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México: sincretismo cultural en celebración de Año Nuevo
Por Fuente: Prensa Latina / Cuba - Monday, Jan. 03, 2011 at 3:04 PM

Por Nubia Piqueras Grosso

México, 31 dic (PL) Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo se impuso una nueva forma de contar los días y festejar la llegada de un nuevo año, donde el sincretismo cultural también está presente en México.

El actual almanaque de 365 días, impuesto en 1582 por el Papa Gregorio XIII, contempló la costumbre ancestral de celebrar el fin de año el 31 de diciembre, que en el hemisferio norte coincide con el solsticio de invierno.

No obstante, las culturas prehispánicas más importantes como la mexicana ya tenían sus propios sistemas para medir el tiempo, teniendo como base los ciclos del Sol y la Luna.

El antiguo calendario mexicano celebraba el inicio del nuevo ciclo a una hora diferente. Los años Tochtli o Conejo principiaban al amanecer, los Tecpatl o Pedernal comenzaban al atardecer, los Calli o Casa a la media noche, en tanto los años Acatl o Carrizo arrancaban al mediodía.

Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), los anuarios más exactos creados por el hombre antiguo fueron los de los mayas, zapotecas y aztecas, con meses cortos y ajustes de tiempo que permitían mayor exactitud, además de evitar los llamados años bisiestos.

En estas comunidades existieron varios calendarios hasta llegar al actual: el gregoriano, el cual tiene a las mediciones solares como un punto en común con el de los indígenas. No obstante, todavía algunos festejan el fin de año a partir de sucesos trascendentales como el cierre del ciclo agrícola, tal y como lo hacían sus ancestros.

Otros pueblos originarios, como los zapotecos del Istmo, celebran sus veladas, calendas y tiradas de frutas con dos manifestaciones peculiares: el regalo de los Tanguyu y la elaboración de El viejo, documenta la CDI.

Esta tradición coincide con antiguos ritos paganos europeos y consiste en elaborar una figura en representación del año que termina, la cual se quema en una pira para dejar atrás los viejos problemas. Tres días antes, el muñeco estuvo frente a una casa con un recipiente para recabar dinero que se emplea en cohetes y golosinas.

Mientras el Tanguyu radica en regalar a niños y niñas caballos con jinetes, figuras de barro, muñecas con faldas de campana con bebés en los brazos y canastas de frutas sobre la cabeza, ollas, molcajetes y platos diminutos para ellas.

Muchas son las formas en que los mexicanos dicen adiós a un año y reciben al otro, de acuerdo a las costumbres de cada región; pero en la vida moderna no pueden faltar las posadas navideñas, especies de comida que se realizan casi desde inicio de diciembre con el aporte de todos, así como el rompimiento de piñatas.

Tampoco pueden estar ausentes la música, las comparsas, las danzas, los fuegos artificiales, los personajes simbólicos y las famosas uvas, que en docena cada miembro de la familia come mientras pide sus deseos justo cuando las manecillas del reloj marcan las 12 de la noche.

Pese al manto de la modernidad que cubre los vestigios de las antiguas civilizaciones, en las ceremonias festivas mexicanas aún palpitan los rasgos tradicionales y la historia de una nación, que en esta ocasión le dará la bienvenida al 2011 en el monumento a la Revolución, justo en el año de su centenario.

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