó un intercambio de piedras, botellas y palos. También, según las personas que toman el predio, se efectuaron algunos disparos hacia el interior del club. “Los vecinos no somos esos”, gritó una señora que se manifestaba de forma pacífica en alusión a los infiltrados.

En medio de la lluvia de piedras, los agresores comenzaron con el cántico anti-ocupación: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Además de agredir a las familias que estaba dentro del club, se encargaron de empujar y amenazar a los periodistas y camarógrafos. De nuevo tiraron piedras y golpearon los móviles televisivos.

Luego de pasar varias veces por la zona, la Policía Federal desembarcó con un carro hidrante, cinco carros de infantería y diez móviles de las seccionales 42 y 48. “Vinimos a calmar los ánimos”, indicó el subcomisario Bachman, de la 48.

Informe: Leonardo Rossi.

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