Julio López
está desaparecido
hace 6424 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

"La seguridad" fusilan a pibe en Santa Rosa
Por Desayunador Comunitario Villa Germinal - Friday, Jan. 21, 2011 at 3:49 PM
desayunadorvg@yahoo.com 02954-15-529-712 Santa Rosa La Pampa

Fusilan a pibe en Santa Rosa, La Pampa. Organizaciones de derechos humanos y el desayunador Villa Germinal reclaman justicia.

La versión del diario conservador de la pampa “La arena”

LA ARENA

Rolando Payela habría manifestado que estaba "cansado" de que los menores le robaran, pero para demostrar que no tuvo intención de tirar, remarcó que entregó el arma y llamó a la ambulancia.

El hombre que el lunes le disparó en la cabeza a un menor de 14 años, durante un robo, declaró ayer en la justicia y ratificó que el tiro se le escapó accidentalmente. Sin embargo, fuentes de la investigación indicaron que hay dos testigos que dieron "una versión absolutamente diferente". El victimario, de 36 años, permanece detenido en la Seccional Segunda aunque le levantaron la incomunicación, y el chico continúa internado en el hospital Lucio Molas en gravísimo estado.

Rolando Gabriel Payela (y no Raimundo), un empleado municipal que está adscripto en la Subsecretaría de Trabajo y que además es mecánico, fue trasladado por la mañana a la Ciudad Judicial, donde prestó declaración en el Juzgado de Instrucción 7, en una de las salas que sufrió las consecuencias de la explotación de un caño de agua caliente (ver aparte).
El hecho conmocionante ocurrió el lunes a las 12.45 en Tartaglia y Posta de Yatasto, en el barrio Plan 3.000 de la Zona Oeste Quintas. Un joven de 17 años -estaba junto a otro de 18 y al de 14- intentó robar un cuentavueltas del Renault 12 que permanecía estacionado sobre Tartaglia frente al taller del detenido. De acuerdo a la versión oficial, Payela vio al menos a dos de ellos (sería a los dos más chicos) cuando fue a cerrar una reja y salió a perseguirlos. Cuando alcanzó al más pequeño, le habría apoyado el revolver calibre 32 en la cabeza, sobre el parietal derecho debajo de la oreja, y gatilló.

Indagatoria.

Las fuentes consultadas por este diario dijeron que Payela reiteró en el tribunal que se trató de un accidente. El hombre habría dicho que, "cansado" de que los menores le robaran, salió de su vivienda, intentó "manotear" algo a la pasada (que terminó siendo el arma) y que, luego de correrlo, alcanzó al chico agarrándolo de la mochila. En ese momento supuestamente hubo un forcejeo y fue cuando le tiró a escasa distancia. El victimario, siempre según fuentes de la investigación, pensó en un primer momento que solamente lo había rozado cerca de la oreja ya que el chico permaneció lúcido algunos minutos donde le llegó a decir su nombre: Christian. Pero cuando Payela se dio cuenta lo que realmente había hecho, llamó a la ambulancia y permaneció junto al menor, que estaba tirado en el piso.
Con estos dos últimos detalles, y el haberle entregado el revólver a la policía, el victimario buscó demostrar con pruebas que en ningún instante pensó en disparar.

Sin embargo, los mismos voceros contaron que hay dos testigos que entregaron "una versión absolutamente diferente", aunque esas declaraciones fueron tomadas por la policía y no por la jueza Florencia Maza. ¿Cuál es? Que el mecánico ya había amenazado anteriormente a algunos de ellos, que la persecución se extendió por más de una cuadra y que existen dudas sobre la hipótesis del disparo accidental.

El arma.

Otra situación que complica al acusado es que un revólver calibre 32, como la utilizada en este caso, es un arma de las llamadas "de doble acción". ¿Qué significa esto? Que no se dispara con una presión simple del gatillo, sino que se lo debe presionar "a fondo". Los dos primeros tercios del recorrido del gatillo sirven para que el percutor se amartille, y el impulso final es para que dispare. En todo caso para que el arma de fuego se dispare al simple accionar, debe estar amartillada manualmente. "Es difícil que se te escape un tiro con un revólver así", especificó una fuente con conocimientos sobre armamento.

Mientras tanto, el menor baleado permanecía anoche en estado gravísimo y con pronóstico reservado, debatiéndose entre la vida y la muerte, después de que el lunes fuera operado durante tres horas en el hospital. El chico está internado en Pediatría en coma farmacológico, "hemodinámicamente inestable", y con el proyectil aún alojado en el cráneo. Según fuentes del centro de salud, el principal inconveniente no es el lugar donde quedó alojado -en la zona de la nuca- sino el daño que provocó al ingresar.
Con relación a la otra causa penal abierta -la del intento de robo-, no hubo avances, más allá de que el menor de 17 años fue notificado de que está imputado en ella. El de 18, en cambio, sólo sería testigo, según voceros policiales, porque Payela no lo habría señalado como presunto ladrón. El cuentavueltas fue arrojado durante la huida de los jóvenes.

Lo que también quedó confirmado ayer es que el R12 no era del agresor como había trascendido en un momento, si no de un amigo que se lo había dejado para un arreglo. El vehículo fue trasladado por la Brigada de Investigaciones a un lugar no determinado. Mientras tanto, la vivienda particular de Payela, que el lunes había sido apedreada, mostró por segundo día una fuerte custodia policial.

Destrozada.

Adriana, la madre de Christian, habló ayer brevemente con LA ARENA mientras permanecía en el hospital. Pidió aclarar que vive junto a su hijo y que él circunstancialmente residía en la calle Chacabuco con su tío porque “necesitaba un poco de disciplina”, y no porque no podía mantenerlo. Muy acongojada, señaló que el chico no fue el año pasado a la escuela, que no tiene antecedentes y que ésta es la primera vez que ingresa a un hospital, pero que es un buen chico. La mujer, cuando ocurrió el hecho, regresaba desde Buenos Aires. “Tengo todo el deseo de que salga de esto”, se esperanzó, aunque reconoció que está en una situación muy difícil.
La desolada madre, de 30 años, explicó que “no sabe a ciencia cierta cómo fue el hecho en sí”, ya que escuchó muchas versiones diferentes, pero los médicos le informaron que, además del disparo, su hijo tenía varios golpes en el estómago.

Al ser consultada por las amistades del joven baleado, la mujer dijo que “no conozco los otros dos muchachos, pero sé que Chirstian solía salir mucho de noche y que se juntaba con personas que lo llevaban por mal camino. Por eso lo mandamos con su tío, para que esté más controlado”.
Adriana tiene seis hijos más.

_____________________________________________________

La versión del diario “el diario de la pampa”

"Les decía que los iba a matar ahí nomás, mientras les apuntaba con el revólver"

20 de enero 2011

El Diario tuvo acceso exclusivo a la denuncia que presentó la madre de Cristian Ezequiel y al relato de dos testigos de parte del hecho que se le imputa a Rolando Gabriel Payela. Abonan la hipótesis de la persecución y la ejecución a sangre fría.

El Diario tuvo acceso a una copia de la denuncia que presentó este jueves Adriana Inés Farías, la madre de Cristian Ezequiel, en el Juzgado de Instrucción Nº7, a cargo de María Florencia Maza. La mujer estuvo acompañada del abogado querellante,José Fernández. También accedió a la copia de la declaración en la policía del amigo de la víctima, concidente con lo expresado en la denuncia.
El texto completo de la denuncia, con la reserva de los nombres de los testigos, es el siguiente:

* “Conforme he tomado conocimiento en forma parcial... siendo aproximadamente las 12.30 mi hijo menor se desplazaba caminando frente a la vivienda del hoy denunciado e imputado en la presente causa en compañía de un amigo suyo, A.A.A, en tanto que unos metros delante de ellos también se desplazaba otro menor, G.G. En dicha oportunidad el hoy denunciado, a bordo de una moto egresa de su domicilio y emprende una persecución contra el citado en último término, no sin antes advertir la presencia tanto de mi hijo menro como así de su amigo, a quien en esa oportunidad no les efectuare manifestación alguna”.

* “Tanto mi hijo como su amigo continuaron su camino y se dirigieron hacia el domicilio de una tía del último de los nombrados, M.J .R., en donde se detienen solicitándoles a la última de las nombradas que les convidase un vaso de agua”.

* “En la vereda, siendo aproximadamente 12.40 horas, se apersona en el lugar, siempre a bordo de la moto, el hoy imputado, quien desciende del rodado ya portando un revólver, quien de inmediato comienza a proferir toda clase de insultos y amenazas tanto a mi hijo menor como a su amigo acusándolos de que alguno de ellos le había sustraido un objeto de su propiedad y teniendo el percutor del revólver desmontado”.

* “La señora quiso interceder a efectos de que depusiere su actitud lo que le valió que este último también apuntare contra ella y le manifestare que si ella se metía los iba a ‘cagar matando’ a los tres en ese mismo lugar”.

* “Siempre en la vereda del domicilio, Payela, quien en forma permanente apuntaba con el revólver que portaba a las tres personas ya citadas, le exigió a Cristina que vaciare el contenido de una mochila color azul que él mismo llevaba, a lo cual mi hijo accedió habida cuenta del tenor de las amenazas, procediéndola a vaciar íntegramente, y comprobando el hoy imputado que no había objeto alguno de su propiedad, sino solamente ropa”.

* “No obstante ello, continuó con sus amenazas diciéndoles a mi hijo y a su amigo ya mencionado que los iba a matar ahí nomás, mientras les apuntaba con el revolver, y cada vez que la señora quería intevernir, era objeto de idéntico proceder por parte del hoy imputado”.

* “En un momento dado, ysin que mediare explicación alguna, Payela les expresa tanto a mi hijo como a su amigo que uno de los dos iba a tener que ír con él en la moto, ya que de lo contrario en ese mismo lugar los mataría al igual que a la señora, observando siempre la conducta antes señalada, y luego de ello tomó de un brazo a mi hijo, lo ecañonó con el revolver y lo obligó a subir con él a bordo de la moto, al tiempo que no cesaba de apuntar con su revolver a las restantes dos personas. Cuando fue obligado a subir a la moto, mi hijo Cristian llevaba consigo la mochila, respecto de la cual, hasta ahora, no se ha tenido noticia alguna”.

* “Inmediatamente que la moto en la que se desplazaba el hoy imputado llevando a mi hijo, A.A.A sigue a la moto corriendo, y permanece a media cuadra del domicilio de Payela, no advirtiendo en principio la precensia de Cristian ni del imputado en el exterior de dicha vivienda. Sí escuchó antes de llegar al lugar la detonación de un disparo y luego si alcanza ver que Payela del interior de su vivienda sacaba a mi hijo Cristian, para luego tirarlo al piso mientras apretaba la cabeza de este último contra el suelo, mientras que Cristian sólo se agarraba la cabeza con sus manos".
* "En un momento dado Payela deja a mi hijo tirado en el piso, ingresa a su domicilio para inmediatamente egresar del mismo con una botella (aparentemente de sidra) cuyo líquido procede a derramar contra Cristian para luego dejar el revolver próximo al cuerpo de mi hijo, observando luego de ello que, casi en forma inmediata, se hace presente en el domicilio de Payela, llega, la policía”.

GATILLO

Juan Carlos Martínez
20 de enero 2011

El gatillo fácil no es un recurso habitual que sólo lo pone en práctica la policía. Buena parte de la sociedad civil se ha ido armando al ritmo de la campaña del miedo impuesta por los grandes medios de comunicación, particularmente los canales de televisión.

Suficiente con detenerse en la lectura de diarios o en los informativos radiales y televisivos para escuchar una catarata de noticias y de advertencias sobre la llamada inseguridad, ese caballito de batalla que la derecha ha impuesto para crear la psicosis colectiva del miedo. Y como el miedo obnubila la mente y se extiende a la racionalidad humana, las personas que portan un arma de fuego no piensan en otra cosa que en usarla.

No hace falta ir a los Estados Unidos para corroborar el trágico efecto que tiene en ese país el uso de armas de fuego por parte de los civiles. Inmersos en la cultura de la guerra y otras formas de violencia, esos sectores no imaginan otra respuesta a determinados conflictos sociales que no sea por medio de las balas. Y así como ese país es líder en fabricar armas para ejercer dominio sobre el mundo entero bajo el signo de la muerte, el gatillo es el recurso común y corriente para la guerra doméstica.
El ciudadano que va a comprar un arma para defender su seguridad personal o familiar no lo hace por generación espontánea. Hubo un paso previo fundamental que influyó en esa decisión. La necesidad de armarse, primero entró por su cabeza. Le fue impuesta por una campaña sistemática que no le dejó más opción que la de apretar el gatillo frente a situaciones que pueden comprometer su seguridad personal o familiar.

En la Argentina no hemos alcanzado el nivel de los Estados Unidos, pero desde hace tiempo que los sectores más reaccionarios tratan de empujar a la sociedad civil hacia el mismo camino como si la seguridad de las personas pudiera resolverse a tiros.
Cuando aquel ingeniero Santos mató a dos pibes que le habían robado el pasacasete de su auto, el entonces presidente Menem analizó el grave suceso con pocas palabras que fueron toda una definición ideológica: "Habría que ponerse en la piel del ingeniero Santos" dijo el hombre que colocó a millones de argentinos en la mayor inseguridad.

Ahora, cuando hablamos de seguridad, ¿sólo nos importa la seguridad de quien sufre un robo menor? ¿No nos importa la seguridad de quien lo comete? ¿No deberíamos preocuparnos por ambos?
En todo caso, los que proclaman la muerte del ladrón de gallinas, esos que todavía sostienen la teoría de que hay que matarlos a todos, ¿están dispuestos a aplicar la misma condena al ladrón de guante blanco? Dicho de un modo más claro, ¿aplicarían la pena de muerte de oficio que aplican a los pobres a los grandes estafadores de la sociedad? ¿A los banqueros que se quedan con los ahorros de la gente? ¿A los políticos que hacen de la corrupción un culto? ¿A los sindicalistas que compran campos, hoteles y mansiones de lujo? ¿A los insaciables empresarios urbanos y rurales que sólo piensan en incrementar su patrimonio bajo el viejo lema de vacas gordas, peones flacos?

Lo peor que nos puede pasar a los argentinos es quedar en manos de la cultura del gatillo creyendo que el único remedio que tenemos para curar nuestros males es la justicia del plomo y no la justicia de la distribución equitativa de la riqueza.

El Desayunador dice:
“Ya no hay dolor
mañana va a ser un gran día nos vamos a mirar las caras entre todos”
Dice una canción de la banda uruguaya “No te va a gustar”.
“El chanchi es un chico que viene al Desayunador, juega a la pelota, toca la murga, es divertido, carismático, nunca falto el respeto a nadie. Te encaraba todo el tiempo como para pelear y siempre se terminaba haciendo el gil, (jodiendo porque nunca peleaba)” decimos con los chicos, los que lo conocemos de serca…

¿Como se hará para mirar la cara de un chico baleado, abandonado por la sociedad, por el estado, por todos nosotros? Muerto en manos de un señor al que los discursos sobre inseguridad y un aparente cansancio de que le roben hizo que busque a un “delincuente de 14 años” (digamos, un chico que jugaba a robar)(14 años vale el dato), lo lleve hasta un lugar, le ponga su revolver calibre 32 en la cabeza y tire del gatillo, antes de rociarlo con sidra para que la policía crea que estaba borracho.
¿Como hacemos para mirarlo sin sentirnos un poco culpables como pueblo de santa rosa, como vecinos?

Como hacemos ahora con este pibe que es la expresión de tantos chicos que están a la deriva, sin mas cobijo que a algún interesado por su bienestar, que le proponga leche, algunos ejercicios creativos y murga (que es lo que hacemos en el Desayunador) para distraer por un momento y intentando cambiar, una realidad que es dolorosa y de tantos, pero tantos que son baleados todos los días por una sociedad hipócrita y desinteresada que no piensa en nada mas que en su propiedad privada, cada cual en lo suyo y así estamos. Un estado ausente que no tiene políticas y, mucho menos acciones, para la niñez y la juventud y los abandona a la suerte violando los derechos humanos, los derechos del niño, la constitución nacional y tantos tratados internacionales.

Una cabeza formada por los medios masivos de comunicación que deforman las ideas al punto de creer que un chico es peligroso. Un aval desde lo judicial para cometer estos crímenes, ya que pasó con Cristian Azcona, y pasa a diario con la violencia policial que se sufre en los barrios. Sin ir más lejos, la policía tiro balas de goma cuando, los vecinos, en una reacción espontánea de bronca e impotencia, apedrearon la casa de Rolando Payela el ejecutor.

¿Qué hubiese hecho usted señor, usted señora, si su hijo, su nieto, hubiese estado jugando en la calle y un tipo, como cualquiera, le revienta la cabeza de un balazo? Quizá lo primero que se piensa es que “a mi hijo no le pasaría porque sé donde está y en que anda” Los chicos son impredecibles y están llenos de energía y ganas de experimentar con todo…

Los vecinos vieron todo, la gente reacciona, la gente tiene sentimientos. No se puede pensar en frío cuando acaban de balear a un pibe querido en el barrio, con una sonrisa de ángel.
La cuestión pasa ahora por dónde se sigue y qué tan impunes quedan estas cosas.

¿y si nos molesta qué hacemos?
Chanchi: “Mientras vos seguis dormido, nosotros nos despertamos cada vez mas, pensando en vos y haciendo, para que estas cosas no pasen mas.”

Desayunador Comunitario de Villa Germinal

agrega un comentario